Lacan y Descartes


Conocidas las dos operaciones básicas de la razón y su modo propio de conocer. Descartes procede a elaborar el método, el cual nos lo define como: “Entiendo método reglas ciertas y fáciles. Llegará al conocimiento verdadero de todo aquello que es capaz”. Descartes que nos muestra muy insatisfecho  con su formación, excepto por las matemáticas.  Deja claro que la verdad no se obtiene acumulando ideas consideradas verdaderas, ni son garantías de verdad la antigüedad de un saber, ni la humanidad de una opinión. Para Descartes la única garantía de verdad es el método, y solo encuentra verdad en las matemáticas. Las matemáticas para Descartes son el método empleado para conseguirlos. Por eso se inspira en la lógica, el análisis matemático de los antiguos y el álgebra de los moderno, aunque tiene defectos es necesario corregir, y así nos dice “Lo cual fue la causa de que pensase que había que buscar algún otro método, que , comprendiendo las ventajas de esos tres, quedase exento de sus defectos”.  Lo único que diferencia a las matemáticas de un método es que si se extendiese a todas las otras ciencias le rendirían los mismos resultados, esto es, la obtención de conocimientos verdaderos. Descartes nos afirma que la razón es única, de ahí que el saber sea único, y por tanto deba haber un único método para alcanzar la sabiduría. Descartes defiende la idea  de una ciencia unificada y universal, la “Mathesis universalis”. 

D) El cuarto precepto es la enumeración

La pretensión final de estas enumeraciones es extender la evidencia de la intuición a la deducción. Los dos procesos del conocimiento, el análisis y la síntesis, se corresponden respectivamente con los dos modos de conocer del entendimiento: la intuición, y la deducción. Este método es, pues,  el único adecuado para la razón y para su forma natural de conocer.


Se formula en el Discurso los cuatro preceptos sobre el método de las matemáticas, tan simples y universales que le permitan su aplicación a cualquier ciencia:
A)

La evidencia

Dos elementos importantes de este precepto. En primer lugar en el aviso con el que parte, evitar la precipitación y la prevención, pues son das causas de errores. La precipitación es aceptar como evidente lo que es confuso y oscuro, por no haber procedido a una clarificación suficiente. La prevención es el error contrario, no aceptar como evidente aquello que es claro y distinto. Ambas son actitudes contrarias que llevan al error. Ahora bien, el error no es de la razón, que bien utilizada puede encontrar la verdad, sino de la voluntad que se decide precipitadamente a aceptar como verdadero aquello sobre lo que aún no tiene certeza absoluta. En segundo lugar, formula el criterio de verdad, estableciendo la claridad y la distinción como notas carácterísticas de las ideas o naturalezas simples.  La claridad es, pues, la nítida presencia de un conocimiento en la mente, y la distinción el hecho de estar perfectamente singularizado, separado de todo lo demás, sin que contenga nada que pertenezca a otro. B


El segundo precepto es del análisis

“dividir cada una de las dificultades que examinaré entonces pequeñas partes como se pudiese y fuese necesario para mejor resolverlas”. A partir de las ideas o naturalezas simples se levantará todo el edificio del conocimiento.

C) La tercera regla llamada síntesis

En este proceso de la síntesis es donde interviene el segundo modo del conocimiento o segunda operación fundamental del entendimiento, la deducción, que como ya hemos visto antes es una cadena ordenada de evidencias que parte de las ideas claras y distintas para llegar al conocimiento de lo más complejo.


El objetivo de Descartes, como ya hemos visto, es encontrar verdades absolutamente ciertas sobre las cuales no sea posible dudar en absoluto que permitan fundamentar el edificio del conocimiento verdadero con absoluta garantía. El primer paso, por tanto, debe ser dudar de todo lo que creemos y rechazar inicialmente todo aquello de lo que sea posible dudar. La sola posibilidad de dudar, ya será motivo suficiente para que una opinión quede rechazada y en suspenso hasta ver si se ajusta al nivel de la razón. Este primer paso se denomina duda metódica, porque es resultado de la aplicación del primer precepto del método: no admitir jamás ninguna cosa como verdadera en tanto no la conociese con evidencia. Entonces, una verdad que pueda ser el punto de partida del edificio del conocimiento.  Motivo de duda:

A)Duda sobre la fiabilidad de los sentidos

A veces, los sentidos nos engañan. Efectivamente, existe un gran número de ilusiones y alteraciones perceptivas. Estos son hechos innegables. Ahora bien, las experiencias del engaño nos han de llevar a concluir que el conocimiento proporcionado por los sentidos es, como mucho, probable, y lo probable no es lo absolutamente verdadero. Por el contrario, lo probable es altamente dudoso y no se le debe conceder más credibilidad que a lo falso. No olvidemos que Descartes busca una primera verdad absolutamente cierta, sobre la que no pueda dudarse jamás para iniciar, a partir de ella, por deducción, la construcción del resto del conocimiento. 


