La Sociedad de Clases del Siglo XIX en España: Características y Evolución


CARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA SOCIEDAD DE CLASES FRENTE A LA ESTAMENTAL

Contexto y peculiaridades de España

Durante el siglo XIX, en España se fue configurando, poco a poco, una sociedad de clases, aunque con ciertas singularidades con respecto a otros países del centro y el norte de Europa, donde la burguesía era más rica y numerosa y alcanzaría mayores cotas de poder.

En el caso de España, la sociedad de clases comenzó a afianzarse en el transcurso del reinado de Isabel II, gracias al establecimiento de un régimen liberal que permitió que la escasa burguesía española ascendiera hacia los resortes del poder político y económico del país, hasta entonces en manos de la nobleza y el clero; un ascenso que no habría sido posible sin las leyes y reformas aprobadas por las Cortes de Cádiz, los gobiernos del Trienio Liberal y del reinado de Isabel II, que liquidaron los fundamentos legales del Antiguo Régimen. Otro rasgo característico de España en comparación con otros países europeos como Francia o Reino Unido tiene que ver con la poca entidad de la burguesía española como grupo social dominante, un hecho que explica el gran protagonismo que adquiriría el Ejército en el siglo XIX como motor del cambio político, con militares de alto rango al frente de los principales partidos políticos y encabezando los pronunciamientos que aupaban y hacían caer gobiernos. Asimismo, cabe hacer mención a la deficiente, tardía y desigual industrialización, en comparación con países como Reino Unido, Bélgica o Alemania, que haría que el proletariado español (los obreros industriales) no tuviera la fuerza social y política que sí alcanzaría en otros países europeos a lo largo del siglo XIX.

Características de la sociedad de clases frente a la sociedad estamental

En la sociedad de clases, si bien hay igualdad ante la ley, el estatus o nivel social viene determinado por el poder económico de la persona (nivel de renta y propiedades), mientras que en la sociedad estamental del Antiguo Régimen la diferencia entre los estamentos viene establecida por una serie de privilegios que solo disfrutan unos pocos: la nobleza y el clero (no pagar impuestos, cobrar determinadas rentas, ser juzgados por tribunales especiales, ocupar los principales cargos del gobierno, la administración y el ejército…). Por otra parte, la sociedad de clases es una sociedad abierta en la cual es posible la movilidad social, de modo que una persona,

gracias a su actividad económica, puede ascender socialmente. Por el contrario, la sociedad estamental es una sociedad muy rígida en la que el ascenso social es prácticamente imposible, ya que la nobleza y el clero conforman élites políticas y económicas que tienen un tratamiento de favor respecto al tercer estado, la gran mayoría de la sociedad, integrada fundamentalmente por campesinos, artesanos y comerciantes, que suponen más de un 85 % del total de la población.

Los grupos sociales en evolución: de los estamentos a las clases sociales

Durante el siglo XIX los estamentos del Antiguo Régimen fueron dejando paso a las clases sociales, sustituyéndose el privilegio por el poder económico a la hora de adscribir a una persona a un grupo social o a otro. En función de la riqueza podremos hablar, por tanto, de clases altas (alta nobleza y burguesía de negocios), clases medias (burguesía media y baja) y clases populares (campesinos y proletarios). Entre los principales cambios experimentados por los grupos sociales a lo largo del siglo XIX, cabe hacer referencia a los siguientes:

Nobleza

La alta nobleza no se vio excesivamente perjudicada por la revolución liberal, ya que si bien perdió el monopolio de los principales cargos políticos y militares sí que mantuvo su patrimonio e incluso lo engrandeció con la compra de bienes desamortizados. Por el contrario, la baja nobleza (hidalgos) prácticamente desapareció en el siglo XIX al perder los privilegios del Antiguo Régimen (exención fiscal, cargos en los gobiernos municipales…) y se fundió con la alta burguesía ascendente mediante los matrimonios concertados.

Clero

Mantuvo su influencia en el ámbito de la educación, pero perdió su poder político, y además, pasó a depender económicamente del Estado. Salió muy perjudicada por las desamortizaciones de Mendizábal, Espartero y Madoz de mediados de siglo.

Burguesía

Fue la clase social ascendente durante el siglo XIX, sin embargo, aún un grupo social minoritario que trató de imitar a la alta nobleza en todos los aspectos. Cabe diferenciar entre la burguesía de negocios, formada por empresarios, banqueros, grandes terratenientes, ricos comerciantes e industriales y militares de alto rango, que vivía en las grandes ciudades y ocupó los altos cargos de la administración y el gobierno. La alta burguesía fue la nueva clase emergente que se benefició con la compra de las tierras desamortizadas y con las inversiones en ferrocarriles, industrias y banca. Por otro lado, la burguesía media y baja, más modesta, estuvo vinculada a actividades comerciales e industriales, funcionarios, profesionales liberales (abogados, médicos, etc.), periodistas o rentistas.

Campesinado

Continuó siendo el grupo mayoritario y se vio muy perjudicado por las desamortizaciones y los cambios implantados por el Estado liberal en favor de la propiedad privada, que trajeron consigo un aumento del precio de los arrendamientos y el cercamiento de tierras de labor, pastos y bosques que hasta entonces habían sido comunales y municipales. Además, el Estado liberal estaba muy presente en ámbitos que, hasta ese momento, habían quedado fuera del control gubernamental. Así, recaudadores de impuestos, policías, militares, jueces y políticos eran considerados “intrusos” en gran parte del campo español.

Cabe hacer distinción entre los pequeños propietarios, numerosos al norte de España; los arrendatarios y aparceros, que pagaban un alquiler por cultivar tierras ajenas a cambio del total o una parte del producto obtenido (contratos de corta duración, con precios fijados por los propietarios); y los jornaleros, muy numerosos en la mitad sur de España, que ofrecían su trabajo a cambio de un salario y dependían de la periodicidad estacional de las labores del campo.

Proletariado industrial

Grupo poco numeroso, comienza a adquirir importancia en la sociedad a partir del último cuarto del siglo XIX con el desarrollo de determinadas actividades industriales (textil y siderurgia) en algunas zonas periféricas del país como Cataluña y País Vasco. Sus condiciones laborales y de vida eran muy duras: jornadas de entre 10 y 15h, trabajo sin contrato, despido libre y sin seguridad social o coberturas por paro.

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