1. La I Guerra Mundial: sus fases y consecuencias
Durante el período de la Paz Armada, las relaciones entre las potencias europeas fueron haciéndose cada vez más tensas, hasta desembocar en un enfrentamiento abierto. La amplitud geográfica de este conflicto bélico hizo que fuera denominado la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial.
Las causas que provocaron la Primera Guerra Mundial fueron:
Las reivindicaciones territoriales de diferentes países, como por ejemplo Rusia y Austria-Hungría, que tenían intereses contrapuestos en la zona de los Balcanes.
Crisis balcánicas;
y de Francia y Alemania por los territorios de Alsaica y Lorena.
Las rivalidades económicas, sobre todo entre Alemania y el Reino Unido. Entre ambos países surgíó una dura pugna por dominar el comercio internacional.
Los intereses coloniales, que ya habían provocado conflictos muy localizados. En este momento fueron fomentados por Alemania en un intento de conseguir territoriales coloniales.
La formación de dos bloques de alianzas: la Triple Alianza, compuesta por Alemania, Austria-Hungría e Italia, y la Triple Entente, integrada por Francia, Reino Unido y Rusia. Estos bloques no estaban cerrados, pues durante el desarrollo del conflicto numerosos países tomaron partido en uno y otro bando.
Esta situación política favorecíó la carrera de armamentos, en la que cada país se propónía incrementar su fuerza militar para estar preparado ante un posible conflicto bélico. En Julio de 1914, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia, a quien culpaba del atentado de Sarajevo en el que fue asesinado el archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio austro-húngaro. A partir de este momento, las naciones europeas se decantaron a favor de uno de los dos bandos combatientes, expresando así las rivalidades acumuladas durante años.
o Fases del conflicto.
El desarrollo del conflicto pasó por varias fases:
Primera fase: la guerra de movimientos (1914):
En un primer momento se emplearon las viejas pautas militares de la guerra de movimientos. Los alemanes siguieron el plan Schlieffen:
se trataba de una guerra relámpago en el oeste, para desarbolar el frente francés, y luego concentrarse en el frente oriental contra el ejército ruso, que se consideraba el más terrible.
Estas previsiones fallaron por la rápida incorporación de gran Bretaña a la guerra y, sobre todo, por la capacidad de resistencia francesa, puesta de manifiesto en la batalla del Marne (Septiembre de 1914) dirigida por el mariscal francés Joffre, que evitó que París cayese en manos del ejército alemán. Aunque en el frente oriental
Alemania cosechó importantes éxitos sobre Rusia, la guerra de movimientos había fracasado. Alemania debía atender los dos frentes al mismo tiempo.
Segunda fase: la guerra de trincheras o posiciones (1915-1916):
comenzó una segunda fase de la guerra, prolongada casi hasta sus últimos meses, que se caracterizó por una estabilización de los frentes, provocada por el empleo de nuevas armas que impedían el avance, y el desarrollo de las tácticas de defensa mediante trincheras.
Esto provocó un enorme desgaste de los efectivos, pero fue el mejor ejemplo de una situación de empate, al no haber funcionado el esquema de la batalla rápida. Los defensores tenían ventaja y lograron repeler a los agresores en todas partes, aunque fuese a costa de muchas pérdidas.
Tercera fase: acontecimientos decisivos (1917):
En esta situación de empate, el año 1917 fue considerado crucial en el desarrollo de la guerra, por la confluencia de dos hechos coetáneos:
En primer lugar, el desplome del frente ruso por la revolución, uno de cuyos pilares éxito radicaba en la firma de la paz con los alemanes, que se logró por el armisticio (Diciembre de 1917) y la paz de Brest-Litovsk (Marzo de 1918).
El segundo factor fue la incorporación de Estados Unidos a la guerra, por la existencia de fuertes intereses económicos con las potencias aliadas y la voluntad política de Wilson de ganar la guerra para la democracia. La guerra se encaminaba así hacia su fase final.
El final de la guerra (1918):
Se produjo por el agotamiento de Alemania y por la ofensiva victoriosa de los aliados, reforzados con armamento y tropas estadounidenses. Los alemanes firmaron el armisticio en Noviembre de 1918, tras él se sucedieron diferentes tratados de paz con los países vencidos que se conocen en conjunto como Paz de París.
o Consecuencias de la Guerra.
Las principales consecuencias de la Primera guerra Mundial fueron las
siguientes:
Grandes pérdidas humanas
Alrededor de 65 millones de hombres fueron movilizados, de los que murieron unos 9 millones, y otros tantos fueron heridos, a los que habría que añadir las bajas civiles, mutilados, inválidos y huérfanos.
Perdidas materiales
Tan sólo en el nordeste francés, en Bélgica y en el
nordeste italiano fueron apreciables las destrucciones de minas, casas o terrenos de uso agrícola.
Creación de nuevos Estados nacionales
De mayor trascendencia
fueron los cambios institucionales que diseñaron los tratados de paz: la fragmentación de los imperios derrotados, sobre todo el Austro-húngaro y el turco, y la formación de nuevos Estados nacionales, lo que obligó a crear nuevas estructuras administrativas y a integrar regiones de desarrollo muy desigual en espacios económicos homogéneos.
Cambios en las relaciones internacionales
La guerra debilitó la posición
del continente europeo en el concierto mundial. La supremacía económica se trasladó a Estados Unidos, que además, se convirtió en país acreedor de las economías europeas. El endeudamiento que los países europeos contrajeron con Estados Unidos superaba los diez mil millones de dólares en 1919.
Revueltas sociales
Entre 1919 y 1921 permanecieron rescoldos de la guerra en diversos confines de Europa, sobre todo bajo la forma de guerras civiles, agitaciones sociales y huelgas obreras. La razón común era quien debía cargar con los gastos de la contienda.
2. La Paz de París y la Sociedad de Naciones
A las negociaciones de paz fueron convocados más de treinta estados que enviaron a París un millar de delegados y representantes. Pero el protagonismo correspondíó a los representantes de los cuatro grandes países vencedores:
Clemenceau (Francia), Wilson (Estados Unidos), Lloyd George (Gran Bretaña) y Orlando (Italia).
El presidente estadounidense propuso “los catorce puntos” que estimaba básicos para el establecimiento de la paz. Cabe destacar dos muy importantes: el establecimiento del principio de las nacionalidades y la creación de un organismo supranacional encargado de garantizar la paz entre las potencias, la Sociedad de Naciones.
El francés George Clemenceau, en cambio, manténía como principal obsesión el desmantelamiento del Imperio Austrohúngaro y, sobre todo, el debilitamiento de su enemiga Alemania, todo ello envuelto en una atmósfera revanchista expresada en la consigna “Alemania pagará”.
El británico Lloyd George puso el acento en el futuro del Imperio
Otomano y la presencia británica en Oriente Medio.
El italiano Orlando mostró sus ansias anexionistas sobre los territorios de la costa adriática, pero no fueron satisfechas.
