LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO DE 1917
Las derrotas de Rusia en la Primera Guerra Mundial y las enormes pérdidas humanas y territoriales provocaron graves dificultades económicas y un profundo malestar social.
En febrero de 1917, una huelga en la fábrica de armamentos de Putilov desencadenó una revolución espontánea en Petrogrado (renombrada San Petersburgo) y una huelga general que paralizó la ciudad, extendiéndose a otras ciudades como Moscú. Las protestas contra la guerra y las malas condiciones de vida fueron duramente reprimidas al principio, pero las tropas se unieron a los huelguistas, dejando al zar Nicolás II sin apoyo, lo que llevó a su abdicación y al establecimiento de un gobierno provisional liderado por Lvov.
Este gobierno prometió reformas como libertades civiles, la entrega de tierras a los campesinos y la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Sin embargo, continuó la participación en la guerra y postergó las reformas fundamentales, enfrentando crisis internas.
En abril de 1917, Lenin presentó las «Tesis de Abril«, exponiendo la línea política de los bolcheviques, que abogaban por la ruptura con el gobierno provisional y la transferencia del poder a los sóviets para iniciar la revolución socialista. En julio, los bolcheviques organizaron una manifestación armada para tomar el poder, pero fueron reprimidos y Lenin huyó. La formación de un nuevo gobierno liderado por Kerenski enfrentó una nueva crisis con el intento de golpe de Estado de Kornilov y allanó el camino para la Revolución de Octubre.
LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE Y EL NACIMIENTO DE LA URSS
Entre septiembre y octubre, los bolcheviques emergieron como la alternativa más popular al gobierno provisional, exacerbado por el empeoramiento de las condiciones de vida debido al desabastecimiento y al caos administrativo. Lenin, viendo la oportunidad en el caos, regresó clandestinamente a Petrogrado en octubre y convenció a los bolcheviques de adoptar la insurrección armada. En la noche del 24 al 25 de octubre, las tropas bolcheviques y la Guardia Roja, grupos armados de obreros, tomaron el control de los puntos clave de la ciudad, incluidos bancos, centrales telefónicas y estaciones de ferrocarril. El 25 de octubre, asaltaron el Palacio de Invierno, sede del gobierno provisional, y detuvieron a sus miembros. Lenin y Trotski establecieron un nuevo gobierno llamado el «Consejo de Comisarios del Pueblo«, presidido por Lenin e integrado por Trotski, Stalin y otros miembros prominentes.
El Congreso de los Sóviets tomó medidas para establecer un Estado socialista soviético. En octubre de 1917, Lenin firmó dos decretos fundamentales:
- Decreto sobre la paz: Invitó a los gobiernos en guerra a una paz justa y democrática, sin anexiones ni indemnizaciones, respondiendo a una demanda popular clave de abandonar la guerra.
- Decreto sobre la tierra: Anunció la expropiación de la tierra a grandes terratenientes, la Corona y la Iglesia, entregándola a los sóviets de campesinos. Se abolió el derecho de propiedad privada sobre la tierra, y se otorgó a los sóviets obreros el control de fábricas y minas. También se estableció una jornada laboral de ocho horas y se declaró la igualdad de todos los pueblos, reconociendo el derecho de autodeterminación de las nacionalidades. Se prometió la convocatoria de una Asamblea Constituyente para elaborar una Constitución.
- Decreto sobre la prensa: Autorizó a Lenin a cerrar periódicos que se opusieran al II Congreso de los Sóviets.
- Creación de la policía política o Checa: En diciembre de 1917, se estableció para controlar y eliminar a los opositores.
En marzo de 1918, Rusia firmó el Tratado de Brest-Litovsk, saliendo de la guerra pero bajo condiciones: Polonia y las repúblicas bálticas se disgregaron y quedaron bajo control alemán, mientras que Georgia, Ucrania y Finlandia se independizaron. En noviembre de 1917 se llevaron a cabo elecciones a la Asamblea Constituyente, pero los resultados no favorecieron a los bolcheviques. La Asamblea se reunió solo una vez y fue disuelta. En el III Congreso de los Sóviets se aprobó una Constitución que definía al nuevo Estado como una dictadura del proletariado bajo el control del único partido, el Partido Comunista de Rusia. La evidencia de la instauración de un sistema totalitario despertó fuerte oposición, destacando el Ejército Blanco, formado por antiguos oficiales zaristas, que desencadenó la guerra civil rusa en 1918, apoyado por Reino Unido, Francia y Estados Unidos para evitar la expansión revolucionaria. Por otro lado, el Ejército Rojo, organizado por Trotski, se enfrentó a los blancos. Durante la guerra civil, el zar y su familia fueron ejecutados para evitar ser liberados por los blancos, y finalmente, el Ejército Rojo prevaleció en 1922. Sin embargo, durante la guerra civil, se aplicó el comunismo de guerra, una política económica que fracasó, con el Estado controlando la economía para obtener recursos y acelerar la construcción del socialismo, suprimiendo la propiedad privada y reprimiendo duramente. Hubo una fuerte hambruna en 1921 que causó dos millones de muertos. Para paliar los efectos del comunismo de guerra, Lenin anunció la Nueva Política Económica (NEP) hasta 1928, una solución transitoria que permitía temporalmente una economía de mercado, admitiendo la propiedad privada en el campo, reactivando la economía monetaria y manteniendo el control estatal sobre la banca, la industria pesada y el comercio exterior. Aunque inicialmente tuvo resultados positivos, también generó la prosperidad de los campesinos, los kulaks, y el enriquecimiento de comerciantes y empresarios. La NEP no detuvo la formación de la URSS en 1922: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Se la dotó de una Constitución, aunque el Partido Comunista era el partido único y tenía todo el poder. El ejército y la policía política eran los garantes de la dictadura comunista, deteniendo y aplastando toda oposición y encarcelando a los intelectuales críticos.
LA URSS BAJO LA DICTADURA ESTALINISTA
Hacia 1929, Stalin consolidó su dominio absoluto sobre el Estado Soviético, estableciendo una dictadura totalitaria basada en el terror, caracterizada por:
- Culto a la personalidad del líder: Stalin era considerado infalible y disfrutaba de un poder absoluto.
- Represión y eliminación de toda disidencia: Stalin erradicó cualquier forma de oposición dentro del PCUS y colocó en la dirección del partido a personas leales, implementando una vigilancia extrema.
En 1936 se adoptó una Constitución que, en teoría, legalizaba la dictadura, y la URSS se organizó en once repúblicas y veinte regiones autónomas. Aunque se reconocía el sufragio universal, en la práctica no hubo elecciones libres.
En 1934, Stalin creó la NKVD, una nueva policía política, para llevar a cabo la represión mediante purgas, incluyendo procesos judiciales de fachada. Las purgas alcanzaron al PCUS, al ejército y a la sociedad en general, culminando con los procesos de Moscú entre 1936 y 1939, donde se ejecutaron alrededor de 700.000 personas y ocho millones fueron enviadas a campos de trabajo forzado, conocidos como Gulag, en condiciones inhumanas.
En la economía, Stalin abandonó la NEP y adoptó la planificación estatal y la colectivización agrícola. Sin embargo, esto llevó a hambrunas masivas y represión contra los campesinos, especialmente los kulaks. A pesar del desarrollo industrial bajo los planes quinquenales, el nivel de vida de la población se deterioró, ya que se priorizó la industria pesada y militar sobre la producción de bienes de consumo.