LA EVALUACIÓN
La intervención de los Trabajadores Sociales (TS) ante el asistido se produce en un momento de cambio para este. El TS no puede contentarse con ser un testigo pasivo de la situación del asistido. Para que ese papel de agente de cambio sea una realidad, los TS están obligados a definir, en estrecha relación con sus asistidos, lo que debe ser cambiado y hacia dónde debe tender ese cambio. La definición de los objetivos de cambio y la elaboración de un proyecto de acción son el resultado del proceso de evaluación.
El objetivo de la evaluación es proporcionar al TS una hipótesis de trabajo sobre la cual apoyar su intervención. El proceso de evaluación consiste en conocer, comprender y formular hipótesis; este proceso está presente desde el primer contacto con el asistido y dura hasta el final. Aprender a evaluar es indispensable para controlar el proceso de acción que se lleva a cabo con el asistido, definir los cambios que se quieren lograr, descubrir las fuerzas dinámicas y los frenos, y elegir los tipos de intervención que permitan lograr el proyecto de cambio.
Definición de términos
La mayoría de los autores en el campo del Trabajo Social distinguen dos secuencias:
- Comprender de qué y de quién se trata, y enunciar hipótesis de trabajo, a lo que llaman diagnóstico psicosocial, balance psicosocial, etc.
- Medir el camino recorrido en la acción, los cambios producidos, hasta qué grado se resolvieron los problemas, a lo cual llaman evaluación de los resultados, evaluación periódica o evaluación final.
CARACTERÍSTICAS DE LA EVALUACIÓN
a) La evaluación se centra en las dificultades que se deben resolver
La evaluación es una gestión operativa, es una herramienta para trabajar mejor. Para que la evaluación resulte utilizable en vista a la acción, ha de estar centrada en las dificultades que se deben resolver desde el primer contacto con el asistido, ya sea que se trate de un pedido del asistido, de la ejecución de un mandato legal o institucional. Si la evaluación no se encara de esta manera, se corre el riesgo casi cierto de verse paralizado durante mucho tiempo por el análisis y la investigación de los datos de la situación.
b) La evaluación es un proceso continuo y dinámico, es siempre provisorio
En esta realidad se inscribe el proceso de evaluación y, como esa realidad, la evaluación hecha por el TS cambia, evoluciona, se redefine en cada etapa, en cada encuentro, a la luz de cada hecho nuevo. Esta dinámica perpetua, fácilmente perceptible en la práctica cotidiana, es muy difícil de transmitir, de escribir, de expresar.
c) La evaluación es una diligencia subjetiva del TS
El TS trata, pues, de comprender. Esta comprensión se ubica en dos niveles: un primer nivel intelectual y un segundo nivel afectivo. La comprensión intelectual consiste en clasificar los hechos aportados por aquel, en relacionar los hechos sueltos de la situación, en vincular; en utilizar los conocimientos aportados por las ciencias humanas y sociales para clarificar y volver significativos los datos recogidos acerca de la situación y las personas.
d) La evaluación es una actitud ideológica
El modelo ideológico al que ese TS adhiere, es decir, las normas, valores y concepciones en los que cree y a los cuales trata de conformar sus actos, será orientado de manera muy diferente si el TS piensa que es un derecho de la mujer aceptar o rechazar un embarazo, o si cree que el aborto es un atentado contra la vida de un futuro niño. El TS centrará su intervención en la ambivalencia de la mujer. Hay que añadir que la concepción ideológica del TS es interdependiente con la ideología dominante en una sociedad dada en un momento histórico determinado. Los TS están tan influidos por esos cambios como cualquier otra persona, si no más. La evaluación, por lo que ella testimonia, pone en evidencia su aspecto ideológico inevitable, permite trabajar mejor sobre el cuestionamiento de la ideología y de los valores.
e) La evaluación es compartida con el asistido
La evaluación nos permite enunciar hipótesis de trabajo; estas, por definición, se confirman o se invalidan. Esta confirmación o invalidación por el asistido mismo puede obtenerse ya sea mediante la confrontación con los hechos y la evolución ulterior de la situación. Compartir la evaluación con el asistido tiene otras características: a veces tratamos de obtener confirmación de nuestras hipótesis, pero otras veces intentamos llevar al asistido a profundizar su propia comprensión de los hechos; a menudo utilizamos los dos procedimientos.
DIFERENTES TIPOS DE EVALUACIÓN
Existen dos clasificaciones de evaluación social: en la primera se establecen los diferentes tipos de evaluación según el contenido de ésta; en la segunda, según el momento de desarrollo de la acción en el tiempo.
A) Clasificación según el contenido
1. La evaluación dinámica
Se centra en la dinámica del presente, es decir, en las fuerzas que entran activamente en juego en el complejo persona-problema-situación. Esta evaluación trata de establecer de qué dificultad se trata, qué factores psicológicos, físicos o sociales contribuyen a crearla, qué repercusión tiene sobre el bienestar del individuo.
2. La evaluación clínica
Se centra en el funcionamiento psíquico de una persona, y para la autora corresponde al psiquiatra. Se trata de identificar los trastornos de la personalidad y de establecer la naturaleza de la enfermedad de la que ella padece.
3. La evaluación etiológica
Está centrada en las causas de las dificultades actuales y busca en la historia del asistido, no las causas inmediatas y recientes, sino las alejadas pertenecientes al pasado.
B) Clasificación según el desarrollo en el tiempo
Inspirándonos en esta clasificación, tratemos de destacar lo que se desprende de estos diferentes momentos de la evaluación.
1. La evaluación preliminar
Es la primera apreciación que se hace del asistido y de su situación. Es una primera respuesta -un poco intuitiva, aún muy impregnada más que de hechos-. Esta preliminar es necesariamente superficial y rápida, muy impregnada de impresiones indefinibles, de»olfato profesiona».
