lengua


Contexto histórico


Nos encontramos en la Grecia del siglo VII a.C. Sus pobladores son gentes dedicadas a la agricultura, a la ganadería y al comercio en la cuenca mediterránea.

Tanto en el campo como en las ciudades (por ejemplo, Atenas), nos topamos con una sociedad aristocrática (con gobiernos en cierta medida democráticos) en la que unos pocos disfrutan de una gran calidad de vida, la mayoría subsiste a duras penas, y unos cuantos extranjeros capturados en las campañas militares son utilizados como esclavos.

La carencia de libros sagrados y de una cerrada organización sacerdotal, así como la gran cantidad de tiempo libre del que disponen los terratenientes será lo que posibilite la aparición de la reflexión filosófica.

  1. El paso del mito al logos (o pensamiento filosófico)


-Hasta aproximadamente el siglo VII a.C. Los seres humanos encontraban la respuesta a sus problemas y enigmas más fundamentales acerca del origen del universo, del hombre, de la organización social, etc., en los mitos.

-Los mitos son narraciones de los poetas (como Homero o Hesíodo) que intentan ofrecer una explicación total sobre estas cuestiones que tanto han preocupado a las personas de todos los tiempos. Los fenómenos naturales y los comportamientos de los hombres dependen


de la voluntad arbitraria y antojadiza de los dioses. Pero también dependen de fuerzas mayores, como la fuerza del destino.

-A partir del siglo VII algunos griegos (sobre todo aquellos que han viajado y conocido otras culturas), dejaron de confiar en las explicaciones míticas y comenzaron a intentar explicarse todo cuanto ocurre recurriendo a la razón, a explicaciones racionales, al logos.

-Las únicas afirmaciones aceptables serán aquellas que resulten lógicas, coherentes; aquellas que puedan demostrarse razonadamente, el logos, lo que dará lugar al surgimiento de la filosofía.

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La pregunta por el origen

-En sus inicios la filosofía, la reflexión racional, el logos, va a tener como primera tarea preguntarse por el origen o arjé del cosmos o de todo cuanto existe.


El origen o arjé será

-Aquello de donde todo procede y donde todo acaba

-Lo fundamental, o sea, aquello de lo que todo está formado en última instancia.

-La fuerza interior gracias a la cual son y subsisten las cosas.

-En resumidas cuentas, tenemos que los primeros filósofos se preguntarán cuál es la causa, el sustrato y el final de todo lo que nos rodea.


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Los primeros filósofos griegos y su respuesta a la pregunta sobre el arjé

-Con el nombre de “primeros filósofos griegos” se suele denominar a los pensadores del período que abarca desde el nacimiento de la filosofía en el siglo VII a.C. Hasta la aparición de la figura de Sócrates. También han sido llamados “presocráticos”, pero esta denominación no es válida, pues algunos de ellos viven en la misma época que Platón.

-Lo que todos ellos sí tienen en común, es que van a preguntarse por el principio o arjé del cosmos.

De entre los más conocidos cabe ser destacados los siguientes



Tales de Mileto (Aprox. 624-546). Matemático, astrónomo y político sostendrá que el arjé es el agua.


Anaximandro de Mileto (Aprox. 610-545). Cartógrafo y astrónomo afirmará que el principio es to ápeiron, o sea, lo ilimitado, lo indefinido, lo indeterminado. Solo lo indeterminado es divino, y sólo lo divino puede producir todo cuanto existe y producir cambios en ello.


AnaxíMenes de Mileto (Aprox. 585-524). Postulará que el arjé es el aér, es decir, la niebla, el vapor, aunque nosotros optaremos por pensar que se refería al aire. Dice que el aire, al calentarse da lugar al fuego; al condensarse da lugar al agua; y el agua contiene partículas cuya sedimentación da lugar a la tierra y al resto de la materia orgánica.


Heráclito de Efeso (Aprox. 544-484). Defenderá que el fuego es el arjé.


