La novela después de la Guerra Civil


LA NOVELA ESPAÑOLA DESDE 1939 HASTA 1975. AUTORES, TENDENCIAS Y OBRAS PRINCIPALES. El final de la Guerra Civil llevó al exilio a numerosos narradores en cuyas obras se Refleja la evocación nostálgica de España y la huella de la Guerra Civil. Entre estos Novelistas destacan Max Aub, con su ciclo novelístico de El laberinto mágico, que Aborda el conflicto civil español bajo un enfoque realista; Francisco Ayala, con Novelas (como Muertes de perro) que supone una reflexión moral sobre el poder y la Violencia; Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español o el ciclo Autobiográfico de Crónica del alba). LA NOVELA DE POSGUERRA (DÉCADA DE 1940) La narrativa de la posguerra está condicionada por las enormes penurias materiales y Las imposiciones del régimen franquista (represión política, implantación de una férrea Censura). En este contexto aparecen novelistas vinculados al bando vencedor que Practican una literatura triunfalista (Agustín de Foxá). Pero en general predomina un Realismo de corte convencional. Dentro de él hay algunas obras que manifiestan Cierta actitud disconforme con la realidad. Ello se manifiesta en la aparición de Ambientes sórdidos y de personajes marcados por cierta angustia existencial. A esta Corriente pertenecen estas novelas: § La familia de Pascual Duarte (1942), primer libro de Camilo José Cela que Desarrolla una historia de violencia y miseria en un contexto rural. Posteriormente publica La colmena (1951), novela coral que traza un Despiadado panorama del Madrid de posguerra y que influirá en el Realismo social de los 50. Después Cela se suma a la narrativa experimental (San Camilo 1936). § Nada (1945), de Carmen Laforet. A través de los ojos de una joven se Describe el ambiente sórdido y asfixiante de una familia en la Barcelona de Posguerra. § La sombra del ciprés es alargada (1948), de Miguel Delibes, aunque su Primera novela importante es El camino, donde aparecen ya sus Preocupaciones habituales (el mundo rural, los humildes). Después aparecen Novelas importantes como Las ratas, Cinco horas con Mario (largo soliloquio Que revela su asimilación del experimentalismo de los sesenta) o Los santos Inocentes. La obra de Delibes se define por su compromiso ético, el dominio Del castellano en sus más variados registros y por la capacidad para captar Tipos y ambientes. LA NOVELA EN LOS AÑOS 50. Durante esta década empiezan a aparecer obras que reflejan, a través de una estética Realista y una perspectiva crítica, aspectos tales como la falta de libertad, la Desigualdad social y la miseria de la sociedad española (el atraso del mundo rural, la Explotación de la clase obrera, el fenómeno de la emigración urbana, los vicios Morales de la burguésía). Ahora bien, en esta corriente se pueden distinguir dos Tendencias: A) La novela objetivista o neorrealista, que pretende registrar de forma objetiva Los comportamientos de los personajes. Para ello reduce al máximo la Presencia del narrador, utiliza técnicas cinematográficas y privilegia los Diálogos. B) La novela social, que comparte la mayoría de los rasgos formales del Objetivismo, pero que hace gala de una intención crítica más explícita, Especialmente en sus personajes, que encarnan los valores y problemas de Ciertos estereotipos sociales (obreros explotados, burgueses frívolos, etc.). Algunos de los principales narradores sociales (también conocidos como Generación Del 50 o del medio siglo) son: • Rafael Sánchez Ferlosio, autor de la novela objetivista más importante, El Jarama (1955), que refleja mediante una técnica casi magnetofónica las Conversaciones triviales de la jornada dominical de unos jóvenes. Aunque es Autor de otras novelas, se consagró después casi en exclusiva al ensayo. • Ignacio Aldecoa. Destaca por sus cuentos, que retratan con precisión la vida Cotidiana de la gente humilde. También escribíó novelas como Gran Sol. • Carmen Martín Gaite, que retrata la estrechez de la sociedad provinciana en Entre visillos. • Ana María Matute, cuya intención social no excluye un fuerte componente Poético en sus novelas (Pequeño teatro, Primera memoria…). Mezcla de objetivismo y Realismo crítico se encuentra también en novelas como Los Bravos, de Jesús Fernández Santos o Tormenta de verano, de Juan García Hortelano. La lista se puede completar con otros novelistas como José Manuel Caballero Bonald o Alfonso Grosso. LA DÉCADA DE LOS 60. LA RENOVACIÓN NARRATIVA. En esta década se produce el agotamiento del Realismo social. Aunque no se renuncie Completamente la intención crítica, los novelistas abandonan el decálogo estético de la Novela social e inician un proceso de renovación basado en la experimentación Formal, inspirada por los narradores hispanoamericanos del boom y por los grandes Renovadores de la novela del Siglo XX (Proust, Joyce, Kafka, Faulkner). Sus principales carácterísticas son: • El argumento pierde importancia, al igual que el espacio, que se difumina. • Los personajes pierden también sus contornos definidos. Su comportamiento Y su conciencia a veces son irracionales o caóticos. • Ruptura del tiempo lineal con retrospecciones o anticipaciones, reforzada con Una estructura laberíntica, por lo que el lector debe colaborar activamente. • Empleo de una gran variedad de técnicas y recursos narrativos: alternancia De puntos de vista y narradores, uso del monólogo interior, ausencia de Divisiones externas (como partes o capítulos), gran labor de experimentación Lingüística. Son numerosos los autores que participaron en esta tendencia desde comienzos de la Década hasta la época de la Transición. Los más relevantes son: • Luis Martín-Santos, autor de Tiempo de silencio (1961). Esta novela marca el Abandono del Realismo de los 50 al emplear técnicas más complejas (parodias, Monólogos interiores, barroquismo estilístico…). • Juan Marsé. Sus novelas suponen la síntesis del Realismo y las técnicas Renovadoras con las que retrata, de forma crítica, el tejido social de su Barcelona natal, desde la alta burguésía a los proletarios y marginados. Así Sucede en sus principales novelas, como Últimas tardes con Teresa o Si te Dicen que caí. • Juan Benet. En sus novelas (Volverás a Regíón, Una meditación), muy Influidas por Faulkner, el argumento se difumina a favor del discurso lingüístico. • Gonzalo Torrente Ballester. Aunque pertenece a una generación anterior, es En este periodo cuando ofrece sus obras más ambiciosas, como La saga/fuga De JB (1972), novela experimental con un fuerte componente mítico y Metaliterario. La lista se puede completar con otros autores como Juan Goytisolo (Señas de Identidad), Luis Goytisolo (Antagonía) o Miguel Espinosa (Escuela de mandarines). Con el fin de la dictadura, la novela iniciará un proceso de cambio que lleva al Abandono del experimentalismo y a la recuperación de la trama argumental y el interés Por los subgéneros (novela de intriga, histórica, costumbrista…). Gran importancia en Este proceso tiene la primera novela de Eduardo Mendoza, La verdad sobre el caso Savolta (1975), narración ambientada en la Barcelona de principios de siglo en la que Se alterna la recreación histórica con la intriga policial.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *