Podríamos decir que el espectador es “engañado” por el autor que lo hace participar, en cierta medida, de la enajenación del protagonista, ya que el público ve lo que ve Tomás, y sólo descubre la realidad a medida que este la descubre. Solo al final del cuadro primero de la segunda parte el escenario se presenta como lo que de veras es: la celda de una cárcel, y a partir de este momento el espectador descubre que su percepción de lo que estaba ocurriendo en el escenario era tan falsa como la del protagonista; también el espectador ha creído que era “real” algo ficticio. Esto lleva al espectador a preguntarse si como Tomás, o como él mismo hace unos instantes, no estará viviendo en un error, en una “fundación”, tras la que se ocultan otras realidades.
Por medio de esta técnica dramática (efecto de inmersión) Buero denuncia lo equívoco de nuestra sociedad y busca la comprensión hacia el delator al que el público llegará a entender y perdonar. Son evidentes las referencias a La vida es sueño de Calderón.
Ahora bien, cuando la obra concluye vuelve a surgir toda la decoración de la idílica Fundación y la música de Rossini. Cuando el espectador sale del teatro sabe que todo está dispuesto para que la tragedia vuelva a empezar. En su mano está escoger y elegir si sigue en la “Fundación” o lucha contra ella en busca de la verdad.
En definitiva, el hombre debe dudar de la condición real o ilusoria de todo lo que le rodea; así Buero defiende la misma tesis que en otras muchas obras: la crítica es una necesidad constante del individuo para no caer en el engaño.
3.3.- Las acotaciones resultan un elemento clave en el teatro de Buero pues las suyas son obras destinadas a la puesta en escena más que a la lectura.
Las acotaciones más extensas se encuentran al inicio de cada una de las dos partes de La Fundación. La primera, que abarca más de dos páginas, describe meticulosamente el escenario irreal de la Fundación. Mientras que en las de la segunda parte, especialmente en las del segundo cuadro, se describe nítidamente el escenario de la cárcel. Así pues las acotaciones proporcionan información sobre:
• El espacio. La fundación de la 1ª parte se describe como una “vivienda funcional”, dominada por un ventanal desde el que se contempla un “maravilloso paisaje”. A pesar de los electrodomésticos (nevera, televisor, teléfono, una gran lámpara), el mobiliario (estanterías “de finas maderas”, “cinco acogedores silloncitos” y la cama “de línea moderna”), las figuras decorativas, los libros y el menaje exquisito (“finas cristalerías, vajillas, plateados cubiertos, finos manteles”),se aprecian ya algunos elementos discordantes
: la sensación de angostura, los muros grises, el suelo de cemento, la taquilla de hierro de pobre aspecto, los seis talegos y los tres bultos recubiertos por arpilleras.
En la segunda parte (1ª acotación)
desaparecen los elementos asociados al lujo y al confort (los silloncitos, los muebles de finas maderas, el menaje, los electrodomésticos).En la acotación del segundo cuadro desaparece el ventanal y todo el mobiliario. Solo se mantiene la cortina que oculta el retrete. Finalmente, en la de la p.142, se describe la celda con toda su crudeza cuando se eleva la cortina para mostrar el rincón que permanecía oculto, “sucio y costroso de humedad”, donde “no hay más que un retrete”.
• La música, ya que la obra comienza y acaba con Guillermo Tell de Rossini. Esta música, al comienzo, crea el ambiente adecuado para la presentación de una alucinación; mientras que al final deja el camino abierto a la esperanza y a la aparición de nuevas situaciones que afectan al espectador.
El idílico paisaje que Tomás cree ver a través de la ventana, remarcado por la música de Rossini, se conforma como un símbolo del fututo mejor.
• La pintura, que tiene como finalidad sugerir al espectador que algo raro está sucediendo, al producirse hechos inexplicables, incongruentes (como el que Tomás lea Terborch en lugar de Vermeer, o que no encuentre su cajetilla de tabaco), que van marcando el proceso de “recuperación”.
• La luz, irisada al principio y nítida, hasta llegar a resultar cruda, cuando se descubre la realidad de la cárcel.
• La descripción de los personajes y su vestimenta .Tomás es en la primera acotación “un mozo de unos veinticinco años, de alegre semblante, que usa pantalón oscuro y camisa gris” (p.45).En cambio, en la acotación que inicia el cuadro II de la segunda parte “Su pantalón gris es idéntico al de los otros; su blusa, por fuera” (p.136).
• Movimientos, gestos y tono de voz de los actores, en acotaciones, muy breves, intercaladas en medio de los diálogos. Sirvan como ejemplos las del final de la obra (p.171): “(Irónico)”, “(Se acerca y le oprime el hombro)”, “(Baja la voz)”, “(Levanta su rostro sonriente)”.