René Descartes nace en Marzo de 1596 en La Haye. A muy temprana edad René ingresa como interno en el colegio de la Flèche, institución recién fundada con el favor de Enrique IV para la formación de una nobleza como arma en la lucha contra el protestantismo hugonote. Una vez abandonado el colegio, decide alistarse en las tropas de Mauricio de Nassau en la guerra de los Treinta Años con el fin de conocer mundo y fortalecer su carácter.
Quizás, dicha guerra, fue un acontecimiento provocado por la diversidad de cambios de la época.
El Siglo XVII es el siglo de “la crisis de conciencia europea”, los factores que determinaron esta crisis, son la fragmentación del cristianismo en diversas confesiones, las continuas guerras, hambrunas periódicas y los crecientes antagonismos entre nobles y burgueses, señores y campesinos.
La inestabilidad del movimiento Barroco se plasma en las portadas, los retablos y las pinturas eclesiásticas. Con el crecimiento de las ciudades se va abriendo paso a una progresiva racionalización de la vida social. El absolutismo monárquico centralista se presenta en lo político como la garantía del orden y la uniformidad frente a la fragmentación y el particularismo. Y las ciudades consumen cada vez más y no producen, lo que hace forzar una racionalización de la agricultura y de la producción, que lleva al auge de la circulación de la moneda.
Este siglo se caracteriza por una gran efervescencia en las ciencias, particularmente la física, la astronomía y la medicina. En la universidad de la Sorbona siguen imperando los aristotélicos y los teólogos de la Contrarreforma, celosos en todo lo que pueda contradecir la doctrina tradicional.
Para el aristotelismo todo conocimiento parte ciertamente de los datos sensibles, pero el entendimiento tiene la capacidad de abstraer de ellos la esencia que podía ser tomada como principio universal para obtener nuevas verdades. El nominalismo había suprimido la teoría de abstracción como fantasía e inútil. Francis Bacón propugnaba el método de la inducción ascendiendo como intérprete de la naturaleza a partir de los datos a enunciados más generales. Mientras tanto, Leonardo y Galileo piensan que los sentidos no pueden decirnos lo que sucede en la naturaleza, ya que sólo se rige por escritos matemáticos.
Desde el Renacimiento es nueva la posición del hombre en el mundo y otra la manera de concebir la realidad. El antropocentrismo da la prioridad a aquello que es más universal en el hombre, la racionalidad. Descartes abre una nueva etapa en la filosofía, que se denominará el “Racionalismo”. Podemos establecer ciertas carácterísticas comunes a los sistemas de los filósofos racionalistas Descartes, Malebranche, Spinoza y Leibniz:
·La razón como única fuente de conocimiento válido.
·El innatismo de las ideas.
·La aspiración a una ciencia o filosofía universal puramente racional.
·El proceder matemático como modelo o paradigma del conocimiento científico.
El filósofo había estado pensando en el mundo desde el mundo mismo, como parte de la realidad mundana dotada de pensamiento. Por ello, el Realismo en el conocimiento supone, conforme a lo que el sentido común nos dice, que conocemos las cosas tal y como son y que pensamos con ideas que son trasunto de las cosas mismas. Pero esa continuidad había sido rota por la navaja de Ockham y ya se había producido para la filosofía la consiguiente pérdida de la realidad inmediata del mundo. Ahora los nuevos descubrimientos han roto también las evidencias del sentido común. El heliocentrismo que Galileo trataba de imponer con sus descubrimientos no trae consigo solamente una desconfianza respecto a lo que percibimos por los sentidos, sino una inevitable revisión de lo que es el conocer mismo y un preguntarse sobre lo que hay realmente.
La concepción heliocéntrica sitúa al hombre en un universo mecánico en el que no hay ángeles que mueven las esferas ni un primer motor divino. Dios ha desaparecido del cosmos y tampoco es accesible a la razón filosófica a partir del mundo sensible después de la crítica del nominalismo. Dios, en su absoluta trascendencia, es concebido como voluntad libre omnipotente que puede cambiar las leyes de la naturaleza y las leyes morales; lo que deja al hombre segregado e infinitamente lejos de ese Dios filosófica y religiosamente trascendente. Sólo la fe puede salvar, ya que la razón de tributo exclusivamente humano.
A los 45 años Descartes escribe Las meditaciones metafísicas, acompañadas más tarde de Objeciones y respuestas a las mismas, fruto de un intenso intercambio entre científicos y filósofos; en las que da una visión completa de la pugna entre los nuevos saberes y la autoridad del saber heredado.
Anteriormente había escrito Reglas para la dirección del espíritu (que no acaba), Tratado del mundo (que no publica) y escribe El discurso del método.
A partir de Las meditaciones metafísicas, realiza una amplia relación epistolar sobre cuestiones morales y filosóficas. Publica en Utrecht sus Principios de filosofía, ante la animosidad de la ciudad, que prohíbe sus escritos, marcha a Estocolmo invitado como profesor de filosofía por la reina Cristina de Suecia. Y, allí muere con 54 años.