3. La Revolución Rusa
La historia de Rusia estuvo determinada por su condición de Imperio aislado y atrasado respecto a las demás naciones europeas. Bajo el gobierno autocrático de los Zares sólo se realizaron algunas reformas, como la liberación de los siervos (1.861), que no terminó con la miseria de los campesinos rusos. No obstante, a finales del Siglo XIX y comienzos del XX, se produjo un proceso rápido de industrialización con capital y tecnología extranjera que dio lugar a la formación de un proletariado urbano. Durante esta época, Rusia sufríó una grave crisis nacional debido a la derrota militar en Oriente frente a Japón en 1.905, las consecuencias económicas y sociales de esta derrota provocaron protestas (revolución de 1.905) que fueron duramente reprimidas, aunque obligaron a reformar el sistema imperial. El Zar Nícolás II autorizó únicamente la formación de una duma (Parlamento), aunque, posteriormente, intentó prescindir de ella.
Finalmente, los desastres militares ocurridos durante la Primera Guerra
Mundial y los padecimientos del pueblo ruso en la contienda, contribuyeron a
terminar con el régimen zarista. En Febrero de 1.917 se produjo una revolución que destrónó al zar Nícolás II, restauró la duma y establecíó un gobierno provisional, formado por socialistas y liberales cuya principal figura fue el dirigente socialista Alexander F. Kerenski.
La manifestación espontánea del 23 de Febrero San Petersburgo en demanda de paz y pan fue punto de partida de la Revolución Rusa. La huelga general del 25 de Febrero puso de manifiesto la presencia del movimiento obrero. El 26 los síntomas de rebeldía se extendieron a los cuarteles. En la revolución de 1.917 se presentaban dos fórmulas alternativas al zarismo:
El gobierno provisional representaba a los sectores de la burguésía liberal, cuyo objetivo político era el establecimiento de una república parlamentaria de corte occidental. En esta línea se movíó un sector del movimiento obrero, sobre todo los mencheviques.
El otro poder emergente, los soviets, vislumbraba de forma poco definida, una solución política más avanzada. Sus protagonistas fueron los bolcheviques, o más bien un sector de ellos abanderado por Lenin.
Lenin se convirtió en el teórico de la revolución. En sus tesis de Abril, Lenin planteó que el objetivo último bolchevique era la revolución socialista, que tendría dos premisas fundamentales de actuación: rechazó a la guerra y el reparto de tierras. Ante la debilidad del nuevo gobierno, los bolcheviques, liderados por Lenin y Trotski, lograron tomar el poder en la denominada Revolución de Octubre.
Asaltaron el Palacio de Invierno, sede del gobierno provisional, y establecieron un nuevo gobierno, denominado Consejo de Comisarios del Pueblo.
Los bolcheviques adoptaron el nombre de Partido Comunista y fundaron la Tercera Internacional.
En Marzo de 1.918, Rusia firmó la Paz de Brest Litovsk por la que se retiraba de la Primera Guerra Mundial. Ya entonces había comenzado una guerra civil (1.918 – 1.920) entre blancos, o partidarios del régimen zarista y el Ejército Rojo revolucionario.
Los blancos fueron derrotados.
La nueva organización política de Rusia comenzó en 1.918. La Uníón de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), compuesta por la República Federativa de Rusia y las repúblicas de Ucrania, Bielorrusia y Transcaucásica, se constituyó en 1.922. Reaprobó una Constitución (1.924) que se basaba en los siguientes principios y organismos:
Un Estado Federal, formado por las distintas repúblicas.
La concentración de todo el poder en manos del Partido
Comunista.
Un Comité Ejecutivo Central o Soviet Supremo.
Un Congreso de los Soviets.
La nueva organización económica pretendía liquidar el capitalismo e implantar el socialismo marxista mediante la abolición de la propiedad privada, la centralización política y la planificación económica por parte del Estado. Pero la Guerra Civil había provocado una hambruna y la crisis se agravó a causa de la reliquias y el colectivismo de comunismo de guerra. Esta situación indujo a Lenin a aplazar la instauración de socialismo y a implantar la Nueva Política Económica (NEP). Con la NEP se estabilizó el rublo (moneda), se permitíó a los campesinos vender parte de lo que producían en el mercado libre y se fomentaron la pequeña empresa artesanal y las cooperativas. Renacíó así el comercio privado y se logró una cierta estabilidad económica.
4. La Gran Depresión
En los últimos años de la década de 1.920, la economía europea se recuperó de la crisis de posguerra, en gran parte gracias a la ayuda financiera de Estados Unidos, lo oque se tradujo en una relación de dependencia del viejo continente respecto a la economía norteamericana.
EEUU conocíó en la década de 1.920 sociedad de consumo. En las compras se solía recurrir al crédito, fácilmente proporcionado por los bancos, pero realmente no había liquidez monetaria. Al mismo tiempo, se produjo una superproducción tras la Primera Guerra Mundial, debido a la escasa demanda de artículos. A esto se añadieron los bajos precios de los productos agrícolas, que redujeron la capacidad adquisitiva de los agricultores.
Los capitales disponibles no fueron invertidos en la producción de bienes (economía real), sino en la bolsa (especulación), debido a la subida del valor de las acciones. Los beneficios que proporcionaban las acciones atrajeron a la bolsa incluso a los pequeños inversores. Se produjo entonces un distanciamiento excesivo de la economía especulativa respecto a la real, mientras el gobierno se abstenía de invertir de acuerdo con su ideología liberal, según la cual el mercado tenía sus propias normas de funcionamiento.
En Octubre de 1.929 se impuso la realidad al producirse el Crack de la Bolsa de Nueva York.
En un solo día se vendieron 13 millones de acciones en Wall Street (sede de la Bolsa de Nueva Cork), lo que provocó la caída en picado del valor de las mismas. Millones de personas perdieron sus fortunas o sus ahorros. El efecto se extendíó a la Bolsa de Londres y después a las del resto de Europa y a Japón; mientras tanto, los gobiernos no encontraban una solución. Estados Unidos defendíó sus productos frente al exterior, política que fue imitada por el resto de las naciones. Además, los estadounidenses recuperaron los capitales invertidos en Europa, lo que agravó aún más la crisis europea.
Las inversiones cesaron o se redujeron notablemente; hecho que provocó el cierre de empresas, lo cual, a su vez, causó la quiebra de los bancos que las financiaban. Las quiebras propiciaron el aumento de la cifra de
trabajadores en paro y el descenso de la demanda interior, lo que trajo consigo más cierres de fábricas y negocios y un mayor número de desempleados. Se produjo una depresión económica sin precedentes.
5. El ascenso de los totalitarismos
En las décadas de 1.920 y 1.930, Europa vivíó una situación crítica caracterizada por la recuperación tras una terrible guerra, la preocupación ante la posibilidad de que estallara una revolución obrera similar a la que había triunfado en Rusia y el temor a la crisis económica iniciada en 1.929. Todo ello llevó al desgaste del sistema liberal y a que se desconfiara de él, considerándolo culpable de la situación.
