LA POESÍA ESPAÑOLA DE POSGUERRA
El final de la guerra civil supuso también el final del grupo del 27: la mayoría de los poetas parten al exilio
y otros se aíslan en España. Miguel Hernández hace de puente entre la Generación del 27 y los
siguientes. Su poesía se centra en los temas del amor y la vida amenazados por la muerte; su obra
fundamental es El rayo que no cesa. En su poesía de la cárcel escribe contenidos sociales y familiares:
Cancionero y romancero de ausencias.
Década de los años 40
En España aparecen varias tendencias poéticas:
La llamada poesía arraigada escrita por poetas vinculados a la España nacionalista: Leopoldo Panero,
Luis Rosales y Dionisio Ridruejo, etc. Sus temas se centran en la religión, la patria vencedora, el amor a
la esposa o los hijos, el paisaje español… Tienen predicción por el soneto y las formas clásicas. Se
agrupan en torno a la revista “Garcilaso” o “Escorial”.
La poesía desarraigada nace en torno a la revista “Espadaña”, fundada por Eugenio de Nora y Victoriano
Crémer. Sus temas son de contenido más dramático y existencialista: el silencio de Dios ante el drama
del hombre, el dolor humano, la angustia vital, la soledad… Su estilo es directo, exaltado a veces con
tonos agrios y proféticos. Los poetas más destacados son Blas de otero, con Ansia, Gabriel Celaya y
Dámaso Alonso con su libro de tono desgarrado Hijos de la ira.
En la ciudad de Córdoba aparece la revista “Cántico”, donde un grupo de poetas (García Baena, Ricardo
molina…) escriben una poesía contracorriente, de tonos neomodernistas y esteticistas; buscan la
belleza de la forma, recrean tópicos clásicos, los paisajes y ambientes sensuales andaluces
El postismo es un movimiento de vanguardia próximo al Surrealismo que reivindica la libertad de
expresión, la fantasía y los aspectos lúdicos de la poesía. A este grupo pertenecen poetas como
Edmundo de Ory.
Década de los 50
Varios poetas de la poesía desarraigada (Blas de otero, José de hierro, Gabriel Celaya…) derivan hacia la
llamada poesía social. Ya no les interesan los problemas personales del hombre, sino los problemas del
hombre en sociedad: la pobreza, la marginación, alienación, la solidaridad, la falta de libertad.
El tema de España y los ecos de la Guerra Civil se ponen de moda. Conciben la poesía como un “arma
cargada de futuro” y la escribe para “la inmensa mayoría”. De ahí su estilo antiretórico, muy directo y
sencillo, con tonos coloquiales y prosaicos. A la larga, la poesía cayó en cierto descrédito al descuidar la
fórmula y repetir en exceso los temas. No obstante, destaca la gran aportación de Blas de otero, con Pido
la paz y la palabra; Gabriel Celaya, con Cantos íberos y gran parte de la obra de José Hierro.
Década de los 60 o “poesía de la experiencia”
Un numeroso grupo de poetas, que se dan a conocer en los años 60, reacciona contra la poesía social y
entiende la poesía como un medio para sondear la intimidad y la experiencia personal sin renunciar al
tono de denuncia. Los aspectos cotidianos o anécdotas mínimas son importantes, pero las enfoca desde
la ironía o la distancia. En su estilo rechazan los aspectos exaltados de la poesía y optan por el tono
coloquial, personal, matizado por el humor, la ironía y las citas encubiertas de otros autores; intentan una
“conversación íntima e inteligente” con el lector. Destacan Gil de Biedma, Claudio Rodríguez (“Don de la
ebriedad”), Ángel González (“Tratado de urbanismo”), Caballero Bonald, José Ángel Valente (“Poemas a
Lázaro”), etc.
Poesía en los años 70
A finales de la década de los 70 se produce una famosa antología confeccionada por José María Castellet
y titulada Nueve novísimos poetas españoles, que dará nombre a los novísimos. Los rasgos más
destacados de esta nueva generación: la influencia de los medios de comunicación de masas,
particularmente el cine, búsqueda de nuevas técnicas de expresión, que van desde el collage y hasta la
escritura automática; amplia variedad temática (lo personal, los mitos de la cultura de masas, el erotismo,
etc.) con tonos inconformistas y provocadores. Poetas destacados de este grupo son: Pere Gimferrer,
que consigue el Premio Nacional de Poesía con Arde el mar; Leopoldo María Panero; Antonio Colinas;
Ana María Moix, Félix de Azua, etc.
De la poesía de los años 70 hasta nuestros días. Últimas tendencias
A finales de la década de los 70 se produce una paulatina renovación de la creación poética. Se suceden
diversas tendencias: la vanguardista y experimental, la neomodernista o veneciana, la culturalista, la
clasicista, la intimista… Algunas de los autores más destacados son: Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio
de Villena, Ana Rossetti…
Entre las tendencias poéticas mencionadas anteriormente destacaron dos:
Poesía de la experiencia: también llamada de la nueva sentimentalidad. Es una poesía realista y
comprometida, reforma el intimismo y la sencillez de la de los 50. Sus poemas son de ambiente urbano y
hablan de lo cotidiano. Uno de sus máximos representantes es Andrés Trapiello.
Minimalismo: también llamada poesía del silencio. El discurso se interrumpe para que el silencio diga lo
que las palabras no pueden. Son obras herméticas donde la trama se reduce a lo mínimo. Cultivan esta
Tendencia
Andrés Sánchez Robayna y Olvido García Valdés.