Los Presocráticos
Durante largo tiempo, la realidad se extendió mediante el mito, una historia referida a un tiempo originario, transmitida verbalmente entre los pueblos. En estas historias, se narran las hazañas de personajes con poderes sobrehumanos, que sirven para dar respuesta a preguntas que los humanos nos formulamos. Una de las características más destacadas del mito es que el pueblo expresa su cultura a través de él. El mito es admitido por todo el pueblo por tradición, nadie lo discute ni lo critica, ya que expresa la identidad del propio pueblo.
Con el tiempo, aparecen las explicaciones teóricas que dan respuesta a esas inevitables preguntas que todos los humanos se hacen, fruto de la razón humana. Avanzando los años, los pensadores se dieron cuenta de la enorme variedad y diferencia entre los seres del Universo y que todos están sometidos a un proceso de evolución y movimiento. Es aquí cuando sucede el paso del mito al logos, una explicación racional. Cuando hablamos del logos, nos referimos a la fuente de la sabiduría: la razón. Existen leyes lógicas de la razón que intentan conocer y explicar toda la realidad y todos los fenómenos del Universo, ya que al Universo no lo veían como un caos, sino como un conjunto perfectamente organizado (cosmos) en el que todos los objetos en movimiento están relacionados entre sí y dependen el uno del otro. Según los pensadores griegos, este orden no es fruto de dioses, sino de unos principios constantes.
Surgimiento de la Filosofía
Hubo una serie de circunstancias que facilitaron el surgir de la filosofía. Por un lado, tenemos la economía y el comercio. La zona de Jonia fue especialmente próspera en el comercio, lo que aumentó el intercambio de ideas, culturas y formas de vida. Por otro lado, tenemos el aspecto político. El aumento de la riqueza, la movilidad y el comercio favorecieron la transformación de la sociedad tradicional.
La Physis y el Arjé
Para los primeros filósofos, la physis significa la naturaleza, la realidad, aquello en lo que acaban y aquello por lo cual son. La naturaleza corresponde a una realidad común a todos los seres de un conjunto, lo que quiere decir que todos los seres poseen una realidad fundante, constante y causa de sus propiedades.
Los filósofos se referían a un principio con el término arkhé. El primero en usar este término fue Anaximandro para referirse a un elemento del cual proceden todas las cosas. La búsqueda de este principio es la labor de la filosofía, con lo que la filosofía continúa su búsqueda hasta el descubrimiento de aquella realidad primera que la resume.
Los Físicos de Mileto
El primer grupo a destacar es el de los físicos de Mileto.
Tales de Mileto
Tales de Mileto viajó por Egipto, donde trabajó las matemáticas. Para él, el agua es el arkhé de todas las cosas, ya que observó que el agua es el alimento de todas las cosas. Esta proposición nos la cuenta como una afirmación hecha sin metáforas ni historias, es la representación de un solo elemento como arjé, como el principio de todo.
Anaxímedes de Mileto
Para Anaxímedes de Mileto, el arjé se basa en un único elemento: el aire. Cuando se contrae o se expande, adquiere las propiedades de todos los demás cuerpos. Todo es aire en distintos estados, ya que el aire es una sustancia infinita que se mueve por sí misma.
Anaximandro de Mileto
El arjé de Anaximandro de Mileto es el apeiron, que se refiere a algo indefinido. Este principio está dotado de un movimiento eterno, ya que al ser indefinido es de suponer que para poder ser cualquier cosa, es necesario carecer de características concretas. Aparece la novedad de la inmortalidad que dentro de este principio, no admite un fin pero tampoco un inicio. Este arjé, por mucho que sea indeterminado, sigue siendo físico.
Los Pitagóricos
El siguiente grupo en aparecer es el de los pitagóricos. Pitágoras fundó una secta-escuela místico-religiosa que centraba sus intereses intelectuales en la música y en las matemáticas al servicio de la renovación de la vida moral. La influencia de esta secta cada vez se iba haciendo más importante y varias de las ciudades de Grecia fueron gobernadas por miembros de dicha escuela hasta que se produjo un amplio movimiento popular de rechazo que acabó con la vida de varios de los miembros de esta escuela. En su conjunto, los pensadores abogaban por una vida ascética y por ritos de purificación, entendiendo el mismo cultivo de las matemáticas como camino de purificación moral. Para ellos, las matemáticas son el principio, ya que Pitágoras intuye que la naturaleza está escrita en clave de números.