Con esto, lo que parece querer darnos a entender es que el principio de todo cuanto existe es el movimiento (porque el fuego es eso mismo: movimiento, devenir, cambio, mutación constante). Y más que el fuego o el movimiento, lo que produce y mantiene todo cuanto nos rodea puede decirse que es la oposición, la lucha entre contrarios, la tensión entre opuesto.


Parménides de Elea (Aprox. 540-470). En contra de Heráclito, contemporáneo suyo, postulará que el cambio, el movimiento no es el origen de las cosas. El origen está en el ser.


Pitágoras (570-496). Afirmará que en el origen de todo está el número. La música, por ejemplo, se produce cuando se sigue un compás


Empédocles de Agrigento (570-496). El arjé, la raíz de todo está en una síntesis de los cuatro elementos primarios: el fuego, el aire, la tierra y el agua. Cada uno de estos elementos es eterno e imperecedero. Se unen y se separan gracias a dos fuerzas que actúan sobre ellos: la atracción y la discordia.


Anaxágoras de Clazomene (Aprox. 500-428). Afirmará que el principio es una mezcla en la que están presentes todos los elementos que componen la realidad. Así, por ejemplo, en este folio de papel, aunque no lo veamos, hay agua, aire y las mismas partículas que componen cualquier otro objeto de nuestro mundo.


Demócrito de Abdera (460-370). Su tesis es que el arjé está formado por átomos y vacío. Todo se compone de átomos (que se diferencian entre sí por su forma y su tamaño) que se unen entre sí y por pequeños espacios que quedan entre ellos.


El movimiento de los átomos es espontáneo. No está generado por nada ni por nadie. Todo es como es por puro azar.

2. LOS SOFISTAS Y SÓCRATES

  1. Introducción


La gran preocupación de los pensadores que les suceden será el hombre. Más concretamente podría decirse que la cuestión sobre la que centran sus intereses es la que tiene que ver con la pregunta acerca de lo que el ser humano debe hacer para alcanzar la felicidad individual y colectivamente.

  1. Contexto histórico


-Durante el siglo VI a.C. La aristocracia griega fue perdiendo parte del poder del que había gozado en épocas anteriores. Este hecho ha sido motivado, principalmente, por el surgimiento de una clase social dedicada a la pequeña industria y al comercio que comienza a acaparar cierta riqueza.

-Se produce un período de enfrentamientos entre la antigua nobleza y los nuevos ricos cuya principal consecuencia será la desaparición de los regíMenes de gobierno oligárquicos y el surgimiento de la democracia en el siglo V a.C.

-La democracia se caracteriza por la isonomía (igualdad de todos los ciudadanos ante la ley) y por la isegoría (igualdad de todos para hablar en la asamblea). Pero hay que tener en cuenta que en la Grecia de este momento no tendrán acceso a las asambleas las mujeres, los menores de veintiún años, los esclavos y los metecos o extranjeros.



Durante la época de Pericles la democracia adquiere su máxima expresión y Atenas, modelo de polis o ciudad-estado, vive los momentos de mayor esplendor a efectos no sólo políticos, sino también filosóficos y culturales.

  1. Los sofistas


-Durante la segunda mitad del siglo V a.C. Tiene lugar en Grecia, y especialmente en

Atenas, la aparición de la figura del sofista.

-Sofista es el intelectual, el profesor particular, el profesional del saber. Tienen todos en común que son extranjeros. Van de ciudad en ciudad y cobran por sus enseñanzas. Estas, basadas en la retórica (el arte de discutir, refutar y convencer a través del discurso) preparan a la gente para ganarse adeptos en las asambleas, para ocupar los mejores puestos en el gobierno y para ganar los pleitos en los tribunales.

  1. El relativismo moral de los sofistas


-A la hora de dar respuesta a la pregunta por lo que es bueno hacer y lo que es malo hacer con vistas a conseguir la felicidad, los sofistas defenderán la idea (claramente relativista) de que eso es algo que, al igual que las leyes o las normas (nómos) que rigen las sociedades, se establece a partir de acuerdos o convenciones a los que llegan los individuos de una comunidad.

