La Segunda República Española: El Bienio Radical-Cedista, la Revolución de 1934 y el Frente Popular


La Segunda República Española: El Bienio Radical-Cedista, la Revolución de 1934 y el Frente Popular

El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)

Tras las elecciones, Lerroux formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros de su partido. La CEDA apoyó al gobierno desde el Parlamento. Lerroux se vio así obligado a iniciar lo que los grupos de derecha reclamaban, una política de rectificación de las reformas del bienio anterior. Esta nueva política se concretó en la paralización de las reformas iniciadas:

  • Paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras que habían ocupado miles de jornaleros.
  • Paralización de la reforma militar y designación para puestos clave de militares claramente antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola. Esta nueva política fue completada con una amnistía para los participantes en el golpe de Sanjurjo en 1932.
  • Conciliación con la Iglesia Católica.
  • Paralización de las reformas educativas. Parón en el programa de construcciones escolares y anulación de la enseñanza mixta.
  • Enfrentamiento a los nacionalismos periféricos. Freno al proyecto de Estatuto de Autonomía vasco, presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat catalana, que presidía Lluis Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934.

Radicalización del Enfrentamiento Político

En un contexto de crisis económica internacional y de triunfo de los extremismos en Europa con el triunfo de Hitler en 1933 y la consolidación de la dictadura de Stalin en la URSS, la lucha política se radicalizó en España. El país se polarizó entre las «derechas» y las «izquierdas».

Derechas:
  • La CEDA de Gil Robles agrupaba a las clases medias y populares católicas. Las Juventudes de Acción Popular (JAP), organización juvenil del partido, tenían ya en aquel momento rasgos claramente fascistas.
  • En Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, se agrupaban los monárquicos con posturas cada vez más extremistas y antidemocráticas.
  • Finalmente, la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera se fusionó en 1934 con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Ledesma. Quedaba así constituido el núcleo político de ideología fascista en España.
Izquierdas:
  • La Izquierda Republicana de Manuel Azaña agrupaba el centro-izquierda que había optado por una política de reformas y de alianzas con el movimiento obrero.
  • El PSOE, el mayor partido obrero, estaba dirigido por un grupo de líderes a menudo enfrentados. Indalecio Prieto y Largo Caballero representaban el ala más moderada y más radical del partido. En general, el PSOE vivió un claro proceso de radicalización.
  • El PCE seguía las nuevas directrices de la Komintern y buscaba una alianza de la izquierda contra el fascismo. La experiencia alemana y el ascenso de Hitler en enero de 1933 habían hecho rectificar a Stalin y buscar alianzas con todas las fuerzas de centro-izquierda.
  • La CNT seguía ligada a la acción revolucionaria, aunque había quedado muy mermada tras el fracaso de la insurrección de diciembre de 1933.
  • Los continuos enfrentamientos del gobierno de la Generalitat catalana con el gobierno de derechas de Madrid habían propiciado que la Esquerra Republicana de Catalunya dirigida por Lluis Companys girara a la izquierda en sus posiciones políticas.

La Revolución de 1934

El 4 de octubre de 1934, Alejandro Lerroux formó gobierno, dando cabida en él a tres ministros de la CEDA. Este hecho fue tomado por el PSOE y ERC como el triunfo de la derecha más radical, que prepararía la llegada del fascismo, y desencadenó la insurrección que venía preparándose desde que, en 1933, la derecha ganara las elecciones. El 5 de octubre, la UGT convocó una huelga general. La prensa de izquierdas animaba a la opinión pública a sumarse a la insurrección, hecho que se produjo el 6 de octubre de 1934. No obstante, la huelga fracasó en la mayor parte de España por dos motivos: por un lado, no tuvo el seguimiento popular que esperaban las fuerzas revolucionarias y, por otro, el ejército y la Guardia Civil reprimieron a los huelguistas.

En Cataluña, la huelga tuvo un carácter político independentista. La noche del 6 de octubre, Lluis Companys proclamó el Estat Catalá dentro de la República Federal Española e invitó a luchar contra el gobierno fascista, pidiendo para Barcelona la sede del gobierno provisional de la Segunda República. Pero, tan solo un día más tarde, el ejército acabó con la insurrección. Se suspendió la autonomía catalana y todo su gobierno fue acusado de rebeldía.

