La Observación y Autoobservación en Educación


LA OBSERVACIÓN Y LA AUTOOBSERVACIÓN

3.1. Qué observar (unidades de observación)

Lo que se observará será un evento conductual, de una persona o un grupo, que ocurre en un segmento de tiempo. Dependiendo de cada uno de estos factores se deberá variar la forma en la que se va a abordar la observación. También se pueden realizar distintos niveles de inferencia (descripción, clasificación, explicación), pero a mayores inferencias menor suele ser la exactitud de la observación. Describir una conducta requiere un bajo nivel de inferencia, casi es como registrar lo que sucede. Sin embargo, a partir de la clasificación hay un mayor nivel debido al criterio en el que nos basamos para hacerla, y ya recurrir a una explicación se requiere un importante nivel de inferencia, habiendo definido previamente por qué inferimos eso y basado en datos objetivos.

En la observación se debe abordar el continuo del comportamiento, es decir, no se deja absolutamente nada sin registrar durante el tiempo que se dé el comportamiento, y será el tipo de conducta el que diga si esto va a tener sentido o no. También observamos los distintos atributos de la conducta, es decir, subdivisiones manifestables de la conducta que queremos observar (por ejemplo, querer observar el nerviosismo y tener como atributos/componentes morderse las uñas, mover la pierna etc.)

Lo que siempre guía la observación es la conducta que nos interesa, la cual ha de ser definida de forma operacional. También es posible observar las interacciones que se producen entre dos o más personas, lo cual es muy útil en análisis funcionales de causa-efecto (vínculos entre conductas de una parte y la otra, en matrices de interacción). Por otro lado, como hemos dicho antes también puede ser de utilidad observar los productos de la conducta, de los restos de los cuales podemos inferir la misma. Estos productos de conducta se pueden medir de varias formas:

  • Medida de erosión: daño que la conducta de un sujeto produce en el ambiente (destrozos en mobiliario, resultado de golpes, maltrato).
  • Medida de huella: objetos que quedan en el ambiente tras la emisión de la conducta (botellas vacías que deja un alcohólico).
  • Medida de archivo: documentos o informes que quedan tras la conducta (expediente académico).

3.2. Cómo medir la conducta

Existen varios factores que podemos medir a la hora de observar una conducta. No es necesario utilizar todas las dimensiones para observarla, pero utilizar varias dará más riqueza al registro:

  • Ocurrencia: si la conducta se produce o no.
  • Orden: orden en el que aparecen las conductas (antecedentes y consecuentes).
  • Frecuencia: cuántas veces se da la conducta en un periodo de tiempo.
  • Duración: tiempo continuado en el que se da la conducta en un margen temporal.
  • Dimensiones cualitativas: intensidad (impacto) y adecuación (ajuste de la conducta al contexto).
  • Latencia de respuesta: cuánto tiempo transcurre desde la presentación de un estímulo hasta que hay una respuesta o una conducta.
  • Intervalo inter-respuesta: tiempo que transcurre entre una respuesta u otra (p.e. se lava las manos y se las vuelve a lavar).

Que utilicemos unos factores y dimensiones u otros dependerá de la conducta que estemos estudiando, y de lo que nos interese registrar.

3.3. Con qué observar una conducta

Para observar una conducta podemos valernos de distintas herramientas que nos facilitarán el registro del comportamiento:

  • Registros narrativos: registrar todo lo que va ocurriendo a tiempo real, el continuo de la conducta.
  • Escalas de apreciación: escala ordinal en la que interesa saber la opinión del sujeto.
  • Protocolos observacionales (o catálogos de conductas): utilizamos un registro con el que pretendemos observar la conducta, a partir de una plantilla-listado de conductas específicas seleccionadas previamente. Además, existen dos tipos de catálogos de conducta; la matriz de interacción (conducta dada en X situación/tiempo) o el mapa de conducta (p.e. conducta típica en función del lugar o la persona que le acompaña).
  • Sistemas de categorías: clasificar a las conductas en función de un criterio.
  • Productos de conductas: recoger información sobre medidas de erosión, huella o archivo.
  • Procedimientos automáticos: sistemas que permiten registrar automáticamente las conductas previamente establecidas.

3.4. Cuándo y a quién observar

También hay distintos factores que podemos utilizar a la hora de decidir el momento y la persona a quién observar:

  • Muestreo de tiempo: seleccionar una franja horaria en la que ver la conducta. Dependiendo del comportamiento nos interesará hacer un muestreo al azar o seleccionar momentos estratégicos.
  • Muestreo de situaciones: elegir una situación u otra más conveniente.
  • Muestreo de sujeto: puede ser una persona sola o un grupo.

También existen situaciones en la que la observación y el registro se pueden simultanear. Sin embargo, existen otras en las que debemos observar y registrar en lapsos de tiempo diferentes, es decir, una secuencia de observación/registro. Un ejemplo de esto sería la precisión que nos daría observar 15 seg, registrar en 5 seg., observar 15 seg. etc.

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