La Proclamación de la Segunda República y el Bienio Reformista (1931-1933)
Tras el éxito de republicanos y socialistas en las elecciones municipales de abril de 1931, Alfonso XIII se exilió y se proclamó la Segunda República Española (1931-1939). Influenciada por la crisis económica de 1929 y el auge de los fascismos y comunismos en Europa, la República contaba con el apoyo de intelectuales, las clases medias y parte del movimiento obrero. Sin embargo, también enfrentaba la oposición de los grupos económicamente poderosos y los pequeños propietarios.
El Comité Revolucionario, creado en 1930 con el Pacto de San Sebastián, se convirtió en el primer gobierno provisional. Estaba compuesto por:
- Republicanos conservadores como Niceto Alcalá Zamora.
- Republicanos de izquierda como Manuel Azaña.
- Radicales como Lerroux.
- Socialistas del PSOE.
- Nacionalistas catalanes y gallegos.
Los primeros decretos reconocieron amplios derechos individuales y sentaron las bases de futuras reformas. Sin embargo, la crisis económica provocó huelgas y enfrentamientos. La República también tuvo que afrontar la proclamación de la república catalana independiente por Francesc Macià, líder de ERC, y los enfrentamientos con la alta jerarquía eclesiástica, encabezados por el cardenal Segura, que generaron episodios de violencia anticlerical.
La Constitución de 1931
Las elecciones a Cortes Constituyentes de junio de 1931 dieron la mayoría a republicanos y socialistas. En diciembre, se aprobó una nueva Constitución que definía a España como una república democrática y de trabajadores. Sus características principales eran:
- Reconocimiento de las autonomías y división de poderes.
- Elección indirecta del presidente de la República por las Cortes. El presidente no podía ser militar, eclesiástico ni miembro de la familia real. Tenía capacidad de veto y disolución de las Cortes.
- Subordinación de la propiedad privada de los medios de producción a los intereses de la economía nacional.
- Cortes unicamerales elegidas por sufragio universal masculino y femenino.
- Estado laico con libertad religiosa y prohibición de la Iglesia en comercio, industria y enseñanza.
- Jurado popular y reconocimiento de amplios derechos individuales.
- Obligación del Estado de extender la educación y la cultura.
El Bienio Reformista (1931-1933)
Niceto Alcalá Zamora fue el primer presidente de la República y Manuel Azaña el presidente del Gobierno. Con el apoyo de la mayoría de los partidos del gobierno provisional, llevaron a cabo una serie de reformas durante el llamado Bienio Reformista (1931-1933):
- Aprobación del Estatuto de Cataluña en 1932, reconociendo el autogobierno catalán.
- Reformas socio-laborales: jornada laboral de ocho horas, derecho a huelga, leyes de asociaciones obreras y contratos de trabajo, y seguros sociales obligatorios.
- Reforma educativa para reducir el analfabetismo con la creación de escuelas, institutos y bibliotecas. Promoción de una educación liberal y laica.
- Reforma militar para modernizar el Ejército y asegurar su fidelidad a la República. La Ley Azaña permitía la retirada de generales que no jurasen la Constitución.
- Reforma agraria para resolver las desigualdades rurales mediante el Instituto de Reforma Agraria, expropiaciones e indemnizaciones. La reforma generó protestas y oposición.
- Reformas político-religiosas para secularizar España, como la Ley de confesiones y congregaciones religiosas.
La oposición a la República se concentró en la CEDA de José María Gil Robles y la Falange de José Antonio Primo de Rivera. El gobierno republicano-socialista tuvo que enfrentarse a huelgas obreras y campesinas, y a episodios violentos protagonizados por la CNT, como el suceso de Casas Viejas. La dimisión de Manuel Azaña tras la crisis de la coalición, provocada por el rechazo socialista a los medios de represión, puso fin al Bienio Reformista.
El Gobierno Radical-Cedista (1933-1935), la Revolución de Asturias y el Frente Popular
Las elecciones de 1933, las primeras con voto femenino, dieron la victoria a la CEDA de José María Gil Robles y al Partido Radical de Alejandro Lerroux. Comenzaba el bienio radical-cedista (1933-1935).
Niceto Alcalá Zamora encargó el gobierno a Lerroux, quien paralizó la reforma agraria, reincorporó al clero al presupuesto del Estado, ralentizó la construcción de escuelas y bloqueó los Estatutos de Autonomía. La oposición entre este gobierno y el anterior radicalizó a la derecha de la CEDA y a la Falange, que se fusionó con las JONS. Ambos grupos recurrieron a la violencia para alcanzar sus objetivos políticos.
Ante el temor al fascismo, los republicanos se unificaron en Izquierda Republicana, mientras que la UGT y el PSOE también se radicalizaron. Este clima de tensión desembocó en un movimiento revolucionario en Asturias y Cataluña.
La Revolución de Asturias (1934)
En octubre de 1934, la entrada de ministros de la CEDA en el gobierno de Lerroux supuso el triunfo de la derecha más radical. El temor del PSOE al nuevo gobierno desencadenó la Revolución de Asturias. La UGT convocó una huelga general que fracasó por la represión de la Guardia Civil. En Cataluña, Lluis Companys proclamó el Estado Catalán dentro de la República Española, pero la autonomía catalana fue suspendida un día después y el ejército sofocó la insurrección.