-Lo que se considera bueno o malo, justo o injusto, correcto o incorrecto no es algo fijo, inmutable, universal; no es algo que se mantendrá invariable


por mucho que cambien los tiempos, las costumbres; lo que se considera bueno, malo, etc. Puede variar o verse modificado en cualquier momento a conveniencia de los hombres.

  1. Dos de los sofistas más conocidos: Protágoras y Gorgias



Protágoras (Aprox. 485-411). Se le atribuye la siguiente sentencia: “El hombre es la medida de todas las cosas; de las que son, en tanto que son; de las que no son, en tanto que no son”. Esta es una afirmación claramente relativista. Implica que las leyes están basadas en las convenciones o acuerdos que suscriben los hombres, no en la naturaleza; y por tanto, son modificables y cambiables y están sujetas a interpretación y variación.


Gorgias (Aprox. 490-390). Tres son sus tesis principales: 1. Nada es; 2. Si algo es, no es cognoscible; 3. Si es cognoscible, no es comunicable. De este modo Gorgias ha pasado a la historia como uno de los pioneros del escepticismo.

  1. Sócrates


Hijo de un escultor y una comadrona, Sócrates nacíó en Atenas en el 470 a.C. No escribíó ninguna obra, tal vez porque consideraba el diálogo, la comunicación directa e interpersonal como el único medio válido para hacer filosofía. Para reconstruir su pensamiento el mejor material del que disponemos son los Diálogos de Platón.


Ciudadano ejemplar, fue acusado de impiedad (por no reconocer a los dioses en los que se creía por aquel entonces, por introducir otros nuevos y por cometer pederastia) y se le condenó a morir en el 399 a.C.

Pudo huir, pero prefirió obedecer las leyes de su ciudad y tomar cicuta.

  1. La autoexperiencia moral en Sócrates


-Sócrates fue un personaje perteneciente al ámbito filosófico y cultural de los sofistas, a los que combatíó enérgicamente. De ellos se distingue, en principio, por dos cosas: no cobra por sus enseñanzas y no intenta inculcar a las gentes sus ideas.

-Educar a sus discípulos: utiliza una estrategia basada en dos momentos. El primero, que se ha dado en llamar ironía socrática, consiste en buscar por medio de preguntas que el otro reconozca su ignorancia. A partir de aquí, en segundo lugar, se practica la mayéÚtica, esto es, el arte de hacer preguntas tales que el interlocutor llegue a descubrir la verdad por sí mismo. (Maestro: arte de conseguir mediante el diálogo que el oponente saque a la luz el conocimiento que está en él pero está velado).

-Para combatir el relativismo y el escepticismo de los sofistas, Sócrates emplea los razonamientos inductivos:
Se examinan varios casos particulares y se extrae una generalización. Sócrates pregunta a diferentes atenienses: ¿Qué es bueno para ti? ¿Qué es justo? ¿Qué es incorrecto?


Y a raíz de lo que cada uno responde extrae una definición general con la que todos estén de acuerdo.

Así, las definiciones son universales y no relativas como pensaban los sofistas.

-En el caso de Sócrates se habla de autoexperiencia moral porque su lema para descubrir lo que está bien y lo que está mal es este: “Conócete a ti mismo”. Sócrates pensaba que para averiguar lo que es bueno y lo que es malo en términos morales, lo que hay que hacer no es discutir o llegar a un acuerdo con otras personas, sino autoanalizarse, buscar cada uno en nuestro interior, preguntar a nuestras entrañas.

-Sócrates cree firmemente que en nuestro interior habita la respuesta a todas las preguntas que podamos hacernos. Cree, apoyándose en las teorías órfico-pitagóricas, que somos un compuesto de cuerpo y alma, y que en nuestra alma está “escrito” todo cuanto necesitamos saber. Sócrates hablaba de un daímon o “geniecillo” o “voz interior” que desde niño le había acompañado diciéndole, cada vez que era necesario, lo que debía hacer y lo que no debía hacer.

