La Iglesia Católica en la Primera Mitad del Siglo XX
Un Periodo Tumultuoso
El siglo XX, marcado por hambrunas, dictaduras y guerras, fue una época difícil para la humanidad y para la Iglesia Católica. En el ámbito ideológico, la Iglesia se enfrentó a la expansión del secularismo, que condujo al ateísmo y la indiferencia religiosa. También tuvo que responder a los diversos totalitarismos que victimizaron a varios países. A pesar de estos desafíos, los Papas de este periodo adquirieron un protagonismo universal.
El Avance del Secularismo
Las corrientes filosóficas de los siglos XVIII y XIX desembocaron en el siglo XX en tendencias secularistas. La secularización, un fenómeno positivo originado en el humanismo renacentista, se refiere a la autonomía de la sociedad y la cultura respecto a la religión. El secularismo, por otro lado, enfatiza la negación práctica de la dimensión religiosa del ser humano. Se manifiesta como:
- Ateísmo teórico: Negación formal de la existencia de Dios.
- Agnosticismo: Afirma que la razón humana no puede pronunciarse sobre la existencia de Dios.
- Ateísmo práctico: Vivir como si Dios no existiera.
La Iglesia denunció que el olvido de Dios no condujo a la liberación, sino a lo contrario, y propuso la Buena Nueva de Jesús como camino de libertad.
Los Totalitarismos del Estado
El Fascismo Italiano
Surgido en Italia en 1919 tras la crisis post-Primera Guerra Mundial, el fascismo, liderado por Benito Mussolini (1922-1943), se basaba en el valor absoluto del Estado. Eliminó el Estado de derecho y concentró el poder en un dictador. La Iglesia se opuso al fascismo, especialmente cuando Mussolini disolvió la Acción Católica juvenil en 1931. El Papa Pío XI protestó contra el totalitarismo estatal en la encíclica Non Abbiamo Bisogno.
El Nazismo Alemán
Motivado por la derrota en la Primera Guerra Mundial, la humillación del Tratado de Versalles y la Gran Depresión, el nazismo, liderado por Adolf Hitler, se caracterizó por su racismo. Defendía la superioridad de la raza aria y persiguió cruelmente al pueblo judío. La Iglesia prohibió a los católicos afiliarse al partido nazi. En 1937, Pío XI publicó la encíclica Mit Brennender Sorge, que desautorizaba los errores del nazismo y condenaba su racismo.
El Comunismo Soviético
El comunismo, que propone una sociedad sin clases, se gestó en el siglo XIX con las ideas de Marx y se impulsó con la Revolución Rusa de Lenin y la creación de la Unión Soviética. En 1937, Pío XI publicó la encíclica Divini Redemptoris, condenando el comunismo por su totalitarismo, su visión materialista y atea, y su impulso de la lucha de clases.
Guerras Mundiales y Holocausto
La Primera Guerra Mundial (1914-1918)
El Papa Benedicto XV, elegido al inicio de la guerra, publicó la encíclica Ad Beatissimi, examinando las causas del conflicto y manteniendo una valiente neutralidad. Trabajó activamente en favor de los prisioneros de guerra e impulsó iniciativas de paz.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
El auge de los totalitarismos y las políticas expansionistas condujeron a la Segunda Guerra Mundial. Pío XII, elegido Papa en 1939, intentó evitar la guerra mediante la diplomacia. Durante el conflicto, se dedicó a acciones humanitarias, ayudando a judíos y perseguidos políticos con discreción para evitar represalias contra los católicos alemanes.
El Holocausto Judío
El Holocausto, consecuencia directa del racismo nazi, fue un hecho terrible. Los nazis persiguieron y exterminaron a seis millones de judíos en campos de concentración, junto a gitanos, opositores políticos y católicos. Numerosos católicos y protestantes europeos, incluyendo la Iglesia de Polonia, obispos franceses y la Iglesia de Holanda y Bélgica, se opusieron al Holocausto, incluso arriesgando sus vidas.
La Renovación Litúrgica
En este periodo, muchos católicos se preocuparon por la renovación de la liturgia, especialmente la Eucaristía. El Movimiento Litúrgico, surgido en el siglo XIX, buscaba hacer las celebraciones más comprensibles, centradas en Jesucristo y comunitarias. En España, esta renovación fue promovida por las abadías de Silos y Montserrat, sentando las bases para la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.
El Apostolado Seglar
Entre guerras, surgieron en Francia movimientos de laicos cristianos llamados Acción Católica, cuyo objetivo era vivir y transmitir el Evangelio a la sociedad. Estos movimientos, apoyados por la Iglesia, se extendieron por el mundo católico. Se dividían en:
- Acción Católica General: Laicos de diversos ámbitos agrupados en torno a una parroquia.
- Acción Católica Especializada: Evangelización de ámbitos específicos como la familia, el trabajo o el estudio.
Entre los movimientos especializados de jóvenes, destacaban la Juventud Obrera Católica, la Juventud Agrícola Católica, la Juventud Estudiantil Católica, la Juventud Independiente y la Juventud Universitaria. También surgieron movimientos de adultos, como las Hermandades Obreras de Acción Católica o el Movimiento Familiar Rural.