La novela española de posguerra
La novela española de posguerra arranca con la pérdida de numerosas referencias literarias, motivada por diversas razones:
- La muerte de algunos escritores.
- El exilio de otros.
- La férrea censura, con la prohibición de obras de grandes novelistas extranjeros (Kafka, Joyce, Faulkner).
- El aislamiento político y cultural.
La guerra civil supuso una ruptura con las ricas corrientes anteriores. De este modo, junto a las notas triunfalistas y anhelos de evasión por parte de los “vencedores”, surge una literatura, tanto en la narrativa como en todos los géneros, inquietante y cargada de angustia, en la que domina un enfoque existencial.
La novela en los años 40
En los años 40, la novela española tuvo que hacer frente a las consecuencias de la Guerra Civil, que alteraron la vida cultural del país, bastante empobrecida por los motivos señalados anteriormente. El reflejo amargo de la vida cotidiana es una nota frecuente de la novela de posguerra. De ahí que los grandes temas sean la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte…, lo que conlleva una actitud comprometida con la realidad del momento.
No obstante, se observan en esta década diversas tendencias como:
- Una novela nacionalista, que plasma la visión ideológica de los vencedores (La fiel infantería, de Rafael García Serrano).
- Una novela fantástica y humorística que se basa en la creación de mundos imaginarios (El bosque animado, de Wenceslao Fernández Flórez).
- Una novela basada en la imitación del realismo tradicional (con autores como Zunzunegui o Ignacio Agustín).
Un nuevo arranque: Cela, Laforet y Delibes
Dos fechas suelen señalarse como indicios de un nuevo arranque del género:
- 1942, con la publicación de La familia de Pascual Duarte, de Cela.
- 1945, con Nada de Carmen Laforet.
Suele añadirse una tercera fecha, 1947, año en que un joven Miguel Delibes publica La sombra del ciprés es alargada.
El Tremendismo de Cela
La novela de Cela inauguró una tendencia llamada Tremendismo, que consistía en una selección de los aspectos más duros y sórdidos de la realidad. El autor retoma en esta obra la tradición del realismo decimonónico y la picaresca. El relato de Pascual Duarte, autobiográfico y escrito desde la cárcel, contribuye a que la narración cree la sensación de documento. La obra es la confesión de un condenado a muerte que trata de explicar sus crímenes como consecuencia de las circunstancias de su herencia y el medio social. En esta primera novela, Cela se muestra ya como un hábil constructor del relato y un magistral prosista.
La realidad de posguerra en Nada
Por su parte, Carmen Laforet obtuvo el premio Nadal con Nada en 1945. Si Pascual Duarte mostraba una dura realidad, cargada de violencia, Nada es la primera novela que muestra el ambiente real y problemático de una situación generada por la miseria en la inmediata posguerra. La obra está narrada desde la perspectiva de la protagonista, que recuerda y analiza sus vivencias en la Barcelona de posguerra durante el año que pasa con su abuela y sus tíos. Allí vivirá junto a sus familiares en un ambiente sórdido de mezquindad, de histeria, de ilusiones fracasadas, de vacío. Por primera vez tras la Guerra, una parcela irrespirable de la realidad contemporánea, de lo cotidiano, quedaba recogida implacablemente, con un estilo desnudo, y con un tono desesperadamente triste.
La sombra del ciprés es alargada
En 1947, Miguel Delibes publica su primera novela: La sombra del ciprés es alargada, Premio Nadal en ese mismo año. En la novela, Delibes traslada a su protagonista, Pedro, su obsesión por la muerte. Pedro tuvo en su infancia un preceptor que le inculcó la preocupación por la muerte; cuando muere un íntimo amigo suyo, se le ratifican los temores y esto le lleva a no establecer vínculos con ningún otro ser. Al crecer, se hace marino y encuentra en su amor hacia Jane la posibilidad de librarse de su aprensión y temor. Se casará con ella, pero al poco tiempo, ella muere en un accidente, por lo que el fatalismo de su obsesión se cumple inexorablemente. Los comienzos de Delibes hablan, pues, de tristezas, de frustración, aunque a todo ello opone una resignación religiosa. Él mismo la denominaría como una novela frustrada.
Conclusión
En conclusión, el reflejo amargo de la vida cotidiana será la nota característica de este tipo de novela, de corta duración, pues pronto irrumpía el llamado realismo social. De todos modos, el enfoque de la novela de posguerra se hace desde lo existencial. De ahí que los grandes temas sean la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte. Todo ello revela un malestar que, en último término, es social. Y ese será el camino de la narrativa, la poesía y el teatro de los años siguientes.