Los Recursos Naturales y el Medio Ambiente en España: Desafíos y Soluciones


Paisajes naturales y medio ambiente

Todos los bienes y materias que las personas toman de la naturaleza y aprovechan para satisfacer sus necesidades vitales o mejorar su calidad de vida se definen como recursos naturales. La variedad o tipos de recursos que ofrece la naturaleza son muy amplios, desde recursos básicos para la alimentación, pasando por materias energéticas que permiten multiplicar nuestras fuerzas, hasta recursos que satisfacen necesidades “superfluas”, como ocupar nuestro espacio de ocio. España cuenta con una gran biodiversidad y un rico patrimonio natural, presenta una amplia variedad de recursos, aunque carecemos de algunos tan importantes como los hidrocarburos.

2.1. Recursos alimenticios

En España la agricultura ha ocupado tradicionalmente las zonas llanas del litoral y de los principales valles fluviales. Su desarrollo se ve limitado por los rigores térmicos del interior continentalizado y por la aridez estival del clima mediterráneo. Actualmente se tiende a introducir nuevos cultivos, nuevas técnicas o el aporte de abonos fertilizantes. Las tierras menos aptas para la agricultura se han destinado a la práctica ganadera como en las regiones de montaña. El recurso de la pesca se enfrenta hoy a graves problemas pues la sobreexplotación y la contaminación amenazan con agotar los recursos pesqueros. Por eso se hace necesario plantear políticas encaminadas a corregir los problemas que acechan a las aguas.

2.2 Recursos hídricos

España se caracteriza en gran parte de su territorio por un clima mediterráneo, con unas precipitaciones modestas e irregulares, pero dispone, a pesar de todo, de unos recursos suficientes aunque la distribución espacial de los recursos es muy desigual. Por lo tanto el problema hídrico más grave es la irregularidad estacional y el desigual reparto espacial de los recursos. La solución a este problema ha venido por la construcción de infraestructuras, como las presas que distribuyen el agua hacia los lugares donde más se necesita. Las presas crean embalses donde se almacena el agua. De esta manera, el caudal del río se regula, permitiendo disponer de agua incluso en los veranos y durante los cíclicos periodos de sequía. Los canales permiten llevar el agua a las ciudades o tierras de labor donde se utiliza. En la mayor parte de los casos, estos conductos llevan el agua a zonas de la propia cuenca, pero en otros casos también se traslada de una cuenca a otra, y es cuando hablamos de trasvase. El más conocido de España es el trasvase Tajo-Segura.

2.3 Recursos energéticos y minerales

La explotación de los recursos minerales en España se ha dado desde la antigüedad. En la actualidad hay una gran necesidad de minerales y fuentes de energía.

España es una gran productora de rocas industriales. Sin embargo, somos deficitarios en otros minerales y sobre todo, en combustibles fósiles, que tenemos que adquirir en el mercado internacional.

2.4. Nuevos recursos

Recursos como playas, montañas, espacios rurales alejados del bullicio de la ciudad, configuran una variada oferta para satisfacer las cada vez mayores necesidades de ocio de la población.

Los paisajes naturales, hoy considerados un recurso, se valoran tanto por su riqueza natural como por la potencial riqueza económica que encierra su uso para el tiempo de ocio y turismo.

2.5. ¿Recursos ilimitados?

El ser humano no ha sido consciente de que la cantidad de muchos de los recursos que consumimos es limitada y de que la naturaleza no es capaz de reponerlos al mismo ritmo tan acelerado con el que los consumimos. Minerales y energías fósiles son recursos NO renovables, llegará un momento en que se agoten. Por tanto es necesario plantear alternativas.

3. El medio ambiente: interacción naturaleza-ser humano

3.1. De una relación de dependencia, al control y dominio del medio

La historia de la humanidad comienza en un contexto de total dependencia hacia el medio natural. Sin embargo, poco a poco, los seres humanos fueron imponiéndose sobre el resto de los seres vivos y sobre la misma naturaleza, que, aprovechada y explotada por ellos, ha ido transformándose hasta alcanzar en los momentos actuales una situación de peligro y agotamiento. El término medio ambiente es un concepto complejo debido a la multitud de significados que se le ha dado. Se utiliza como sinónimo de naturaleza, de entorno natural, pero otras acepciones plantean las relaciones recíprocas que se dan entre las personas y la naturaleza. La UE señala que el medio ambiente está compuesto por el ser humano, la fauna, la flora, el suelo, el agua, el aire, el clima y el paisaje, así como por las interacciones entre estos factores, los bienes materiales y el patrimonio cultural.

