Movimiento obrero durante la Restauración
El movimiento obrero está organizado, en un primer momento, en torno a los ideales anarquistas, pero las organizaciones internacionalistas estaban prohibidas cuando comenzó la Restauración.En 1881, la sección surgió con el nombre de Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), una nueva organización anarquista nacional con mayor implantación entre jornaleros de Andalucía y los obreros de Cataluña. Sin embargo, ante desacuerdos dentro de la organización y la represión sobre el movimiento obrero y campesino, una parte del anarquismo optó por la acción directa. Es por eso que entre 1893-1897 destacó la violencia social. La proliferación de atentados ahondó la división del anarquismo entre los partidarios de continuar con la acción directa y los que propugnaban una acción de masas.El otro gran núcleo político es el socialismo con implantación en Madrid, País Vasco, Asturias y Málaga. Destaca el Partido Socialista Obrero Español que fue fundado en 1879 por un grupo de obreros (Pablo Iglesias). Este partido se definía como marxista, era netamente obrerista y partidario de la revolución social. También destaca la Unión General de Trabajadores fundada en 1888, que no era marxista pero poco a poco se fue introduciendo en el marxismo y recurrían a la huelga como última posibilidad.Más adelante, en 1910, se fundó la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Este nuevo sindicato nació con el objetivo de dar estabilidad al sindicalismo anarquista. Se definía como revolucionaria y una ideología basada en la independencia del proletariado con respecto a la burguesía y a sus instituciones (apolítica), la necesidad de la unidad sindical de los trabajadores y la voluntad de derribar el capitalismo. Los anarquistas, en los años siguientes a 1917, aumentaron el número de afiliados, crearon los Sindicatos Únicos de Industria y reafirmaron el apolitismo y la necesidad de negociación directa obreros-patronos. El socialismo también aumentó drásticamente los afiliados y por parte del PSOE aumentó su participación en las Cortes y en los ayuntamientos con una política reformista y moderada.
El golpe de Estado: sus causas
En un contexto de crisis política y social, el 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Barcelona, Miguel Primo de Rivera, se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el Estado de guerra y se dirigió al monarca para exigir que el poder pasase a manos de los militares. Alfonso XIII aceptó un Directorio Militar presidido por Primo de Rivera, quién suspendió el régimen parlamentario constitucional. Éste, junto con los sectores que le dieron apoyo, defendieron su acción como una solución para poner fin a la conflictividad social que atravesaba el país y a la crisis política. Primo de Rivera asumía parte del discurso regeneracionista y aparecía como el “cirujano de hierro” que el país necesitaría. Entre las causas que justificaban la necesidad de cambiar la situación debemos destacar el pistolerismo anarquista y la crisis económica, el desastre de Annual, el deseo de acabar con la oligarquía y el caciquismo y el deseo de acabar con los nacionalismos. Además, entre los motivos no confesados, estaban detener el tema de las responsabilidades (Informe Picasso), parar el proyecto reformista del último gobierno de la Restauración y seguir el ejemplo del fascismo italiano. Primo de Rivera no pretendía poner fin a un régimen caduco y anquilosado, sino evitar que el régimen político acabase de democratizarse y esto lo consiguió con el cierre del parlamento. La dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la posible reforma del sistema, que podía resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.
El sistema político de la dictadura: el corporativismo
La dictadura de Primo de Rivera atravesó dos fases sucesivas. Hasta 1925 gobernó el Directorio Militar, cuyos miembros eran militares. Durante este periodo se tomaron medidas dictatoriales como la supresión del régimen constitucional, cese de autoridades civiles, disolución de las cámaras legislativas y la prohibición de las actividades de los partidos políticos y sindicatos. Pero a partir del 1925, el gobierno dictatorial incluyó entre sus ministros a personalidades civiles. Se pasó entonces al Directorio Civil, aunque el peso de los militares fue importante y siguió su estilo autoritario. Primo de Rivera quería institucionalizar el régimen y pretendía acabar con el caciquismo; por ello, elaboró un Estatuto Municipal y otro Provincial. También se disolvieron los ayuntamientos, que fueron sustituidos por juntas de vocales integradas por los mayores contribuyentes de cada localidad y nombradas a través de gobernadores civiles. En 1927, comienza el camino hacia un régimen autoritario con la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva, con la idea de corporativismo. El corporativismo es una teoría política de los años veinte y treinta que defiende que el sistema político debe institucionalizar las formas naturales de agrupamiento de los seres humanos; estas formas de agruparse (“cuerpos” o “corporaciones”) le dan nombre al corporativismo. Las corporaciones son, por ejemplo, el municipio, la familia, la universidad… También defiende que la representación de los ciudadanos se hace a través de estas corporaciones. Para promover la adhesión al nuevo sistema se creó un partido único, la Unión Patriótica. Además se creó también la Organización Corporativa Nacional, por Eduardo Aunós, que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones y regulaba los conflictos laborales. La U. G. T. aceptó participar en esta organización, provocando un fuerte debate interno dentro del socialismo.
