1. La novela española a principios del siglo XX
A principios del siglo XX, la novela española se caracteriza por la persistencia del Romanticismo y el Naturalismo del siglo XIX. Se empleaba un narrador omnisciente, un orden lineal y la objetividad como herramientas para reflejar la realidad. La acción y el carácter de los personajes eran la base de las obras, que seguían la estructura clásica de introducción, nudo y desenlace. Esta tendencia generó dos reacciones principales:
1.1. Modernismo canónico
En esta corriente, predominan los valores técnicos y formales, así como el esteticismo. Las novelas modernistas se caracterizan por su belleza y lenguaje refinado. Destaca la figura de Ramón María del Valle-Inclán con sus Sonatas.
1.2. Generación del 98 (postmodernistas)
Esta generación se caracteriza por el subjetivismo, la eliminación del narrador omnisciente, el perspectivismo, la primacía del diálogo y la alteración del tiempo a través de la simultaneidad, el flashback y la elipsis. Se rompe la relación tradicional entre protagonista y autor, y se emplea un lenguaje directo. Surgen los protagonistas colectivos, hay ausencia de acciones, y la descripción se usa para expresar el confuso mundo del protagonista. Destacan:
1.2.1. Azorín
En la novela de Azorín, el argumento pierde importancia y abundan la pintura de ambientes y las galerías de personajes sensibles, dolientes y fracasados. Su estilo se caracteriza por la precisión y claridad del lenguaje, las descripciones miniaturistas, el impresionismo y la importancia otorgada al tiempo. Escribe una trilogía que comienza con La voluntad, de carácter autobiográfico.
1.2.2. Valle-Inclán
La trayectoria literaria de Valle-Inclán se divide en tres etapas:
- Etapa modernista: Sonatas. Obra en prosa modernista compuesta por cuatro partes. Ambientes refinados, protagonistas sensitivos y románticos (el marqués de Bradomín), lenguaje cromático y musical. Cada parte se relaciona con una estación del año.
- Etapa de transición: Trilogía sobre la Guerra Carlista. Ciclo de transición en el que aparecen rasgos deshumanizadores y expresionistas que anuncian el esperpento.
- Etapa del esperpento: Tirano Banderas. Rasgos deshumanizadores en la descripción de los personajes, ambientes verosímiles pero no reales, crítica a los dictadores. Técnica deformante aplicada al paisaje, a los personajes y a los objetos. Lenguaje representativo de las clases sociales con elementos sarcásticos y parodias.
2. Pío Baroja
Pío Baroja nació en San Sebastián y murió en Madrid. Estudió medicina y se dedicó a la literatura. Fue miembro de la Real Academia Española (RAE) y, tras la Guerra Civil, se exilió en Francia. Su pensamiento se caracteriza por el existencialismo, la escasa confianza en el ser humano y una visión negativa del mundo, lo que le lleva al escepticismo religioso y político.
Su novela se caracteriza por ser un género multiforme y abierto, como una sucesión de cuentos. Es un cúmulo de historias que ayudan a desarrollar el argumento, pero no son imprescindibles. Sus personajes son seres marginales de la sociedad, algunos débiles y otros fuertes, pero todos vencidos por la sociedad. Hay dos tipos principales: el hombre de acción, activo, el héroe al que la vida le viene pequeña y la quiere dominar; y el abúlico, pasivo y débil, al que la vida le viene demasiado grande y es dominado por ella.
Su estilo no busca adornos, es antirromántico, llano, preciso y sencillo, con frases cortas y párrafos breves. Emplea descripciones rápidas y diálogos ágiles. Sus obras se agrupan en trilogías:
- Tierra vasca: Destaca Zalacaín el aventurero, un hombre fuerte que se enfrenta a la sociedad y lucha contra la vida, pero es vencido por ella.
- La vida fantástica: Destaca Camino de perfección, cuyo protagonista encarna la angustia existencial y el anhelo de hallar un sentido a la vida.
