La Narrativa Española Anterior a 1939


LA NARRATIVA ANTERIOR A 1939

La novela de la Generación del 98

Durante los primeros años del siglo XX, continuaron las tendencias narrativas de finales del XIX. Muchos de los escritores de la novela realista prolongaron su labor literaria en estos años, como Galdós o Emilia Pardo Bazán. Sin embargo, en esta época se produce una reacción contra el Realismo y el Naturalismo. Se observa en los novelistas jóvenes una firme voluntad de innovación tanto en los temas como en las formas narrativas. La llamada Generación del 98 surge como consecuencia de tres circunstancias:

  • La crisis política, económica y moral de España a finales del siglo XIX, agudizada por la pérdida de las últimas colonias en Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898. Este acontecimiento dio nombre a la generación.
  • El agotamiento de las formas narrativas del movimiento realista y naturalista.
  • El influjo extranjero en el pensamiento de los nuevos escritores, especialmente el de autores como Schopenhauer, Nietzsche, Ibsen o Kierkegaard.

Por estas razones, los escritores del 98, entre los que se incluye a Unamuno, Azorín, Baroja, Maeztu, Antonio Machado (destaca como poeta) y Valle-Inclán (teatro), manifiestan su protesta contra las costumbres decadentes de la sociedad española y proponen una reforma total de las conductas sociales y morales de los españoles.

Miguel de Unamuno

Es líder del grupo y el escritor más representativo del movimiento. Cultivó todos los géneros. Los ejes temáticos de su obra son la política, España, el paisaje, la historia, el presente; debate entre la fe y la incredulidad. En sus “nivolas” se profundiza en el alma de los personajes, desechando la acción externa. Paz en la guerra, Amor y pedagogía, Niebla, Abel Sánchez, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir.

Pío Baroja

De talante inconformista, independiente y anarquizante. El tema de España fue uno de los principales; sus personajes favoritos son los inconformistas del más diverso signo. Destacan sus grupos de novelas: La lucha por la vida, La tierra vasca, La raza y El mar.

José Martínez Ruiz, Azorín

Utiliza una técnica impresionista, en las que la frase breve, la precisión léxica y el lirismo son sus características. Sus novelas más importantes son La voluntad, Antonio Azorín, Confesiones de un pequeño filósofo, Los pueblos, La ruta de don Quijote, Castilla, Don Juan.

El Novecentismo o Generación del 14

El 98 había impulsado un proceso literario, ideológico y moral, pero la postura posterior, de mayor trascendencia, consistirá en la mayor elaboración intelectual de esas propuestas, llevada a cabo por el Novecentismo o Generación del 14, en el que destaca un estilo brillante, esteticista y algo barroco, perteneciente a universitarios con clara vocación política y perspectiva europeísta, sin perder el talante nacionalista, a la que pertenecen los intelectuales que ayudarán a nacer la II República, como Ortega, Pérez de Ayala, Manuel Azaña, D´Ors o Salvador Madariaga.

Pertenecen a esta etapa los siguientes autores:

Gabriel Miró (1879-1930)

Se le ha venido considerando como un “poeta en prosa”, debido a su dominio del lenguaje, e incluso su prosa se podría ver vinculada a la modernista: la luz, el color, el olor de las tierras levantinas impregnan toda su obra. Sus novelas más conocidas son Las cerezas del cementerio, Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso.

Ramón Pérez de Ayala (1880 – 1962)

Su estilo es denso y complejo. Mezcla la seriedad o gravedad con la ironía. Muestra un gran interés por el análisis psicológico de los personajes. Destacan: Berlamino y Apolonio y Luna de miel, luna de hiel.

Ramón Gómez de la Serna (1891-1963)

Es el puente entre el Novecentismo y las vanguardias. Destacan El doctor inverosímil, El incongruente y El torero Caracho. Rompe los moldes del género: se desinteresa del argumento y lo sustituye por cuadros, escenas y divagaciones; es lo que él llamaba “novela libre”.

Wenceslao Fernández Flórez (1884-1964)

Algunas de sus novelas son realistas, aunque incorpora un humanismo ácido que conlleva una visión pesimista y demoledora de la vida. Destacan Volvoreta, Relato inmortal y El secreto de Barba Azul. Tras la guerra, publica un relato lírico, El bosque animado.

La novela hacia 1927

A raíz de la labor realizada por los autores novecentistas, especialmente, Ortega y su Revista de Occidente, surge un grupo de autores preocupados más por el arte que por los problemas humanos. Entre los autores destacables, vemos a Rosa Chacel con Estación, ida y vuelta; a Max Aub, brillante dramaturgo, con su novela Luis Álvarez Petreña; y a Francisco Ayala que publica en esta época El boxeador y el ángel y Cazador en el alba, con elementos deshumanizados y surrealistas.

La novela social

Frente a la novela deshumanizada, surge a partir de los años 30 un movimiento que reclama la rehumanización del arte. La novela El nuevo romanticismo (1930) de José Díaz Fernández será el detonante de esta nueva literatura. Hechos históricos como la Revolución Soviética, la I Guerra Mundial o la guerra de Marruecos, motivaron que estos escritores tomaran conciencia de la realidad y sintieran la necesidad de denunciar aquellos aspectos más rechazables de la sociedad. En algunos casos, estas novelas se convierten en reportajes sociales.

El principal autor de esta corriente es Ramón J. Sender (1902-1982). Con Imán (1930) apuntala el género que estaba naciendo. Entre sus numerosas novelas destacan Mr. Witt en el Cantón, Crónica del alba y Réquiem por un campesino español. La preocupación por la denuncia social y el intento por mostrar la realidad tal y como es son dos elementos comunes a la mayoría de las novelas de este autor.

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