-La doctrina de Sócrates, basada como ya hemos dicho en la autoexperiencia moral, también se suele denominar intelectualismo ético (Maestro: Sócrates cree que quien obra mal es por ignorancia) porque aquel que desarrolle su intelectualidad o intelecto, es decir, aquel que se preocupe por conocer o por saber, descubrirá lo que es bueno, justo, correcto, etc. Y así podrá actuar éticamente.

-Para Sócrates es imposible conocer el bien y no practicarlo. Sólo comete algún mal el ignorante, el que no ha descubierto la grandeza del bien.

3. PLATÓN

1.Biografía

Platón nacíó en Atenas, (o en Egina, según otros, siguiendo a Favorino), probablemente el año 428 o el 427 a. C. De familia perteneciente a la aristocracia ateniense, que se reclamaba descendiente de Solón por línea directa. Su verdadero nombre era Aristocles, aunque al parecer fue llamado Platón por la anchura de sus espaldas. Los padres de Platón fueron Aristón y Perictione, que tuvieron otros dos hijos, Adimanto y Glaucón, que aparecerán ambos como interlocutores de Sócrates en la República, y una hija, Potone.

A la muerte de su padre, siendo niño Platón, su madre contrajo nuevas nupcias con Pirilampo, amigo de Pericles, corriendo la educación de Platón a su cargo, por lo que se supone que Platón pudo haber recibido una enseñanza propia de las tradiciones democráticas del régimen de Pericles.

En todo caso, Platón recibíó la educación propia de un joven ateniense bien situado, necesaria para dedicarse de lleno a la vida política, como correspondía a alguien de su posición. Según Diógenes Laercio llegó a escribir poemas y tragedias, aunque no podamos asegurarlo. También fue discípulo del heracliteano Cratilo, noticia esta que tampoco parece posible confirmar. La vocación política de Platón está constatada por sus propias declaraciones, en la conocida carta VII; pero su realización se vio frustrada por la participación de dos parientes suyos, Cármides y Crítías, en la tiranía impuesta por Esparta luego de la guerra del Peloponeso, conocida como la de los Treinta Tiranos, y que ejercíó una represión violenta y encarnizada contra los líderes de la democracia. Sin embargo, el interés político no le abandonará nunca, y se verá reflejado en una de sus obras cumbre, la República.

La influencia de Sócrates

En el año 407, a la edad de veinte años, conoce a Sócrates, quedando admirado por la personalidad y el discurso de Sócrates, admiración que le acompañará toda la vida y que marcará el devenir filosófico de Platón. No parece probable que Platón mantuviera una relación muy intensa con el que consideró su maestro, si entendemos el término relación en su sentido más personal; sí es cierto que entendida en su sentido más teórico la hubo, y de una intensidad que raya en la dependencia. Pero también sobre su relación con Sócrates hay posiciones contradictorias. El que no estuviera presente en la muerte de Sócrates ha hecho pensar que no pertenecía al círculo íntimo de amigos de Sócrates; sin embargo, parece que sí se ofrecíó como aval de la multa que presumiblemente la Asamblea impondría a Sócrates, antes de que cambiara su decisión por la condena a muerte.

Primeros viajes

En el año 399, tras la muerte de Sócrates, Platón abandona Atenas y se instala en Megara, donde residía el filósofo Euclides que había fundado una escuela socrática en dicha ciudad. Posteriormente parece que realizó viajes por Egipto y estuvo en Cirene, (noticias ambas, aunque probables, difíciles de contrastar, no habiéndose referido Platón nunca a dichos viajes, por lo que también es probable que luego de una breve estancia en Megara regresara a Atenas) yendo posteriormente a Italia en donde encontraría a Arquitas de

Tarento, quien dirigía una sociedad pitagórica, y con quien trabó amistad.

