El auge del comunitarismo
En los últimos años, a medida que el Estado de Bienestar entraba en crisis como consecuencia de las políticas neoliberales, se ha ido configurando el llamado comunitarismo. Mientras que el neoliberalismo basa su fundamentación en el individuo, el comunitarismo lo hace en las obligaciones y vínculos comunitarios de las personas.
El sociólogo Robert N. Bellah, en su libro Hábitos del corazón, distingue entre enclaves de estilo de vida y comunidad. Los primeros se basan en cierto grado de elección individual, mientras que la comunidad se construye como un todo formado por un grupo de personas que dependen socialmente unas de otras, comparten la toma de decisiones y ciertas prácticas que definen y alimentan a la comunidad. Este tipo de comunidad, que no se forma rápidamente y casi siempre posee una historia, es también una comunidad de memoria. Bellah señala que el progreso parece menos apremiante cuando nos percatamos de que puede llevarnos al abismo.
Justicia y comunidad: la teoría de John Rawls
Desde la óptica de la política social y el Trabajo Social comunitario, John Rawls, con su teoría de la justicia, aporta una perspectiva relevante. Rawls considera la justicia como la primera virtud de las instituciones sociales, que debe prevalecer sobre otros criterios como la coordinación, la eficacia o la estabilidad.
Tras establecer la prioridad de la justicia, postula la visión de la sociedad como un sistema de cooperación dirigido a la satisfacción óptima de los intereses de todos y cada uno de sus miembros (Vallespín). Rawls acepta una regla de distribución desigualitaria de los ingresos, las riquezas y otros bienes socioeconómicos solo si ello beneficia a los menos aventajados. Este principio se conoce como el principio de la diferencia. Rawls presenta los siguientes principios:
- Toda persona debe tener igual derecho.
- Las desigualdades sociales y económicas deben estar ordenadas de tal forma que:
- Estén dirigidas hacia el mayor beneficio del menos aventajado.
- Estén vinculadas a los cargos y posiciones abiertas a todos bajo las condiciones de una equitativa igualdad de oportunidades.
Con esta teoría, Rawls mantiene el postulado liberal clásico. El primer principio garantiza la libertad individual basada en la inviolabilidad de los derechos, especialmente el derecho a la propiedad. Por ello, Rawls elabora un segundo principio de distribución de la riqueza compatible con la propiedad privada, en un intento de relacionar el liberalismo con el Estado de Bienestar.
La crítica de MacIntyre y la vigencia de las comunidades
Alasdair MacIntyre, filósofo inglés, en su obra Tras la virtud, critica las concepciones universalistas provenientes de la Ilustración y defiende el acercamiento a la vida cotidiana y la recuperación de la tradición. Somos portadores de una identidad social concreta. La tesis de MacIntyre nos transmite la vigencia de las comunidades en el mundo actual por pura necesidad.
Para Béjar, el ideal de comunidad de Bellah está abierto a otras formas de interdependencia surgidas a raíz de nuevas preocupaciones que, si bien aparecen en su origen como sectoriales, son susceptibles de transformarse en una fuente de nuevo reconocimiento social.
La comunidad en la era de la globalización
Pese a los cambios ocurridos desde la Segunda Guerra Mundial, como la lucha por el control de las comunicaciones, la pobreza y las nuevas formas de exclusión social, la comunidad sigue existiendo y teniendo importancia en la sociedad actual.
Aunque Giddens sitúa la comunidad local en un contexto pre-moderno, la comunidad no carece de interés en las sociedades modernas. Precisamente en la era de la globalización, se observa la reconstrucción de identidades culturales de base histórica, religiosa, territorial, étnica, etc. Cuanto más difícil es reconocerse a sí mismo en un mundo globalizado, más se recurre a elementos identitarios en busca de seguridad. Se establece una relación dialéctica entre lo global y lo local.
Esta contradicción, que da lugar al desencanto, es analizada por Gellner a través del símil de la jaula de hierro y la jaula de goma. En la globalidad impera la racionalidad burocrática (jaula de hierro), que impone coacciones de todo tipo, mientras que en la comunidad el individuo se encuentra en la jaula de goma, donde priman las relaciones sociales y afectivas.
La comunidad como sistema y el control social
Hay quien considera a la comunidad como un sistema. Anderson afirma que el término comunidad se ha usado abusivamente con sentidos amplios y vagos. Dado que la comunidad se encuentra en la interfase entre el macrosistema (sociedad) y el microsistema (familia), ha despertado la atención de muchas profesiones y disciplinas sociales.
French dijo que la comunidad “es un edificio importante de la sociedad y, al mismo tiempo, la sociedad misma; representa para el individuo la cultura y ésta, como tal, le infunde una forma al individuo y está sujeta a la voluntad del individuo, puede producir cambios en su continuidad.”
Algunos, a través de la comunidad, buscan no la satisfacción de las necesidades, sino el control social de los individuos (Linton). Debemos insistir en que las comunidades no son entidades abstractas, sino que en ellas existen clases, géneros, etc., como señala el profesor Moreno Navarro.
Las comunidades virtuales: un nuevo tipo de comunidad
Las comunidades cibernéticas o comunidades virtuales constituyen una categoría distinta de comunidad que ignora los signos identitarios tradicionales de etnia, religión, etc. A través de internet se conectan entre sí los más diversos personajes. Como señala Castells, estas comunidades pueden estar relativamente formalizadas o formarse de modo espontáneo por redes sociales que entran en el sistema para enviar y recuperar mensajes, existiendo decenas de miles de estas comunidades extendidas por todo el mundo. Internet ha hecho renacer el sueño utópico de una comunidad humana armoniosa, aunque el desarrollo de esta utopía ciberespacial será muy difícil.
Conclusión: la comunidad como espacio de defensa y desarrollo
La comunidad puede ser el lugar donde se defiendan y valoren las particularidades, donde los individuos puedan establecer libremente sus finalidades y buscar la práctica adecuada para alcanzarlas en común con otros, permitiendo el desarrollo compatible con las tradiciones étnicas y culturales.