Una consecuencia inmediata de todo esto fue la implantación de regíMenes totalitarios que sustituyeron en algunos países a los regíMenes democráticos liberales. En la década de 1.920, estos regíMenes autoritarios triunfaron sobre todo en países con escasa tradición democrática, fundamentalmente del este y sur de Europa. El fascismo italiano fue el modelo imitado por otras naciones europeas en crisis durante la década de 1.930, cuyo ejemplo más significativo fue la Alemania nazi.
Los totalitarismos de corte fascista, sobre todo el italiano y el alemán, tuvieron en común las siguientes carácterísticas:
Su apoyo social fue heterogéneo, logrando crear un verdadero movimiento de masas que abarcaba a todas las clases sociales.
Se opónían a la democracia liberal, rechazando sus instituciones por considerarlas ineficaces para hacer frente a la crisis económica y a la revolución social.
Rechazaban el socialismo, el comunismo y el movimiento obrero organizado, al que desarticularon y reprimieron.
Mostraban un arraigado nacionalismo que reforzaba el sentimiento de unidad nacional y que degeneró en racismo.
Implantaron un Estado totalitario centralizado, que tenía al
Partido como principal instrumento organizativo.
Se rendía culto a un líder carismático, (el Duce en Italia, el Führer en Alemania) del que emanaba todo el poder y que representaba a la nacíón.
Se establecía una jerarquización social en clases, correspondiendo la dirección de la sociedad al líder y a los más capacitados.
Se exaltaba el militarismo, que impregnaba la sociedad civil.
Se recurría al revanchismo, y se justificaba la guerra como medio para impulsar la expansión territorial de carácter imperialista.
Se utilizaban estrategias para sembrar el terror, (fuerzas paramilitares, campos de concentración) y atraer y manipular a las masas.
o El fascismo italiano.
Durante el período de entreguerras, se produjo en Italia una situación de desorden social e instabilidad política, provocada por intentos revolucionarios, que debilitó al sistema democrático y favorecíó la subida al poder de Benito Mussolini (1.922), quien establecíó un sistema político totalitario denominado fascismo, caracterizado por:
El poder absoluto de Mussolini y del Partido Fascista.
Un sistema unipartidista que eliminaba la oposición política.
La sustitución del Parlamento por un Gran Consejo Fascista
Una ideología ultranacionalista, que se tradujo en una política agresiva frente a otras naciones.
Un sistema económico autárquico
El fomento del corporativismo y la supresión de los derechos laborales
Las empresas privadas eran vigiladas por el Estado, y las minas y la industria armamentística y naval pasaron a ser estatales.
La construcción de grandes obras públicas y el aumento de la superficie cultivada
o El totalitarismo nazi.
Los efectos de la crisis económica dejaron a Alemania en una difícil situación en la década de 1.930. Seis millones de parados, caos social y económico, empobrecimiento de las clases medias, temor de industriales y banqueros a una revolución, huelgas obreras e inestabilidad política, provocaron que el sistema republicano, recién instaurado en la sociedad alemana se debilitara.
En 1.933, el líder nacionalsocialista Adolf Hitler, apoyado por los partidos de la derecha, ganó las elecciones, restauró el principio de autoridad, puso fin a la República de Weimar y fundó el III Reich alemán.
En 1936 Alemania e Italia firmaron un acuerdo de cooperación, al que posteriormente se añadió Japón, denominado Eje Berlín-Roma-Tokio.
Italia ocupó Abisinia (África) y más tarde Albania. Alemania reclamó los Sujetes (regíón checoslovaca fronteriza con Alemania, habitada por población alemana) y terminó ocupando casi por completo Checoslovaquia y Austria. Por otra parte, Alemania e Italia contribuyendo a la victoria general de Franco en la Guerra Civil española, que se convirtió en un “ensayo” de la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto en Oriente, Japón, que ya había ocupado Corea, invadíó Manchuria y otros territorios de China.
En Septiembre de 1939, cuando Alemania invadíó Polonia, y se desencadenó una guerra de tales proporciones que degeneró en un conflicto en el que se vieron implicadas, sucesivamente, casi todas las naciones del mundo, se luchó en Europa, en el norte y este de África y en Extremo Oriente, así como en todos los océanos y mares del planeta.
Se movilizó a unos 110 millones de combatientes y se emplearon todo tipo de medios para combatir al enemigo:
guerra económica, contra los recursos del adversario y economía de guerra para desarrollar al máximo los recursos propios. Se perfecciónó el armamento, se utilizaron armas más sofisticadas y se emplearon innovaciones técnicas, como el motor de reacción y el radar.
Fases del conflicto
En el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial se pueden diferenciar dos frases: la primera, entre 1939 y 1942, estuvo marcada por las victorias de Alemania, Japón e Italia, que ocuparon gran parte de Europa, el norte de África y el norte de África y el este de Asía. La segunda fase se extiende desde
1942 hasta el final de la guerra en 1945, y se caracteriza por las ofensivas victoriosas de los aliados, en las que fue decisiva la intervención de Estados Unidos.
Primera fase (1939-1942)
La invasión alemana de Polonia en Septiembre de 1939 provocó la declaración de guerra por parte de Reino Unido y Francia, que constituyeron el bando de los aliados.
En 1940 Alemania ocupó Dinamarca y Noruega, y derrotó a los Países Bajos, a Bélgica y a Francia. Estas victorias se debieron a una nueva táctica, la guerra relámpago, basada en el ataque por sorpresa u en la concentración de fuerzas en un punto. Sin embargo, Hitler fracasó en la batalla de Inglaterra, en la cual la aviación británica se impuso a la alemana. Alemania obligó a adherirse al Eje a Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria y en 1941, invadíó Yugoslavia y Grecia, con lo que obtuvo el control de los Balcanes.
El fracaso ante Reino Unido provocó que Hitler llevara a la guerra a Rusia.
En un primer momento hizo retroceder al ejército ruso, pero este se resistíó recurriendo a la táctica de tierra quemada, y se coaligó con los
Hitler uníó el deseo revanchista frente a los vencedores de la Primera Guerra Mundial a las medidas adoptadas para la recuperación económica, que basó en el modelo de Mussolini, impregnadas de un racismo antisemita (animadversión a los judíos) y de un exaltado pangermanismo1
El III Reich se convirtió en un régimen totalitario bajo el control del Partido Nazi, cuyos instrumentos fueron una implacable policía política (GESTAPO)
y diversas fuerzas paramilitares, como las SA.
Se fomentó una política fatalista con el fin de incrementar la reserva de soldados, se militarizó a los obreros a cambio de proporcionarles estabilidad en el trabajo y se aplicó una política económica autárquica mediante la inversión en obras públicas. La producción industrial fue intervenida y orientada para cubrir las necesidades militares. Las consecuencias de esta política fueron la eliminación del desempleo y, en 1.938, el logro del pleno empleo.