B)La dificultad de distinguir la vigilia del sueño


A veces tenemos dificultad para distinguir el sueño de la vigilia. Esto nos permite pensar que podemos estar dormidos y que las percepciones sobre nuestro propio cuerpo no son más que representaciones del sueño. El segundo motivo de duda llega mucho más lejos: no sólo debemos dudar de que las cosas sean como las vemos, sino de la misma existencia de las propias cosas y de sus cualidades primarias, que son el objeto de estudio de la ciencia física. En suma, este motivo de duda nos lleva a rechazar la seguridad sobre la existencia de nuestro propio cuerpo y del mundo material. Pero Descartes, no lo olvidemos, busca la certeza absoluta, y para ello rechaza como verdadero todo aquello de lo que se pueda dudar aunque sea por la razón más remota: si alguna vez he sido engañado por algo, ya no debo fiarme de ello, pues no me da garantía de verdad absoluta. Los medios que tengo para distinguir sin error posible la vigilia del sueño, no son absolutamente válidos, por tanto debo desconfiar de ellos.

C) Hipótesis del Genio Maligno

Nada le impide pensar, en efecto, que haya sido creado por el genio maligno de tal manera que su entendimiento se equivoca necesariamente cuando piensa que ha alcanzado la verdad. Es una hipótesis improbable, pero no imposible. Lo realmente importante de este tercer momento de la duda es que afecta a las verdades matemáticas mismas.  Recapitulando: la duda radical exigida por el método le ha llevado a rechazar el conocimiento en su totalidad, desde las percepciones más remotas, pasando por la existencia del mundo, hasta las mismas verdades matemáticas. No obstante, no debemos perder de vista que esta duda es provisional, exigencia del método es decir, un camino para obtener la verdad absoluta y no una vía hacia el escepticismo que es precisamente el que pretende rebatir.


La duda metódica no lleva a Descartes al escepticismo. Por el contrario, será de la duda radical, precisamente, de donde extraerá la primera certeza absoluta: la existencia del sujeto que piensa, verdad que expresa en su célebre formulación: pienso, luego existo. En resumidas cuentas, todo lo que pienso puede ser falso, estoy convencido de que nada existe, incluso que las consideradas verdades matemáticas son errores de mi entendimiento provocados por un genio engañador. Pero de lo que no cabe duda alguna es del hecho de que yo dudo, de que yo pienso. Mi existencia como sujeto pensante está, pues más allá de cualquier posibilidad de duda, y esta proposición absolutamente verdadera es la primera verdad. Para Descartes el «cogito, ergo sum» es una verdad inmediata conocida por la intuición. El cogito es una experiencia única en la que se capta de forma inmediata la relación necesaria entre el pensar y el ser, la simultaneidad necesaria entre el pensamiento y la existencia.  Es la primera verdad porque es resultado de la intuición y porque, además, posee las dos carácterísticas esenciales de toda verdad evidente: la claridad y la distinción. Esta primera verdad no sólo nos informa de la existencia del sujeto, sino que también aporta conocimiento sobre qué es ese yo.  Pero el cogito es algo más que la primera verdad: es también el modelo de toda verdad. Dios al ser todo poderoso elimina la hipótesis del genio maligno. Dios no podrá consentir el engaño permanente. Y aprobamos la existencia De Dios partiendo de la idea que tenemos de este como clara y distinta. 


Descartes deberá enfrentarse al problema de deducir la existencia de la realidad extramental, o sea, del mundo de las cosas materiales. El problema lo podemos formular de la siguiente manera: ¿cómo demostrar la existencia de la realidad extramental partiendo exclusivamente de la existencia del pensamiento? La respuesta a este problema la da mediante su teoría de las ideas, en la que afirma que el pensamiento recae directamente sobre las ideas, no sobre las cosas. Las ideas son como una representación gráfica de las cosas.  Descartes, al haber colocado la idea como objeto del pensamiento, sólo tiene certeza de la existencia mental de esa idea, pero no tiene ninguna certeza de que el contenido de esa idea tenga realidad extramental. En suma, se ha vuelto problemática la existencia de las cosas que pensamos. Pongamos un ejemplo: si yo pienso el mundo, lo que realmente pienso es la idea de mundo, mundo cuya existencia no ha sido demostrada, pues hasta ahora, lo único que se ha demostrado y que sé con absoluta certeza es que mi idea de mundo existe. Las ideas en tanto que actos mentales o modos de pensamiento son todas iguales. Pero en tanto que representaciones de cosas, o sea, en su contenido, son diferentes, pues unas representan unas cosas y otras, otras cosas. Descartes distingue tres tipos de ideas:



A) Ideas Adventicias


Parecen provenir del exterior, siendo su causa la percepción sensible. Ejemplos de estas ideas son el calor, la suavidad o rugosidad, etc.

