Para entender el texto que hemos comentado, es necesario enmarcarlo en dos contextos: uno, ceñido al propio autor y sus obras; el otro, más amplio, atiende a su época y a la historia de la filosofía.
Respecto al primero, hay que considerar dos aspectos: (1 a) la obra concreta de que se trata, con su problemática particular; en este caso, la crítica a los filósofos y a su idiosincrasia; y (1 b) la vida, obras y evolución del pensamiento de Nietzsche, para poder enmarcar el texto comentado en su obra y momento evolutivo. Respecto a la historia de la filosofía, también hemos de atender a dos aspectos: (2 a) la época en que vivíó el autor, pues es el marco general de sus obras, estilo y problemas, y (2 b) luego es conveniente hacer alguna alusión al influjo del autor, pues eso está presente en el modo en que leemos sus textos. 1 a) Comencemos situando nuestro texto en el marco de la obra a que pertenece. La obra es El crepúsculo de los ídolos o cómo se filosofa con el martillo, su último libro, que vio la luz a los pocos días de que sufriera el colapso mental. Mientras estaba trabajando en La voluntad de poder, de la que pensaba que sería su obra definitiva, decidíó entre 1887 y 1888 hacer un compendio de su filosofía aprovechando sus numerosos apuntes. El resultado fue El crepúsculo de los ídolos. Él mismo escribe que es una especie de inicio al conjunto de su filosofía: “Ahí –dice– están mis heterodoxias filosóficas esenciales”. Ídolos quiere decir verdades admitidas habitualmente: Nietzsche se propone fustigar todo lo que se entiende por verdad, ya que la verdad es, para él, la forma más clara de la decadencia, del rechazo de la vida. El subtítulo, cómo se filosofa con el martillo, responde a la idea de la filosofía de la sospecha: Nietzsche “hace preguntas con el martillo” para escuchar como esos ídolos resuenan con “aquel sonido hueco que habla de las entrañas del aire”. De este modo, en esta obra, Nietzsche ataca toda religión (cristianismo, hinduismo, confucionismo…), a los escritores (incluidos los ROMánticos), los músicos (incluido Wagner), las doctrinas político-sociales (liberalismo, socialismo y anarquismo) y muy especialmente critica e insulta a casi todos los filósofos (Parménides, Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca, Spinoza, Pascal, Descartes, Kant, Rousseau, Comte, Spencer, Stuart Mill, incluso a Schopenhauer). De ellos,apenas salva a Heráclito, Maquiavelo y Hegel. De la realidad lo único que aprecia son las apariencias, las pasiones y los instintos.
El texto que comentamos recoge la esencia de la crítica de Nietzsche a los filósofos. 1 b) La vida de Nietzsche está totalmente vinculada a su proyecto filosófico (crítica a la cultura occidental), y en función de él podemos establecer etapas y clasificar sus obras. Nietzsche nacíó en 1844 en Röcken (Sajonia prusiana), en el seno de una familia protestante: su padre era pastor luterano y preceptor privado. Estudió en el reconocido Instituto Pforta donde recibíó una formación literaria –con especial estudio de los clásicos griegos y romanos–, poética y musical. Se graduó en 1864 y comenzó los estudios de teología en la Universidad, pero los abandonó para dedicarse a la filología. En 1865 leyó Schopenhauer y Lange (filósofo materialista), que ejercieron gran influencia sobre él. Antes de terminar la carrera, recibíó la propuesta de ser nombrado Catedrático de Filología en la Universidad de Basilea. Comenzó así su primer periodo (1869-76) o periodo ROMántico, caracterizado por obras filológicas y de inspiración ROMántica (mitología, folklore, espíritu del pueblo). La metáfora dominante es la contraposición entre Dioniso y Apolo: el arte como medio de penetrar en la realidad, en el fondo pasional del ser humano. Pertenecen a este periodo El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1872), La filosofía en la época trágica de los griegos (1874) y Consideraciones intempestivas (1873-76). Por dificultades de salud y profesionales, entró en crisis en 1879, hasta el punto que renunciar a la docencia. Comenzó entonces su breve segundo periodo (1877-82), que podríamos llamar cientifista e ilustrado, pues está influido por el positivismo inglés y la Ilustración francesa. Rompe con Wagner y abandona Schopenhauer. Presenta un pensamiento antimetafísico y defiende un conocimiento lúcido y libre. Destacan sus obras Aurora (1881) y La Gaya ciencia (1882).