La política internacional de Hitler se dirigíó a denunciar el tratado de Versalles, y en 1.934 Alemania abandonó la Sociedad de Naciones. A la vez, planteó reivindicaciones territoriales, lo que produjo enfrentamientos con sus países vecinos y puso en entredicho la paz y el orden internacional. El rápido rearme de Alemania hizo que entre 1.936 y 1.939 sus efectivos se multiplicaran por 130, creándose una poderosa aviación, así como fuerzas submarinas y blindadas. El presupuesto del Estado se centró en financiar este esfuerzo. En 1.938 Alemania había salido de la crisis económica, paro había sentado las bases para algo peor:
La guerra
6. La II Guerra Mundial: sus fases y consecuencias
Los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial constituyeron un período de tensiones e inestabilidad, principalmente en Europa, a causa de las rivalidades y los enfrentamientos entre los diferentes sistemas políticos: democracias parlamentarias, fascismos y comunismo. La seguridad colectiva estaba en crisis y los regíMenes fascistas llevaron a cabo acciones agresivas y expansionistas que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial.
A mediados de la década de 1930 se rompíó la paz internacional debido al expansionismo de los estados totalitarios.
El expansionismo alemán, italiano y Japónés no fue frenado por las potencias democráticas, que optaron por poner en práctica una política de apaciguamiento (política llevada a cabo por Reino Unido y Francia que consistía en hacer concesiones a Alemania para tratar de evitar la guerra). Esta debilidad internacional facilitó los planes de Hitler y Mussolini.
1 Pangermanismo:
es un movimiento ideológico y político partidario de la unificación de todos los pueblos de origen germano como lo es Alemania exceptuando la independencia austriaca.
2 SA:
abreviatura de Sturm Abteilung (‘sección de asalto’, cuyos miembros eran conocidos como Camisas pardas), nombre de una organización de seguridad del Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo.
británicos. Durante esta fase se trasladó la guerra a las colonias de los países contendientes.
En Diciembre de 1941 se produjo un hecho que hizo dar un vuelco a los acontecimientos. En esta fecha Japón bombardeó la base naval estadounidense de Pearl Harbor en el Pacífico, lo cual provocó la entrada en la guerra de Estados Unidos.
El nuevo país en liza poso todo su potencial del lado de los aliados, y en 1942 consiguieron frenar al Imperio Japónés en su expansión por el sudeste asíático.
Tanto Alemania como Japón explotaron económicamente a los países ocupados. Esta ocupación por la fuerza originó en la mayoría de los países movimientos de Resistencia contra las potencias agresoras. Se trataba de movimientos clandestinos que luchaban contra los ocupantes, alemanes y japoneses, mediante actos de sabotaje.
Segunda fase (1942-1945)
Los aliados, liderados por el primer ministro británico (Churchill)
, el presidente de los Estados Unidos (Roosevelt)
y el dictador soviético (Stalin)
, coordinaron las ofensivas aliadas en las conferencias de Teherán (1943) y de Yalta (1945). Esta coordinación permitíó la derrota de alemanes e italianos en África, la caída del fascismo en Italia y la liberación de Rusia, tras la derrota alemana en la Batalla de Stalingrado.
Desde 1942 se llevó a cabo un intenso bombardeó sobre Alemania, pero fue el desembarco de Normandia, en 1944, el hecho que permitíó la liberación de Europa occidental. En el frente oriental los ejércitos rusos fueron avanzando por Alemania y, en Abril de 1945, tomaron Berlín. Finalmente, muerto el dictador Hitler, el III Reich se rindió en Mayo de 1945. El Imperio Japónés, sin embargo, siguió resistiendo en el Pacífico, pero la inmensa maquinaria de guerra de EEUU actuó contra él, lanzando dos bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, lo que hizo que Japón se rindiera en Septiembre de 1945.
o Consecuencias de la guerra.
Las principales consecuencias de la guerra fueron las siguientes:
Demográficas
Murieron más de 50 millones de personas; la población judía y gitana desaparecíó de muchos países de Europa como consecuencia de genocidio (exterminio de un pueblo, nacíón o de una raza o etnia) nazi.
Por otro lado, se produjeron migraciones o desplazamientos masivos de población debido a la guerra y a los posteriores cambios de fronteras.
En cuanto a las relaciones internacionales, se redujo el poder de las naciones europeas frente a Estados Unidos y la Uníón Soviética. En las conferencias de paz se decidíó la división de Europa en dos grandes áreas de
influencia: –
Europa oriental (bajo ocupación militar soviética) y Europa occidental (bajo protección estadounidense). Se juzgó además a dirigentes del III Reich, acusados de cometer “críMenes contra la humanidad”.
-Territoriales
Alemania vio reducidos sus territorios y fue ocupada militarmente por rusos, estadounidenses, británicos y franceses. Japón fue ocupado militarmente por EEUU y le fue impuesto un sistema político democrático.-Económicas
Europa quedó devastada por los intensos bombardeos que afectaron sobre todo a las grandes ciudades y las zonas industriales; y profundamente endeudada.7. España en el primer tercio del Siglo XX
Restauración borbónica, periodo histórico desde el pronunciamiento del General Arsenio Martínez Campos en 1874 con el fin de la Primera República Española hasta la proclamación de la Segunda República el 14 de Abril de 1931. Se caracteriza por una cierta estabilidad institucional, la construcción de un modelo liberal del Estado y la incorporación de los movimientos sociales y políticos surgidos al calor de la revolución industrial, hasta su progresiva decadencia con la dictadura de Primo de Rivera en 1923. El pronunciamiento del militar Martínez Campos en 1874 restablece la dinastía Borbón en el hijo de Isabel II, Alfonso XII.
El desastre del 98 significó el final de la conciencia que se tenía en España de ser una de las grandes potencias de Europea, lo que generó un sentimiento de crisis nacional y de necesidad de regeneración del país. En este ambiente se inició el reinado de Alfonso XIII en 1902, que heredaba el régimen liberal parlamentario de la Restauración y todas sus problemáticas. Este régimen seguía basándose en dos partidos, el liberal y el conservador, que se turnaban en el gobierno a través de elecciones manipuladas por los caciques. Destacaron jefes de gobierno como Canalejas y Maura, pero la fórmula se iba agotando en un país en el que crecían las ciudades y se creaban regiones industriales.
Durante los primeros años del reinado de Alfonso XIII los gobiernos tuvieron que hacer frente a diversos problemas:
Los sentimientos nacionalistas de Cataluña, que fueron encauzados llegando a acuerdo con la autonomista Liga Catalana de Francesc Cambó.
Un Ejército muy sensible a las críticas tras su fracaso tras su fracaso de 1898 y necesitado de alguna misión que le devolviese al prestigio.
El problema de Marruecos
En la Conferencia de Algeciras de 1906, se le asignó a España un protectorado en el norte de Marruecos, lo que provocó la rebelión de parte de su población contra el dominio español.
