Introducción
Después de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos y la URSS dejaron de ser aliados y se convirtieron en enemigos. Se llamó Guerra Fría a la etapa política desde 1947 a 1990. Su característica principal es la rivalidad, EE. UU. dirigiendo el bloque capitalista, y por otro lado la Unión Soviética URSS dirigiendo el bloque comunista (aunque normalmente los comunistas llamaban a su sistema ‘socialista’ o ‘socialismo real’). El motivo es que ambas superpotencias buscan el dominio mundial. Por tanto se le considera un sistema bipolar. Alemania quedó dividida por los vencedores en cuatro zonas ocupadas por Reino Unido, Francia, EEUU y la URSS (las tres primeras formarían la RFA con un sistema capitalista y la zona ocupada por la URSS formaría la RDA con un sistema comunista). La capital Berlín también se repartió en estas zonas, pero se encontraba en pleno territorio controlado por los soviéticos. Muchos ciudadanos de la RDA escaparon hacia Berlín oeste. Entre 1949 y 1961, dos millones de alemanes del Este, (algunos científicos) huyeron hacia el Oeste, para evitar esto las autoridades de Berlín construyeron un muro que dividió la ciudad en dos. Berlín (El muro de Berlín). Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero”. Con esas palabras, Churchill iniciaba un nuevo periodo histórico tras la SGM: la Guerra Fría. La respuesta de Stalin no tardó en llegar. El líder soviético calificó la estrategia de Churchill como militarista y defendió la amistad soviética con Europa del Este. Pero, el telón de acero no se levantó de un día para otro, sino que ciertas actitudes de ambos lados aumentaron la tensión. Mientras que el lado occidental del telón defendía la democracia liberal, el capitalismo y una economía de mercado, el lado del Este defendía por el socialismo, la ideología marxista-leninista y una economía planificada por el Estado. No llegó a haber guerra directa entre las dos superpotencias, pero sí que se enfrentaron indirectamente en otros países. Se evitó el conflicto directo, por el miedo a que hubiera una guerra nuclear, con la aniquilación mutua (la MAD ‘Destrucción Mutua Asegurada’). Entre ellas competían para aumentar su ejército y sus fuerzas nucleares para así acobardar al otro para que no empiece la guerra. Por ello el arsenal nuclear no hacía más que crecer. Cada superpotencia tenía su organización militar internacional. Estados Unidos creó la OTAN en 1949 con países de Europa occidental y Norteamérica y la URSS creó el Pacto de Varsovia en 1955 con países de Europa oriental. Además de sus alianzas militares, cada superpotencia tenía sus áreas de influencia. Dentro de su área tanto EEUU como la URSS no permitían que nuevos gobiernos cambiaran de bando. Cuando eso pasaba, intervenían provocando golpes de Estado o directamente con invasiones militares.
Fin de la Guerra Fría. La caída del muro de Berlín y la reunificación alemana
La guerra fría terminó cuando la URSS se autodestruyó entre 1989 y 1991 durante el gobierno de Gorbachov. En la década de los 80 el presidente norteamericano Ronald Reagan reactivó la carrera militar con el proyecto de Iniciativa de Defensa Estratégica (1983-) conocido como guerra de las galaxias. Este proyecto consistía en la fabricación de satélites que neutralizaran a los misiles soviéticos desde el espacio. En 1983 se vivió un momento de tensión nuclear entre ambas superpotencias. En 1985 Gorbachov se convirtió en nuevo líder de la URSS. Su principal objetivo fue poner fin a la crisis económica que estaba sufriendo el país. Para ello inició una serie de reformas económicas (introduciendo elementos capitalistas) políticas como la perestroika-reestructuración, que introduce elementos democráticos e informativos, las glásnost-transparencia, mayor libertad de expresión y transparencia informativa. En 1989 hubo elecciones democráticas en cada república autónoma de la URSS. Llegaron al poder líderes anticomunistas y en algunas regiones líderes secesionistas. La crisis de la URSS tuvo como consecuencia la caída de los regímenes comunistas en Europa Oriental en 1989 cuando Gorbachov anunció que no iba a intervenir militarmente en esta zona. Se disolvió el Pacto de Varsovia. Esto lo hizo con la garantía no escrita de que Estados Unidos no extendería la OTAN por Europa del Este (algo que incumplió años después). Entonces una serie de revoluciones derrotaron a los dictadores comunistas y se instauraron en su lugar sistemas de democracia parlamentaria. Como también cayó el gobierno de la República Democrática Alemana, el muro de Berlín se destruyó y se reunificó Alemania (1990).