Invitado a la corte de Dionisio I, en Siracusa, se hizo amigo de Dión, que era cuñado de Dionisio, y con quien concibió la idea de poner en marcha ciertas ideas políticas sobre el buen gobierno que requerían la colaboración de Dionisio. Al parecer, las condiciones de la corte no eran las mejores para emprender tales proyectos, ejerciendo Dionisio como tirano de Siracusa; irritado por la franqueza de Platón, según la tradición, le retuvo prisionero o lo hizo vender como esclavo en Egina, entonces enemiga de Atenas, siendo rescatado finalmente por un conciudadano que lo devolvíó libre a Atenas.

La Academia

Una vez en Atenas, en el año 388-387 fundó la Academia, nombre que recibíó por hallarse cerca del santuario dedicado al héroe Academos, especie de «Universidad» en la que se estudiaban todo tipo de ciencias, como las matemáticas (de la importancia que concedía Platón a los estudios matemáticos da cuenta la leyenda que rezaba en el frontispicio de la Academia: «que nadie entre aquí que no sepa matemáticas»), la astronomía, o la física, además de los otros saberes filosóficos y, al parecer, con una organización similar a la de las escuelas pitagóricas, lo que pudo comportar un cierto carácter secreto, o mistérico, de algunas de las doctrinas allí enseñadas. La Academia continuará ininterrumpidamente su actividad a lo largo de los siglos, pasando por distintas fases ideológicas, hasta que

Justiniano decrete su cierre en el año 529 de nuestra era.

Últimos viajes

En el año 369 emprende un segundo viaje a Siracusa, invitado por Dión, esta vez a la corte de Dionisio II, hijo de Dionisio I, con el objetivo de hacerse cargo de su educación; pero los resultados no fueron mejores que con su padre; tras algunas dificultades (al parecer estaba en situación de semi-prisión) consigue abandonar Siracusa y regresar a Atenas. También Dión tuvo que refugiarse en Atenas habiéndose enemistado con Dionisio I, donde continuará la amistad con Platón. Unos años después, en el 361, y a petición de Dionisio II, vuelve a realizar un tercer viaje a Siracusa, fracasando igual que en las ocasiones anteriores, y regresando a Atenas en el año 360 donde continuó sus actividades en la Academia, siendo ganado progresivamente por la decepción y el pesimismo, lo que se refleja en sus últimas obras, hasta su muerte en el año 348-347.

  1. Contexto histórico-cultural y filosófico


    1. Contexto histórico-cultural


-Nos situamos en Atenas, la ciudad-estado griega por excelencia, entre el último tercio del siglo V a.C. Y la primera mitad del siglo IV a.C. La guerra del Peloponeso, con la derrota ante Esparta, trae consigo la crisis de la democracia de Pericles y la instauración del gobierno de los treinta tiranos (entre los cuales Platón cuenta con algunos familiares y amigos). Después de la caída de este régimen político se produce una restauración de la democracia que conllevará, entre otros hechos desafortunados, el proceso y la condena de Sócrates. Se trata, en suma, de una situación socio-política de gran inestabilidad.

-Economía: vamos a encontrarnos con un grave deterioro de la actividad agrícola y comercial debido, sobre todo, a las confrontaciones bélicas que no dejan de suceder.

-Cultura: nos encontramos con una fase de esplendor, la que se ha dado en llamar período clásico. Se apela a la moderación, al equilibrio. Se promueve el culto a lo apolíneo frente a lo dionisíaco de épocas pasadas.

    1. Contexto filosófico


-A la hora de elaborar sus teorías Platón toma de Parménides la idea de que el ser de cada cosa es inmutable, fijo, no cambiante.

-De la escuela Órfico-pitagórica dará por buena la tesis que afirma que los humanos somos un compuesto de cuerpo y alma, siendo esta última inmortal. Por otro lado, al referirse al aspecto físico de las cosas, Platón hablará de movilidad, materialidad, relatividad, términos estos propios del pensamiento de Heráclito, que al parecer es el primer filósofo al que estudió en su juventud.