Un movimiento obrero y una oposición de izquierda cada vez mayor, que no encajaban en el sistema caciquil.
Un terrorismo anarquista que actuó sobre todo contra los políticos y contra el empresariado de Barcelona, el cual respondíó formando escuadras armadas contra los terroristas.
Finalmente, la Guerra de Marruecos terminó siendo decisiva para la caída del sistema constitucional heredado de la Restauración.
En 1921 culminaron los fracasos del ejército español para someter a los rebeldes marroquíes con el Desastre de Annual, en el que murieron más de nueve mil soldados españoles.
En 1923 se realizó una investigación parlamentaria para establecer las responsabilidades del desastre. Se rumoreaba que el propio rey Alfonso XIII podía estar implicado en el mismo.
Finalmente, los conflictos sociales, el descontento político y el desgaste militar provocado por la Guerra de Marruecos llevaron al general Primo de Rivera a dar un Golpe de Estado e implantar una dictadura militar (1923) que fue recibida con alivio por gran parte de la población, como una solución firme a los múltiples problemas que afectaban al país.
La Dictadura de Primo de Rivera
Tras el Golpe de Estado, Alfonso XIII autorizó al general Primo de Rivera a formar gobierno y se disolvieron las cortes. Así se ponía fin al sistema constitucional de la Restauración y España se sumaba a los países de Europa que es esta época adoptaban formas de gobierno dictatoriales.
Entre los principales acontecimientos de la dictadura destacan:
El fin de la Guerra de Maruecos tras el victorioso desembarco de Alhucemas (bahía de la costa septentrional de Marruecos) en 1925, en el destacó la actuación de la Legión, en la cual sobresalíó un joven general, Franco.
Inspirándose en modelo italiano de Mussolini, Primo de Rivera ordenó la realización de obras públicas, entre las que destacó la mejora de la red de carreteras. También se reprodujo el sistema corporativo italiano para tratar de acabar con las huelgas y los enfrentamientos entre patronos y obreros.
Se logró un cierto desarrollo económico basado en la intervención del Estado en la economía y en la creación de grandes empresas monopolísticas estatales como CAMPSA Y TELEFÓNICA.
En Cataluña se llegó a una situación extrema de conflictividad social que se resolvíó restringiendo las libertades políticas y empleando a fondo rodos los recursos militares y policiales disponibles para acabar con el terrorismo anarquista.
En 1929 tuvieron lugar la Exposición Universal de Barcelona y la Exposición Iberoamericana en Sevilla, que no pudieron ocultar el declive del régimen de Primo de Rivera y el inicio de la depresión económica en España.
La oposición a la dictadura aumentó cuando el general pretendíó perpetuar su gobierno. Para ello creó un partido político (Uníón Patriótica) y recabó el apoyo de diversos sectores sociales.
La caída de Primo de Rivera (1930)
fue propiciada por la arbitrariedad de su gobierno, la pérdida del apoyo del rey y del Ejército, así como por el descontento de los intelectuales y de la sociedad española en general.En 1930 Alfonso XIII intentó restablecer el sistema constitucional de la Restauración, pero la monarquía estaba muy desprestigiada y los grupos republicanos empezaron a unirse para derrocar al rey. A ellos se sumaron algunos intelectuales, cono Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset y Gregorio Marañón. Los grupos políticos partidarios de la república firmaron en 1930 un acuerdo (Pacto de San Sebastián)
en el que se comprometían a implantar una república en España.
8. La Segunda República y la Guerra Civil
En Abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en toda España y en ellas triunfó la coalición republicano-socialista. El rey Alfonso XIII abandonó el país y el día 14 de Abril se proclamó la II República.
Este hecho supuso una gran oportunidad: La posibilidad de establecer un auténtico sistema de gobierno democrático en España. Algunas circunstancias fundamentales que acompañaron la implantación del nuevo régimen fueron las siguientes:
La victoria electoral de los candidatos republicanos se produjo sobre todo en las ciudades, cuya población estaba el margen de la influencia de los caciques. Estos sufrieron una derrota y el sistema que manténían empezó a quebrarse, pese al control que aún tenían sobre el medio rural.
Por primera vez en la historia de España las elecciones se vieron acompañadas de una gran movilización de las masas urbanas, lo que se tradujo en la politización de la vida cotidiana.
El revés sufrido por las fuerzas políticas tradicionales (monárquicos, carlistas…) provocó la euforia de los grupos republicanos más radicales, que emprendieron una campaña de quema de templos y conventos, pues consideraban a la iglesia como la institución que había sustentado la ideología de las fuerzas políticas derrotadas.
o La república reformista (1931 – 1933).
Tras la proclamación de la II República se formó un gobierno provisional, que incluía a numerosos intelectuales, y cuyo objetivo seguía siendo la regeneración del país, pero esta vez mediante su modernización y la instauración de la democracia. Para proporcionar a la República una
Constitución se convocaron elecciones a Cortes constituyentes en Junio de 1931, en las que triunfaron los republicanos y los socialistas.
Se promulgó una Constitución, en 1931, que definía a España como una república de trabajadores de todas las clases. Al frente de la misma se encontraba un presidente elegido por 6 años. Las Cortes estarían formadas por una sola cámara (Congreso), elegida mediante sufragio universal (incluido el voto femenino). Además se establecía la separación entre la Iglesia y el Estado. El primer presidente de la República fue Niceto Alcalá Zamora. Se formó un gobierno de izquierdas presidido por Manuel Azaña.
Las principales reformas emprendidas en este período fueron:
La concesión de la autonomía a Cataluña.
Desde finales del Siglo XIX existía en Cataluña un creciente sentimiento regionalista que terminó siendo desbordado por una conciencia nacionalista contraria al modelo de Estado centralista liberal español. La república dotó a Cataluña de instituciones propias de autogobierno, dentro del conjunto de España, mediante la concesión de un Estatuto de Autonomía en 1932.
La reforma militar.
El Ejército español contaba con un número excesivo de oficiales desde la derrota de 1898. Esto indujo a establecer un juramento de fidelidad a la república para los militares y la posibilidad de acceder a una jubilación anticipada para aquellos que no quisieran prestar dicho juramento debido a su ideología monárquica.
La reforma religiosa.
El gobierno republicano continuó la política liberal del Siglo XIX con el objetivo de reducir el poder de la iglesia. Así, se prohibíó ejercer la enseñanza a las órdenes religiosas y se les retiraron las aportaciones económicas del Estado. También fue disuelta la Compañía de Jesús. Esta decisión obedecíó al interés del Gobierno por fomentar el laicismo en el sistema educativo, en el cual los jesuitas tenían una gran influencia.
La reforma agraria.
El campo español arrastraba una serie de problemas respecto a la propiedad de la tierra. Para mejorar esta situación, se tomaron una serie de medidas entre las que destacó la reforma agraria, que establecíó la expropiación de los latifundios y otras tierras para repartirlos entre los campesinos, que así dejarían de ser jornaleros para convertirse en pequeños propietarios. Estas medidas permitirían además acabar con el caciquismo.