La política económica de la dictadura
La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional tras la Primera Guerra Mundial. Se inició entonces un programa cuya idea rectora fue la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal. El Estado tuvo un protagonismo notable gracias al fomento de las obras públicas, aunque defendiendo siempre la primacía de la propiedad privada. El gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional para dar ayudas estatales a las empresas que no podían competir con el exterior. También se concedieron grandes monopolios (Telefónica o Campsa). Todo ello se fue financiando mediante los Presupuestos Extraordinarios, según la estrategia del ministro Calvo Sotelo, de forma que el Presupuesto Ordinario aparecía equilibrado pero se iba acumulando una gran deuda extraordinaria. Una de las preocupaciones de la dictadura fue mantener alto el valor de la peseta. Esto perjudicó a los sectores más abiertos hacia el exterior y se hizo por razones políticas y no económicas. El mundo agrario siguió en manos de los grandes propietarios sin demasiadas reformas salvo la promoción del regadío a través de la creación de la Confederaciones Hidrográficas. Las relaciones laborales fueron reguladas mediante comités paritarios de trabajadores y patronos encuadrados y supervisados por el Ministerio (Eduardo Aunós). La U. G. T. aceptó participar en esta organización.
CONFLICTO SOCIALES DURANTE EL BIENIO REFORMISTA
El principal problema de la República desde el punto de vista obrero es que para la CNT la República es una oportunidad para hacer su propia revolución. Desde el primer momento protagonizaron movimientos revolucionarios entre los que destacan los de Sevilla en el verano del 31, la huelga de la minería catalana y los sucesos de Arnedo a comienzos del 32, y los sucesos de Casas Viejas (Andalucía) en el 33. Estos hechos produjeron un enorme desgaste del gobierno, que se encontró atrapado entre la gente más conservadora (que le acusaba de ser poco estricto) y el anarquismo (que le acusaba de ser represivo).Otro factor que explica la conflictividad social fue el fracaso de la Reforma Agraria, que frustró muchas expectativas de campesinos pobres y radicalizó a la Federación Trabajadores de la Tierra (una sección de la UGT). Además, todo el movimiento socialista se vio arrastrado hacia la izquierda y radicalizándose acabo rompiendo con el gobierno.
CAUSAS DEL TRIUNFO DE LAS DERECHAS EN LAS ELECCIONES DE 1933
Las causas del triunfo de las derechas en las elecciones de 1933 fueron:1) La conflictividad social y la crisis económica que produjeron el desgaste del gobierno e hicieron que la gente se fuera organizando alrededor de los partidos conservadores y de las organizaciones de carácter autoritario para oponerse al gobierno.2) La división interna en la coalición del gobierno. Los partidos fueron abandonando el gobierno por este orden: Los partidarios de Alcalá Zamora, el Partido Radical de Lerroux (que fue muy crítico con la Reforma Agraria y el Estatuto de Autonomía, aunque no rompió con el gobierno hasta 1933) y finalmente el PSOE.3) La reorganización de las derechas: surgió la CEDA (un partido conservador que contó con un gran número de afiliados y con José María Gil Robles como líder), Renovación Española (Formado por los partidarios de la vuelta de Alfonso XIII, que tuvieron como líder a José Calvo Sotelo) y la Falange (de carácter fascista y fundada por José Antonio Primo de Rivera, hijo de Miguel Primo de Rivera)
. Los dos últimos actuaron contra el marxismo y una posible revolución bolchevique.
La caída de la monarquía:
En enero de 1930, Primo de Rivera dimitió. El rey buscó al general Berenguer para sustituirle. Éste mantuvo la línea autoritaria de la dictadura pero trató dedesmantelar el sistema mediante acuerdos con la oposición moderada (conservadores, liberales y algunos republicanos), que no se concretaron. Esto se consideró “la dictablanda”. En agosto de 1930, firmaron un acuerdo todas las fuerzas de la oposición antimonárquica (Pacto de San Sebastián) para proclamar la república. Este acuerdo lo firmaron los republicanos, los catalanistas y ciertos miembros del PSOE. El segundo hecho importante fue la Revolución de Jaca (diciembre del 30) que fue un intento de derribar a la monarquía mediante un movimiento revolucionario y con participación militar. Esta revolución fracasó pero en el fondo triunfó, ya que la monarquía salió muy debilitada debido al fusilamiento de los líderes que fue muy mal vito, produciéndose manifestaciones. Cuando el rey vio la situación, sustituyó a Berenguer por otro militar (Aznar), que convocó unas elecciones municipales (12 abril del 31) en la que la mayoría de las ciudades españolas votaron a los partidos republicanos (40 de 50 capitales de provincia), lo que provocó manifestaciones en toda España (proclamando la república) y el rey decidió abandonar España.