La Restauración Borbónica (1874-1902) y los movimientos nacionalistas y obreros en España


La Restauración Borbónica (1874-1902): Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego. El movimiento obrero y campesino.

La Restauración borbónica (1874-1902) se basó en el sistema político ideado por Cánovas del Castillo, el turno de partidos, apoyado en la Constitución de 1876. Dos partidos políticos protagonizaron el turnismo, el Partido Conservador y Partido Liberal; que se fortaleció con la firma del Pacto de El Pardo a la muerte de Alfonso XII, manteniendo el sistema a lo largo de la Regencia de Mª Cristina (1885-1902).

Surgieron movimientos antidinásticos que fueron inicialmente ilegales, porque no aceptaban la monarquía constitucional. Destacaron:

  • Carlismo. Tras su derrota se dividieron en dos grupos: los que rechazaban el régimen (integristas) y los partidarios de fundar un partido político y luchar legalmente (tradicionalistas).
  • Republicanismo. Se encuentran muy fragmentados tras el Sexenio, lo que les dificultaba llegar a la ciudadanía. Estuvo integrado por: federalistas (Pi y Margall), centralistas (Salmerón), históricos (Castelar) y progresistas (Zorrilla).

Aparte se encontraba el nacionalismo y regionalismo. Surgieron como oposiciones nuevas al sistema de la Restauración, alcanzando un gran desarrollo en los años finales del siglo XIX. Sus objetivos eran: creación de instituciones propias o autonomía administrativa, y en algunos casos lograr la independencia. Destacaron:

  • Nacionalismo catalán. Durante el Sexenio emergió la corriente política del catalanismo y se desarrolló posteriormente con la celebración del Congreso Catalanista. Se creó el Centre Catalá que presentó a Alfonso XII un Memorial de greuges donde se rechazaba la política librecambista del gobierno y las limitaciones del Código Civil. Lo que reivindicaba era una mayor autonomía, el uso del catalán y el proteccionismo económico.
  • Nacionalismo vasco. Nació más tarde que el catalán pero evolucionó rápidamente. Surgió como reacción contra la abolición de los fueros vascos tras la Tercera Guerra Carlista. Su fundador fue Sabino Arana, cuya ideología, de base tradicionalista, carlista y foralista, tenía como lema “Dios y ley vieja”. Criticó la industrialización, porque dividía la sociedad tradicional vasca; y el liberalismo que atentaba contra las señas históricas vascas. Y se encargó de fundar el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
  • Regionalismo gallego. El nacionalismo gallego tuvo un desarrollo más lento y un menor influencia social. Destacó el “Rexurdimiento” y surgió como reacción al atraso y marginación de Galicia respecto a otras regiones.
  • Otros regionalismos: andaluz y valenciano, inician su recorrido, con un menor peso político y social.

El movimiento obrero y campesino se vio favorecido por las condiciones laborales y económicas de los trabajadores, así como por la falta de protección social. Inicialmente las primeras peticiones no tuvieron carácter político, ni de alteración de las estructuras sociales, pues se centraron en el derecho de asociación y en el mantenimiento del sueldo. A partir del Sexenio, el movimiento obrero cobró mayor personalidad, y experimentó divisiones (socialistas, anarquistas). La “Ley de Asociaciones” legalizó las asociaciones obreras y aunque tuvo muchas restricciones fue el instrumento para asentar el movimiento obrero.

Los anarquistas se reorganizaron con la fundación de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Se dividieron entre los partidarios de fundar un sindicato e ir luchando por las demandas tradicionales del movimiento obrero, y los defensores de la vía violenta, que fundan la organización terrorista “Mano Negra”.

Se localizaron en los núcleos catalán (industrial y urbano) y andaluz (más numeroso y rural).

El socialismo tuvo como principal ideólogo al médico Jaime Vera. Pablo Iglesias funda el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), partido de masas, descentralizado, y democrático.

Su primer programa se basó en: la abolición de las clases y la emancipación de los trabajadores; la transformación de la propiedad privada en colectiva; y la conquista del poder político por la clase obrera.

Su objetivo era mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, mediante la negociación, las demandas al poder político y la huelga. PSOE y UGT (sindicato socialista independiente del PSOE), fueron hasta comienzos del siglo XX minoritarios, comparados con los anarquistas.

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