- Lucha por la vida
- La raza: La más importante es El árbol de la ciencia, de carácter filosófico y existencial, que profundiza en una visión desolada, pesimista y crítica de la vida intelectual, cultural, político-social y económica de la época. Es la novela más autobiográfica de Baroja (el protagonista es él mismo de joven). En ella se observa el subjetivismo propio de la Generación del 98. Otras novelas de esta trilogía son La dama errante y La ciudad de la niebla.
3. Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno nació en Bilbao y murió en Salamanca. Estudió Filosofía y Letras en Madrid y obtuvo la cátedra de griego en Salamanca. Fue desterrado a Fuerteventura y Francia por oponerse a la dictadura de Primo de Rivera.
Unamuno cultivó todos los géneros literarios, pero destacan:
3.1. Ensayo
Sus ensayos están escritos en un lenguaje reflexivo pero vigoroso y subjetivo, apasionado y antirretórico, con paradojas. Los temas que trata son el sentido de la vida humana (existencialismo: búsqueda del Dios inexistente) y la identidad española. Destacan La agonía del cristianismo, Del sentimiento trágico de la vida y En torno al casticismo.
3.2. Novela: Nivolas
Sus novelas, que él llamó «nivolas», se caracterizan por la simplificación y concentración de la acción y la descripción, con espacios imprecisos. Muestran un gran interés por el interior de los personajes (símbolos de una idea), sus conflictos y problemas. Se caracterizan por el subjetivismo, ya que muchas veces los problemas de los personajes son los mismos que los del autor, y reflejan contradicciones. Destacan:
- Niebla: Aparecen los temas de la identidad y la inmortalidad. La relación entre Augusto Pérez (protagonista) y Unamuno es paralela a la de éste con Dios. Unamuno explora la idea de rebelarse ante Dios, quien lo ha creado y del que depende su propia vida.
- La tía Tula: Novela sobre los deseos maternales frustrados.
- San Manuel Bueno, mártir: Trata los problemas de la fe y las dudas religiosas, los deseos de creer y la imposibilidad de hacerlo. Esta novela se caracteriza por la paradoja de que un cura que no cree hace feliz a un pueblo que sí cree.
4. Novecentismo
El Novecentismo está integrado por la Generación del 14. Esta corriente literaria huye del Modernismo a través de un mayor refinamiento del lenguaje, rico en cultismos y con oraciones y párrafos largos. Se busca una obra bien hecha que mantenga el orden lineal. Se adopta una postura antirretórica, se rechaza el realismo, el sentimentalismo y se busca la pulcritud y la claridad racional. Se aspira a conseguir un arte por el arte (simple placer estético). Su estilo se caracteriza por la preocupación por el lenguaje y la huida de lo fácil y desaliñado. El carácter reflexivo se plasma en el ensayo, que junto con la novela, es el género más cultivado por estos autores:
- Gabriel Miró (novela lírica): Se caracteriza por captar sensaciones de luz, calor, aromas, sonidos… Su intenso lirismo y el dominio del lenguaje plagado de descripciones son sus señas de identidad. Destaca en su etapa autobiográfica El libro de Sigüenza.
- Ramón Pérez de Ayala (novela intelectual): Mezcla la ironía y la gravedad; consigue una precisa transmisión de su pensamiento, de sus paradojas y de su complejidad. Destaca en su novela de relato temas de contenido social, como en Prometeo.
- Ramón Gómez de la Serna (novela vanguardista): Gran originalidad, cultivó todos los géneros. Destacan las greguerías, frases en las que recoge una metáfora ingeniosa, una imagen insólita y un pensamiento juguetón y agresivo, manifestando la idea de que su objetivo era el placer de componer y darse a leer. Destaca su novela El Gran Hotel.
Antes de la Guerra Civil también empiezan a publicar Ramón J. Sender, Max Aub o Rosa Chacel, jóvenes autores que en su madurez se ven obligados a desarrollar gran parte de su vida y obra en el exilio.
En resumen, durante la primera mitad del siglo XX, la tendencia novelística más importante es la reacción ante el Naturalismo. La Generación del 98 supone una ruptura con la novela anterior, sobre todo con las innovaciones de Unamuno y sus nivolas, y Pío Baroja y su concepción de la novela como «canción de sastre».