Su tercer periodo (1883-89): crítica a la cultura occidental. Es el más carácterístico y desarrolla sus temas más importantes: Así habló Zaratustra (1883- 85), en donde su estilo y pensamiento alcanzan su madurez. Ahí expone sus ideas sobre el superhombre y la transmutación de los valores. Otras obras de este periodo son Más allá del bien y del mal (1886), Genealogía de la moral (1887) y El crepúsculo de los ídolos (1889). En 1888 redactó Ecce homo, una autobiografía,
publicada póstumamente, de gran importancia para la interpretación de su obra. En 1889 fue internado en un psiquiátrico, tras sufrir un colapso mental, del que nunca se recuperaría. Murió en 1900, en Weimar (Turingia). 2 a) Sólo es posible entender la filosofía de Nietzsche en su contexto histórico (s. XIX): la primera industrialización ya había tenido lugar en Europa y estaba en marcha la segunda. El desarrollo económico se había realizado frecuentemente a costa del trabajo y de la vida de mucha gente (la llamada clase obrera). Esto había originado una clase alta, notablemente enriquecida, pero carente de valores morales. Como reacción a la nueva estructura social habían surgido los socialismos, que luchaban contra el elitismo y propónían una nivelación igualitaria. Esta situación propició el auge de las ideologías: el pensamiento al servicio de intereses de clase, económicos, sociales, etc. Consecuencia de esa situación, es el nacimiento de las filosofías de la sospecha (Marx, Nietzsche, Freud), que denuncian que detrás de las grandes construcciones filosóficas se encierran intereses inconfesables. Dicho de otro modo, acusan a la filosofía de haberse convertido en ideología. El pensamiento de Nietzsche pertenece a este grupo de filosofías de la sospecha, centrado, en este caso, en una crítica a la cultura occidental en bloque, al igualitarismo socialista y, sobre todo, a la filosofía. En efecto, para Nietzsche la filosofía griega (aliada luego con el cristianismo) es el elemento
principal de la civilización occidental y el origen de todos sus males. Precisamente el texto que comentamos se centra en la crítica nietzscheana a la filosofía. Por último, es importante señalar que el movimiento ROMántico ya había triunfado totalmente en Europa. La idea de una superación de la racionalidad a través de los sentimientos y las dimensiones irracionales del hombre estaba en plena vigencia. La universalidad de la razón era postergada a favor de los nacionalismos, el espíritu del pueblo y la mitología. El rigor conceptual y la exposición demostrativa eran desechadas, pues se prefería la exaltación poética, la musicalidad, la retórica efectista. Por eso, el estilo y la obra de Nietzsche son fundamentalmente de carácter literario. No forja un sistema de pensamiento, ni expone sus ideas de modo sistemático y conceptual, ni tampoco hay una refutación argumentada de las ideas que rechaza, sino que exhibe sus pensamientos deslavazadamente, mediante un lenguaje personal y subjetivo, con aforismos breves y metáforas brillantes, que han pasado a la historia de la filosofía y de nuestra cultura: Dioniso, Zaratustra, el dragón, el egipticismo de los filósofos… La imaginación, el sentimiento, la retórica son sus argumentos, expuestos con ingenio y desenfado, ironía y sarcasmo. 2 b) Por último, mencionemos la influencia de Nietzsche en la historia de la filosofía y de la cultura. El influjo de este pensador ha sido enorme no sólo en filosofía, sino en muchos ámbitos del pensamiento y, sobre todo, en el modo en que muchas personas conciben hoy la vida, la verdad, las relaciones humanas, etc. Ciertamente su pensamiento no fue bien recibido al inicio y sólo fue considerado un filólogo interesante. Sin embargo, Heidegger dio lecciones durante 10 años (1936-46) sobre este pensador y las publicó en 1961 con el título Nietzsche. Esto contribuyó decisivamente a la consideración de Nietzsche como un gran filósofo y desde entonces no ha cesado de ser leído, comentado y estudiado. Para muchos, es considerado como la figura más representativa de la filosofía contemporánea y como el más importante “maestro de la sospecha”. Gran parte de la filosofía de la segunda mitad del XX depende de Nietzsche o directamente o leído a través de Heidegger. En concreto, ha influido en el existencialismo, el postestructuralismo y, sobre todo, la posmodernidad en todas sus variantes y pensadores (pensamiento débil, Vattimo, Rorty, etc.).