La República de Platón es una obra filosófica en la que el autor expone sus ideas sobre la organización política de su época y cómo se debía organizar el Estado. Platón da su opinión sobre la manera en que deben vivir y desarrollarse los hombres para que el sistema de gobierno de una ciudad logre la máxima felicidad de la sociedad. A partir de aquí, Platón relaciona sus ideas con la política y la educación, aludiendo que la ciudad estaría mejor gobernada si las personas no se preocuparan por el cargo que ocupan, y sí por el modo para lograr la felicidad.
El Mito de la Caverna: Una Crítica a la Educación
Platón hace una crítica comparativa del Estado con la educación existente. Para ello, se basa en el hecho de la presencia en una caverna de unos hombres colocados frente a la pared del fondo de la misma, estando encadenados desde niños mirando siempre al frente. Tras ellos se encuentra un muro no muy alto, pero suficiente, por encima del cual los hombres no encadenados enseñan diversos objetos. Entre esos hombres y la entrada a la cueva ya tan solo se encuentra un fuego. En relación al texto, ocurre que los hombres encadenados ven lo que los que están detrás del muro quieren que vean. De este modo, los hombres encadenados sólo ven reflejos de la realidad. Todo esto es una explicación que da Platón utilizando un mito, llamado «El Mito de la Caverna».
Ontología y Epistemología en Platón: La Teoría de las Ideas
La cuestión del ser (qué tipos de realidad hay) y del conocer (cómo el ser humano llega a conocerlas) es expuesta por Platón en su teoría de las ideas. Esta teoría constituye el núcleo fundamental del pensamiento platónico y es expuesta de modo completo en La República. Así, en el libro VI de esta obra, Platón se sirve del “símil de la línea” para explicar los grados de conocimiento y de realidad existentes.
Los Dos Ámbitos de la Realidad y los Dos Tipos de Conocimiento
Según este símil, si dos son los ámbitos de realidad existentes (sensible e inteligible), dos son también los tipos de conocimiento: cuando el alma mira a las cosas, su devenir, obtiene un conocimiento cambiante y mudable, y cuando mira a las ideas, consigue un conocimiento eterno e inmutable. Así pues, la teoría de las ideas platónica queda configurada tanto en su aspecto ontológico como epistemológico, es decir, señala la estrecha interdependencia entre ser y conocer, entre las cosas y el modo idóneo de conocerlas.
La Jerarquía de las Ideas y la Idea del Bien
Además, la gradación expuesta por Platón en el símil de la línea apunta siempre hacia la máxima realidad de las Ideas, las cuales, a su vez, no parecen tener el mismo nivel de importancia. En el mundo de las ideas hay ideas fundamentales como las de “semejante” y “desemejante”, las de “par” e “impar”, y otras no tan fundamentales como las ideas de “animal”, “planta”, etc. Con ello queda claro que Platón establece una gradación o jerarquía dentro del ámbito inteligible. A la idea suprema, idea de ideas, Platón le da el nombre de Idea del Bien. Bueno es aquello que cumple con su esencia, con su ser; bien y ser vienen a coincidir en la perspectiva platónica. Por ello, para Platón, la “idea de Bien” es lo mismo que decir “la idea de las ideas”, la idea de Bien es la idea y el ser.
La Idea del Bien como Principio Rector
Platón compara (en el Mito de la Caverna) la idea de Bien con el sol: el sol no sólo proporciona luz para que todo lo demás pueda ser visto, sino que es el que ilumina la verdad y las realidad de las cosas, aunque él mismo también con esfuerzo puede ser mirado. Análogamente, la idea del Bien proporciona el aspecto y brillo a las demás ideas, y además ella misma es también idea. La idea del Bien no sólo proporciona verdad y conocimiento, sino que ella misma también necesita ser conocida por el alma humana. Queda claro pues que, para Platón, el Bien es algo mucho más complejo e importante que un simple concepto moral, constituyéndose en esa máxima realidad que debe guiar tanto al conocimiento como a la acción humanas; la virtud socrática se ha elevado, en manos de Platón, a principio rector de todo lo existente.
El Camino hacia el Conocimiento Verdadero
Este hecho queda reforzado por la convicción platónica de que la humanidad se encuentra entre dos “mundos” y dirige su “mirada” hacia un lado u otro. El camino que va del mundo de la sensibilidad al mundo de las ideas es el camino que Platón expone como medio de alcanzar el único conocimiento verdadero. El hombre puede llegar a conocer las ideas mediante el alma, tal y como se nos dice en el fragmento que comentamos. Además, el hombre es un compuesto de alma y cuerpo; el alma se encuentra encerrada en el cuerpo y limitada por él. El camino descrito anteriormente es, en realidad, el camino que el alma debe seguir para liberarse progresivamente de las ataduras del cuerpo y de los sentidos, lo que le permitirá llegar al conocimiento verdadero.