3.2. Amenazas del medio al ser humano: riesgos naturales

Las mismas fuerzas que levantan y modelan la superficie terrestre se convierten en ocasiones en una amenaza para la población. Peligros naturales como terremotos o inundaciones pueden causar grandes catástrofes y pérdidas económicas y humanas. Según su origen vamos a diferenciar entre:

  • Los riesgos de origen climático: inundaciones, sequías, nevadas y heladas, tormentas, olas de calor, temporales marinos y de viento, etc.
  • Los riesgos de origen geológico, divididos en riesgos geológicos internos (originados en el interior de la tierra) como los terremotos, maremotos o erupciones volcánicas y, en segundo lugar,
  • los riesgos geológicos externos, como los deslizamientos y hundimientos de tierra. En España los riesgos naturales más graves y frecuentes son las inundaciones, los terremotos y los movimientos de ladera.

Riesgos de origen climático: las inundaciones son el riesgo de origen climático más destacado y el que conlleva mayores pérdidas en nuestro país. En ocasiones estas se deben a las precipitaciones de alta intensidad y de difícil predicción que se asocian a la gota fría, que afecta particularmente a las regiones mediterráneas. Además, las inundaciones pueden ser causadas por la rotura de una presa o por la rápida fusión de las nieves. Otros riesgos de origen climático presentes en España son las sequías, que dificultan el suministro doméstico de agua y provocan pérdidas en la agricultura; las olas de calor y de frío; las heladas, que causan también graves daños en la agricultura; los incendios forestales y los temporales marinos que han producido un elevado número de víctimas mortales.

Riesgos de origen geológico: en España los terremotos se deben a su posición en el límite entre la placa Africana y la Euroasiática. Afectan principalmente a las regiones del sur, sureste peninsular y Pirineos. Aunque los sismógrafos registran numerosos temblores a lo largo del año, muy pocos son percibidos por la población debido a su reducida magnitud. El último gran terremoto registrado en la Península ha sido el temblor de 1884 en Granada. Las erupciones volcánicas no son actualmente un riesgo importante salvo en las islas Canarias. Los deslizamientos y desprendimientos son movimientos de ladera que pueden estar causados por lluvias torrenciales, inundaciones o terremotos. Estos movimientos son frecuentes en el área cantábrica y mediterránea peninsular.

Para evitar o reducir estos riesgos naturales se han puesto en práctica programas de predicción, campañas informativas, creación de servicios de protección y actuaciones materiales, como la construcción de infraestructuras.

3.3. Amenazas del ser humano sobre el medio natural

El ser humano tiene una gran capacidad de transformación del medio natural, dado el elevado nivel tecnológico y la existencia de una sociedad de consumo que demanda grandes cantidades de productos. Por eso son fundamentalmente las sociedades desarrolladas las que ejercen una mayor presión sobre el medio, sociedades consumidoras de recursos, cuyo uso desmedido e inadecuado está provocando la contaminación y destrucción del medio ambiente. El impacto ambiental causado por las personas sobre la naturaleza afecta al planeta en general. Como consecuencia del desmedido consumo de energías fósiles, el impacto de las actividades económicas y la intensa urbanización, con la presión demográfica que conlleva, los problemas medioambientales alcanzan actualmente una dimensión mundial que ha hecho necesaria la aplicación de una política medioambiental encaminada al difícil logro del desarrollo sostenible, un modelo de crecimiento en el que podamos asegurar las necesidades del presente sin negar el desarrollo económico en un medio ambiente sano para las generaciones futuras. En otras palabras “el desarrollo que asegure las necesidades del presente sin comprometer las capacidades de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades”. España inició su política medioambiental más tarde que otras naciones europeas. No es hasta finales de la década de los ochenta del siglo pasado cuando el gobierno español la pone en marcha, coincidiendo con su incorporación a la CEE (actual UE). La situación de España no era tan grave como la de otros espacios europeos, el crecimiento económico y urbano había sido más tardío, lo que permitió que el medio ambiente no resultara tan dañado y que aún se conservara una rica biodiversidad en espacios naturales no muy alterados. Las actuaciones básicas que guían la política medioambiental española son el objetivo proteccionista de los espacios naturales de mayor valor, la prevención ecológica y la corrección de agresiones al medio.

4. Problemas medioambientales y políticas aplicadas

Pasamos ahora a analizar, uno a uno, los problemas que amenazan al medio ambiente español, sus causas, efectos y las medidas o políticas que se aplican con el objetivo de prevenir, conservar y corregir nuestra naturaleza.

