La obra de estos primeros autores revelaba la existencia de 2 tendencias principales en la nueva novela:
El realismo mágico y el realismo fantástico. Lo que distinguiría ambas corrientes sería el modo en que se integran los elementos fantásticos y reales en la narración.
En los años 60 se produce el Boom de la novela hispanoamericana. Se trata del periodo de máximo esplendor de esta narrativa.
Algunos autores han señalado como factor determinante del boom la coincidencia de muchas novelas magistrales: La ciudad y los perros(Vargas Llosa, 1961), Tres tristes tigres(Cabrera Infante, 1967) y Cien años de soledad(García Marquez,1967).
De todas ellas, quizás sea Cien años de soledad la que ha alcanzado mayor visibilidad internacional, ya que es la obra más leída en castellano después del Quijote.
Con el paso de los años, se han hecho numerosos estudios y revisiones de este fenómeno del boom y su onda expansiva. Algunas de estas revisiones señalan el hecho de que el boom fue un movimiento literario exclusivamente masculino y centrado en la novela.
A mediados de la década de los 70 se observa en la literatura hispanoamericana un cambio de rumbo que predominara durante los 80. A esta nueva tendencia se le ha llamado postboom, aunque los autores que la representan prefieren la denominación de “novísima narrativa”. Sus protagonistas son los llamados autores novísimos. En líneas generales, cabe destacar la narrativa femenina con Isabel Allende, Mayra Montero o Marcela serrano, entre otras muchas.
En cuanto a la temática, destaca la denuncia social, ideológica o política. En este sentido cabe señalar el auge de la literatura testimonial: Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, de Rigoberta Menchú. El exilio interior y exterior fue también motivo inspirador de muchos autores, como el caso de Luisa Valenzuela, Reinaldo Arenas o de algunas obras de Mario Benedetti: Primavera con una esquina rota y Geografías. Destaca el aumento de las novelas de tema histórico: Gringo viejo de Carlos Fuentes o la trilogía Memoria del fuego de Eduardo Galeano. Otra característica temática novedosa la representan: la incorporación en la novela de la cultura popular (cine, música, deportes y televisión), las drogas y el sexo; Manuel Puig será pionero de esta tendencia con sus novelas, destacando “El beso de la mujer araña”. La recuperación del tema del amor, los sentimientos y el erotismo son representativos tanto de autores nuevos como es el caso de Isabel Allende, como de alguno consagrado, como el final feliz de El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez. Por último, hay que señalar la presencia del humor subversivo y paródico de Severo Sarduy.
La novela y el cuento hispanoamericanos en la segunda mitad del siglo XX
En los años 40 y 50 la literatura hispanoamericana da las primeras muestras de superación de los modelos narrativos. El regionalismo de los años 20 y 30(“novelas de la tierra” y “novelas sociales”) comenzaba a agotarse. Así mismo, las transformaciones en la vida social y la influencia que ejercerán los renovadores de la literatura europea y norteamericana, como Kafka, favorecerán el nacimiento de la llamada nueva novela.
Esta “nueva novela”, que se consolida definitivamente en el boom de los años 60, supondrá la aparición del nuevo mundo urbano y la atención a los problemas humanos. Del mismo modo, lo local ira dejando paso a los temas y símbolos de alcance universal. Aunque la característica más definitoria es la incorporación de elementos fantásticos o maravillosos.
La temática de estas novelas es muy variada, pero destacan 2 compromisos: con el ser humano y sus problemas y con la historia convulsa del continente americano. Del primero derivan las novelas existenciales, donde habría que situar la obra de Onetti y de Sábato. Del segundo compromiso, derivan las novelas sociales, tendencia iniciada por Miguel Ángel Asturias en El señor Presidente y continuada por otras obras como El otoño del patriarca (Gabriel García Márquez). Otros autores reflexionan sobre la historia del continente. La metaficción (reflexión sobre el proceso creativo dentro de la obra) es también motivo recurrente. Por último, habría que señalar el humor y el erotismo.
Las innovaciones afectaran al discurso y a las técnicas narrativas. La más evidente es la ruptura de la estructura tradicional de la novela, lo que obliga a prestar una mayor atención en la lectura. Otra constante es la preocupación por el lenguaje, por el poder de sugerencia y el ritmo de la prosa.
Es difícil hacer una cronología exacta de la novela, pero suele señalarse a 3 autores como aquellos q abrirán el camino de esta nueva narrativa: Miguel Ángel Asturias(El señor presidente), Alejo Carpentier (El reino de este mundo) y Jorge Luis Borges, con sus obras Ficciones. Hay que destacar que antes del boom de los 60, Juan Carlos Onetti ya había publicado sus primeras novelas, Ernesto Sabato, El túnel y Juan Rulfo, toda su obra: la colección de cuentos de El llano en llamas y su magistral novela Pedro Páramo, de 1955.
En las técnicas narrativas, cabe señalar 2 tendencias principales. La primera de ellas está representada por novelas realistas, de fácil lectura. La segunda tendencia se caracteriza por la exacerbación de la experimentación y una gran preocupación por la elaboración del lenguaje. Representan esta tendencia la obra de Severo Sarduy y la de Salvador Elizondo.
Hay que señalar que muchos de los autores del boom siguen escribiendo y prácticamente todos los del postboom también.