La reforma educativa.
La influencia de los intelectuales en los primeros gobiernos republicanos explica la importancia de las medidas tomadas en materia educativa.
Se apostó por una enseñanza laica, libre de la influencia de la Iglesia, que adoptó como modelo la Institución Libre de Enseñanza. Se crearon nuevos colegios e institutos.
Se dignificó la situación del profesorado mejorando sus salarios. Se desarrollaron centros de formación del profesorado u se potenció la Junta para la ampliación de Estudios.
Se llevó la cultura al medio rural a través de las llamadas “misiones pedagógicas”, que proyectaban películas, organizaban representaciones teatrales…
Todas estas medidas mostraban la ambición reformista de la II República española, pero al ser tan profundas, realizadas en poco tiempo y de forma simultánea, el nuevo régimen se creó numeroso enemigos (monárquicos, carlistas, Ejército, Iglesia, terratenientes) que vieron amenazados sus intereses. Esta situación, unida a los desórdenes públicos de los primeros momentos y a los sucesos de Casas Viejas, debilitó al Gobierno, que perdíó las elecciones de
1933
o La república conservadora (1933 – 1936).
La derrota electoral de los republicanos de izquierdas y de los socialistas en 1933, fue acompañada de la victoria de los partidos de derechas, entre los que destacaba la CEDA de Gil Robles. Se formó un gobierno de coalición de derechas que dio a la República un giro conservador, pues los partidos de derechas que aceptaban el sistema republicano lo hacían con la condición de que fuese más autoritario y se preocupara de mantener el orden público y el sistema social vigente. Por esta razón se frenaron reformas iniciadas en la etapa anterior, como la agraria. Entre los partidos y sindicatos de izquierdas, como PSOE, republicanos de izquierdas, UGT, CNT, etc., caló el sentimiento de que la República había sido traicionada por el nuevo gobierno. Esto dio lugar a la crisis de 1934:
En varios lugares de España estalló una revolución, que en Asturias tuvo mayor relevancia, y que fue encabezada por una alianza de socialistas, anarquistas y comunistas, muchos de ellos mineros. El gobierno aplastó violentamente esta revolución empleando contra los mineros al ejército de Marruecos, coordinado por el general Franco.
En Cataluña se produjo también un levantamiento por temor a perder el Estatuto de Autonomía y se llegó a proclamar la República Catalana dentro de la República española. El Ejército restauró la autoridad del gobierno conservador.
Como consecuencia de la crisis de 1934, las cárceles españolas se llenaron de presos políticos implicados en los movimientos revolucionarios. La coalición de derechas se rompíó finalmente debido a los casos de corrupción en los que estaban implicados miembros del gobierno, que salieron a la luz en medio de una tensión política cada vez mayor con los sindicatos y partidos de izquierdas.
o Frente Popular (1936).
Los partidos políticos de izquierdas se unieron en el frente Popular y ganaron las elecciones en Febrero de 1936.
Al presentarse por separado a las elecciones los partidos de derechas, el Frente Popular logró la mayoría en la Cortes. Se formó un nuevo Gobierno de izquierdas presidido por Manuel Azaña que, entre otras medidas, decretó la liberación de los presos políticos encarcelados como consecuencia de la crisis de 1934. Durante algunos meses el Gobierno intentó reanudar las reformas pendientes, peor la conflictivitas social y civil (enfrentamientos violentos, asesinatos y atentados entre Falange y los comunistas, socialistas y anarquistas) hacía previsible que se produjera un nuevo estallido revolucionario o un pronunciamiento militar.
Frente a esta situación, la nueva derecha política, encabezada por José Calvo Sotelo, denunciaba al gobierno de la República y este político era acusado de incitar un golpe militar. El asesinato de Calvo Sotelo precipitó los acontecimientos y un sector del Ejército que servía en Marruecos preparó un Golpe de Estado contra el gobierno republicano.
o La Guerra Civil (1936 – 1939).
El 17 de Julio de 1936 un sector de Ejército se sublevó un Marruecos
contra el gobierno de la República. El 18 de Julio esta sublevación militar, apoyada por los Carlistas, monárquicos y falangistas, y dirigida por el general Emilio Mota y, posteriormente, por el General Franco, se impuso con éxito en algunas capitales andaluzas, Galicia, Castilla y León, Álava, Navarra, parte de Aragón, norte de Extremadura, islas Canarias e islas Baleares (excepto Menorca). El gobierno republicano conservó su autoridad en el resto del país. Esta situación provocó el estallido de la Guerra Civil (1936-1939).
Las potencias internacionales acordaron la formación de un Comité de no Intervención en Agosto de 1936, para no participar de ningún modo en la contienda. A pesar de ello, el general recibíó la ayuda de Italia y Alemania, que aportaron soldados, aviones y armamento a cambio de concesiones mineras. El gobierno de la República contó con la ayuda de la Uníón Soviética, que suministró material de guerra, a cambio del depósito en Moscú del oro del Banco de España, y de las Brigadas Internacionales (unidades militares de extranjeros voluntarios reclutados para luchar en España a favor de la República).
El apoyo fascista y nazi proporciónó mucha fuerza a la Falange en la España franquista, mientras que el apoyo soviético otorgó mucho poder el Partido Comunista de España en la zona republicana. Durante el conflicto este partido estuvo a favor de la defensa de la República para ganar la guerra, a diferencia de otros grupos que deseaban aprovechar la contienda para llevar a cabo una revolución proletaria.
Durante tres años, se liberaron durísimas batallas. El ejército rebelde, equipado con mejor armamento, se impuso en el Estrecho, en torno en Madrid, en el Norte, y después en la zona del Ebro. La represión en ambos bandos fue brutal.
9. El régimen Republicano, la Guerra Civil y la inmediata posguerra en Extremadura
En la regíón extremeña la República también fue recibida con gran entusiasmo popular, y en ambas capitales los republicanos-socialistas obtuvieron la victoria.
En la tarde del 14 de Abril, el llerenense Juan Simeón Vidarte, dirigente socialista de Badajoz, acompañado por los concejales republicanos y socialistas elegidos dos días antes, y con la Plaza Mayor llena de gente que vitoreaba al nuevo régimen político, proclamó la República en Llerena.
En Cáceres capital, al caer la tarde del 14 de Abril, el alcalde electo, el socialista Antonio Canales, proclamó la República y, en un discurso a los presentes les requirió: “que cumplan con todos los deberes de la ciudadanía, para que sea fecundo para Cáceres el nuevo régimen político que se inaugura”.
En Badajoz, una gran manifestación recorríó también las principales calles de la ciudad.
Como primeras medidas la República decretó la prohibición de expulsar a los arrendatarios, la reducción de sus rentas, fijó el salario mínimo en 5,50 pesetas, redujo la jornada laborar a 8 horas y sacó adelante decretos como el de términos municipales o el de laboreo forzoso. Todas estas medidas revestían un carácter urgente y en Extremadura, al igual que en Andalucía eran donde resultaban más necesarias.
