Revolución Liberal en el Reinado de Isabel II: Carlismo, Guerra Civil y Construcción del Estado Liberal
Introducción
Al inicio del reinado de Isabel II, existía un sistema político liberal aún débil que se articulaba en torno a dos fuerzas principales: los partidos políticos y el ejército. Durante este periodo, se consolidó la monarquía parlamentaria, estableciendo la división de poderes, reconociendo los derechos individuales, afirmando el principio de soberanía nacional, el sufragio y el pluralismo político, reflejados en las diferentes constituciones. Además, se llevaron a cabo reformas que transformaron la sociedad, la economía y la administración territorial española.
Desarrollo
El pluralismo ideológico, expresado en los partidos políticos, fue crucial para el funcionamiento del sistema liberal parlamentario. Dos partidos principales dominaban el escenario político:
El Partido Moderado
Formado por grandes terratenientes, comerciantes, burgueses industriales y financieros, altos cargos del ejército y funcionarios. De clase media alta, contaban con el apoyo de la Corona. Defendían:
- La soberanía compartida entre Cortes y Corona.
- El orden público y un Estado fuerte.
- Un sufragio censitario muy restrictivo.
- El nombramiento de alcaldes por el gobierno central, favoreciendo un Estado centralizado.
- El bicameralismo, con un Senado que limitara al Congreso.
El Partido Progresista
Conformado por la mediana y pequeña burguesía, oficiales del ejército y profesionales liberales. Proponían:
- La soberanía nacional con predominio de las Cortes sobre la Corona.
- Un sufragio censitario menos restrictivo que el de los moderados.
- La defensa de la libertad y derechos individuales amplios.
- Un Estado descentralizado con fuerte poder local, Milicia Nacional y alcaldes electos.
Posteriormente, surgieron otros partidos como la Unión Liberal (centro), el Partido Demócrata (sufragio universal y mayores libertades) y, fuera del sistema, los carlistas, republicanos y las primeras organizaciones obreras.
El ejército, fortalecido tras la Guerra de la Independencia y la Guerra Carlista, se convirtió en una institución poderosa. Sus líderes influyeron en la política mediante pronunciamientos militares, un problema endémico en la historia contemporánea de España.
La Regencia de María Cristina (1833-1840) y la Primera Guerra Carlista
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, su hija Isabel II, de tres años, heredó el trono. La regencia recayó en su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Carlos María Isidro, hermano del rey, no aceptó los derechos de su sobrina, lo que desencadenó las Guerras Carlistas.
El Conflicto Carlista
El conflicto sucesorio reflejaba una profunda división política y social en España. El bando isabelino-cristino contaba con el apoyo de parte de la nobleza, funcionarios y algunos sectores eclesiásticos. Para contrarrestar el avance carlista, María Cristina buscó el apoyo de los liberales, aceptando el fin del absolutismo y el Antiguo Régimen.
El carlismo agrupaba a los opositores al liberalismo: pequeños nobles rurales, parte del bajo clero y campesinos, influenciados por la Iglesia y temerosos del aumento de impuestos. Defendían los derechos de Carlos al trono y los ideales absolutistas y tradicionalistas. El carlismo tuvo mayor fuerza en Navarra, País Vasco, norte del Ebro y Maestrazgo, reflejando un conflicto campo-ciudad.
El programa carlista se resumía en el lema»Dios, Patria, Fueros, Re». Defendían:
- Oposición a las reformas liberales.
- Inmovilismo.
- Monarquía absoluta.
- Tradicionalismo católico y defensa de la Iglesia.
- Fueros vasco-navarros, amenazados por el centralismo liberal.
Desarrollo de la Guerra Carlista
La guerra se desarrolló en dos etapas:
- Primera etapa (1833-1835): Estabilización de la guerra en el norte y triunfos carlistas, aunque sin conquistar ciudades importantes. El general Zumalacárregui logró victorias pero murió en el asedio a Bilbao (1835).
- Segunda etapa (1836-1840): Declive carlista tras la victoria del general liberal Espartero en Luchana (1836). Don Carlos huyó a Francia y la guerra finalizó con el Convenio de Vergara (1839), firmado por Espartero y el general carlista Maroto. Se reconocieron los grados militares de los carlistas y se prometió respeto a los fueros vasco-navarros, aunque algunos fueron eliminados. El general carlista Cabrera continuó la lucha en el Maestrazgo hasta su derrota en 1840.
Evolución Política durante la Regencia de María Cristina
- 1834: Martínez de la Rosa, liberal moderado, asume el gobierno. Se promulga el Estatuto Real, estableciendo un sistema bicameral con Cortes consultivas.
- 1835: Movimientos revolucionarios exigen cambios más profundos. Juan Álvarez de Mendizábal forma gobierno y propone la desamortización de bienes de la Iglesia.
- 1836: Tensiones entre liberales moderados y progresistas. Dimisión de Mendizábal. El moderado Isturiz asume el gobierno, provocando el pronunciamiento militar de La Granja, que obliga a la regente a restaurar la Constitución de 1812. Calatrava forma gobierno y Mendizábal regresa como ministro de Hacienda, continuando la desamortización. Se convocan Cortes Constituyentes, con mayoría progresista.
- 1837: Se promulga la Constitución de 1837, reconociendo la soberanía nacional y otorgando un papel importante a la Corona. Establece un sistema bicameral con Senado (elección y nombramiento regio) y Congreso (sufragio censitario). Reconoce derechos y libertades como la libertad de expresión y reunión.
Tras la disolución de las Cortes Constituyentes, los moderados, con apoyo de la reina regente, ganan las elecciones e intentan frenar las reformas progresistas, lo que provoca nuevos pronunciamientos. La reina recurre al general Espartero, victorioso contra los carlistas…