La Filosofía de Platón
Influencia de Sócrates
Sócrates, figura destacada de la Ilustración ateniense en el siglo V a.C., dedicó su vida a la búsqueda de la verdad. Su método, basado en el reconocimiento de la propia ignorancia, lo llevó a interrogarse sobre el bien humano, la justicia, la felicidad y la virtud. Condenado a muerte por la acusación de corromper a la juventud, su trágica muerte influyó profundamente en Platón, quien lo consideraba el más justo de los hombres.
La filosofía de Sócrates se dividía en cuatro aspectos que ejercieron gran influencia en las decisiones platónicas:
- Concepción absolutista de la verdad y los valores morales: Sócrates y Platón se opusieron a los sofistas y su relativismo, defendiendo la existencia de verdades absolutas, objetivas y universales.
- Educación y dialéctica socrática: Platón adoptó la visión socrática de la educación, que se basaba en la ironía y la mayéutica, aunque cuestionó algunos de sus planteamientos. La dialéctica socrática, sin embargo, difiere de la dialéctica platónica.
- Búsqueda de definiciones esenciales: Sócrates buscaba características comunes a todos los valores para distinguirlos. Platón transformó estos conceptos en realidades inmateriales: las Ideas.
- Intelectualismo moral: Para Sócrates, la virtud reside en el conocimiento, basándose en que la virtud es conocimiento, el vicio es ignorancia y nadie obra mal a sabiendas. Platón aplicó este principio al ámbito político, proponiendo un gobierno de filósofos como la mejor forma de alcanzar la justicia. Para ello, fundó La Academia con el fin de formar a estos gobernantes, considerando la filosofía como una «medicina política».
El Alma Humana según Platón
Influenciado por los pitagóricos, Platón defendía una concepción dualista del hombre: cuerpo (material y mortal) y alma (inmaterial e inmortal). Además, estableció una división tripartita del alma:
- Alma racional (nous, logos): Inmortal, inteligente, de naturaleza divina y ubicada en el cerebro.
- Alma agresiva (thymós): Fuente de pasiones nobles como la valentía, situada en el pecho y mortal.
- Alma apetitiva (epithymía): Fuente de pasiones innobles como la lujuria, situada en el abdomen y también mortal.
Para Platón, el alma racional es inmortal, divina y semejante a las Ideas, lo que le permite conocerlas. Además, está sujeta a sucesivas reencarnaciones. El cuerpo, en cambio, es un obstáculo para el alma, arrastrándola con sus pasiones e impidiendo la contemplación de las Ideas. Por ello, la muerte se presenta como la mejor opción para el filósofo, y la filosofía como una «preparación para la muerte».
La Dialéctica Platónica
En los primeros diálogos de Platón, la dialéctica se asemeja al método socrático de preguntas y respuestas. Sin embargo, a partir de La República, experimenta una transformación, convirtiéndose en el procedimiento para acceder al «mundo inteligible» y conocer la relación entre las Ideas.
En el libro VI de La República, Platón diferencia el método del matemático y el del dialéctico:
- Matemáticas: Método discursivo descendente, partiendo de una hipótesis y deduciendo conclusiones con ayuda de imágenes visibles.
- Dialéctica: Método discursivo ascendente, utilizando hipótesis como «peldaños» para llegar a un principio no hipotético, sin recurrir a imágenes. Asciende de una Idea a la Idea suprema, que en La República es la Idea del Bien, considerada el «sol del mundo inteligible».
Finalmente, el dialéctico desciende desde la Idea suprema, encadenando las demás Ideas y logrando una «visión sinóptica» del Mundo inteligible.
La Idea del Bien
Frente al relativismo sofista, Platón defiende la existencia de esencias inmateriales y eternas, las Ideas, que se corresponden con conceptos como la Belleza o la Justicia en sí mismas. Estas Ideas están jerarquizadas, siendo la Idea del Bien la suprema. De ella dependen las ideas éticas, estéticas, matemáticas y, finalmente, las Ideas de las cosas.
La Idea del Bien es la causa de todas las Ideas y las cosas, siendo la base de toda la realidad. Platón la compara con el Sol, ya que ilumina y da ser a las demás Ideas en el mundo inteligible, al igual que el Sol es el origen de la vida en el mundo visible. Aquellos que alcanzan el conocimiento del Bien mediante la dialéctica se convierten en los gobernantes ideales.