La insurrección contra el gobierno solo triunfó en Asturias. Con el fin de socializar los medios de producción, socialistas, anarquistas y comunistas firmaron la Alianza Obrera. Miles de obreros armados consiguieron ocupar toda Asturias y proclamaron la Revolución Socialista de los Consejos Obreros. Para sofocar la insurrección, el Gobierno envió unidades de la Legión y de los Regulares estacionadas en Marruecos bajo el mando del general Francisco Franco. El 18 de octubre, la insurrección estaba totalmente controlada. Hubo más de mil muertos, miles de encarcelados y fueron muchas las sentencias a la pena de muerte, aunque finalmente el Gobierno indultó a muchos detenidos.

Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular

En las elecciones del 16 de febrero de 1936, los partidos de izquierda y nacionalistas se agruparon en el Frente Popular, que hizo una campaña electoral con un programa reformista:

  • Recuperar los grandes cambios del bienio republicano-socialista.
  • Conceder la amnistía para los represaliados por la Revolución de Octubre de 1934.

El Frente Popular estaba integrado por:

  • Izquierda Republicana (Manuel Azaña).
  • Unión Republicana (Diego Martínez Barrio).
  • PSOE (Largo Caballero e Indalecio Prieto).
  • PCE (Partido Comunista de España: Dolores Ibárruri).
  • Federación Nacional de Juventudes Socialistas.
  • Partidos Sindicalistas.
  • POUM (Partido Obrero Unificado Marxista).

Los anarquistas no se unieron al Frente Popular, pero apoyaron sus candidaturas. En Cataluña se presentó el Front d’Esquerres de Cataluña, liderado por ERC, de Lluis Companys.

La derecha también se presentó unida en numerosas circunscripciones. La CEDA hizo campaña presentando al Frente Popular como el fin de la Segunda República.

Los resultados electorales dieron el triunfo, en número de escaños, al Frente Popular. El primer gobierno del Frente Popular, presidido por Manuel Azaña, estaba formado por Izquierda Republicana y Unión Republicana. Sus primeras actuaciones se ajustaron a lo pactado entre las fuerzas que lo integraban:

  • Se decretó la amnistía para todos los represaliados de la Revolución de Octubre de 1934, aunque en muchas ciudades hubo personas que fueron excarceladas antes de que se firmase el decreto de amnistía y a las que se les devolvieron sus puestos de trabajo.
  • Se restauró el Estatuto de autonomía de Cataluña. Tras su liberación, Lluis Companys volvió a ocupar la presidencia de la Generalitat.
  • Se aprobó en referéndum el Estatuto de Galicia y se empezó a discutir el del País Vasco en las Cortes.
  • Se retomó la reforma agraria de 1932.

El Congreso destituyó al presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, y el 10 de mayo de 1936 fue elegido Manuel Azaña como nuevo presidente de la República. Manuel Azaña quiso contar en el nuevo gobierno con el proyecto de los socialistas moderados de Indalecio Prieto, pero el grupo parlamentario socialista se negó a ello. El nuevo gobierno, presidido por el republicano Santiago Casares Quiroga, se formó el 13 de mayo de 1936 sin la participación del PSOE.

Durante la primavera de 1936, la vida política y social española se deterioró y aumentaron el terrorismo y los enfrentamientos violentos entre la izquierda y la derecha. Francisco Largo Caballero, del sector radical del PSOE, optó por la revolución socialista. Desde marzo de 1936, varios generales, bajo la dirección de Emilio Mola, venían preparando un golpe de Estado contra el gobierno del Frente Popular. El general Francisco Franco, que había sido nombrado por el anterior gobierno radical-cedista Jefe del Estado Mayor, suponía igualmente un peligro para la Segunda República.

La lucha política en las Cortes llegaba, pues, a la calle, a las organizaciones políticas y a los cuarteles. El orden público era alterado por enfrentamientos callejeros, en los que caían asesinados militantes de las distintas tendencias, y la oleada de huelgas parecía incontrolada, mientras la revolución campesina procedía a la ocupación de tierras. Calvo Sotelo denunciaba al Gobierno en las Cortes, mientras él mismo era acusado de provocar con sus protestas una intervención militar. Para prevenir esta posibilidad, el Gobierno alejó a los generales sospechosos: Mola fue enviado a Pamplona; Franco, a Canarias, y Goded, a Baleares.

Los últimos días de la Segunda República fueron convulsos y constituyen el preludio de la Guerra Civil. El desencadenamiento último de la Guerra Civil fueron dos asesinatos: el del teniente de la guardia de asalto José del Castillo, el 12 de julio de 1936, por extremistas de derechas, y el asesinato del diputado de derechas José Calvo Sotelo, el 14 de julio de 1936, por las fuerzas de seguridad. La muerte del líder de la derecha aceleró la intervención militar, y el 17 de julio las tropas de la Comandancia de Melilla se sublevaron contra el Gobierno.

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