La revolución triunfó en Asturias, donde socialistas, anarquistas y comunistas firmaron la Alianza Obrera con el objetivo de socializar los medios de producción. Miles de obreros armados ocuparon la región y proclamaron la Revolución Socialista de los Consejos Obreros. La insurrección fue sofocada días después por la Legión y el Ejército, dirigidos por Francisco Franco.
El Frente Popular y las Elecciones de 1936
La Revolución de Asturias endureció la política del gobierno. Se suspendió el Estatuto de Cataluña y se aprobó una nueva Ley de reforma agraria. Las crisis internas del gobierno entre el Partido Radical y la CEDA propiciaron la aparición del Bloque Nacional de José Calvo Sotelo, de orientación monárquica y autoritaria. Los cambios en los mandos militares que no apoyaban la República y el escándalo del estraperlo provocaron la crisis del gobierno radical-cedista. Lerroux dimitió, Niceto Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones en 1936.
Ante las elecciones de febrero de 1936, los partidos de izquierda y los nacionalistas se agruparon en el Frente Popular. Su programa reformista buscaba recuperar los cambios del Bienio republicano-socialista e indultar a los represaliados por la Revolución de Asturias. El Frente Popular estaba formado por:
- Izquierda Republicana de Manuel Azaña.
- Unión Republicana.
- PSOE de Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto.
- Partido Comunista de Dolores Ibárruri.
- Federación Nacional de Juventudes Socialistas.
- Partido Sindicalista.
- POUM.
Aunque los anarquistas no se unieron al Frente Popular, apoyaron sus candidaturas. La derecha se aglutinó en torno a la CEDA de Gil Robles. El Frente Popular ganó las elecciones y formó gobierno con Manuel Azaña a la cabeza. Se decretó la amnistía para los encarcelados por la Revolución de Asturias, se restauró el Estatuto de Autonomía de Cataluña, se retomó la reforma agraria y se sustituyó a Niceto Alcalá Zamora por Manuel Azaña como presidente de la República.
En mayo de 1936, se formó un nuevo gobierno presidido por Santiago Casares Quiroga sin la participación del PSOE. El terrorismo y los enfrentamientos violentos entre la derecha y la izquierda aumentaron. Varios generales, liderados por Francisco Franco, preparaban un golpe de Estado que se desencadenó tras los asesinatos de José del Castillo y Calvo Sotelo en julio de 1936.
La Guerra Civil Española (1936-1939): Sublevación Militar y Dimensión Internacional
Las tensiones socio-políticas de la Segunda República culminaron en un golpe de Estado organizado por el general Mola. Contaba con el apoyo de parte del Ejército y de grupos políticos antirrepublicanos (monárquicos, carlistas y falangistas). El ministro de Defensa intentó evitar el golpe destinando a los generales Mola, Franco y Goded a Pamplona, Canarias y Baleares respectivamente, pero los preparativos continuaron. La fecha del golpe se fijó para el 18 de julio de 1936, pero los asesinatos de José del Castillo y Calvo Sotelo precipitaron la sublevación en Ceuta y Melilla la noche anterior.
El 18 de julio, los sublevados se alzaron en gran parte de la Península. Los militares leales al gobierno y las organizaciones obreras sofocaron la rebelión en la mayoría del territorio, excepto en Sevilla. El objetivo de los sublevados era conquistar Madrid. Daba comienzo la Guerra Civil Española.
Bandos Enfrentados
España quedó dividida en dos bandos:
- Republicanos: Controlaban las zonas industriales y mineras, contaban con el apoyo de la Marina y la Guardia de Asalto. Los milicianos se unieron al Ejército para combatir a los sublevados.
- Sublevados o Nacionales: Dominaban las zonas agrarias, contaban con el apoyo de la Legión, los Regulares, la mayoría de los oficiales, la Guardia Civil, voluntarios carlistas y falangistas.
Dimensión Internacional del Conflicto
La Guerra Civil Española se produjo en un contexto internacional marcado por la crisis económica, la expansión del fascismo y el comunismo. El conflicto español se convirtió en un preludio de la Segunda Guerra Mundial.
Europa no intervino directamente en la guerra, pero se dividió ante el conflicto. Las potencias fascistas apoyaron a los sublevados con la esperanza de frenar el comunismo. Francia y Gran Bretaña firmaron el Pacto de No Intervención, al que se unieron otros países en el Comité de No Intervención, por temor a una guerra a gran escala.
A pesar del acuerdo de no intervención, ambos bandos recibieron ayuda exterior:
- República: Apoyo material de la URSS y México. Las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios antifascistas de todo el mundo, lucharon junto al Ejército Popular Republicano.
- Nacionales: Ayuda militar de Alemania (Legión Cóndor), Italia (Corpo Truppe Volontarie) y Portugal (Viriatos). Marruecos también envió tropas mercenarias. Grandes empresas y bancos estadounidenses apoyaron a los sublevados, a pesar de la neutralidad oficial de Estados Unidos.