-Finalmente, será en el terreno de la política (que es el ámbito hacia el que encauza Platón todo su pensamiento) donde más se notan las influencias del gran maestro Sócrates.


Para Sócrates es imposible conocer el bien y no practicarlo. Sólo comete algún mal el ignorante, el que no ha descubierto la grandeza del bien.

3. PLATÓN

Platón nacíó en Atenas, (o en Egina, según otros, siguiendo a Favorino), probablemente el año 428 o el 427 a. C. De familia perteneciente a la aristocracia ateniense, que se reclamaba descendiente de Solón por línea directa. Su verdadero nombre era Aristocles, aunque al parecer fue llamado Platón por la anchura de sus espaldas. Los padres de Platón fueron Aristón y Perictione, que tuvieron otros dos hijos, Adimanto y Glaucón, que aparecerán ambos como interlocutores de Sócrates en la República, y una hija, Potone.

A la muerte de su padre, siendo niño Platón, su madre contrajo nuevas nupcias con Pirilampo, amigo de Pericles, corriendo la educación de Platón a su cargo, por lo que se supone que Platón pudo haber recibido una enseñanza propia de las tradiciones democráticas del régimen de Pericles.

En todo caso, Platón recibíó la educación propia de un joven ateniense bien situado, necesaria para dedicarse de lleno a la vida política, como correspondía a alguien de su posición. Según Diógenes Laercio llegó a escribir poemas y tragedias, aunque no podamos asegurarlo. También fue discípulo del heracliteano Cratilo, noticia esta que tampoco parece posible confirmar.


La vocación política de Platón está constatada por sus propias declaraciones, en la conocida carta VII; pero su realización se vio frustrada por la participación de dos parientes suyos, Cármides y Crítías, en la tiranía impuesta por Esparta luego de la guerra del Peloponeso, conocida como la de los Treinta Tiranos, y que ejercíó una represión violenta y encarnizada contra los líderes de la democracia. Sin embargo, el interés político no le abandonará nunca, y se verá reflejado en una de sus obras cumbre, la República.

La influencia de Sócrates

En el año 407, a la edad de veinte años, conoce a Sócrates, quedando admirado por la personalidad y el discurso de Sócrates, admiración que le acompañará toda la vida y que marcará el devenir filosófico de Platón. No parece probable que Platón mantuviera una relación muy intensa con el que consideró su maestro, si entendemos el término relación en su sentido más personal; sí es cierto que entendida en su sentido más teórico la hubo, y de una intensidad que raya en la dependencia. Pero también sobre su relación con Sócrates hay posiciones contradictorias. El que no estuviera presente en la muerte de Sócrates ha hecho pensar que no pertenecía al círculo íntimo de amigos de Sócrates; sin embargo, parece que sí se ofrecíó como aval de la multa que presumiblemente la Asamblea impondría a Sócrates, antes de que cambiara su decisión por la condena a muerte.


Primeros viajes

En el año 399, tras la muerte de Sócrates, Platón abandona Atenas y se instala en Megara, donde residía el filósofo Euclides que había fundado una escuela socrática en dicha ciudad. Posteriormente parece que realizó viajes por Egipto y estuvo en Cirene, (noticias ambas, aunque probables, difíciles de contrastar, no habiéndose referido Platón nunca a dichos viajes, por lo que también es probable que luego de una breve estancia en Megara regresara a Atenas) yendo posteriormente a Italia en donde encontraría a Arquitas de

Tarento, quien dirigía una sociedad pitagórica, y con quien trabó amistad.

