Marx y Engels, pensadores alemanes clave del siglo XIX, desarrollaron una crítica profunda al sistema capitalista y sentaron las bases del materialismo histórico:
- Materialismo Histórico: Fundaron este método científico para el análisis de las ciencias sociales.
- Crítica al Capitalismo: Expusieron las contradicciones estructurales del sistema capitalista.
- Denuncia de Injusticias: Impulsaron la denuncia de injusticias a través del periodismo de investigación, fundamentando intelectualmente movimientos sociales y políticos de masas, como el movimiento obrero.
Su pensamiento, aunque con el objetivo de evitar extremismos y revoluciones, llevó al «pacto social» entre patronal y sindicatos, dando lugar al Estado de Bienestar y al reconocimiento de derechos sociales.
Sin embargo, también justificaron un nuevo «realismo político» de masas que buscaba la concentración del poder en el Estado y el liderazgo de una «vanguardia» o élite revolucionaria en un partido único, movilizando a las masas para perseguir y excluir críticas y disidencias. Este fanatismo ideológico fue denominado «totalitarismo» por Hannah Arendt y criticado por Karl Popper en «La sociedad abierta y sus enemigos».
Fundamentos Filosóficos
Su filosofía parte del positivismo de Comte y Saint Simon, concibiendo la historia como una evolución necesaria, independiente de la voluntad individual. Sin embargo, ven la sociedad como un conflicto y tensión de intereses opuestos, una lucha de clases basada en la dialéctica hegeliana del «Amo y el Esclavo».
El modo de producción capitalista se impuso con las revoluciones liberales y la revolución industrial. La burguesía derrocó los privilegios de la nobleza feudal, desplazando la soberanía del monarca al «pueblo o nación», representado en el sufragio censitario. El Estado liberal garantizó la propiedad privada de los medios de producción.
La migración del campo a la ciudad creó una nueva clase social: el proletariado, que solo posee su «fuerza de trabajo». Para subsistir, el obrero debe vender su fuerza de trabajo, obligado por el «libre contrato laboral».
Crítica al Liberalismo Económico en «El Capital»
En su obra principal, El Capital (1871), Marx critica el liberalismo económico de Adam Smith, mostrando las contradicciones del sistema capitalista:
- El Dinero como Capital: En el sistema de libre mercado capitalista, el dinero se usa como inversión de capital, buscando un beneficio ilimitado. El fin del sistema es producir más dinero como incremento de capital.
- Crisis Cíclicas: El bienestar depende de crisis cíclicas por superproducción, debido al exceso de producción e intercambio de bienes, lo que genera desempleo y malestar social.
- Tendencia al Monopolio: La libre competencia entre empresarios capitalistas tiende a reducir el margen de beneficio, llevando al monopolio.
La «conciencia de clase» burguesa busca reducir los costes de producción mediante:
- a) La obtención de materia prima a bajo coste.
- b) La reducción del coste de la mano de obra, manteniendo salarios de subsistencia.
- c) La innovación tecnológica y la nueva organización de la producción, lo que lleva al dinamismo del sistema y al progreso (división del trabajo en cadena, I+D).
Alienación del Trabajador
En sus Manuscritos económico-filosóficos de 1848, Marx exploró la alienación del trabajador en tres aspectos:
- Respecto al producto de su trabajo: Los trabajadores crean bienes que son propiedad del empresario, generando una sensación de ajenidad y falta de valor.
- Respecto al proceso y tiempo de trabajo: La industrialización reduce la percepción del valor del trabajo individual, convirtiendo a los trabajadores en parte de una cadena de producción, atrapados en un tiempo de trabajo alienante.
- Respecto a los demás miembros de la sociedad: Los trabajadores compiten entre sí por salarios de subsistencia, mientras los empleadores buscan reducir costos mediante la sustitución de mano de obra.
Marx argumenta que vivimos en una sociedad donde la necesidad de comprar bienes materiales se impone como una forma de pensar aceptada por todos, la ideología hegemónica. La Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt estudia este fenómeno como una «falsa conciencia» de la realidad, incluyendo el entretenimiento y la cultura popular.
El Capital tuvo un gran impacto al demostrar que el beneficio empresarial proviene del trabajo de los obreros, introduciendo la «cuota de plusvalía» como medida de explotación.
Engels, en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), explora cómo restaurar el «comunismo primitivo», donde se valoraba la contribución de cada persona. Marx y Engels consideraban al proletariado como el nuevo sujeto revolucionario.