2. La evaluación operativa
Se utilizará para especificar los objetivos y elaborar un proyecto de intervención. Esta evaluación tiene lugar a medida que se desarrollan los primeros contactos y las primeras acciones. Representa el esfuerzo de comprensión del TS y sintetiza lo que este conoce acerca de la dificultad del asistido. Esta evaluación operativa requiere haber echado un vistazo general al problema. La evaluación operativa se elabora durante la acción y continúa incluso después de la redacción consignada en el legajo.
3. La evaluación de los resultados
Nos permite medir aproximadamente los cambios producidos y las finalidades que se lograron a partir de la solicitud del asistido o de los problemas que había que resolver. La evaluación de los resultados debería construir un automatismo profesional que sería a la vez una garantía de protección para el asistido y una garantía de desarrollo para el TS.
EL CONTENIDO DE LA EVALUACIÓN
Difiere notablemente según las circunstancias. Es a veces difícil encontrar puntos comunes entre dos evaluaciones de una misma situación social.
A) La institución a la que pertenece el TS
El contenido de la evaluación se modifica por la competencia de la institución social; en efecto, la institución -su competencia, la población de la que depende, su razón social- influye en la evaluación.
B) La solicitud o los problemas que se deben resolver
Focalizada en la solicitud o problema, la evaluación será diferente si el asistido tomó la iniciativa del encuentro con el TS o si este interviene por mandato legal. El punto de partida, cualquiera que sea, será el punto central alrededor del cual se elabora la evaluación.
C) La determinación del asistido
Fija también con precisión el nivel de realidad social que la acción va a tratar de transformar. La determinación del asistido depende en parte de las dos variables precedentes: la institución y la solicitud o el problema que se debe resolver. Pero la elección del TS mismo interviene en buena medida. Su elección depende de cómo evaluó la situación, y la evaluación que resulte va a depender de la elección que haya hecho acerca de quién es el asistido.
D) Las referencias históricas
Los TS oscilaron entre dos corrientes teóricas: en primer lugar, la corriente centrada en el ambiente y en todo el contexto de vida exterior a la persona del asistido. Esta corriente daba prioridad a aspectos tales como vivienda, higiene, nivel de instrucción, trabajo, recursos materiales.
LA INTERVENCIÓN CON LOS GRUPOS
Medios para favorecer la puesta en marcha de una reunión
- Son medios que faciliten el encuentro y el intercambio.
- Disposición del espacio y del mobiliario.
- Intervenciones para romper el hielo, para disminuir la intimidación: acoger, presentación inicial, ceder la palabra a los participantes (evitar introducciones explicativas extensas).
Intervenciones destinadas a favorecer la producción grupal
A) Clarificar los objetivos de la reunión y de las siguientes, respondiendo a la pregunta: ¿Qué queremos hacer?
Se tienen verbos de acción inmediata y verbos de acción no inmediata.
B) Organizar el grupo
Proporcionar herramientas de organización del grupo: organización del tiempo, organización del contenido, organización de la memoria del grupo.
C) Facilitar los intercambios
Corresponde a la facilitación de la comunicación.
- Nadie toma la palabra.
- Silencios.
- Digresiones.
- Miembros que hablan poco.
- Miembros que hablan mucho.
Estas intervenciones permiten superar las dificultades ligadas a las interacciones entre los miembros del grupo.
D) Facilitar la toma de decisiones
- El grupo se entrampa y le cuesta salir de la situación.
- Tiene que ver con la toma de decisiones.
El profesional procurará:
- Elaborar decisiones.
- Fijar decisiones.
- Ejecutar las decisiones tomadas.
E) Estimular la creatividad
- Facilitar la expresión creativa.
- Estimular en el grupo su capacidad de imaginar, de soñar, de esperar y después su capacidad de hacer.
- Uso de la técnica Brainstorming.
EL FIN DE LA INTERVENCIÓN
Constituye la última fase del método. TS y asistido han recorrido juntos un período significativo que llega a su término; se trata de separarse, de cerrar o de concluir el trabajo que los ha unido. Creemos que el fin de la intervención social es tanto final del proceso, forma parte de la metodología de intervención, es parte integrante de todo el esfuerzo de cambio.
Aspectos institucionales
Los organismos sociales no imponen ningún límite de duración, y el fin de la intervención del TS está casi siempre determinado por él mismo o por el asistido. Las contradicciones se perciben menos en los organismos que tienen un presupuesto para su financiamiento.
Diversas formas de fin de la intervención social
El fin de la intervención del TS puede tener lugar en cualquier momento del proceso de trabajo. En ciertos organismos es frecuente que la intervención cese por iniciativa del asistido después de una entrevista, a veces dos. Durante la intervención también puede producirse la clausura debido a que el asistido se muda o que el TS cambia de empleo.
Contexto relacional y afectivo del fin de la intervención
Tiene lugar en un marco psicológico particular. Esta fase de la metodología despierta, en efecto, numerosos sentimientos contradictorios cuando se trata de desligarse del compromiso y luego de terminar una relación interpersonal.
A) Para el TS
Despierta en el TS una ambivalencia muy grande. Es frecuente también que los TS experimenten una cierta culpabilidad hacia el final y se pregunten acerca de la eficacia de su intervención.
B) Para el asistido
La misma ambivalencia de sentimientos existe también en el asistido: a la satisfacción que provoca haber logrado mayor autonomía, se añade la tristeza de la separación. El fin de la intervención se aprecia a menudo como la confirmación de sus aptitudes y de los cambios en su situación; se percibe, pues, con placer.