La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia


1. La Transición Española: De la Muerte de Franco a las Elecciones de 1977

Tras la muerte de Franco, el hasta entonces Príncipe Juan Carlos fue nombrado Rey y mantuvo al frente del gobierno a Carlos Arias Navarro, que incorporó a éste a algunos reformistas como Fraga o José María de Areilza. Se esperaba de este gobierno una aceleración de las reformas que concluyera en una democratización del sistema político.

Las Tres Posiciones Políticas Esenciales

Tres eran las posiciones políticas esenciales:

  • Los franquistas inmovilistas (búnker) deseaban mantener el régimen intacto.
  • Los franquistas aperturistas eran partidarios de una mayor permisividad.
  • La oposición de izquierda, en la clandestinidad, reclamaba la ruptura política.

Sin embargo, pronto se vio que Arias Navarro apostó por el continuismo franquista y que su reformismo era insuficiente. Su propuesta de régimen político no contemplaba ni tan siquiera la existencia de partidos políticos.

La Iniciativa Política de la Oposición

La oposición tomó pues la iniciativa política y definió un programa común para todas las fuerzas antifranquistas. Las dos plataformas opositoras, Junta Democrática y Plataforma de Convergencia Democrática se unieron en Convergencia Democrática o popularmente conocida como Platajunta.

La propuesta que ambas hacen pasa por una ruptura democrática: un periodo constituyente que con un gobierno provisional y unas elecciones generales sentara las bases de un nuevo sistema político.

El movimiento antifranquista también promovió movilizaciones populares que reclamaban libertades, democracia y amnistía para presos políticos que fueron reprimidas duramente.

La Tensión Política y la Dimisión de Arias Navarro

La situación del país tensó las posturas de la clase política franquista. Los inmovilistas sólo aceptaban la continuidad del régimen y de la represión (asesinatos de estudiantes en las manifestaciones, sucesos de Vitoria y Montejurra en 1976). Los reformistas se esforzaban por desplazar del gobierno a los inmovilistas con una reforma progresiva del sistema político a partir de la evolución de las leyes y de las instituciones franquistas.

Arias Navarro dimitió el 30 de junio de 1976 y el Presidente de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda, maniobró para imponer como sucesor a Adolfo Suárez, político procedente de los sectores reformistas del movimiento y así anular la resistencia inmovilista. Se pretendió atraer a buena parte de la oposición democrática.

La Reforma Política de Adolfo Suárez

Suárez contactó con las fuerzas democráticas, promulgó un indulto para los presos políticos y propuso una ley decisiva: la Ley para la Reforma Política (LRP), que reconocía los derechos fundamentales de las personas, la potestad legislativa para los representantes de la voluntad popular y un sistema electoral democrático. Su proyecto era pasar del régimen franquista a uno democrático sin ruptura legal, es decir, “de la ley a la ley”.

La ley fue aprobada por las Cortes franquistas, con 425 votos a favor y 59 en contra, y por el Consejo Nacional del Movimiento. Para ello Suárez tuvo que vencer las resistencias de los hombres del franquismo: se les garantizó a los procuradores una transición sin riesgos, esto es, el mantenimiento de su estatus, la inexistencia de responsabilidades, el predominio de la derecha y la no legalización del Partido Comunista.

A continuación, acogiéndose al procedimiento de la Ley de Referéndum de 1945, sometió la LRP a votación popular el 15 de diciembre: con una participación del 77% el porcentaje de votos afirmativos fue del 94% y los negativos no llegaron al 3%. Inmediatamente después de aprobada la Ley Suárez decretó la supresión del Tribunal de Orden Público y comenzó el desmantelamiento de las instituciones del Movimiento Nacional.

La Legalización de los Partidos Políticos y las Elecciones de 1977

Tras superar el difícil momento de enero de 1977 (matanza de Atocha, secuestros de Oriol y Villaescusa), Suárez tuvo que vencer la resistencia de la oposición y convencerla de que abandonara la idea de ruptura. Mediante discretas entrevistas se superó la confrontación inicial y se llegó a fórmulas transaccionales. Para conseguir credibilidad, Suárez tuvo que legalizar los partidos políticos; en Semana Santa de 1977 tomó la decisión personal de legalizar al PCE, pese a la fuerte oposición del Ejército y de los franquistas; el resto de partidos se legalizaron mediante un sencillo trámite administrativo; por último, sucesivas amnistías parciales culminaron en la amnistía total de octubre de 1977.

A cambio, la oposición de izquierda acabó por renunciar a la ruptura y aceptar el proceso de reforma encabezado por Suárez, la fórmula monárquica o la bandera bicolor. De esta manera el proceso de reforma culminó con la celebración de elecciones libres en junio de 1977:

A ellas concurrieron, en el ámbito de centro y derecha, dos formaciones importantes:

  • La UCD, creada por Suárez para capitalizar el éxito de la transición, era un conglomerado que incluía diferentes ideologías: democristianos, azules, liberales, socialdemócratas…
  • Alianza Popular, liderada por Fraga, que representaba el franquismo posibilista.

En la izquierda se situaban:

  • El PSOE, dirigido por Felipe González, que había experimentado un aumento vertiginoso desde 1975.
  • El PCE de Santiago Carrillo, la organización antifranquista más sólida y activa.

Las elecciones mostraron la moderación de la población española y dieron lugar a un modelo de bipartidismo imperfecto: venció la UCD, seguida de cerca por el PSOE, con seis y cinco millones de votos respectivamente; muy alejados, PCE y AP fueron tercera y cuarta fuerza política; los grupos nacionalistas obtuvieron importantes resultados en Cataluña y País Vasco (CDC, UDC, ERC, PNV); por último, la extrema derecha franquista y los grupos de izquierda marxista radical fueron barridos en las urnas.

Suárez fue el encargado de formar gobierno en minoría, pero con apoyo de los demás grupos políticos, inaugurando una etapa basada en el consenso que culminará con la aprobación de la Constitución de 1978.

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