Los Primeros Núcleos de Resistencia
Posteriormente, las montañas del norte peninsular quedaron fuera del alcance invasor y se convirtieron en núcleos cristianos independientes que, poco a poco, iniciarían la ardua tarea de reconquistar el territorio peninsular. En la Cantabria, grupos de astures, cántabros y vascones, desde el siglo VIII, y en los Pirineos, la Marca Hispánica, fueron sabiendo aprovechar las debilidades del poder islámico.
El Reino Astur-Leonés
En la Cantabria, grupos de nobles visigodos se refugiaron entre astures y cántabros. Pelayo organizó la resistencia y consiguió derrotar a los musulmanes en la Batalla de Covadonga en 722. Quedó así fundado el Reino de Asturias en Onís. Los sucesores de Pelayo ampliarían los límites hacia el oeste y el este. En el reinado de Alfonso II “el Casto”, la capital se trasladó a Oviedo y se descubrió un sepulcro identificado con el del apóstol Santiago el Mayor.
Los Núcleos Pirenaicos
Carlomagno crea un espacio defensivo entre los Pirineos y el Ebro al que llamó Marca Hispánica, dividido en diversos condados dependientes de los reyes francos. Algunos de estos condados lograrían independizarse de los reyes francos, haciendo sus títulos hereditarios:
- Reino de Pamplona: Íñigo Arista
- Condado de Aragón: Aznar Galíndez
- Condado de Barcelona: Wifredo el Velloso
El Avance de los Reinos Cristianos
Supremacía Musulmana (Siglo X) y el Valle del Duero
Los asturianos ocuparon el valle del Duero, la Cordillera Central y se fortalecieron. Ordoño II convirtió el Reino de Asturias en Reino de León. Fernán González independizó el Condado de Castilla. Sancho Garcés II convirtió el Reino de Pamplona en Reino de Navarra. Ramiro II de León, García Sánchez de Pamplona y Fernán González de Castilla derrotaron a Abderramán III en la Batalla de Simancas en 939. Las “aceifas” casi arruinaron estos avances.
Expansión Cristiana (Siglos XI y XII): Valles del Tajo y Ebro
Reinos de León, Navarra y Castilla sobre el Duero y el Tajo: El siglo XI se inició con el reinado de Sancho III “el Mayor” de Navarra, rey de Navarra, conde de Aragón, conde de Castilla y estado líder entre los cristianos. Coincidió con la descomposición del Califato y la debilidad musulmana. A su muerte, dividió el reino entre sus hijos. Fernando I de León “el Magno” (1035-1065) convirtió el Condado en Reino de Castilla e incorporó el Reino de León, siendo rey de Castilla y de León. Se formaron los primeros reinos de taifas. A su muerte, dividió sus territorios entre sus hijos. Alfonso VI “el Bravo” de León (1072-1109) se deshizo de sus hermanos en el asedio de Zamora, fue reconocido como rey de León y de Castilla. Llamó a Raimundo de Borgoña y a Enrique de Lorena para repoblar Ávila. Les casó con sus hijas, otorgando el Condado de Portugal a su hija y a Enrique de Lorena. Se apoderó de la Taifa de Toledo en 1085, pidiendo la ayuda de los almorávides, quienes le derrotaron en Sagrajas, Consuegra y Uclés, pero no recuperaron Toledo. La intervención del Cid Campeador impidió el avance almorávide hasta el Ebro.
Reino de Aragón y Condados Catalanes sobre el Ebro: Colapsaron la progresión del Reino de Navarra, cuyo avance hacia el sur quedó cerrado. Ramiro I convirtió en Reino de Aragón el Condado que recibió de su padre Sancho III. Alfonso I conseguirá tomar Zaragoza en 1118, que le heredará a su hermano Ramiro II, quien someterá a los nobles levantiscos y tendrá como heredera a Petronila de Aragón, a quien casarán con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, dando lugar así a la Corona de Aragón.
Hegemonía en el Guadalquivir y el Mediterráneo
Reinos de Castilla y León sobre el Guadiana y el Guadalquivir: Los segundos reinos de taifas llamaron en su auxilio a los almohades. La llegada de los almohades trató de ser atajada por la creación de las Órdenes Militares de Calatrava, Santiago, Alcántara y Montesa. Alfonso VII dividió el reino entre sus hijos. Alfonso VIII de Castilla debió defender Castilla tanto de los ataques de su primo como de los almohades. Conquistó Cuenca pero fue derrotado en la Batalla de Alarcos. En 1212, la Batalla de las Navas de Tolosa supuso no solo la derrota definitiva de los almohades, sino también el punto de inflexión de la Reconquista a favor de los cristianos. Fernando III el Santo reunificará definitivamente los reinos y dará un impulso definitivo a la Reconquista al tomar Córdoba, Jaén y Sevilla. Alfonso X el Sabio reconquistará Murcia, Cádiz y Niebla. Alfonso XI frustrará la nueva invasión norteafricana de los benimerines derrotándoles, con la ayuda del rey de Portugal, en la Batalla del Río Salado. Las minorías de varios reyes y las guerras civiles retrasaron el final de la Reconquista.