Libertad soberania del pueblo e igualdad de rousseau


I. Aunque el hombre es libre por conocimiento se encuentra en todas partes entre cadenas. El orden social es un derecho “sagrado” pero no natural, puesto que esta fundado sobre convenciones, estas son las que más adelante se describen. La familia es la más antigua y la única natural de las sociedades; el primer modelo de las sociedades políticas, pues hay un jefe, un pueblo, y solo el amor del padre a los hijos, es sustituido por el placer de mando. Decía Aristóteles, que los hombres no son naturalmente iguales, pues unos nacen para ser esclavos, y unos nacen para dominar; tenía razón, puesto que los esclavos pierden todo, hasta el deseo de su libertad. El más fuerte no lo es jamás bastante para ser siempre el amo; si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber. Ceder a la fuerza no es un acto de necesidad, no de voluntad, cuando más puede ser de prudencia, ¿en qué sentido podrá ser un deber? Desde que se puede desobedecer impunemente, se puede legítimamente, y puesto que le mas fuerte tiene siempre la razón, no se trata más que de procurar ser el más fuerte. Si es preciso obedecer por la fuerza no es necesario obedecer por deber, y si la fuerza desaparece, la obligación no existe. Si obedecer a los poderes quiere decir ceder a la fuerza esto jamás será violado. Todo poder emana de Dios pero toda enfermedad también. ¿Estará prohibido por ello, recurrir al médico? La fuerza pues no hace el derecho, y no se esta obligado a obedecer si no a los poderes legítimos. Enajenar es ceder o vender, un hombre que se hace esclavo de otro, no cede su libertad, la vende, cuando menos por su subsistencia. Pero un pueblo ¿Por qué se vende? El déspota asegura a sus súbditos la tranquilidad civil, pero ¿Acaso esta tranquilidad no constituye una de sus miserias? Es necesario para que un gobierno arbitrario fuese legítimo que en cada generación el pueblo fuese dueño de admitir o rechazar sus sistemas. Renunciar a su libertad es renunciar a su condición de hombre y no hay devolución cuando se renuncia a todo, despojarse de la libertad es despojarse de la moralidad. La relación de las cosas y no de los hombres es la que constituye la guerra, la guerra no es una relación de hombre con hombre, sino de estado a estado, en el cual los individuos son enemigos accidentalmente, no como hombres si no como ciudadanos, como soldados, no como miembros de su patria si no como sus defensores. Se puede destruir un estado sin matar uno solo de sus miembros, no hay derecho de mantener al enemigo más que cuando no se le puede convertir en esclavo. Entonces el derecho de esclavitud es nulo, no solamente porque es ilegitimo, si no porque es absurdo y no significa nada. Un razonamiento insensato en verdad es el siguiente: “Celebro contigo un Contrato en el cual todos los deberes están a tu cargo, y todos los beneficios en mi favor, el cual observaré hasta tanto así me plazca, tú, durante todo el tiempo que yo desee” El hombre es libre por naturaleza, está claro, así que ¿es moral enajenar la libertad por el bienestar? De la necesidad de retroceder a una convención primitiva. Habrá siempre una gran diferencia entre someter una multitud y regir una sociedad, Habrá siempre una gran diferencia entre someter a una multitud y regir una sociedad. Para que exista una asociación debe existir un bien político de lo contrario, sólo puede hablarse de una agrupación. El hecho de que un pueblo al existir se dé a su Rey, constituye un acto civil. El verdadero tema de estudio es saber como un pueblo se ha constituido como tal antes de saber porque este mismo pueblo elige a un Rey. La ley de las mayorías en los sufragios es ella misma fruto de una convención que supone por lo menos una vez, la unanimidad. Ahora bien, es necesario encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con la fuerza común a la persona y los bienes de cada asociado y por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca si no a si mismo y permanezca tan libre como antes. La solución es el “contrato social”, sin embargo la menor modificación a sus cláusulas, lo harían inútil y sin efecto. Violando el pacto social cada cual recobra sus primeros derechos y recupera su libertad natural. Lo que supone que la enajenación total de cada asociado con todos sus derechos la comunidad entera, porque, primeramente, dándose por completo cada uno de los asociados, la condición es igual para todos; y siendo igual, ninguno tiene interés en hacerla onerosa para los demás. Dándose cada individuo a todos no se da a nadie, y como no hay un asociado sobre el cual no se adquiera el mismo derecho que se cede, se gana la equivalencia de todo lo que se pierde y mayor fuerza para conservar lo que se tiene. “cada uno pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y cada miembro considerado como parte individual del todo” La persona pública que se constituye por la unión de todas las demás, toma el nombre de república o cuerpo político, el cual es denominado estado, cuando es activo, y potencia en comparación con sus semejantes, en cuanto a los asociados estos toman colectivamente el nombre de “Pueblo” y particularmente el de ciudadano, son llamados también “súbditos” por estar sometidos a las leyes del estado. El pacto de asociación implica un compromiso reciproco del público con los particulares, y, que cada individuo contratado tiene dos compromisos, como miembro del soberano para los particulares, y como miembro del estado para los soberanos. La soberanía no tiene necesidad de dar ninguna garantía a los súbditos, porque es imposible que el cuerpo quiera perjudicar a todos sus miembros. Tampoco puede dañar a ninguno en particular. En efecto, cada individuo puede, como hombre, tener una voluntad contraria o desigual a la voluntad general que posee como ciudadano. Entonces, a fin de que el pacto social no es sólo una vana fórmula, cualquiera que rehúse obedecer la voluntad general será obligado por todo el cuerpo a ello, lo que significa, que será obligado a ser libre. La transición del estado natural al estado civil produce en el hombre un cambio muy notable, sustituyendo en su conducta la justicia al instinto y dando a sus acciones la moralidad de que antes carecían. El hombre pierde su libertad natural y el derecho ilimitado a todo cuanto desea y puede alcanzar, ganando a cambio la libertad civil y la propiedad de lo que posee. La adquisición de la libertad moral, que por si sola hace al hombre verdadero dueño de si mismo ya que el impulso del apetito constituye la esclavitud, en tanto que la obediencia a la ley es la libertad. A cerca del dominio real, una posesión cambia de naturaleza al cambiar de manos, convirtiéndose en propiedad del soberano; pero como las fuerzas de la sociedad son mayores que las de un individuo, la posesión publica es el echo mas fuerte e irrevocable, sin ser mas legítima, al menos para los extranjeros, pues el estado tratándose de sus miembros, es dueño de sus bienes por el contrato social, debido al derecho del primer ocupante. El hombre tiene derecho a todo cuanto le es necesario, pero al acto positivo que le convierte en dueño de un bien cualquiera le excluye del derecho de todo lo demás. Hay diferentes formas en que un hombre obtenga una propiedad, sin apegarse al contrato, pero eso solo no lo hace suyo por completo, ya que queda siempre a disposición del bien común. En vez de destruir la igualdad natural, el pacto sustituye por el contrario una igualdad moral y legítima, a la desigualdad física que la naturaleza había establecido entre los hombres, las cuales, pudiendo ser desiguales en fuerza o en talento, vienen a ser todas iguales por convención y derecho.

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