La Poesía Española de Posguerra: De la Arraigada a la Experiencia


Los años 40

Esta época se produce al final de la Guerra Civil. El año 1939 supuso, en la práctica, un año base para la poesía en España. Con Lorca y Machado muertos y el exilio masivo de la Generación del 27, “la Edad de Plata” llegaba a su fin.

Entre 1939 y 1975, España vive bajo el régimen franquista que se caracterizaba por el aislamiento internacional y las represiones políticas. En España, los poetas que se quedaron practicaron una poesía arraigada, mientras que los exiliados, practicaban una desarraigada.

Diversas tendencias poéticas:

Poesía de Miguel Hernández:

Tiene unos inicios formalistas, pero a partir de El rayo que no cesa (1936) el poeta empezó a tratar sus temas predilectos (vida, amor, muerte). Durante la guerra escribe Viento del pueblo (1937), sobre temas políticos y bélicos. Su libro póstumo Cancionero y romancero (1938-1941) es un conjunto de poemas sencillos sobre la cárcel y la angustia por el destino de su esposa e hijo.

Poesía arraigada:

Las revistas Escorial y Garcilaso reúnen a poetas como Leopoldo Panero y Luis Rosales, que defienden una poesía clásica. Algunos de sus temas son la nostalgia por los tiempos del imperio español y vivencias íntimas, amorosas y religiosas.

Poesía desarraigada:

La revista Espadaña, dirigida por Crémer y De Nora, influida por la existencia filosófica, aboga por una poesía directa y menos retórica y más comprometida con el ser humano.

Algunas revistas marginales:

Como Cántico, sirvieron de expresión a poetas como García Baena, que se inspiraban en poesía exquisita y, por otra parte, El Pozo, con poetas como Dámaso Alonso, intentó enlazar con las vanguardias.

En 1944 se publican dos libros de gran importancia: Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre e Hijos de la ira de Dámaso Alonso. El primero es una exaltación de la naturaleza que el ser humano destruye. Hijos de la ira refleja el malestar existencial de aquella época.

Los años 50

Hacia 1950 cobra auge la poesía social. Su objetivo es mostrar la verdadera realidad del ser humano y del país, muy distinta de la versión oficial. Sus integrantes consideran que la poesía debe denunciar las injusticias y ha de servir como medio para cambiar la sociedad y mejorarla. Según Celaya, la poesía se convierte en un “instrumento para transformar el mundo”.

Características de la poesía social:

  • El tema: Es la base sobre la que se construye el poema. Se pretende ante todo testimoniar las dificultades económicas de las clases bajas. La preocupación por España y la recuperación de los odios provocados en la Guerra Civil son temas repetidos.
  • El destinatario ideal es la inmensa mayoría: La poesía debe dirigirse al mayor número de gente posible.
  • Lenguaje directo: Para poder comunicarse con un amplio público se utiliza el lenguaje directo, coloquial y vulgar.

Los principales poetas de esta corriente fueron Blas de Otero (Que trata de España, 1964), José Hierro (Cuanto sé de mí, 1957) y Gabriel Celaya (Cantos iberos, 1955).

Los años 60

A mediados de los años 50 aparece un grupo de poetas que, sin renunciar a los problemas humanos, se preocupa por el carácter artístico de la poesía. Su obra se consolida en los años 70.

Los poetas más relevantes son Ángel González, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, entre otros. En sus primeros libros se aprecia la influencia de los poetas sociales y Antonio Machado se convierte en un modelo estético y ético. Pero su trayectoria, aun manteniendo algunas constantes del realismo social, se abrirá a nuevos caminos.

Características de la poesía de la experiencia:

  • Cambio en el concepto de la poesía: Su principal objetivo no es la comunicación con un gran público como era la de Celaya o Blas de Otero. La poesía se concibe como un medio de conocimiento de la realidad y las vivencias personales.
  • Intimismo temático: Los temas se inclinan hacia el intimismo y la recreación de la experiencia individual, de ahí la denominación de poesía de la experiencia para esta corriente. En la poesía aparecen aspectos de la vida cotidiana como el amor, el trabajo… Aunque sea un tratamiento distanciado o escéptico en ocasiones.
  • Renovación del lenguaje: El tono coloquial se eleva a nivel artístico, se huye de la exaltación y el prosaísmo. Se busca un estilo individual en el que el humor, la ironía, lecturas y canciones den la sensación de una conversación íntima y acogedora con el lector.

Obras importantes de la época:

  • Ángel González: Tratado de urbanismo (1967)
  • Jaime Gil de Biedma: Moralidades (1966)
  • José Agustín Goytisolo: Salmos al viento (1958)
  • Félix Grande: Blanco Spirituals (1967)

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