La Filosofía de Santo Tomás de Aquino: Ética y Política


La Filosofía de Santo Tomás de Aquino

1. Ética

En sintonía con Aristóteles, Santo Tomás de Aquino propuso una ética teleológica, en la que todo lo creado tiende a un fin o bien propio. Efectuó un amplio análisis de las virtudes como el camino que conduce al fin del ser humano. Completó su análisis de la conducta humana con el concepto de ley.

Los actos humanos y el fin último

Según Aquino, el hombre es capaz de encaminarse libremente hacia su fin. Gracias a sus facultades intelectuales (inteligencia y voluntad), el hombre goza de libertad y es dueño de sus actos. El ser humano es el único animal que conoce los fines que persigue y decide encaminarse o no hacia ellos. El hombre puede elegir el fin que es bueno para él, pero también puede decidir actuar en contra de su naturaleza. La libertad significa que el ser humano puede querer o no dirigirse hacia el bien, pero lo que no puede es decidir lo que es bueno, ya que la perfección que le es propia está inserta en su modo de ser (esencia o naturaleza) tal como ha sido creado por Dios.

Teniendo en cuenta la realidad de la libertad humana, Aquino distingue entre actos humanos, realizados con inteligencia y voluntad, y actos del hombre, que no dependen de su libertad (la digestión). Solo los actos humanos son objeto de estudio de la ética, puesto que solo ellos son susceptibles de responsabilidad moral, es decir, de mérito o demérito.

Aquino trató de identificar el fin último para el ser humano: aquel que no es medio para conseguir ningún otro y al que todos los demás fines se subordinan. Ese fin último es Dios mismo, cuya contemplación es la felicidad o bienaventuranza del hombre. La bienaventuranza perfecta y verdadera es un fin sobrenatural y está reservada para después de la muerte. En la existencia terrena, la felicidad solo se puede obtener de un modo imperfecto.

Ley eterna, ley natural y ley positiva

La ley es una ordenación de la razón, dirigida al bien común de una comunidad y promulgada por una autoridad legítima, sea ésta humana o divina. Aquino distinguió tres tipos de ley: eterna, natural y positiva.

  • Ley eterna: El gobierno de la razón divina sobre el universo, en cuanto ordena los movimientos de todas las criaturas hacia sus fines propios.
  • Ley natural: La ley eterna referida al ser humano, que participa de ella libremente por su inteligencia y su voluntad. La razón humana es verdaderamente legisladora porque participa de la razón divina: posee la capacidad de juzgar si las acciones son conformes o no con la naturaleza humana.
  • Ley positiva: Aquella que o bien es promulgada por el ser humano o bien procede de una especial intervención de Dios en la historia (la ley entregada a Moisés en el Sinaí).

Tres tipos de mandatos de la ley natural:

  • Primer principio: “El bien ha de hacerse y buscarse; el mal ha de evitarse”. En virtud de la diferencia moral entre el bien y el mal surge este primer principio de la razón práctica, en forma de mandato.
  • Preceptos primeros o principios comunes: Juicios de la razón práctica que dependen del primer principio. Son de tres tipos, según los tres tipos de inclinaciones naturales en el ser humano:
    • Mantener el ser o conservar la vida, por lo que la ley natural ordena defenderla.
    • Transmitir la vida, por lo que pertenece a la ley natural la unión entre varón y mujer y la educación de los hijos.
    • Buscar el conocimiento de la verdad sobre Dios y sobre él mismo y vivir en sociedad. Esto conlleva que la ley natural mande defender la verdad, respetar a los demás y proteger la honra de Dios.
  • Preceptos secundarios: Se apoyan en los preceptos comunes. Son más difíciles de conocer con certeza por la razón humana. La falta de desarrollo moral o cultural puede impedir su conocimiento por algún tiempo.

La ley natural se caracteriza por ser universal, inmutable e indeleble.

Las virtudes

Las virtudes son principios internos que facilitan al hombre la consecución de su fin último. Aquino concibió la virtud como un hábito operativo bueno, que perfecciona al sujeto y su acción. Disposición estable, que capacita para actuar con la razón práctica y hacia la bienaventuranza. Las virtudes sobrenaturales son: fe, esperanza y caridad. Las virtudes naturales son de dos tipos:

  • Virtudes intelectuales: Potencian las operaciones del entendimiento teórico o práctico.
  • Virtudes morales: Mueven al ser humano a la excelencia en relación con las inclinaciones de los apetitos sensibles y del apetito racional o voluntad; por medio de ellas, las facultades sensibles se ordenan a las racionales y se dirigen de modo habitual hacia el bien y la perfección. Las virtudes morales son:
    • Prudencia: Virtud intelectual y moral, permite la aplicación de los principios generales de la razón práctica a la situación concreta de manera que se elija la acción recta.
    • Justicia: Se asienta en la voluntad y promueve el bien del individuo, del prójimo y de la sociedad.
    • Fortaleza: Subordina el apetito irascible a la razón.
    • Templanza: Introduce el orden de la razón en la inclinación a lo placentero.

Las virtudes están íntimamente relacionadas con la ley natural. Si pertenece a la ley natural lo que el ser humano es por naturaleza y esta es racional, obra según la razón, y según la virtud. Por ello, los actos de las virtudes coinciden con los mandatos de la ley natural, ya que la razón obra virtuosamente. Los preceptos de la ley natural se fundamentan en la virtud, por lo que la moral no consiste en cumplir una serie de normas, sino en el autoperfeccionamiento a través de la vida virtuosa.

2. Política

Santo Tomás de Aquino afirma la naturaleza social del hombre y la necesidad de un gobierno que dirija la actividad de los ciudadanos hacia el bien común. Agregó que el fundamento último de la sociedad es Dios, pues la naturaleza humana ha sido creada por Él. El fin del Estado es procurar que la vida de los ciudadanos sea buena para que puedan alcanzar la felicidad. Distinguió entre el fin propio del Estado (bienaventuranza imperfecta) y el de la Iglesia (medios para la bienaventuranza perfecta y sobrenatural). Meditó sobre las relaciones entre Iglesia y Estado y las comparó con la fe y la razón.

El Estado debe gozar de completa autonomía en lo que corresponde al fin natural del ser humano, pero ha de subordinarse a la Iglesia en aquellos asuntos relacionados con el fin sobrenatural del mismo. Aquino rechazó el gobierno despótico y arbitrario. El bien común de los ciudadanos es el fin propio del Estado y debe regularse por la ley positiva, la cual debe defender. Si la ley positiva se aparta de la ley natural, entonces no es verdadera y los súbditos no tendrían obligación de obedecerla. Los gobernantes están sometidos a la ley de Dios expresada en la ley natural. La autoridad de los gobernantes proviene de Dios a través del pueblo; pero si abusan del poder se convierten en tiranos, y existe el derecho de deponer al tirano.

En cuanto a las formas de gobierno, Aquino distinguía tres buenas (monarquía, aristocracia y democracia respetuosa de la ley) y tres malas (tiranía, oligarquía y democracia demagógica). El peor es la tiranía y el mejor, la monarquía, que da unidad y conduce a la paz. Como es difícil que el monarca sea el mejor, propuso limitar su poder mediante magistrados elegidos por el pueblo.

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