B) Ideas Facticias

Son aquellas que la mente construye a partir de otras. Podemos decir que son ideas creadas por la imaginación, por ejemplo: las ideas de centauro, sirena, etc. Estos dos tipos de ideas. Juventicias y facticias, son obviamente rechazadas por Descartes como punto de partida para demostrar la realidad extramental.

C) Ideas Innatas

Estas ideas son pocas pero muy importantes. Son las ideas que posee por sí mismo el pensamiento. Son ideas connaturales a la razón porque ésta posee una predisposición natural a formarlas. Ejemplos: la existencia. Entre las ideas innatas Descartes descubre la idea de perfección-Infinito, que identifica inmediatamente con la idea de Dios. Para demostrar que la idea de infinito es innata, desecha la posibilidad de que sea adventicia, ya que, en efecto, no podemos tener experiencia sensible de la infinitud. Y si la idea de infinito es la idea de Dios, pues es el único ser del que se puede concebir tal predicado, concluye que la idea de Dios es una idea innata.


Argumentos de la existencia De Dios:

A) Argumento de la causalidad de la idea de Ser infinito

Este argumento se basa en dos apoyos, 1º la teoría de la realidad objetiva de la ideas, donde se explica que para que una idea tenga tal realidad objetiva debe haberla recibido de alguna causa. La 2º es la acepción de la proposición “de la nada, nada viene”,la idea como realidad objetiva o representación de una cosa ha de tener una causa real que sea proporcional a la idea. Así y este es el argumento, la idea de un ser infinito no puede haber sido causada por mí mismo, puesto que yo soy un ser finito.

B) Argumento De Dios como causa de mi ser:

en mi mente hay una idea de perfección infinita. Si yo fuese la causa de la realidad objetiva de la idea de perfección, mi realidad formal o en acto debería ser proporcional a esa idea. En ese caso podría darme a mí mismo la perfección que deseo y que es evidente que no poseo. Por tanto, si poseo la idea de perfección, y no poseo la perfección que pudiera ser su causa, yo no puedo ser la causa de esa idea ni de mi propio ser. De esto se desprende que la causa de mi idea de perfección es alguien tan perfecto, al menos, como la idea de perfección que yo poseo, y que la ha puesto en mí, y este ser no puede ser más que Dios. 



C)

El argumento ontológico

:
Fue formulado por primera vez por San Anselmo de Canterbury en el Siglo XI, Fue rechazado por Santo Tomás de Aquino, retomado por Descartes, vuelto a rechazar por Kant y en la actualidad algunos filósofos analíticos contemporáneos han vuelto a considerarlo. San Anselmo lo fórmula del siguiente modo: todos los hombres tienen una idea de Dios, entendiendo un ser tal que es imposible entender un ser mayor que el. Una vez demostrada la existencia De Dios la existencia De Dios y reconocida su naturaleza, puede afirmarse su bondad y veracidad, y proceder a rechazar la hipótesis del genio maligno engañador. Pues pretender engañar, nos razona, no es una muestra de perfección, sino de todo lo contrario. Para Descartes Dios es el autor de todo lo que está en nosotros. Dios es su creador, por lo que es su garantía de verdad. Dios es un ser perfecto y no puede inducir al error pues es una imperfección y contradice a lo anterior. En suma, que la primera regla del método y su criterio de verdad solo tiene validez por la existencia De Dios.


