ANEXO IV: TIEMPO DE SILENCIO, LA NOVELA EXPERIMENTAL DE Luis MARTÍN SANTOS
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Luis Martín Santos (1924-1964) nacíó en Larache (Marruecos). Hijo de un médico militar español, se trasladó de niño a España, donde estudió Medicina y ejercíó como médico e investigador del CSIC. Posteriormente se especializó en Neuropsiquiatría y dirigíó un sanatorio en San Sebastián. Durante el franquismo fue detenido en dos ocasiones por motivos políticos (colaboraba en la clandestinidad con políticos socialistas). Fallecíó en accidente de tráfico en Vitoria. Además de sus publicaciones científicas y de ensayos sobre filosofía y ciencia, Martín Santos se dedicó a escribir poesía (Grana gris), narraciones (Apólogos, colección de relatos publicada póstumamente) y una reconocida novela experimental: Tiempo de silencio.
Tiempo de silencio (1962). La aparición de Tiempo de silencio supuso un hito en la novela española del momento, no tanto por su argumento como por la búsqueda de nuevas formas de expresión.
C/ NOVELA EN DEMOCRACIA (A PARTIR DE 1975) ANEXO V: LA NOVELA Policíaca DE EDUARDO MENDOZA: LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA.
Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) destaca como uno de los novelistas contemporáneos con mayor éxito entre los lectores y críticos. Mendoza ha ejercido como abogado, profesor universitario y como traductor en la ONU, pero siempre ha mantenido una intensa actividad literaria. Su prosa destaca por el humor, la claridad expresiva, el manejo de subgéneros populares (novela negra, de aventuras, rosa …) y la caracterización de personajes que luchan por la supervivencia en contextos hostiles. Algunos críticos – como L. Moix- han señalado que las obras de Mendoza se podrían agrupar en dos categorías: obras profundas y divertimentos o piezas menores. Eduardo Mendoza es uno de los autores españoles actuales más traducidos y ha obtenido diversos reconocimientos y distinciones. Recientemente ha recibido el Premio Cervantes (2016).
La trayectoria novelística de Mendoza se inicia con La verdad sobre el caso Savolta (1975). Continúa explorando el género detectivesco con El misterio de la cripta embrujada (1978) y El laberinto de las aceitunas, dos obras que conforman una misma serie protagonizada por un detective anónimo. En los últimos años ha añadido tres títulos más a esa serie: La aventura del tocador de señoras (2001), El enredo de la bolsa y la vida y El secreto de la modelo extraviada (2015).
Uno de sus textos más celebrados es La ciudad de los prodigios (1986), relato sobre la transformación urbana y social de Barcelona desde finales del Siglo XIX. El director Mario Camus realizó una versión cinematográfica de esta novela.
La mirada aguda y humorística de Mendoza se percibe en Sin noticias de Gurb (un extraterrestre que aterriza en la Barcelona olímpica de 1992) y El asombroso viaje de Pomponio Flato (parodia epistolar ambientada en tiempos de Jesús). Mendoza también ha cultivado el ensayo (Baroja, la contradicción) y el teatro (Teatro reunido).
ANEXO VI: LA NOVELA FANTÁSTICA EN OLVIDADO REY GUDÚ DE ANA MARÍA MATUTE
Ana María Matute (Barcelona, 1925-2014) fue una de las principales novelistas españolas del Siglo XX. Obtuvo el Premio Cervantes en 2010 y fue la tercera mujer que logró ingresar en la RAE (1998).
Formó parte de la generación de los “jóvenes asombrados”, nombre que ella misma acuñó para designar a los autores que vivieron la Guerra Civil en su infancia. Tras cursar bachillerato, Matute se formó en Música y Pintura, pero se decantó finalmente por la Literatura. Desde su infancia, Matute escribíó cuentos y a los dieciocho años concluyó su primera novela, Pequeño teatro (1943), galardonada con el Premio Planeta. En las décadas de los 50 y los 60 publica narraciones que obtienen el favor de la crítica y del público: Los Abel, Fiesta al Noroeste, Los hijos muertos y la trilogía Los Mercaderes (Primera memoria, Los soldados lloran de noche y La trampa). A pesar del carácter realista y las preocupaciones sociales que presentan estas primeras novelas, se aprecia en Matute una particular tendencia al tono poético y al lirismo en la caracterización de personajes y ambientes. Esta circunstancia ha propiciado que estas primeras obras de Matute sean definidas como ejemplos de “Realismo lírico”. En ellas predomina la atención por los personajes infantiles y la mirada pesimista ante la realidad.
Durante la segunda mitad de la década de los 60, Matute ejercíó de lectora en universidades de EEUU. En Enero de 1998 ingresó en la RAE con el discurso “En el bosque”, un emotivo elogio a la imaginación literaria: “El bosque es para mí el mundo de la imaginación, de la fantasía, del ensueño, pero también de la propia literatura y, a fin de cuentas, de la palabra”.
La trayectoria de Ana María Matute a partir de los 70 deriva hacia la literatura fantástica y la evocación de mundos maravillosos medievales propios de los cuentos infantiles. Inicia su “trilogía medieval” con La torre vigía (1971) y dos décadas después la concluye con Olvidado rey Gudú (publicado en 1996, escrito unos veinte años antes) y Aranmanoth (2000). Entre sus últimas publicaciones destacan las novelas Paraíso inhabitado y Demonios familiares, así como su recopilación de cuentos (La puerta de la luna. Cuentos completos). La evolución narrativa de Matute resulta especialmente original por no seguir las tendencias dominantes en su época (novela social o existencial) y haberse dirigido a público infantil y juvenil.