La Prosa en el Barroco
Prosa Doctrinal y Didáctica
En el Barroco, la prosa doctrinal y didáctica tuvo representantes notables como Francisco de Quevedo y Villegas. Entre sus obras destacan:
- Satíricas: Los sueños
- Ascéticas: La hora de todos y la Fortuna con seso, La cuna y la sepultura
- Políticas: Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás
Baltasar Gracián, nacido en Belmonte de Calatayud (1601), fue otro pilar. Jesuita, profesor de moral y filosofía, buscó formar al hombre perfecto. Sus obras clave incluyen:
- Tratados cortesanos: El político (panegírico de Fernando el Católico), El Héroe (cualidades del hombre perfecto), El discreto (virtudes como el señorío en el decir)
- Actitud ante la vida: El Criticón, su obra más célebre, con un viaje alegórico que critica vicios humanos.
- Estilo y teoría literaria: Agudeza y arte de ingenio, sobre el conceptismo.
- Religiosa: El Comulgatorio, meditaciones eucarísticas.
El estilo de Gracián es un claro ejemplo del conceptismo: condensación y complejidad de ideas.
Prosa de Ficción
Tras el éxito del Quijote, la novela de ficción floreció. Lope de Vega contribuyó con La Arcadia y Las Novelas a Marcia Leonarda. María de Zayas y Sotomayor destacó con sus Novelas amorosas y ejemplares. La sátira se vio en El diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevara.
La novela picaresca, iniciada con El Lazarillo de Tormes, continuó con Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán y La vida del Buscón llamado don Pablos de Quevedo.
Guzmán de Alfarache
Mateo Alemán (Sevilla, 1547 – México, 1615) narra en forma autobiográfica las desventuras de un pícaro que enfrenta una sociedad hostil. La obra, en dos partes (1599 y 1604), muestra el arrepentimiento del protagonista, ofreciendo dos perspectivas: el pícaro del pasado y el adulto arrepentido.
La vida del Buscón llamado don Pablos
Francisco de Quevedo escribió esta novela (publicada en 1626) sobre Pablos, un pícaro de Segovia. La obra destaca por su estilo conceptista, con antítesis, contrastes, hipérboles y juegos de palabras. A diferencia del Lazarillo, tiene un final abierto y no sigue la estructura de servir a varios amos.
Además, el género misceláneo ganó popularidad, incluyendo consejos morales, poemas y sátiras, como en El viaje entretenido de Agustín de Rojas Villandrando.