GENERACIÓN DE FIN DE SIGLO – CONTEXTUALIZACIÓN
A la hora de definir las características del fin de siglo nos enfrentamos a dos problemas:
- Multiplicidad de tendencias y escuelas que en la mayoría de los casos son contradictorias entre ellas.
- No todos los críticos están de acuerdo con el significado preciso de los parámetros que se utilizan para definir estas tendencias. No existe unanimidad.
Encontraremos dos etiquetas en la literatura española:
- Modernismo
- Generación del 98, caracterizada por la preocupación regeneracionista de la patria.
La Generación del 98 y el Modernismo nacen de una misma actitud: insatisfacción, deseo de rebelarse contra los parámetros estéticos imperantes en la época, y ansia de cambio.
Todos los artistas de fin de siglo se van alejando del racionalismo positivista y se sienten más identificados con la generación de los románticos. El espiritualismo es una de las reacciones características de la época.
Se busca en el hombre las pasiones más bajas. Encontraremos estas actitudes en las obras de jóvenes autores. Sin embargo, hay una diferencia entre estos nuevos autores y sus precedentes. Empieza con el fin de siglo una corriente irracionalista donde empieza la filosofía contemporánea
En el ámbito de la literatura hubo autores que vivieron una religiosidad angustiosa. El misticismo adopta diversas formas en esta época como la cábala, el espiritualismo, el ocultismo, el esoterismo. Todo esto dejó huella en los artistas finiseculares que experimentaban con los cambios entre la materia y el espíritu. Los artistas de fin de siglo reconocen una serie de relaciones entre el mundo sensible y el suprasensible que estarán en la base del simbolismo.
1.2 – PRERRAFAELISMO
Es un grupo de artistas atribuido a Dante Gabriel Rosetti, que inauguró esta breve tendencia desde 1849 hasta 1851. El nombre se da por la devoción que los artistas tenían por el arte medieval.
En estas características, se puede entrever un decidido propósito antirrealista. Hay una exaltación del reino interior. Aparecen en las obras una serie de descripciones de estampas y escenas que tratan de reproducir la expresión colorista de las miniaturas. En obras de Valle Inclán, de Darío o de D’Annunzio, vemos estas descripciones.
1.3 – PARNASIANISMO
Nace como reacción al Romanticismo de Víctor Hugo, contra el carácter de introspección y socialista que desarrollaban algunos autores del Romanticismo. El nombre de parnasianismo viene de la obra »El parnaso contemporáneo» (1866), los mayores poetas de esta corriente son anteriores, como Verlaine o Baudelaire.
Los exponentes de esta tendencia aspiran a dejar fuera de la obra la identidad del autor, y procuran tomar una actividad creadora desarraigada (el arte por el arte). Los parnasianos se oponen a la hipertrofia del »yo» y proponen una poesía despersonalizada.
Desde el punto de vista estilístico los parnasianos cuidaban mucho la forma. Buscaban la perfección mediante una poesía de corte descriptivo.
Los poemas parnasianos se impregnan de un carácter refinado y majestuoso. Nos encontramos gran variedad de metros (sonetos alejandrinos, hexámetros…). No hay implicación social por parte del artista, es un trabajo sistemático. Se solía utilizar una expresión clara y sencilla combinada con un final sorpresivo.
Toda esta atracción por el propio arte será el germen del principio del arte por el arte que desembocará en el decadentismo.
1.4 – DECADENTISMO
El decadentismo provoca los ideales parnasianos a la vez que reacciona contra ellos. En España no hubo parnasianos puros.
Los parnasianos sabían que su obra chocaba con la moral de la época. Los jóvenes autores encontraron en la moda parnasiana un arma contra la sociedad burguesa.
Con el decadentismo se llegarán a posponer los valores éticos y principios morales del arte, llegará a abandonar la parte de impasibilidad y descubre el encanto de los placeres prohibidos, lo perverso, lo oscuro, lo irracional…El decadentismo nace en 1880 en París.
Este nuevo movimiento estaba cargado de protesta, resaltando el componente de degradación de los marginados y perseguidos. El arquetipo del poeta decadente está esbozado en »El retrato de Dorian Gray» y en »Al Revés» de Huysmans.
Los autores no se sienten atraídos por la belleza y la delicadeza, sino que buscan sus ideales en las tabernas. Se lleva la exaltación hasta el punto extremo de que el »yo» se diluye hasta extinguirse.
Otro aspecto de la literatura decadentista es el animalismo como forma de perversión sexual. Las imágenes más características son las de los faunos y los centauros, que se cargan de una serie de actitudes lujuriosas. »El coloquio de los centauros», de Rubén Darío, es un ejemplo.
El consumo de drogas en busca de paraísos artificiales es también una característica decadentista. El alcohol, consumido ávidamente, es utilizado para buscar un refugio frente a una realidad decepcionante y para tener una visión más honda del universo.
Los rasgos decadentistas incluyen la presencia de lo morboso y lo satánico, como en el caso de Valle-Inclán. Podemos verlo en el Jardín umbrío, con un ambiente de terror y brujería. El alter ego de Valle Inclán se jacta de haber cometido todo tipo de pecados. El rasgo más importante de las »Sonatas» es la morbosa relación que establece entre la vida y la muerte. A Bradomín lo que más le atrae es la apariencia cadavérica de la mujer