El Gobierno aprobó un Decreto de Intensificación de Cultivos para contentar a los campesinos hasta que se iniciara la aplicación de la reforma agraria y que prevéía la cesión a los campesinos por dos años, de aquellas tierras no cultivadas. Se asentaron así 32.570 campesinos en 98.000 hectáreas. A ello hay que añadir unas 5.000 hectáreas expropiadas en virtud de la ley de “Encartados”, es decir, las tierras confiscadas a aquellos que participaron en la sublevación de Sanjurjo.
Sin embargo estas medidas resultaron insuficientes. Y lo que fue más grave aún, la reforma agraria también resultó tímida e insuficiente. El desencanto, la frustración y el inicio de las movilizaciones del campesinado fueron las consecuencias derivadas de estos logros.
La República impulsó el regadío en las vegas altas del Guadiana y emprendíó también las obras del Cíjara.
Tradicionalmente agraria, Extremadura presentaba una estructura de la propiedad denominada por los latifundios, heredera del Antiguo Régimen y de una desafortunada reforma agraria liberal.
La población activa agraria era abrumadoramente mayoritaria. El paro forzoso y el subempleo en el campo eran alarmantes, y entre sus causas, destacan la desigual distribución de la tierra y la actitud beligerante de los terratenientes, que veían amenazado su patrimonio y sus elevados ingresos con las peticiones de las reformas de los campesinos. Las clases populares recibieron a la República expectantes. Esperaban ansiosas que la República resolviera su situación lo antes posible; sin embargo, las tibias y lentas reformas encendieron numerosas protestas obreras.
En Abril de 1931 el campesinado de Trujillo se manifiesta solicitando la reducción de las rentas y unas mejores condiciones de trabajo. El 13 de Junio los campesinos de Montemolín (Badajoz) intentaron tomar el ayuntamiento. El 10 de Octubre, Llerena capitaneó una huelga del campesinado en la que participan varios pueblos más para protestar por la negativa de los propietarios a iniciar la sementera.
La mayoría de estas movilizaciones campesinas estaban organizadas por al Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra: FNTT.
La conflictividad social llegó a su culminación en Castilblanco. La FNTT convocó una manifestación para el 30 de Diciembre de 1931 en la provincia de Badajoz, con el objetivo de pedir trabajo y protestar por la fuerza pública con los propietarios agrícolas.
A lo largo de 1932 también se produjeron enfrentamientos entre el campesinado y la Guardia Civil en Feria, Zalamea de la Serena, Navalvillar de Pela, Castillo de Llerena, donde se produjeron algunas muertes y varios heridos.
En las elecciones de 19 de Noviembre de 1933 triunfaron los radicales y la CEDA, y serán precisamente ambos partidos los que detentarán el poder durante el bienio conservador. Su política tuvo graves repercusiones en Extremadura, al centrarse en la suspensión o en la reforma de la legislación progresista anterior. Tras las primeras medidas tomadas por el Ministro de Agricultura, el cedista Manuel Jiménez Fernández, que prolongaban los contratos de arrendamiento y cedían a los campesinos el 25 % de las fincas de más de 300 hectáreas, el gobierno emprendíó una labor de anulación o rectificación de la obra republicano-socialista del bienio de Azaña. El decreto sobre términos municipales sería anulado en Mayo de 1934 y, a continuación, se aprobaría una contrarreforma agraria.
Respaldados por esta actitud, los patrones pasarán a la ofensiva, bajarán los salarios y negarán el trabajo a los obreros. Como consecuencia, a partir de ese momento y hasta el estallido de la Guerra Civil, el campesinado extremeño participará en manifestaciones reivindicativas y en ocupaciones de tierra.
El 8 de Diciembre de 1933 tuvo lugar una insurrección anarquista en Navalmoral de la Mata, Oliva de Plasencia, Malpartida de Plasencia, Peraleda, Plasencia y Jarandilla, en apoyo a otra insurrección anarquista de alcance nacional. En Villanueva de la Serena, Badajoz, se produjo una rebelión anarquista, protagonizada por el sargento de infantería Pío Sopena. La FNTT promovíó la huelga general en Junio de 1934; a su fracaso siguió una dura represión. Finalmente durante todo el bienio se sucederán las invasiones de fincas, incendio de mieses, robos de ganado y de bellotas, y talas de árboles, alcanzando la represión de estas acciones durante los gobiernos conservadores una extrema dureza.
El alzamiento militar en Extremadura
El levantamiento contó con apoyos desiguales en las dos provincias, al igual que ocurríó con el resto del territorio nacional. Como carácterística general, podemos decir que la oposición al levantamiento, si exceptuamos algunos lugares donde fue llevada a cabo por algunos elementos leales de las fuerzas de orden público de la República, fue sostenida principalmente por los componentes del Frente Popular, obreros y campesinos, generalmente mal armados, que fueron reducidos con relativa facilidad por la mayor fuerza del ejército del norte de África- regulares y legionarios.
En Cáceres las noticias anteriores al alzamiento fueron escasas. El 17 de Julio, los seguidores del Frente Popular pidieron armas al Gobernador Civil, Canales, que se negó a entregarlas siguiendo las órdenes del Gobierno.
Por su parte, los conspiradores en la capital cacereña no se levantaron hasta el día 19 de Julio, tras recibir las órdenes oportunas desde Valladolid. El movimiento comienza en la única guarnición de la capital, el regimiento Argel 27, en conexión con las fuerzas de la Guardia Civil y los falangistas. El jefe del regimiento declaraba, en la mañana del 19, el estado de guerra para toda la provincia. Al terminar el día, la ciudad estaba bajo control de los sublevados prácticamente sin enfrentamientos.
Una vez finalizada la ocupación de la capital comienza a controlarse la provincia, para lo cual resultó fundamental el apoyo de las fuerzas de la Guardia Civil y de la Falange. Apenas encontraron una oposición organizada, con la única excepción de la zona del Campo Arañuelo y los Ibores. En esta zona, la oposición de las organizaciones obreras al levantamiento, sobre todo la CNT, provocó enfrentamientos con los rebeldes y sólo con la llegada de las tropas de Yagüe, en Agosto, fueron vencidas.
En Badajoz, la preparación del golpe comenzó en primavera y fue dirigida por un enviado del General Mola, que contactó y movilizó a un grupo de militares, a la Falange y a la Guardia Civil. Se entregaron armas a la población el día 19, que se sacaron de los propios cuarteles, con lo que consigue dejar la oficialidad, más proclive al levantamiento, sin posibilidades y provoca que el
levantamiento tenga que ser adelantado un día, ya que estaba preparado para el 20. Probablemente este aspecto influyó en el fracaso golpista, al quedar todas las fuerzas bajo mando gubernamental. Posteriormente fue enviado hacia Madrid un batallón para participar en la defensa de la capital.
