La Unificación Alemana: Un Camino Hacia la Nación
El proceso de unificación alemana, aunque comparte similitudes con la italiana, presenta diferencias significativas:
- A pesar de la unidad lingüística y cultural, la fragmentación política en pequeños estados era considerablemente mayor.
- La unificación no giró en torno a un único estado, sino a dos potencias rivales: Austria y Prusia, quienes finalmente dirimirían su supremacía a través de la guerra, resultando Prusia victoriosa.
- La intervención extranjera no tuvo la misma relevancia que la francesa en el caso italiano.
La unificación alemana se caracteriza por la confluencia de varios factores clave:
- Un reino y una dinastía: Prusia y los Hohenzollern.
- Unas clases sociales: Los Junker prusianos (alta nobleza terrateniente) y la burguesía industrial emergente.
- Un líder: Otto von Bismarck.
El proceso de unificación se gestó a lo largo del siglo XIX, pasando por diversas fases que culminaron en 1871.
Bases de la Unificación
Tras el Congreso de Viena de 1815, se estableció la Confederación Germánica, compuesta por 39 estados. Austria y Prusia emergieron como las potencias más influyentes. Inicialmente, Austria, bajo la hábil dirección del canciller Metternich, ejerció un dominio político sobre la Confederación, obstaculizando cualquier intento de unificación y manteniendo la hegemonía austriaca tanto en la Confederación como en la Europa de la Restauración.
Sin embargo, esta situación comenzó a cambiar a mediados del siglo XIX debido al declive de la política de Metternich y al desarrollo económico, aunque tardío, de la región, que experimentó una industrialización notable en la década de 1860-70. Prusia, por su parte, tomó la iniciativa a mediados de siglo, impulsada por una burguesía protestante e intelectual que promovió tanto la unificación como el desarrollo económico. Para ello, Prusia creó una zona de libre comercio entre los estados alemanes, el Zollverein (Unión Aduanera), que desde 1834 suprimió las barreras arancelarias internas y protegió los productos alemanes frente a la competencia extranjera. En 1852, bajo la dirección de Prusia, el Zollverein integró a todos los estados alemanes, excepto Austria, consolidando una unidad económica.
Esta pugna entre Austria y Prusia también se manifestó en el Parlamento, donde se debatieron dos proyectos de unificación:
- La Gran Alemania: Incluía a Austria.
- La Pequeña Alemania: Excluía a Austria y se articulaba bajo el liderazgo de Prusia.
Las agitaciones revolucionarias de 1848 y 1849, que sacudieron a los estados alemanes, llevaron a la disolución del Parlamento sin alcanzar un consenso, y fueron reprimidas tanto por Austria como por Prusia. Con el triunfo de la contrarrevolución en ambos estados, el ascenso al trono de Guillermo I en Prusia y el nombramiento de Otto von Bismarck como canciller, se inició una nueva fase que conduciría a la unificación. Bismarck, al frente del gobierno prusiano, con un ministerio fuerte, un ejército poderoso y una hábil acción diplomática, sería el artífice de la tan ansiada unificación. Para lograrlo, provocó tres guerras sucesivas en siete años (1864-1870): contra Dinamarca, Austria y Francia.
Las Guerras de Unificación
Guerra contra Dinamarca (Guerra de los Ducados, 1864)
El conflicto se originó por una cuestión de nacionalismo. Los ducados de Schleswig y Holstein, al sur de Dinamarca, tenían una población mayoritariamente alemana, pero estaban bajo dominio danés según el Congreso de Viena de 1815. A la muerte del rey danés sin descendencia, Bismarck maniobró hábilmente para involucrar a Austria y Prusia en una guerra contra Dinamarca.
Guerra Austro-Prusiana (1866)
Esta guerra, muy breve, demostró la superioridad militar de Prusia, que derrotó a los austriacos en la batalla de Sadowa. Italia, aliada de Prusia, abrió otro frente contra Austria. Tras la derrota, Austria solicitó la mediación de Napoleón III, y las negociaciones de paz culminaron en el Tratado de Praga. Prusia excluyó a Austria del proceso de reorganización alemana y estableció la Confederación Alemana del Norte, integrada por 22 estados bajo la presidencia del rey de Prusia y con Bismarck como canciller. Se crearon dos organismos legislativos, el Bundesrat (Consejo Federal) y el Reichstag (Parlamento), ambos controlados por Prusia.
Guerra Franco-Prusiana (1870)
Esta guerra marcó dos cambios trascendentales en el panorama político europeo: el fin de la preponderancia francesa impulsada por Napoleón III y el inicio del predominio alemán en el continente. El pretexto para la guerra fue la candidatura de un Hohenzollern al trono español. Aunque el príncipe Hohenzollern retiró su candidatura ante la presión internacional, Bismarck manipuló un telegrama enviado por Guillermo I (el famoso «Telegrama de Ems») y lo publicó en la prensa alemana, dando a entender que Francia había desairado a Guillermo I. El efecto fue inmediato: Francia declaró la guerra a Prusia el 19 de julio de 1870. En pocos días, los ejércitos prusianos avanzaron sobre Alsacia y Lorena. La derrota francesa provocó la caída de Napoleón III, la proclamación de la Tercera República en París y la coronación de Guillermo I como emperador de Alemania (Segundo Reich alemán), consolidando así la unificación.