CONCEPTO DE SUSTANCIA:


Descartes ha descubierto tres ámbitos de la realidad:

Dios o el ser infinito y veraz, el yo o cosa pensante, y las cosas materiales

Tomada en sentido estricto, la definición de sustancia sólo es aplicable a Dios, pero Descartes considera que por analogía puede ser aplicada a todos aquellos otros seres de los que percibimos con claridad y distinción que no necesitan de ninguna otra cosa, excepto Dios, para existir, y estos son dos: el yo o alma y los cuerpos materiales, que son mutuamente independientes y no se necesitan el uno al otro para existir. Descartes distingue dos sustancias: el yo o sustancia pensante (res cogitans), y los cuerpos o sustancia extensa (res extensa). Estas son las dos únicas sustancias que cumplen la definición: no necesitar más que a Dios para existir como independientes e irreductibles entre sí.  Descartes, siguiendo las enseñanzas de Galileo, procede a diferenciar entre cualidades primarias y cualidades secundarias. Nos dice que lo único que tiene realidad objetiva en los cuerpos es aquello que percibimos con claridad y distinción, y sólo poseen estas carácterísticas las cualidades primarias, o sea, las cualidades que pueden expresarse matemáticamente, y son: la extensión o volumen, el movimiento y la figura.


Estas cualidades existen objetivamente independientemente del sujeto. Las cualidades secundarias, sin embargo, como el olor, calor, sonido, etc., no existen objetivamente en las cosas, sino que son apreciaciones subjetivas. Descartes, pues, limita el verdadero conocimiento del mundo a las cualidades primarias.

Explicación Mecanicista del Mundo

Esta teoría concibe la naturaleza como una máquina, como un todo cuyos movimientos son resultados automáticos de otros movimientos, que se transmiten de cuerpo a cuerpo mediante una acción recíproca. Dios ha creado el universo de materia inerte y la ha dotado de movimiento. La materia extensa es divisible indefinidamente dando lugar a todas las clases de seres materiales existentes. No existe, pues, diversidad de materias; ésta es única y común a todos los seres. La física cartesiana es, en resumidas cuentas una física exclusivamente de la cantidad y del movimiento espacial, los cuales ,pueden representarse geométricamente.  La interpretación mecanicista abarca a todo el universo, por lo que también está incluida en esta explicación el mundo orgánico. La  inclusión del hombre, al menos en su aspecto material, el cuerpo qué es res extensa, plantea el problema de la libertad.


Dualismo Antropológico:


Descartes nos dice que la relación entre alma y cuerpo se asemeja a un combate entre los apetitos naturales o pasiones, que son lo propio del cuerpo, y la razón y la voluntad que son facultades propias del alma.  Las pasiones son percepciones, sentimientos o emociones que se dan en nosotros y que afectan al alma, pero cuyo origen no se encuentra en ella. El origen de las pasiones es el cuerpo y son causadas por las fuerzas vitales o las tendencias del cuerpo. Al ser generadas por el cuerpo las pasiones se caracterizan por ser: Involuntarias, pues no dependen del alma racional e Irracionales, pues no son acordes a los dictados de la razón. La fuerza del alma consistirá, precisamente, en tratar de controlar y dirigir las pasiones. Para Descartes las pasiones no, son siempre malas, pero su exigencia de ser satisfechas de forma inmediata, sin más consideración obligan a la voluntad a una lucha para encauzarlas racionalmente. Para Descartes la libertad sólo puede residir en el alma, porque al no ser una sustancia extensa no está sometida al dictado de las leyes necesarias de la mecánica. El alma tiene dos funciones: el entendimiento y la voluntad. En tanto qué entendimiento, es la facultad de pensar, de tener intuiciones de las verdades claras y distintas. La voluntad, por su parte, es la facultad de afirmar o negar, y Descartes la identifica con la libertad.


Moral Provisional:


La mayor preocupación de Descartes, es saber qué principios morales van a guiarle, en la vida diaria mientras encuentra principios absolutamente ciertos. Porque, en efecto, nosotros podemos suspender nuestros juicios pero no nuestros actos, no podemos dejar de tomar decisiones. El problema pues es tomar decisiones y llevarlas a cabe en la vida práctica diaria sin caer en el amoralismo, que es la ausencia de toda moral.   Descartes expone la moral provisional en la parte tercera del Discurso y con ella busca suplir la ausencia momentánea de certeza. Esta moral hay que tomarla como un mientras tanto no alcanzo la certeza: como no puedo permanecer irresoluto en mi vida práctica, debo establecer una moral provisional que me proporcione unas normas que me permitan actuar correctamente. Las reglas de la moral provisional son:  a)Seguiré las leyes y costumbres de mi país: la religión en que fui educado y las opiniones más moderadas y lejos de los excesos. B)Una vez decidida una cosa, ser firme, resuelto y constante en llevarla adelante (como el que se pierde en un bosque y coge una dirección). C)Vencerme a mí mismo y no desear cosas imposibles (yo soy más dominable que el mundo). D)Aplicar mi vida al cultivo de la razón y a adelantar cuánto pudiera en el conocimiento de la verdad, según el método que me había propuesto.

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