La Crisis en la Europa oriental
La proclamación unilateral de independencia de las repúblicas bálticas supuso una crisis política. Esto llevó a un intento de golpe de Estado en la URSS por parte de los contrarios a las reformas. El golpe de Estado fracasó y los nuevos líderes del país encabezados por Boris Yeltsin (triunfador en las elecciones de Rusia) destituyeron a Gorbachov y decretaron la disolución de la URSS. La superpotencia se dividió en numerosas repúblicas, la principal fue Rusia. Checoslovaquia se dividió pacíficamente en dos países: República Checa y Eslovaquia. Yugoslavia se fragmentó en varias repúblicas tras varias cruentas guerras civiles. Hungría los comunistas permiten elecciones democráticas. En Rumania una revolución acabó con el dictador Nicolae Ceausescu.
La Rusia Postcomunista
Boris Yeltsin decretó la supresión del régimen comunista y disolvió el PCUS. Se reconoció la independencia de las repúblicas bálticas y de Ucrania y Bielorrusia. La URSS acabó finalmente dividida en 15 repúblicas independientes y Gorbachov dimitió. La nueva Federación Rusa heredó problemas de nacionalismos, una crisis económica como resultado de la rápida privatización que significó el hundimiento caótico de la propiedad estatal, una enorme subida de los precios, el aumento del paro y el empobrecimiento de la población. Boris Yeltsin estuvo en el poder hasta 1999, en teoría dirigiendo una democracia aunque ejerció el poder de forma autoritaria. Vladimir Putin (1999-actualidad) no representó la democratización pero creció económicamente y su política se concentró en recuperar su importancia.
Los EEUU y el nuevo mundo multipolar
EEUU vio como aumentaba su influencia en el mundo y se proclamó como única superpotencia su deseo de promover un nuevo orden internacional del que se erigía como garante mundial para organizar el mundo. El papel de EEUU como única superpotencia que impone sus decisiones en el ámbito internacional fue cada vez más cuestionado y desde principios del siglo XXI, aparecieron nuevos actores en escena. En primer lugar, la Unión Europea, que ampliada a 28 países, presentaba una potencia demográfica y sobre todo económica muy considerable. En segundo lugar, los grandes países emergentes: India, Brasil y especialmente China, cuya población y capacidad productiva la ha convertido en un protagonista absoluto de la nueva realidad geopolítica, sobre todo por su expansión en el continente africano. Por último, la nueva Rusia, que una vez superados los peores momentos de su transición hacia las formas económicas capitalistas, inició con Putin una etapa de fuerte presencia internacional. La nueva situación internacional ha dado a la ONU un nuevo protagonismo.
La construcción de la Unión Europea
A principios de la década de 1990, en el contexto de la desaparición los bloques y la progresiva imposición de una economía globalizada, los países de la Europa occidental acordaron otorgar un mayor paso a la Comunidad Económica Europea (CEE). En 1992 se avanzó un paso más con el Tratado de la Unión Europea, conocido también como Tratado de Maastricht (1993), su conformación fue parte de un proceso iniciado tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuyos primeros resultados fueron la constitución de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (1951) y la Comunidad Económica Europea (1957). Este tratado constituye la piedra angular para el proceso de integración europea, pues por primera vez le daba una vocación de unidad política y además creó la ciudadanía europea, que permite a las personas circular y residir libremente en los países de la UE. La Unión Europea se ha convertido en una potente organización de 27 Estados, (En 2020, el Reino Unido se retiró de la UE mediante un proceso conocido como Brexit), con realidades muy diferentes de tipo social, económico, histórico y político, pero con el objetivo común del compromiso democrático y el progreso económico.
La Globalización
Uno de los rasgos característicos del siglo XX fue la globalización, que supuso la integración económica, política y cultural del mundo. Esto fue posible en gran medida gracias a las nuevas tecnologías de comunicación y transporte y a la generalización de las políticas de liberalización económica que facilitaron la interconexión de los mercados y las finanzas. Uno de los hitos de la globalización fue el desarrollo de internet y otras innovaciones de la llamada Tercera Revolución Industrial. Las fronteras nacionales dejaron de ser barreras para los negocios y se generalizaron las empresas multinacionales y la deslocalización (la instalación de fábricas y talleres en países menos desarrollados para abaratar costos). La globalización generó como reacción una serie de protestas de organizaciones conocidas como movimiento antiglobalización. Este movimiento comenzó a denunciar el enriquecimiento de las grandes empresas multinacionales, la precarización de algunas industrias deslocalizadas y la alteración provocada por el capitalismo global en el medio ambiente y en las formas de vida de las poblaciones.