4.1. Deforestación y erosión del suelo: la desertificación

La deforestación o pérdida de la cubierta vegetal, y la erosión o destrucción del suelo, son dos de los problemas medioambientales más graves que afectan a España. La deforestación está provocada fundamentalmente por el factor humano y no tanto por factores naturales. La degradación y destrucción de la vegetación natural comenzó con el descubrimiento de la agricultura y la ganadería. El uso del suelo para estas actividades competía desde un principio con los espacios poblados por los bosques. Las roturaciones para la agricultura fueron incrementándose a medida que la presión demográfica aumentaba y a la par que las innovaciones técnicas hacían posible la ocupación de tierras antes improductivas o de difícil cultivo. Los incendios forestales, frecuentes en la región mediterránea, parecen incrementarse en estas últimas décadas. La mayoría de ellos son causados por el ser humano, ya sea de forma involuntaria o provocados. La erosión y destrucción del suelo es particularmente grave en nuestro país. Las regiones más afectadas son las más áridas y las del litoral e interior mediterráneo. Los suelos mediterráneos se ven afectados de forma natural por la erosión, pero esta erosión natural se agrava y acelera debido a la acción antrópica. Además la agricultura, el sobrepastoreo, los nuevos usos urbanos, industriales y de transporte son causas claves de la contaminación y pérdida de los suelos. Ambos fenómenos, la deforestación y la erosión, conducen a la desertización o pérdida de la cubierta vegetal y suelos, que favorece la evolución bioclimática de esa región hacia un desierto. Cuando las causas que lo desencadenan son fundamentalmente humanas aplicamos el término de desertificación, que alcanza unos valores alarmantes en las provincias de Almería, Granada, Málaga, Valencia… etc. Las políticas aplicadas para intentar resolver, o al menos reducir estos problemas se desglosan en un amplio abanico de actuaciones encaminadas a:

  • la protección del suelo contra la erosión y la desertificación,
  • la defensa frente a la sequía y las inundaciones,
  • la preservación y mejora de los ecosistemas forestales.

Las actuaciones incluyen desde repoblaciones forestales al tratamiento de masas boscosas para mejorar o mantener su buena “salud”, campañas de sensibilización e información y actuaciones de emergencia para prevenir o restaurar los daños causados por los incendios. En España se desarrolló a comienzos de los ochenta el proyecto LUCDEME de lucha contra la desertificación en el Mediterráneo. El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino aprobó en agosto de 2008 el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAND), y se ha puesto en marcha el II Plan Nacional de recuperación de suelos contaminados para el periodo 2007-2015.

4.2. Contaminación atmosférica

El ser humano, por mejorar su nivel de vida, realiza actividades que perjudican la calidad del aire que respira. Los elementos contaminantes son variados y con efectos diversos. Por lo general provienen de la quema de combustibles fósiles y de procesos industriales. Todos los contaminantes son nocivos para la salud, además provocan cambios en las condiciones del medio ambiente. En función de las alteraciones distinguimos problemas muy diferentes:

  • Calentamiento global: en los últimos años se ha constatado un aumento de la temperatura media del planeta. La Tierra ha experimentado cambios climáticos naturales en otras épocas donde nada han tenido que ver los seres humanos, pero el calentamiento actual parece estar directamente relacionado con el incremento de gases de efecto invernadero producidos por las personas: sobre todo al quemar combustibles fósiles. Estos gases son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O). La respuesta a este problema ha de ser aumentar el grado de eficiencia en los procesos productivos para reducir el consumo de estos gases sin disminuir la calidad de vida. Este es el objetivo del Plan de Acción de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética en España, y a escala mundial en el llamado Protocolo de Kyoto (1997).
  • Lluvia ácida: al quemar carbón y derivados del petróleo, se produce dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Estos compuestos son los principales responsables de la lluvia ácida, ya que, al entrar en contacto con el agua de la atmósfera reaccionan, formando ácidos muy corrosivos con efectos nocivos para el medio ambiente en general, no solo en los países contaminantes sino en otros lugares a largas distancias debido a que los vientos trasladan estas sustancias. Este problema dio lugar al Protocolo de Gotemburgo que fijaba para cada país los límites máximos de emisiones de los cuatro contaminantes principales. Pero el crecimiento, mayor de lo esperado, dificulta la consecución de los objetivos previstos.
  • Capa de ozono: el ozono troposférico es un contaminante, pero en cambio este mismo gas, produce un efecto muy beneficioso para los seres vivos, pues filtra las radiaciones ultravioletas procedentes del Sol. La mayor densidad del ozono se encuentra a unos 20 km por encima de la superficie terrestre formando una capa que rodea la tierra. En 1985 se descubrió que sobre la Antártida se había abierto un agujero en dicha capa, al que posteriormente se añadió otro nuevo sobre el Ártico. El acuerdo internacional por el que se limitó la fabricación de estos gases fue el Protocolo de Montreal, al que se han ido añadiendo enmiendas.
  • Contaminantes no gaseosos: el ser humano y la naturaleza liberan a la atmósfera partículas líquidas y sólidas que, por su mínimo tamaño, flotan en el aire. Las partículas de origen antrópico suponen una octava parte de las naturales; las cenizas (humos) procedentes de la combustión son las más importantes. Estas partículas generan problemas respiratorios cuando se alcanzan grandes concentraciones. La sustitución de calderas de carbón y gasóleo por calderas de gas natural, así como la incorporación de catalizadores en los motores de automoción y el uso del transporte público pueden mitigar en parte este problema.
  • Contaminación acústica: no lo solemos tener presente pero el ruido es un tipo de contaminación. La fuente que nos afecta de una forma más generalizada es el tráfico de vehículos a motor. Otra fuente de ruido intenso son las industrias y los aeropuertos. La exposición continuada a una fuente de ruido puede provocarnos daños físicos y psicológicos. Por todo esto, se ha puesto en marcha el Programa SICA, que elabora mapas de ruido de ciudades y áreas especialmente sensibles para buscar soluciones a este problema.

