TEMA 4.- POESÍA ESPAÑOLA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX: MODERNISMO Y VANGUARDIA. ANTONIO MACHADO, RUBÉN DARÍO Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.
El período desde los últimos años del siglo XIX hasta los años treinta se caracteriza por una rápida evolución del lenguaje literario que, arrancando del Modernismo, desembocó en las vanguardias, que renovaron radicalmente no solo las formas artísticas, sino del concepto mismo de arte.
En Hispanoamérica, nació el Modernismo como un movimiento literario que, rechazando los modelos españoles (excepto Bécquer), e inspirándose muy especialmente en dos corrientes literarias francesas próximas en el tiempo, el Parnasianismo y el Simbolismo, renovó profundamente el lenguaje poético. Tuvo como representante más notable a Rubén Darío.
Este autor nicaragüense constituye un hito trascendental en la renovación de la poesía en lengua castellana de los dos continentes. Ya desde su primer libro, Azul, se ponen de manifiesto los elementos de la nueva estética, que llegarán a su máxima expresión en Prosas profanas: La tendencia escapista conduce al exotismo (Oriente y la América precolombina) y a la evasión hacia un pasado idealizado, sea medieval, dieciochesco o el paganismo clásico. El amor y el erotismo serán otros temas característicos. Formalmente, su poesía busca los valores sensoriales: colores, sonidos, imágenes, enriquecimiento del léxico y, sobre todo, el símbolo, que será su aportación fundamental a la poesía de este siglo. Tal renovación se ve completada por la experimentación métrica, que lleva a ensayar nuevos ritmos y estrofas. En su libro de madurez, Cantos de vida y esperanza, la exuberancia formal se atenúa. La obra ahonda en temas espirituales, con tono nostálgico y hasta amargo; se aprecia una vuelta a la intimidad del poeta y al espiritualismo, que lleva consigo la exaltación de las pasiones y lo irracional, junto con las manifestaciones del tedio y la angustia que caracterizan la época. Aparece además una poesía civil que reivindica los valores de la comunidad hispana.
Antonio Machado, paralelamente al Modernismo exotista, desarrolla la tendencia intimista, caracterizada por la melancolía, el desengaño, y los temas más directamente ligados a la interioridad vital del poeta, como la ausencia de Dios, la percepción de una existencia sin sentido, todo ello expresado en un lenguaje más sobrio y más basado en la sugerencia que en los efectos brillantes. Según sus propias palabras, “Poesía es la palabra esencial en el tiempo”. Quizás signifique que la poesía revela la esencia universal de las cosas en su fluir existencial concreto. Su poesía tiene una doble raíz: el romanticismo tardío (Bécquer) y el simbolismo. Su primer libro fue Soledades (1903), que amplió en la segunda edición Soledades, galerías y otros poemas (1907). Sus temas son el paso del tiempo, la muerte, la angustia como expresión de la condición humana. Melancolía por un amor más soñado que real. El símbolo, extraído por lo general de elementos del paisaje castellano y andaluz, concentra todo el significado del poema: la tarde, el agua… se convierten en portadores del significado de la angustia, la eternidad, etc. La imagen (metáforas, sinestesias…) es modernista, pero sobria. En cuanto a la versificación, aunque hay versos dodecasílabos y alejandrinos, muy rítmicos, tiende a buscar la silva asonantada, más sencilla.
El período desde los últimos años del siglo XIX hasta los años treinta se caracteriza por una rápida evolución del lenguaje literario que, arrancando del Modernismo, desembocó en las vanguardias, que renovaron radicalmente no solo las formas artísticas, sino del concepto mismo de arte.
