La Segunda República Española: Del Bienio Radical-Cedista al Alzamiento Militar de 1936


La Segunda República: El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)


Tras la marcha de Alfonso XIII el 13 de abril de 1931, y la proclamación de la II República el 14 de abril, se formó un gobierno provisional con el objetivo de convocar elecciones a Cortes constituyentes. Estas elecciones dieron lugar a la Constitución de 1931 y al inicio del Bienio Reformista (1931-1933), un periodo de gran actividad reformista.

En septiembre de 1933, diversas circunstancias como las maniobras políticas del Partido Radical de Lerroux, la pérdida de apoyo popular del gobierno (ejemplificado en sucesos como los de Casas Viejas), llevaron a la ruptura de la coalición republicana y del Pacto de San Sebastián. El PSOE rompió con Azaña, los anarquistas se alejaron de la política y Azaña dimitió. Alcalá Zamora convocó nuevas elecciones para noviembre de 1933.

Una novedad importante fue el voto femenino, que duplicó el censo electoral. La división de la izquierda y la abstención anarquista favorecieron la victoria de una coalición de derechas formada por los Radicales de Lerroux y la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de Gil Robles. Lerroux asumió la jefatura del gobierno, dando inicio al Bienio Radical-Cedista (1933-1936), también conocido como Bienio Negro.

Características del Bienio Radical-Cedista

  • Inestabilidad gubernamental: diez presidentes en dos años.
  • Problemas internos del Partido Radical de Lerroux:
    • División: Martínez Barrios retiró su apoyo a Lerroux.
    • Escándalos de corrupción: el caso del estraperlo y el asunto Nombela.
  • Aumento de la polarización entre derechas e izquierdas, con una creciente disposición a la violencia.

El nuevo gobierno revirtió las reformas del periodo anterior: se paralizó la reforma agraria, se decretó una amnistía para los militares golpistas de 1932 (Sanjurjo), se detuvo la reforma militar y se abandonó el desarrollo autonómico.

La Revolución de Octubre de 1934

Esta situación provocó un intento de la izquierda por establecer una república de trabajadores mediante la revolución. Largo Caballero impulsó la Alianza Obrera y la creación de un comité para organizar el golpe revolucionario. La incorporación de tres ministros de la CEDA al gobierno fue el detonante.

La revolución fracasó a nivel nacional, triunfando solo en Asturias, que quedó aislada. Durante 15 días, Asturias fue controlada por comités obreros y milicias. La dura intervención del ejército de Marruecos, al mando del general Franco, provocó un levantamiento de dimensiones de guerra civil (4.000 muertos y 30.000 detenidos). La revolución finalizó con el país dividido y los ánimos exaltados.

En Barcelona, la insurrección tuvo un carácter independentista, liderada por Companys, presidente de la Generalitat. La revuelta fue rápidamente reprimida por el Ejército y la autonomía de Cataluña quedó suspendida temporalmente.

La revolución intensificó la polarización política. Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional, proponiendo una monarquía tradicional con una autoridad fuerte. También existían el Partido Carlista y partidos de extrema derecha inspirados en el fascismo, como Falange Española, fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera.

A finales de 1935, los escándalos financieros en torno a Lerroux rompieron la alianza entre radicales y CEDA. Alcalá Zamora convocó nuevas elecciones para 1936.

Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular

La izquierda, aprendiendo de la experiencia anterior, se unió en el Frente Popular, que agrupaba a republicanos, socialistas, comunistas y contaba con el apoyo de los anarquistas. Su programa se basaba en una amnistía para los implicados en la Revolución de Octubre y en la extensión de la Reforma Agraria y el Estatuto de Autonomía. La derecha participó dividida en las elecciones.

En las elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular obtuvo la mayoría (4,8 millones de votos), aunque la derecha también obtuvo un número considerable (3,9 millones). La derecha ganó en zonas rurales, mientras que la izquierda lo hizo en ciudades industriales y regiones con jornaleros o partidarias de la autonomía.

Hasta el alzamiento de julio de 1936, la República fue gobernada por Azaña como presidente y Casares Quiroga como jefe de gobierno. Los socialistas estaban divididos entre la colaboración con los republicanos y la revolución con la CNT.

Durante estos meses, la tensión en la calle aumentó, con frecuentes estallidos de violencia. Parte del ejército, considerando que la revolución era inminente, conspiró para acabar con la República. Tanto una parte de la derecha como de la izquierda rechazaban la República de 1931.

El gobierno tomó medidas como la amnistía a los represaliados, la aplicación de la constitución, la política regional y el aislamiento de militares sospechosos (Mola, Franco, Goded…).

El Alzamiento Militar de 1936

El 12 de julio de 1936 fue asesinado el teniente Del Castillo, republicano. Al día siguiente, un grupo de guardias de asalto asesinó al diputado José Calvo Sotelo. Este fue el pretexto para el alzamiento militar liderado por los generales Mola, Sanjurjo, Franco y Goded, con el apoyo de parte de la derecha.

El 17 de julio se sublevó el ejército de Marruecos. Inicialmente, el gobierno no tomó medidas, pensando que era un alzamiento aislado. Sin embargo, el 18 de julio, muchas regiones se habían sumado al alzamiento, mientras otras permanecían fieles a la República. La guerra era inevitable.

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