La Posguerra
Situación socio-económica y cultural
La Guerra Civil provoca un corte muy profundo con la tradición anterior: quedan rotas o abandonadas las tendencias renovadoras y experimentales impulsadas por Baroja, Unamuno o Valle-Inclán. Ni siquiera las propuestas más próximas de Pérez de Ayala, Miró o Jarnés tienen continuadores. Parece como si la novela de posguerra entroncara con el Realismo del XIX, tendencia que ya se había manifestado en los años inmediatos de pre-guerra (Sender), pero cuyos frutos habían desaparecido de la circulación por causa de la censura. Una serie de datos nos ayudan a configurar este panorama:
-Aislamiento cultural.
-Falta de maestros (muertos o en el exilio).
-Censura (incluso al 98, al 68…). Incluso «doble censura» (eclesial y política).
-Auge de las traducciones (W.S.Maugham, Pearl S. Buck…) para llenar el hueco editorial.
-Novela evasiva (Carmen de Icaza) o de Guerra: García Serrano escribe La fiel infantería (1943), exaltación de los vencedores, pero que fue censurada por motivos morales.
Para el estudio dividiremos este amplio periodo en distintas etapas: Realismo tremendista (1939-1950), Realismo social u objetivo (1951-1962) y superación del Realismo (1962-1975).
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La narrativa española de los 40: el Realismo tremendista
Si por estos años la vida cultural está cargada de notas triunfalistas, de deseos de y de retornos al formalismo clásico (poesía), pronto aparecerá una literatura inquietante y hasta cargada de angustia: una poesía desarraigada (Blas de Otero, G. Celaya); novelas como La Familia de Pascual Duarte de Cela (1942) o Nada de Carmen Laforet (1945)… En esta línea, domina un enfoque existencial que suele ser producto de las posguerras.
Sin embargo, tras el malestar vital, tras las angustias personales, percibimos unas raíces sociales concretas, aun cuando los autores no tuvieran intención social patente, cosa que tampoco permitía la censura.
Esta época viene marcada por la desorientación, los múltiples tanteos (Realismo barojiano; novela psicológica, heroica, poética, simbólica…) en busca de un cauce por el que pueda transcurrir una literatura acorde con los momentos que se viven. La desorientación es aún mayor si recordamos la desconexión con el pasado inmediatamente anterior: se «secuestran» las obras sociales de «preguerra», se desconocen las obras de los exiliados; la novela deshumanizada está muy lejos de los dramáticos momentos que se viven… Parece que sólo Baroja conecta con las preocupaciones de estos autores.
Cela, con La familia de Pascual Duarte, agria visión de realidades míseras y brutales, inaugura el tremendismo: selección de los aspectos más duros de la vida. Tuvo un enorme éxito, y la fórmula se repitió hasta el abuso: no sólo en la obra de Cela, comienzo y cumbre de la tendencia, encontramos ese desquiciamiento de la realidad en un sentido violento o esa sistemática presentación de hechos desagradables e incluso repulsivos; hubo muchos seguidores: carga tremendista, en mayor o menor grado, hay en Delibes (La sombra del ciprés es alargada, si bien con una honda religiosidad) o Ana María Matute (Los Abel). Otros desvirtúan rápidamente el género (se «esperpentiza»). A finales de la década se pide moderación.
Típico de esta novela será el reflejo amargo de la vida cotidiana, desde un enfoque existencial. Por eso los grandes temas son la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte. Abundan los personajes marginales y desarraigados, desorientados y angustiados. Todo ello revela un malestar que, en última instancia, es «social», aunque para algunos críticos no se pueda hablar de «novela social», sino «parasocial» (Gil Casado), puesto que lo que caracteriza a esta novela no son los problemas sociales en sí sino su transposición a la esfera de lo personal.
Como conclusión digamos que la situación de la novela en estos inicios de la posguerra era ya esperanzadora e incluso satisfactoria. Pese a la guerra, el exilio, la incomunicación, la censura, la escasez de papel y la sobra de traducciones, pese a la falta de maestros-modelos :surgen escritores que alcanzarán diversa fortuna.
Autores
Camilo José Cela. Considerado el iniciador del tremendismo (La familia de Pascual Duarte, (1942).La novela ilustra una concepción del hombre: criatura arrastrada por la doble presión de la herencia y del medio social. Pascual es un infeliz que casi no tiene otro remedio que ser, una y otra vez, un criminal. Destaca por su manejo de los recursos lingüísticos, por el uso de léxico rural, por la fuerza de sus descripciones, por la maestría de los retratos…
Carmen Laforet
Nada (1945) es su principal novela; es la historia de una muchacha que ha ido a estudiar a Barcelona, donde vive con sus familiares en un ambiente sórdido de mezquindad, de histeria, de ilusiones fracasadas, de vacío, rodeada de personas desquiciadas por la guerra, y que al acabar el curso viaja a Madrid «sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor». Por primera vez tras la guerra, una parcela irrespirable de la realidad contemporánea, de lo cotidiano, quedaba recogida implacablemente con un estilo desnudo, de trazo firme y con un tono desesperantemente triste.
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Columna- comentarios personales de colaboradores habituales.
Críticas: análisis de hechos culturales sobre los que se incluye una valoración.
La crónica- (genero hibrido y de opinión)
Otros: cartas al director, viñetas cómicas, Géneros interpretativos Crónica- un periodista informa de unos hechos que a la vez interpreta. Pueden ser deportivos, de guerra…Entrevista- textos dialogados.
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Especial disposición de los contenidos :datos de mayor interés , datos menos importantes
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