EL MODERNISMO
A finales del siglo XIX, el Modernismo surge como un movimiento amplio de ruptura con la cultura, las formas de vida y la literatura burguesas, a las que acusa de vulgaridad. Pretende llegar a las fuentes del arte y aspira a encontrar la belleza esencial; de ahí su contribución al experimentalismo de los movimientos artísticos del siglo XX. La insatisfacción que está en el origen del Modernismo explica sus rasgos más característicos: –Escapismo
La actitud de rebeldía moral se manifestará en modos de vida bohemios, en la exaltación de la marginalidad (poetas malditos) y, en menor medida, en el compromiso político. –Deseo de espiritualidad
Es, al mismo tiempo que una protesta contra el positivismo, un modo de buscar la clave perdida de los enigmas radicales de la existencia: el sentido de la vida, la muerte y el más allá. La secreta conexión entre la naturaleza y el espíritu lleva a indagar en el símbolo y el misterio. –Cosmopolitismo
Como superación del realismo burgués, tan apegado a los entornos sociales y geográficos cercanos, propone una cultura internacional, aristocrática y elegante, expresión de buen gusto. Asimismo, cultiva los motivos literarios exóticos y lejanos en el espacio y el tiempo. –Esteticismo
El Modernismo presenta numerosas analogías con el Romanticismo pero, a diferencia de este, comprende que la emoción poética requiere una forma cuidada, por lo que rechaza los excesos retóricos románticos, y de este modo enriquece la dicción poética. Frente a la concepción tradicional del arte como imitación de la realidad, el Modernismo lo considera más bien como una lámpara que ayuda a descubrir realidades ocultas, de ahí la importancia que cobra el símbolo, imagen en la que aflora la realidad última, incognoscible, de las cosas y mediante el cual se hace comunicable, a través de la revelación poética, la esencia del ser. Esta es la aportación fundamental del Modernismo a la poesía, que abre el camino a la imagen vanguardista y a toda la poesía del siglo XX.El Modernismo en la literatura hispanoamericana
En Hispanoamérica, nació el Modernismo como un movimiento literario que, rechazando los modelos españoles (excepto Bécquer), e inspirándose muy especialmente en dos corrientes literarias francesas próximas en el tiempo, el Parnasianismo y el Simbolismo, renovó profundamente el lenguaje poético. Tuvo como representante más notable a Rubén Darío.
Este autor nicaragüense constituye un hito trascendental en la renovación de la poesía en lengua castellana de los dos continentes. Ya desde su primer libro, Azul, se ponen de manifiesto los elementos de la nueva estética, que llegarán a su máxima expresión en Prosas profanas: La tendencia escapista conduce al exotismo (Oriente y la América precolombina) y a la evasión hacia un pasado idealizado, sea medieval, dieciochesco o el paganismo clásico. El amor y el erotismo serán otros temas característicos. Formalmente, su poesía busca los valores sensoriales: colores, sonidos, imágenes, enriquecimiento del léxico y, sobre todo, el símbolo, que será su aportación fundamental a la poesía de este siglo. Tal renovación se ve completada por la experimentación métrica, que lleva a ensayar nuevos ritmos y estrofas. En su libro de madurez, Cantos de vida y esperanza, la exuberancia formal se atenúa. La obra ahonda en temas espirituales, con tono nostálgico y hasta amargo; se aprecia una vuelta a la intimidad del poeta y al espiritualismo, que lleva consigo la exaltación de las pasiones y lo irracional, junto con las manifestaciones del tedio y la angustia que caracterizan la época. Aparece además una poesía civil que reivindica los valores de la comunidad hispana.
Antonio Machado, paralelamente al Modernismo exotista, desarrolla la tendencia intimista, caracterizada por la melancolía, el desengaño, y los temas más directamente ligados a la interioridad vital del poeta, como la ausencia de Dios, la percepción de una existencia sin sentido, todo ello expresado en un lenguaje más sobrio y más basado en la sugerencia que en los efectos brillantes. Según sus propias palabras, “Poesía es la palabra esencial en el tiempo”. Quizás signifique que la poesía revela la esencia universal de las cosas en su fluir existencial concreto. Su poesía tiene una doble raíz: el romanticismo tardío (Bécquer) y el simbolismo. Su primer libro fue Soledades (1903), que amplió en la segunda edición Soledades, galerías y otros poemas (1907). Sus temas son el paso del tiempo, la muerte, la angustia como expresión de la condición humana. Melancolía por un amor más soñado que real. El símbolo, extraído por lo general de elementos del paisaje castellano y andaluz, concentra todo el significado del poema: la tarde, el agua… se convierten en portadores del significado de la angustia, la eternidad, etc. La imagen (metáforas, sinestesias…) es modernista, pero sobria. En cuanto a la versificación, aunque hay versos dodecasílabos y alejandrinos, muy rítmicos, tiende a buscar la silva asonantada, más sencilla.