Invitado a la corte de Dionisio I, en Siracusa, se hizo amigo de Dión, que era cuñado de Dionisio, y con quien concibió la idea de poner en marcha ciertas ideas políticas sobre el buen gobierno que requerían la colaboración de Dionisio. Al parecer, las condiciones de la corte no eran las mejores para emprender tales proyectos, ejerciendo Dionisio como tirano de Siracusa; irritado por la franqueza de Platón, según la tradición, le retuvo prisionero o lo hizo vender como esclavo en Egina, entonces enemiga de Atenas, siendo rescatado finalmente por un conciudadano que lo devolvíó libre a Atenas.

La Academia

Una vez en Atenas, en el año 388-387 fundó la Academia, nombre que recibíó por hallarse cerca del santuario dedicado al héroe Academos, especie de «Universidad» en la que se estudiaban todo tipo de ciencias, como las matemáticas


(de la importancia que concedía Platón a los estudios matemáticos da cuenta la leyenda que rezaba en el frontispicio de la Academia: «que nadie entre aquí que no sepa matemáticas»), la astronomía, o la física, además de los otros saberes filosóficos y, al parecer, con una organización similar a la de las escuelas pitagóricas, lo que pudo comportar un cierto carácter secreto, o mistérico, de algunas de las doctrinas allí enseñadas. La Academia continuará ininterrumpidamente su actividad a lo largo de los siglos, pasando por distintas fases ideológicas, hasta que

Justiniano decrete su cierre en el año 529 de nuestra era.

Últimos viajes

En el año 369 emprende un segundo viaje a Siracusa, invitado por Dión, esta vez a la corte de Dionisio II, hijo de Dionisio I, con el objetivo de hacerse cargo de su educación; pero los resultados no fueron mejores que con su padre; tras algunas dificultades (al parecer estaba en situación de semi-prisión) consigue abandonar Siracusa y regresar a Atenas. También Dión tuvo que refugiarse en Atenas habiéndose enemistado con Dionisio I, donde continuará la amistad con Platón. Unos años después, en el 361, y a petición de Dionisio II, vuelve a realizar un tercer viaje a Siracusa, fracasando igual que en las ocasiones anteriores, y regresando a Atenas en el año 360 donde continuó sus actividades en la Academia,


siendo ganado progresivamente por la decepción y el pesimismo, lo que se refleja en sus últimas obras, hasta su muerte en el año 348-347.

  1. Contexto histórico-cultural y filosófico


    1. Contexto histórico-cultural


-Nos situamos en Atenas, la ciudad-estado griega por excelencia, entre el último tercio del siglo V a.C. Y la primera mitad del siglo IV a.C. La guerra del Peloponeso, con la derrota ante Esparta, trae consigo la crisis de la democracia de Pericles y la instauración del gobierno de los treinta tiranos (entre los cuales Platón cuenta con algunos familiares y amigos). Después de la caída de este régimen político se produce una restauración de la democracia que conllevará, entre otros hechos desafortunados, el proceso y la condena de Sócrates. Se trata, en suma, de una situación socio-política de gran inestabilidad.

-Economía: vamos a encontrarnos con un grave deterioro de la actividad agrícola y comercial debido, sobre todo, a las confrontaciones bélicas que no dejan de suceder.

-Cultura: nos encontramos con una fase de esplendor, la que se ha dado en llamar período clásico. Se apela a la moderación, al equilibrio. Se promueve el culto a lo apolíneo frente a lo dionisíaco de épocas pasadas.

    1. Contexto filosófico


-A la hora de elaborar sus teorías Platón toma de Parménides la idea de que el ser de cada cosa es


inmutable, fijo, no cambiante.

-De la escuela Órfico-pitagórica dará por buena la tesis que afirma que los humanos somos un compuesto de cuerpo y alma, siendo esta última inmortal. Por otro lado, al referirse al aspecto físico de las cosas, Platón hablará de movilidad, materialidad, relatividad, términos estos propios del pensamiento de Heráclito, que al parecer es el primer filósofo al que estudió en su juventud.

-Finalmente, será en el terreno de la política (que es el ámbito hacia el que encauza Platón todo su pensamiento) donde más se notan las influencias del gran maestro Sócrates.

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