La ayuda recibida por la República fue menor y peor organizada que la de los nacionales, lo que inclinó la balanza a favor de los sublevados.
Fases de la Guerra Civil, Evolución Política y Económica, y Consecuencias
La Guerra Civil Española se desarrolló en tres etapas:
Primera Etapa (Julio 1936 – Marzo 1937): Batalla de Madrid
Los sublevados intentaron tomar Madrid en varias ocasiones. Las tropas dirigidas por Mola avanzaron desde Navarra y Castilla-León, pero fueron detenidas en las sierras de Guadarrama y Somosierra. El general Queipo de Llano ocupó el sudoeste de Andalucía. Franco trasladó a su ejército desde África a Sevilla con ayuda alemana y tomó Badajoz. Tras un breve desvío para liberar el Alcázar de Toledo, Franco intentó tomar Madrid de forma frontal y envolvente en las batallas del Jarama y Guadalajara, pero los republicanos resistieron con la ayuda de las milicias, las Brigadas Internacionales y los tanques soviéticos.
Segunda Etapa (Abril 1937 – Noviembre 1938): Campaña del Norte y Batalla del Ebro
Tras el bombardeo de Guernica por la aviación alemana, los sublevados lanzaron la Campaña del Norte en la primavera de 1937. Conquistaron los territorios del norte gracias a su aislamiento del resto de la zona republicana. La República perdió importantes recursos minerales e industriales con la caída de Asturias.
Tras la conquista del norte, los republicanos lanzaron la ofensiva de Aragón y recuperaron Teruel en diciembre de 1937, pero la ciudad fue reconquistada por Franco poco después. En la primavera de 1938, las tropas de Franco llegaron al Mediterráneo, dividiendo la zona republicana en dos y aislando Cataluña.
En julio de 1938, la República lanzó su última gran ofensiva con la Batalla del Ebro. El objetivo era frenar el avance de los sublevados hacia Valencia. La batalla, la más sangrienta de la guerra, supuso una derrota casi definitiva para el Ejército Popular Republicano.
Tercera Etapa (Diciembre 1938 – Abril 1939): Caída de Cataluña y Fin de la Guerra
En diciembre de 1938, los sublevados conquistaron Cataluña. Azaña se exilió a Francia. En marzo de 1939, el general Casado dio un golpe de Estado contra el gobierno republicano e intentó negociar una rendición con condiciones con Franco, pero este la rechazó. El 28 de marzo, las tropas franquistas entraron en Madrid. El 1 de abril de 1939 finalizaba la Guerra Civil Española.
Evolución Política y Económica en las Dos Zonas
Zona Republicana
Durante la guerra, la zona republicana tuvo tres gobiernos: José Giral, Francisco Largo Caballero y Juan Negrín. La pérdida de control político y económico del gobierno en favor de las organizaciones obreras, la colectivización de empresas, la aceleración de la reforma agraria y la mala organización provocaron problemas de abastecimiento. La República emitió deuda pública y depositó las reservas de oro del Banco de España en Moscú para financiar la guerra.
Zona Nacional
El bando nacional carecía de un modelo político común al inicio de la guerra. La Junta de Defensa Nacional nombró a Franco Jefe de Gobierno, Estado y Ejército, lo que facilitó su victoria frente a la desorganización republicana. En 1937, Franco promulgó el Decreto de Unificación, creando un partido único, FET de las JONS, y prohibiendo los demás partidos y sindicatos. El Estado se centralizó y se crearon nuevos ministerios. La Ley de Responsabilidades Políticas permitió la represión de los opositores al régimen franquista.
La zona nacional controlaba la mayor parte de las tierras de cultivo. Se estableció un estricto control de la producción y se paralizó la reforma agraria. Las deudas contraídas por la ayuda recibida durante la guerra se negociaron sin problemas gracias al apoyo de las potencias fascistas.
Consecuencias de la Guerra Civil
La Guerra Civil Española tuvo devastadoras consecuencias para el país:
- Pérdidas humanas: Alrededor de 500.000 muertos, además de las víctimas de la posguerra por enfermedades y desnutrición. Descenso de la natalidad y exilio de 450.000 personas.
- Destrucción económica: Devastación de infraestructuras, edificios, patrimonio cultural, fábricas y viviendas. Economía agraria, endeudada y con escasa producción. Racionamiento, hambre y privación de bienes de consumo durante la posguerra.
- División social: Sociedad polarizada entre vencedores y vencidos. Ausencia de reconciliación nacional.
- Fin de la experiencia democrática: Instauración de una dictadura que duraría casi cuarenta años. Represión, falta de libertad y supresión de derechos fundamentales.
- Exilio intelectual: Muerte o exilio de numerosos científicos, escritores e intelectuales. Destrucción del tejido cultural y educativo del país.
La Guerra Civil Española marcó un antes y un después en la historia de España. El triunfo del franquismo supuso la instauración de una dictadura que sumió al país en décadas de represión y aislamiento internacional.