Los orígenes de la especie humana


Evolución biológica y evolución cultural

La especie humana, como cualquier otra, es producto de un largo proceso evolutivo. El Homo sapiens no ha existido siempre, sino que surgió a partir de otras especies de homínidos hace aproximadamente 200.000 años. Para entender cómo surgieron los seres humanos a partir de nuestros ancestros, conviene distinguir dos procesos diferentes, que se denominan hominización y humanización. La hominización hace referencia al proceso de evolución biológica mediante el cual surgió nuestra especie, mientras que la humanización es un proceso de evolución cultural que va más allá de lo puramente biológico. Ambos procesos son complejos, desde luego no lineales y en muchas ocasiones contradictorios.

La evolución biológica: la hominización

La línea evolutiva de la que procede el Homo Sapiens se separó de la que conduce a los actuales chimpancés hace unos 5 millones de años. A partir de ese momento, se considera que nuestros ancestros pertenecen al grupo de los homínidos, en el que también se incluye nuestra propia especie. Los homínidos de los que procedemos experimentaron una evolución biológica que los diferenció radicalmente del resto de los primates. Este proceso se denomina hominización, y está marcado por cambios cruciales como la bipedestación, la liberación de la mano y el aumento del cerebro.

La bipedestación

La bipedestación, que es esta capacidad, diferencia claramente a los homínidos del resto de los primates, que viven en los árboles y se desplaza usando para ello sus cuatro extremidades. La aparición de los primeros homínidos que caminaban erguidos coincidió con una época de cambio climático que se produjo hace unos 5 o 6 millones de años. En esa etapa, nuestro planeta experimentó una fase de enfriamiento que cambió radicalmente el paisaje de África oriental, donde vivían nuestros ancestros. Este territorio, originalmente cubierto de espesos bosques, se volvió más seco y árido, transformándose en lo que hoy llamamos la sabana. En un paisaje abierto y con grandes claros, los homínidos capaces de desplazarse erguidos tenían muchas ventajas adaptativas.

Modificaciones anatómicas

La pelvis cambió, acortándose mucho para poder absorber las tensiones derivadas de la marcha bípeda. Los músculos abductores se desarrollaron para estabilizar la marcha a dos patas. La columna vertebral adoptó una posición vertical, cambiando la orientación con la que se une al cráneo. Una de las consecuencias importantes del cambio en el esqueleto de nuestros ancestros fue la modificación de las manos. Al adoptar la posición bípeda, los homínidos pudieron disponer de sus manos para manejar utensilios con una pinza de precisión, usando el pulgar junto con el índice. Esto permite manipular objetos a la vez con fuerza y con delicadeza, lo cual es imprescindible para poder fabricar herramientas.

  • La evolución cultural
  • La cultura es el rasgo que nos distingue más claramente del resto de animales, ya que gracias a ella somos capaces de utilizar símbolos y de emplearlos para elaborar un pensamiento complejo.

En cualquier caso, estas cuestiones debemos englobarlas ya en el terreno de la evolución cultural.

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