4.3. Contaminación y sobreexplotación de las aguas

El vertido de desechos, directa o indirectamente, a las aguas de escorrentía superficial y subterráneas provoca su degradación y contaminación. La contaminación acuática procede principalmente de las actividades agrarias y ganaderas, de las industrias y también de las actividades urbanas. Los vertidos químicos procedentes de algunas industrias son los más dañinos junto a los vertidos urbanos. Las consecuencias son la degradación o deterioro de la calidad del agua y la contaminación de los suelos, junto con la muerte de los seres vivos que en ellos habitan. Este problema también puede llegar a afectar zonas alejadas. Algunos de los ríos más contaminados en sus cursos bajos, son el Llobregat, el Júcar, el Segura y el Guadalquivir. La contaminación también afecta a las aguas marinas. El Mediterráneo es un mar amenazado puesto que recibe vertidos urbanos, turísticos e industriales. Además los mares son vías de un intenso tráfico, lo que agrava aún más su contaminación. Otro problema relacionado con el agua es la sobreexplotación, consecuencia directa de un consumo superior a la capacidad de recarga de los recursos hídricos disponibles.

4.4. Los residuos urbanos e industriales

La expansión del fenómeno urbano e industrial está generando a escala mundial la acumulación o vertido al medio ambiente de residuos sólidos, líquidos y gaseosos. El impacto que causan las ciudades sobre el medio ambiente puede llegar a ser muy grave, contaminan los suelos, las aguas y el aire, además de provocar un impacto visual negativo allí donde se acumulan las basuras o residuos sólidos. Debido al consumismo generamos grandes cantidades de basuras. Son los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), que se desglosan en materia orgánica, papel, cartón, plásticos, vidrio y, en pequeñas cantidades, productos textiles, metales y maderas, entre otros. Los residuos industriales suponen un mayor peligro para el medio ambiente, ya que algunos de estos productos son altamente contaminantes y peligrosos tanto para el medio natural como para los seres vivos de ese entorno, incluidas las personas. Con el objetivo de reducir este impacto sobre el medio ambiente se han puesto en práctica medidas para reducir las basuras, reutilizar parte de los residuos y reciclar para volver a utilizar. En esta línea se ha planteado el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR) 2007-2015.

4.5. Destrucción del patrimonio natural

La destrucción de los paisajes naturales provocada por las personas ha puesto en peligro la biodiversidad del planeta. Muchos seres vivos, plantas y animales, se han extinguido y muchos otros están en peligro porque su hábitat ha sido totalmente transformado. Esto ha conducido al desarrollo de medidas o políticas de conservación y protección de los espacios naturales y de las especies silvestres. En España la temprana preocupación por la conservación de espacios naturales se materializó en la ley de creación de Parques Nacionales. En la actualidad, la ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad regula y establece las normas de conservación, uso sostenible, mejora y restauración de nuestros ecosistemas naturales. En la ley se establece que tendrán la consideración de espacios naturales protegidos todos aquellos espacios, incluidas las aguas continentales y marítimas que contengan sistemas o elementos naturales dignos de conservar.

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