Lacan y Descartes


Ilustración, movimiento cultural, que comienza en  Inglaterra en el Siglo XVII se extiende por Europa en el XVIII. Tiene lugar en la época de  las revoluciones liberales burguesas y coopera en el proceso  contra el Antiguo Régimen y las monarquías absolutas.    En Inglaterra, la Ilustración revistió un carácter empirista-epistemológico, cultivó las  ciencias de la Naturaleza y cuestiones sobre religión, en un espíritu de libertad y tolerancia. Los  autores más representativos son Locke y Hume en filosofía y Newton en la física. En Francia,  donde existía mayor tensión social, las cuestiones más relevantes fueron de orden moral y  derecho. En Alemania, se caracteriza por el análisis de la razón.
Su autor más representativo es  Kant ( obra más representativa de la Ilustración francesa es la Enciclopedia elaborada bajo la dirección de Diderot y  D’Alembert. Sus objetivos fueron:   Difundir la cultura y los conocimientos, proporcionando información e instrucción; Crear opinión crítica y antidogmática; Llevar a cabo una crítica de los prejuicios y creencias tradicionales.)) Puede afirmarse q la Ilustración supone la culminación del proceso  de autonomía de la razón, iniciado en el Renacimiento y heredera de  esa confianza en la «luz de la razón» y en la autonomía del sujeto pensante con la que Descartes comenzó la filosofía moderna. Se caracteriza por el optimismo en el poder de la razón para  encontrar solución a los problemas de la humanidad. En el ámbito científico, con una  concepción matemático-experimental de la razón, para conocer y dominar la naturaleza;
En el  político para construir un orden más justo de acuerdo con las teorías del contrato social.    Aunque esta confianza en la razón tiene sus orígenes en la filosofía racionalista, los  ilustrados mantienen -a pesar de sus diferencias- un concepto de razón ligeramente distintos. Las carácterísticas de la nueva razón ilustrada son su carácter autónomo, crítico, empírico,  secularizado y transformador. 

Por un lado, la razón es crítica de sí misma en cuanto se dirige a examinar las  potencialidades y límites del conocimiento.
Si bien Descartes enfatizó la autonomía del sujeto racional, los ilustrados  rechazan su concepción de una razón capaz de conocerlo todo a partir de ideas innatas, ya  cargada de contenidos, de forma deductiva y a priori. La razón ilustrada es analítica y empírica,  inspirada en Locke y Newton; es decir, es entendida como la capacidad de adquirir conocimientos en conexión con la experiencia, con un proceder matemático-experimental. Por  este mismo motivo, la razón se considera limitada.  En segundo lugar, la crítica afecta a la tradición a la que consideraba llena de errores,  prejuicios y supersticiones, y a cualquier idea o institución que consideran una forma de  opresión. No se dirige tanto contra la ignorancia como contra los prejuicios que ciegan y  paralizan la razón. No tanto contra el pasado sino contra la tradición entendida como una carga  que oprime al ser humano.
No tanto contra la legalidad (pues reconoce que hay principios y leyes  que deben respetarse para posibilitar la convivencia) como contra una autoridad no legitimada  por la propia razón. Es decir, no es una actitud puramente negativa, sino que se pretende  distinguir los elementos que se puedan justificar racionalmente para construir sobre ellos el  conocimiento y la vida social. Tiene pues una vertiente positiva y constructiva. En el caso de la religión, la razón se libera de su tutela y se seculariza y es la razón que  juzga a la religión. Esto no quiere decir, que la razón ilustrada tenga un carácter meramente  negativo, sino que lo que pretende es una clarificación racional de todo aquello que afecta al ser  humano y trasladar los grandes temas anteriores al orden mundano. Una gran parte de los  ilustrados mantuvieron posturas deístas. (a) teocentrismo, se adopta una actitud antropocéntrica y naturalista, con la naturaleza  humana como punto de referencia. B) providencialismo divino, se mantiene la fe en el progreso continuo y sin límites de  la razón y de la humanidad.  c) redención sobrenatural, se confía más en la redención que el mismo hombre debe  procurarse mediante su trabajo y esfuerzo por vencer las circunstancias desfavorables de la  historia. 


((Deísmo. Conjunto de creencias religiosas q se consideran racionales y comunes  a toda la humanidad.,depurado del ceremonial, la superstición, la manipulación y el engaño.  Afirma la existencia de un ser supremo creador, pero sin entrar en más cuestiones.  Paralelamente al  deísmo, surgieron también posturas materialistas, ateas y agnósticas que se opónían a la religión,  pues veían en ella la causa de la ignorancia y de la dependencia humana; sin embargo, fueron  escasas.)) 

Puede decirse entonces que la razón es autónoma, la única guía de conducta y  conocimiento humanos, independiente de cualquier instancia ajena a sí misma (especialmente  de la religión) y limitada sólo por su propia naturaleza.  Todas estas carácterísticas de la razón conducen a la -relativamente nueva- idea de  progreso. La crítica de la religión provoca el abandono de la concepción teológica de la historia  según la cual ésta es una historia de redención y salvación, regida por la providencia divina y  cuyo centro es Dios. Los ilustrados adoptan una postura naturalista y antropocéntrica; conciben  la historia de la humanidad como un escenario de progreso continuo y sin límites a través del  trabajo y el conocimiento para vencer las adversidades, como ya había probado la ciencia de  Newton. Esto es lo que se conoce como optimismo ilustrado, idea que lleva aparejado un ideal educativo. Basándose en la concepción empirista que negaba la existencia de las ideas innatas y  que afirmaba la posibilidad de que todo ser humano podía aprender, es decir, que la humanidad  es perfectible,  

justificaban la necesidad de una educación universal que conduciría a la mejora  intelectual, moral y política del ser humano y a su emancipación -ideal manifiesto en la  Enciclopedia. 

Por otro lado, la creencia en el progreso y la reflexión sobre el mismo es inseparable de  la reflexión sobre la sociedad desde presupuestos liberales. El horizonte de tal ideal educativo  sería formar buenos ciudadanos, que contribuirían al equilibrio entre la felicidad común y la  individual y al progreso de la sociedad. Incluso Kant llegaría a idear una sociedad o liga de  naciones. Los ilustrados rechazan por tanto la concepción según la cual el poder del monarca  deriva de Dios y conciben el poder político en diversas teorías del contrato social.  Sin embargo, la función de la razón no se reduce al conocimiento sino que se extiende a  la transformación de la realidad (natural y social) para satisfacer las necesidad del ser humano y  mejorar sus condiciones. La conciben como un poderoso instrumento de transformación de la  naturaleza de la sociedad humana para hacerla más libre y justa. El progreso material y moral de  la sociedad será fruto de esa razón autónoma y transformadora.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *