La Guerra Civil Española: Evolución Política y Económica de los Bandos


Comparación de la evolución política y situación económica de los dos bandos durante la guerra

Bando Republicano

El 19 de julio de 1936, Casares Quiroga fue sustituido como jefe de gobierno por José Giral, quien decidió entregar armas a las milicias de los sindicatos y de los partidos del Frente Popular. Igualmente, parte del ejército y de las fuerzas de seguridad se mantuvieron fieles al gobierno, y fue posible sofocar el levantamiento en buena parte de España.

El día 5 de septiembre de 1936, el presidente Azaña encargó formar gobierno a Francisco Largo Caballero, líder socialista de la UGT, quien formó un gabinete de amplísima coalición que integraba desde nacionalistas vascos y catalanes, pasando por los partidos republicanos, el PSOE y el Partido Comunista. A comienzos de noviembre se integraron en el gobierno cuatro ministros anarquistas. Al mismo tiempo, el gobierno de la República decidió trasladarse a Valencia ante el inminente ataque a Madrid por parte de los sublevados. El proyecto de Largo Caballero era crear una “gran alianza antifascista”, recomponer el poder del Estado, mediante la eliminación de juntas y comités, y dirigir la guerra, a través de la militarización de las milicias de los partidos y creando el Ejército Popular.

Creció mucho la influencia del PCE, cuya política buscaba la alianza del proletariado con los sectores de la burguesía media, pequeños empresarios y campesinos, con el lema de “primero ganar la guerra”. Los problemas que debilitaron definitivamente el gobierno de Largo Caballero estallaron en Barcelona a principios de mayo de 1937 (Hechos de Mayo).

En mayo de 1937 Largo Caballero dimitió y el presidente de la República, Manuel Azaña, encargó la formación del gobierno al socialista Juan Negrín, proclive a las tesis del PCE, que apostaba por la ayuda de la URSS. La sede del gobierno se trasladó de Valencia a Barcelona.

Ante la dificultad de frenar a las tropas franquistas, el gobierno, sin cesar el esfuerzo militar y la resistencia a ultranza, intentó buscar una salida negociada a la guerra. Para ello Negrín propuso su programa de los Trece Puntos (abril de 1938), en los que proponía el cese de la lucha armada, la permanencia de la República y la apertura de un proceso de elecciones democráticas. Sin embargo, Franco solo aceptaría una rendición sin condiciones.

A partir de la primavera de 1938, la vida era ya sumamente difícil en el territorio republicano. Negrín, con casi la única ayuda de los comunistas, insistía en la necesidad de la resistencia militar. La pérdida de Cataluña entre enero y febrero de 1939 significó el exilio para el gobierno de la República. Un sector del bando republicano, en el que se encontraba el coronel Casado y el socialista Julián Besteiro, se inclinó por la rendición a Franco. Esto llevaría a combates internos en Madrid y al hundimiento de la resistencia en el centro.

Bando franquista

En la zona sublevada, la muerte del general Sanjurjo, en accidente de aviación, el día 20 de julio de 1936, mientras se dirigía a Burgos para dirigir la rebelión, planteó el problema del liderazgo en el territorio levantado en armas. El 24 de julio se creó en Burgos la Junta de Defensa Nacional, al mando del general Miguel Cabanellas, con la misión de gobernar todo el territorio ocupado. El liderazgo de Franco se impuso, sobre todo, después de liberar el Alcázar de Toledo y de conseguir que Hitler y Mussolini lo reconociera como único interlocutor válido para negociar su apoyo a la sublevación. El día 30 de septiembre los militares lo eligieron jefe del Alzamiento. El 1 de octubre de 1936 se publicó el decreto que lo nombraba Jefe del gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos españoles. Los problemas políticos se agudizaron en la zona sublevada a fines del año 36, cuando parecía que la guerra se iba a prolongar bastante a la vista del fracaso de la toma de Madrid. Existía un mando militar poderoso, pero ninguna cohesión política. Los sublevados, que tenían una fuerte ideología antiliberal, habían prohibido todos los partidos políticos que formaban parte del Frente Popular y todos los sindicatos de clase y habían procedido a una tremenda represión de los fieles a la República. Sólo actuaban como grupos políticos Falange Española y de las JONS, (cuyo jefe, Antonio Primo de Rivera, había sido fusilado por los republicanos), y la Comunión Tradicionalista (carlistas). También se toleraba la CEDA y los grupos monárquicos. Inspirándose en el modelo fascista de partido único, en abril de 1937, Franco dio a conocer el Decreto de Unificación por el que se creaba un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, unificando a falangistas y carlistas e integrando a las demás fuerzas nacionales. El proceso de institucionalización del nuevo Estado franquista culminó en enero de 1938 con la formación del primer gobierno de Franco. En la persona de Franco se concentraba la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno y, a partir de entonces, pasó a ser llamado Caudillo de España. El nuevo Estado se inspiraba en el fascismo y defendía un modelo social basado en el conservadurismo y en la preeminencia del catolicismo. La Iglesia Católica, el 1 julio de 1937, había hecho pública una Carta colectiva del Episcopado español en apoyo de los sublevados. El nuevo Estado era claramente confesional y derogó las leyes del matrimonio civil y del divorcio, estableció el culto religioso en la enseñanza y en el ejército, e instituyó una retribución al clero. La construcción del Estado franquista fue acompañada de una violencia extrema. La represión tuvo siempre un carácter sistemático y fue ejercida por el ejército, la Falange o las autoridades políticas contra cualquier sospechoso de simpatizar con las izquierdas. Una parte de los miles de ejecutados durante la guerra fueron enterrados en fosas comunes sin constancia de su desaparición.

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