En cuanto a la provincia, la sublevación alcanzó importancia únicamente en la zona de Villanueva de la Serena, que quedó en poder de los rebeldes, a manos del Jefe del cuartel de la Guardia Civil, Gómez Cantos, quién será recordado por la fuerte represión que llevó a cabo posteriormente.
El resto de la provincia, gracias al apoyo popular, permanecíó bajo el mando de la República, a pesar de que los sublevados contaban con el apoyo de la mayor parte de la Guardia Civil, que no pudo levantarse. Una vez en la Península, el ejército sublevado se lanzó a la ocupación de Extremadura, paso importante para el desarrollo de la guerra, porque permitiría unir las dos zonas en su poder, Andalucía con Castilla y León, y así, avanzar sobre la capital de España. La ocupación se llevó a cabo en dos etapas consecutivas.
El avance de las tropas nacionales desde Andalucía comienza en el mes de Agosto, Franco envía fuerzas del Tercio y de la Legión; toman Llerena, fuente de Cantos y Monesterio, el 5 de Agosto; Zafra y Los Santos de Maimona, el día 6; a continuación, Jerez, Almendralejo; y el día 11 ocupan Mérida, que supuso la primera resistencia organizada que encontró el general Yagüe.
Las fuerzas de Regulares reciben ayuda del Regimiento Argel, proveniente de la capital cacereña. Mérida constituía un importante eje de comunicaciones entre Extremadura y la capital del Estado, que quedó roto desde ese momento. Badajoz cae en poder de los rebeldes el día 14; en esta ciudad se asiste a uno de los episodios de represión más sangrientos de la guerra.
Los sublevados avanzan sobre Trujillo y Navalmoral de la Mata, donde establecen contacto con los rebeldes de Ávila a través de Arenas de San Pedro. Desde ese momento en Extremadura se pasa de la guerra de columnas a la de frentes; sin embargo, casi toda Extremadura está ya en manos de los rebeldes.
Además de unir las dos zonas nacionales, el ejército del sur, formado por soldados profesionales, se va a convertir en la fuerza de choque del bando sublevado en su ofensiva contra Madrid. Franco instala provisionalmente su Cuartel General en Cáceres. La ocupación de la mayor parte de Extremadura resultó fácil para el ejército de Franco que, aproximadamente en un mes, llegó a Talavera de la Reina.
El frente extremeño de 1936 a 1939
En Extremadura, como ya hemos dicho anteriormente, comienza una guerra de frentes desde mediados de 1936, que experimenta pocos cambios hasta el final de la contienda. El frente se extendía desde Alía hasta Villanueva
y desde Don Benito hasta higuera, en zona republicana; y desde Guadalupe, Madrigalejo, Medellín, Guarenas, Hornachos y Campillo, en la zona nacional.
Los republicanos reconocen la importancia estratégica de la zona, ya que la posible recuperación de Mérida y Badajoz volvería a dividir la zona nacional en dos partes. Por ello, el ejército republicano, en el período de Largo Caballero como jefe de gobierno, elabora un plan para aislar Andalucía del resto de la zona nacional mediante la ocupación de Extremadura. A este plan se opuso el general Miaja, entre otros. Las distensiones dentro de la zona republicana, junto a la caída del gobierno de Largo Caballero, hicieron que no se llevara a cabo y se quedara en el olvido. El frente de Extremadura, hasta el verano de 1938, vivíó un período de relativa calma. En Junio los sublevados lanzaron un ataque al frente extremeño con la intención de acabar con la bolsa leal de la Serena, ya que también eran conscientes del peligro de mantener dicho frente por le posible contraataque republicano hacia la frontera portuguesa.
Con la caída de Cataluña y la creación del consejo de Defensa del Coronel Casado, el ejército republicano abandona los frentes mientras los nacionales ocupan las zonas de Extremadura aún en poder republicano. La mayoría de los soldados se encamina hacia sus casas y algunos pasarán a formar parte del “maquis” en un intento por mantener la lucha.
Las dificultades sociales de la posguerra en Extremadura
1. El hambre
La regíón extremeña fue escenario de terribles hambrunas en los primeros años de la posguerra, especialmente entre 1940 y 1941. La malnutrición que sufría buena parte de la población, sobre todo la campesina, dio lugar a un aumento de las tasas de mortalidad hasta niveles superiores a los del resto de España. En la provincia de Cáceres el año 1941 fue especialmente duro, alcanzándose tasas de mortalidad del 25,5 por mil.
En los años de la posguerra aparecieron enfermedades asociadas a la desnutrición extrema, como la pelagra. Aunque la amenaza del hambre fue desapareciendo, las condiciones de vida siguieron siendo bastantes duras para una población mayoritariamente rural.
Las guerras y sus consecuencias aceleraron el declive de la ya depauperada economía extremeña, de base fundamentalmente agraria, sin que se ofrecieran alternativas desde los otros dos sectores económicos.
De este modo, ya desde finales de la década de los cuarenta, comenzó la salida de efectivos poblacionales, especialmente varones jóvenes, que
incrementaron las tasas de envejecimiento y ahondaron en la falta de iniciativa y conservadurismo en la regíón.
2. La represión
La represión ejercida por las autoridades franquistas sobre los vencidos extremeños siguió en su evolución las mismas pautas que el resto del país. Al acabar la guerra se sucedieron las condenas, se celebraron consejos de guerra en las localidades de Badajoz, Mérida, Almendralejo, Castuera, Cáceres, Plasencia y Trujillo, se produjeron los encarcelamientos, para los que se habilitaron numerosos cortijos y se crearon campos de concentración, como el de Castuera, en cuyos 70 barrancones se hacinaron de 3000 a 7000 hombres. En la inmediata posguerra se sucedieron los fusilamientos y los “paseos” excusa para numerosas venganzas personales.
Se calcula que la cifra de fallecidos en la provincia de Cáceres, entre
1936 y 1943, ascendíó a 1680 personas. Otras jurisdicciones, además de la militar, profundizaron en la represión, como la de Responsabilidades Políticas, más amplia en sus condenas y sanciones, con el objetivo de expoliar y someter a los sospechosos de desidencia al régimen.
3. La guerrilla
A medida que el ejército franquista iba conquistando áreas de la regíón, numerosos combatientes republicanos y personas que huían de la represión se refugiaron en las sierras extremeñas y poco a poco fueron organizándose en partidas guerrilleras, que hostigaban a las nuevas autoridades y a los terratenientes.
En 1944, las partidas guerrilleras quedaron encuadradas en la primera agrupación Guerrillera de Extremadura, bajo la coordinación de dos militantes del PCE: Jesús Bayón González, comandante Carlos, y Dioniso Tellado Vázquez, Mario de Rosa, que actuaban en la Sierra de Gata y en las áreas de Villuercas e Ibores. De 1944 a 1946 intensificaron sus actividades, aumentando los robos y los secuestros de propietarios agrarios a cambio de rescates y de la difusión de propaganda. La Guardia Civil actuó sobre la población campesina, acusada de colaborar con la guerrilla.