Los Monistas
Pasando al penúltimo grupo, denominado monistas, encontramos a aquellos que decían que solo había un único principio del cual surgían todas las cosas.
Heráclito
Para Heráclito, el arjé era el fuego. Decía que el fluir es la condición esencial de la realidad, que no existía ningún momento permanente, negaba la existencia de una physis-naturaleza. Para él, cada cosa era ella misma y su contrario, fuerzas contrarias que luchan entre sí y de esa lucha nace el movimiento. A esa lucha la denominaba dialéctica. Este término significa dialogar, por lo que en un diálogo van hablando contraponiendo sus ideas y de esta manera avanzan los conocimientos. Heráclito afirmaba que sí que había un orden, el cual es el logos, el proceso en que consiste lo real es esa razón común a todas las cosas.
Parménides de Elea
Parménides de Elea fue el primero en afirmar la existencia de una realidad metafísica, una realidad que está más allá de lo físico. Se guiaba a través de dos vías:
- La primera, la vía de la verdad, en la que nos dice que solo el ser es y que no hay lugar para el no ser, pues no es nombrable ni pensable.
- La otra vía era la vía de la opinión, la cual se mueve en el terreno de las opiniones cambiantes.
A partir de aquí, aparecen los atributos del ser. Para Parménides, el término cambio corresponde a pasar del ser al no ser o del no ser al ser, por lo que el logos sería que la nada, nada es y nada puede producir. Poniendo en común a ambos, Heráclito y Parménides no son tan opuestos entre sí, ya que ambos niegan la veracidad a los simples datos sensoriales.
Los Pluralistas
Para finalizar, el último grupo es el de los pluralistas, que son aquellos que niegan que haya un único arjé del cual proviene todas las cosas del Universo, ya que si solo existiera una única physis sería imposible que ella produjera tantas cosas distintas entre sí.
Demócrito
Demócrito afirmó la existencia de los átomos y la existencia del vacío. En general, los pensadores griegos afirmaban que la materia es eterna, pero no lo es en cuanto cosmos, que es un sistema ordenado. La materia ha existido siempre, pero en dos estados: el caos y el cosmos, que se contraponen. En el caos no hay leyes ni principios, por lo que el logos no conoce el caos. El cosmos es la misma materia que el caos, pero sometida a leyes y principios. Demócrito explica esto mediante los átomos, ya que para siempre estaban todos los átomos de la materia, estos estaban sueltos sin ninguna relación entre ellos, y estaban continuamente cayendo al vacío. En un momento dado, por azar, algunos átomos se desvían de sus trayectorias y empiezan a chocar entre ellos, pero se empiezan a unir entre sí. De esta manera, Demócrito fundamenta la teoría pitagórica según la cual las leyes del universo son de naturaleza matemática. Demócrito desarrolla una teoría mecánica del universo que dice que todo es materia y solo materia, sin que pueda recibir influencia de ningún ser exterior a ella. Para él, todo es fruto del azar.
Anaxágoras
Anaxágoras decía que todo estaba formado a partir de homeomerias, que eran partes semejantes o spérmata, que se refería a semillas. Para él, en el caos estaban todas las homeomerias de la materia, todas juntas unidas entre sí, sin dejar ningún hueco y sin ningún movimiento. En un momento, aparece un ser exterior e independiente al cual denomina Nous, que decía que era la inteligencia. Este Nous sopla sobre las homeomerias arrancándolas de su conjunto y dispersándolas, dotándolas de movimiento. Este está sometido a unas leyes y principios. Se unen formando cuerpos geométricos, y estos cuerpos se unen también entre sí dando lugar a las cuatro sustancias simples de los griegos. Anaxágoras rechazaba la idea de que el universo sea fruto del azar o de la casualidad.