LOS CONCEPTOS APOLINEO Y DIONISIACO EN NIETZSCHE
Según la interpretación propuesta por Nietzsche, la Grecia presocrática tenía una perspectiva trágica acerca de la vida: admitía que el único mundo existente era irracional, sin ningún objetivo racional. Según Heráclito, el mundo es una constante lucha entre contrarios (la vida conlleva la muerte…). Nietzsche acepta la coexistencia equilibrada de dos principios en la Grecia presocrática: lo apolíneo (la racionalidad, la moderación, la limitación…) y lo dionisiaco (el desenfreno, la irracionalidad…). Esta perspectiva trágica terminó cuando la aceptación de lo dionisíaco (es decir, que el mundo es una fuerza-vital eterna sin sentido) se convirtió en una verdad insoportable para los griegos. Ante esto, los filósofos griegos, Sócrates y Platón, impusieron sobre la vida irracional (lo dionisíaco) una lógica racional (lo apolíneo) siendo, en opinión de Nietzsche, el inicio de la decadencia de la cultura occidental.
CRÍTICA DE NIETZSCHE AL CRISTIANISMO
En su obra La Gaya Ciencia, Nietzsche indica que “el acontecimiento más importante de la época actual- que “Dios ha muerto”, que la fe en el Dios cristiano ha sido imposible de mantener- ya empieza a disipar las primeras nubes sobre Europa. Al fin el horizonte se presenta libre ante nosotros, a pesar de no ser brillante”. En otras palabras, el declive de la creencia en Dios abre el camino a las energías creadoras del hombre, a su desarrollo total; el dios cristiano, con sus mandatos, con sus prohibiciones queda a un lado del camino. La moral cristiana es duramente atacada por Nietzsche, llegándola a llamar moral de esclavos. Esta moral haría referencia a los seres humanos que creen en Dios; este humano, en el nombre de Dios acepta todos los preceptos morales impuestos por la religión. Tal punto de vista lleva claramente implícita la idea de que el concepto de Dios es hostil a la vida. Nietzsche ve a Dios como un impedimento para que el superhombre pueda destruir y crear valores nuevos. Por otro lado, la religión cristiana, al dar más importancia a un mundo ultra terrenal (el más allá) desvaloriza el único mundo que existe no dejando ninguna razón, meta, tarea u objetivo. Por otro lado, dice que el concepto de alma (tal y como lo entienden los cristianos) es un concepto inventado solamente para despreciar el cuerpo.
CRÍTICA DE NIETZSCHE A LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL
La crítica de Nietzsche hacia la civilización occidental se centra en tres aspectos: la filosofía, la ciencia y la moral.
En opinión de Nietzsche, Platón, al crear un mundo ideal rechazando el mundo sensible no solucionó nada. Platón no crea un mundo racional para explicar un mundo que le resulta irracional, contradictorio, sin sentido… lo hace porque aceptar la existencia de este mundo le resulta insoportable. He ahí la gran traición de los filósofos occidentales.
De la misma manera, la ciencia también fracasa a la hora de dar una explicación del mundo. Esta, a pesar de realizar una disminución cuantitativa de las cosas, no consigue que las múltiples diferencias que existen entre dos cosas denominadas igual desaparezcan. En vez de explicar la realidad, lo que la ciencia pretende es resolver los problemas prácticos del ser humano.
Finalmente, la moral occidental mayoritaria es una moral de esclavos basada en personas que no son fieles al único mundo terrenal sensible. En vez de esto, dan más importancia a un mundo ultra terrenal defendido por la religión cristiana.
EL NIHILISMO Y LA TRANSMUTACIÓN DE LOS VALORES
El “martillo filosófico” que defiende Nietzsche, incluye el derribo de los valores morales occidentales, en su opinión, débiles, cobardes y contrarios a la vida. Este hecho, deja en principio al ser humano sin referencias morales, es decir, en situación nihilista. Su alegoría del camello, el león y el niño, desemboca en una situación nueva, vacía de códigos morales y de referencias previas. El niño, imagen del superhombre, ha de establecer su propia moral sin otra referencia que él mismo.
Ello conlleva un riesgo evidente de nihilismo, del que es consciente el propio Nietzsche. Por eso, propone una “transmutación de los valores”, consistente en establecer los valores de la moral natural, -como cualquier otra especie viva-, cuyo principal fundamento es la supervivencia del más fuerte, mezclada con el concepto Hegeliano de “la voluntad de poder”. Los valores derivados serán la autoestima, la fuerza, la individualidad, lo creativo, tanto en su aspecto constructivo como en el destructivo.
3. El eterno retorno
Nietzsche depende en cierta medida del positivismo de la época y, a la vez que niega la posibilidad de la Metafísica, representa la pérdida de la fe en Dios y de la inmortalidad del alma. Esta vida que se afirma, que pide eternidad en el placer, volverá una vez y otra. Pero el aspecto temporal de la vida es el eterno retorno de las cosas que ya se encontraba en las enseñanzas de Heráclito: Cuando están realizadas todas las combinaciones posibles de los elementos del mundo, quedará todavía un tiempo indefinido por delante, y entonces volverá a empezar el ciclo y así indefinidamente. Todo lo que sucede en el mundo se repetirá igualmente una y otra vez, todo se repetirá eternamente y con ello todo lo malo y lo miserable.
En este horizonte de tiempos futuros por elaborar desde lo ya dado aparece una de las figuras fundamentales del pensamiento nietzscheano, el «superhombre». El hombre puede ir transformando al mundo y puede transformarse a sí mismo mediante una transformación de todos los valores, encaminándose hacia esa alegórica figura.
4. La transmutación de los valores tradicionales: el nihilismo.
La cultura europea ha llegado a su propia ruina y hay que liberar al hombre de todos los valores falsos, devolviéndole el derecho a la vida y a la existencia, según Nietzsche. Para ello, el primer paso debe consistir en una transformación de todos los valores de nuestra cultura tradicional.
Así, el nihilismo no consiste en una teoría filosófica, sino que es un movimiento propio de nuestra cultura. La fuerza del espíritu de occidente, cansado y agotado por los valores inadecuados y falsos de su «verdadero mundo» se vuelve nihilista. «¿Qué significa nihilismo?, que se desvalorizan los más altos valores, falta la meta y falta la respuesta al por qué». El nihilismo del espíritu occidental es radical y absoluto, y una vez perdida la fe en el «verdadero mundo», la cultura se queda sin sentido, entonces se llega a la decadencia o al pesimismo.
Por lo tanto, el nihilismo es una fuerza destructora de la base de la cultura occidental, es decir, de ese Dios cristiano en el que se apoya la moral y el conocimiento del hombre: «¿Dónde se ha ido Dios?, yo os lo digo, nosotros lo hemos matado, todos nosotros somos sus asesinos. Lo único que permanece en Dios muerto son las iglesias».