La Guerra Civil Española: Sublevación, Desarrollo y Evolución Política
La Sublevación Militar y el Estallido de la Guerra
Desde el triunfo del Frente Popular (febrero de 1936), un grupo de generales monárquicos y conservadores (José Sanjurjo, Emilio Mola, Francisco Franco), con la adhesión de grupos de derecha (Falange, Renovación Española, Carlistas), comenzaron a preparar un levantamiento militar. Contaban con el apoyo financiero de algunos de los grandes banqueros del momento, como Juan March, y con contactos en el extranjero. El asesinato del diputado derechista José Calvo Sotelo sirvió de pretexto para iniciar el alzamiento.
El coordinador de la conspiración en la Península era el general Mola, pero la sublevación se inició el 17 de julio en Ceuta y Melilla, bajo la dirección del general Franco, destinado en Canarias como medida de precaución por parte del gobierno republicano. Al día siguiente, la sublevación se extendió por la Península. El golpe de estado triunfó, por tanto, en el Protectorado de Marruecos y en Canarias; además, en el norte de la península, los rebeldes triunfaron en Galicia, la actual Castilla y León, Álava, Navarra y parte de Aragón. En el sur, sin embargo, solo tuvo éxito en Sevilla y algunas ciudades de la Andalucía Occidental. La República mantuvo, pues, bajo control Madrid, Cataluña, el Levante, la franja cantábrica (Asturias, Cantabria y País Vasco), Castilla-La Mancha, Andalucía Oriental y Extremadura.
El objetivo de la sublevación era implantar rápidamente un régimen autoritario que pusiese fin a las libertades democráticas y acabase con la amenaza revolucionaria de la izquierda más extremista. Sin embargo, el fracaso del alzamiento en buena parte de España provocó el estallido de la guerra civil.
Desarrollo Militar de la Guerra Civil
Lucha por Madrid
El objetivo inicial de los sublevados era tomar Madrid. El general Mola intentaría la toma desde el norte, mientras que Franco avanzaría desde el sur. Sin embargo, la ofensiva de Mola fracasó. Durante este periodo, se produjeron cambios políticos significativos: se formó el gobierno de Largo Caballero y Franco fue nombrado Generalísimo. Ante la resistencia republicana, el gobierno abandonó Madrid y, aunque posteriormente intentaron recuperarla en las batallas del Jarama, el objetivo de tomar la capital quedó relegado.
La Campaña del Norte (abril – octubre 1937)
Entre abril y octubre de 1937, los sublevados, liderados por Mola y con el apoyo de la Legión Cóndor, lanzaron una ofensiva en el norte. Lograron tomar Bilbao en junio de 1937, seguido por Santander y Asturias, controlando así toda la cornisa cantábrica. La República intentó desviar la ofensiva con las batallas de Brunete y Belchite, pero sin éxito.
Las Ofensivas del Este (octubre 1937 – abril 1938)
En octubre de 1937, la ofensiva republicana en Teruel fracasó. Los franquistas aprovecharon la situación y, en abril de 1938, llegaron al Mediterráneo tras la toma de Vinaroz. La última gran ofensiva republicana se produjo en el verano de 1938 con la batalla del Ebro, pero también fracasó. En enero de 1939, las tropas franquistas iniciaron la ofensiva sobre Cataluña, culminando con la toma de Barcelona. Finalmente, la división interna en el bando republicano, con el golpe de estado del coronel Casado el 1 de abril de 1939, precipitó la caída de Madrid y el fin de la guerra.
Evolución Política en las Dos Zonas
La evolución política de las dos zonas durante la guerra fue muy compleja.
El Bando Republicano
En el Bando Republicano, el principal problema fue la falta de una dirección política única debido a la división entre los que querían la continuación de la República (el gobierno) y los grupos anarquistas, sindicalistas (CNT, FAI) y algunos comunistas trotskistas (POUM), que paralelamente a la guerra llevaron a cabo una revolución social. La participación en la guerra de estos grupos revolucionarios se realizó a través de las Milicias, poco entrenadas y sin disciplina, que no reconocían el mando de los oficiales republicanos y que dificultaban las operaciones militares. La República tuvo que enfrentarse al doble problema de derrotar al ejército sublevado y de controlar la revolución social.
El Bando Nacional
En el Bando Nacional, hasta octubre de 1936 no se planteó la organización de un sistema político y administrativo. Su única directriz era la resistencia al comunismo y la lucha contra la anarquía. Pero tras la resistencia de Madrid y la evidencia de que la guerra sería larga, no se pudo aplazar la creación de un mando único que evitara la desintegración. La elección de Franco para asumir la jefatura tras la muerte de Sanjurjo se debió tanto al prestigio que le proporcionaron las victorias conseguidas durante la guerra como al hecho de controlar al ejército de Marruecos, y no a razones de índole político. Aunque la elección se hizo en octubre de 1936, no se institucionalizó hasta abril de 1937, por el Decreto de Unificación que creaba un partido único: Falange Española Tradicionalista de las JONS. Aunque algunas de las directrices del nuevo régimen se establecieron durante la guerra, Franco quiso esperar al fin del conflicto para establecer su estructura definitiva.