Moral Vivida y Moral Pensada
La moral es algo que las personas y las sociedades vivimos en la vida cotidiana; la ética o moral pensada es la reflexión que los filósofos hacen sobre la moral. La moral se refiere a la vida y por eso se expresa en el lenguaje de la vida cotidiana; la ética es la reflexión filosófica sobre la moral.
¿Qué es ser moral?
Los seres humanos poseemos una dimensión moral. Esta dimensión moral es un quehacer, una tarea: ir adquiriendo unas costumbres, ir forjando un carácter desde el que idear y proyectar la propia vida, pero ir forjándose un buen carácter. Ser moral es estar entrenado para responder con altura humana a cualquier reto que se nos presente. Podemos decir entonces que una buena persona ha conseguido estar alta de moral y no desmoralizada.
Aprender a vivir
Las personas somos seres naturalmente desorientados. Necesitamos aprender a vivir. Contamos con varios saberes. La moral, la política, el derecho y la religión nos ayudan a orientar y a construir nuestra vida. La palabra orientar significa dirigir o encaminar algo o a alguien hacia un fin. Nos encaminan a un fin:
- La moral nos orienta en la dimensión personal y de relación con los demás.
- La política y el derecho lo hacen en el ámbito social y público.
- La religión contribuye a que nos sintamos uno con las demás personas y con el mundo, en relación con el absolutamente otro.
Hacia dónde nos orienta la política y el derecho
Las normas jurídicas y las decisiones políticas se orientan a conseguir el bien común. La elaboración de las leyes y la actividad de los políticos deben estar presididos, si quieren alcanzar su fin, por un concepto que es común en la política y a la moral: la justicia.
La moral y su meta
Ideales de una vida buena, consejos y experiencias vividas, que se concretan en valores y normas.
- Que las leyes afectan a los miembros de un estado determinado, mientras que las pautas morales orientan a todas las personas.
- Que de acuerdo con nuestras pautas a veces consideramos un deber moral algo que no aparece mandado en ninguna ley.
- Que otras veces consideramos contrario al deber moral lo que ordena una ley.
Cómo nos orienta la religión
El deseo de la inmortalidad y la búsqueda de un sentido último que supere todo dolor y toda limitación son dos constantes en la historia humana tanto individual como colectiva. La experiencia religiosa. La auténtica respuesta religiosa consiste en la invitación a la felicidad y al consuelo.
Existen dos tipos de elementos que componen nuestra vida moral
Tenemos una serie de materiales con los que nos construimos como personas, por otra parte, disponemos de ciertos referentes que orientan la tarea de hacernos un buen carácter moral.
Los materiales de nuestra vida moral
- Libertad: consiste en que estamos abiertos a crear inteligentemente un mundo de posibilidades y a elegir de entre ellas las que consideramos mejor. La libertad no consiste tanto en hacer lo que queramos, como en que podamos responder como queramos a lo que nos pase.
- Talante: El talante de una persona es su sentimiento fundamental de la existencia, el tono vital, con el que se enfrenta por naturaleza a la realidad.
- Carácter: Por ser libres podemos ir forjándonos un carácter que consiste en adquirir los valores, las virtudes, actitudes y normas que van componiendo el carácter.
- Virtudes: La vida moral tiene una meta -ser persona en plenitud- y para lograrla es preciso ir adquiriendo los hábitos correspondientes. A los hábitos que encaminan al bien los llamamos los clásicos virtudes, a los que se alejan de él, vicios. La virtud se entendía como excelencia del carácter. Se entiende que virtud es una predisposición a obrar bien adquirida mediante ejercicio.
- Actitudes: Las actitudes o hábitos con aquellas predisposiciones aprendidas y relativamente fijas, que orientan nuestra conducta ante distintas situaciones u objetos determinados. Cuando una actitud ha sido modificada intencionadamente es muy semejante a la virtud.
Los referentes de nuestra vida moral
- Los valores: Los valores son cualidades de las cosas o de las personas. Los valores positivos nos atraen. Para averiguar cuáles son los valores preferidos por alguien no hace falta preguntarle, es suficiente con observar cómo elige cotidianamente, porque los valores tienen un componente emotivo, un componente intelectual y otro componente experiencial. Hay valores estéticos, económicos, vitales y religiosos; todos son necesarios. Para que un valor sea considerado como moral debe cumplir los siguientes requisitos:
- Son valores morales aquellos que podemos incorporar a nuestra vida.
- Los valores morales son personales, son cualidades que solo pueden poseer las personas, o las acciones de las personas o las relaciones entre las personas.
- Los valores morales son universales.
- Las normas: Tipo especial de enunciados o frases para la convivencia. Las diferencias entre ellas no dependen del contenido que nos ordenan, sino más bien de la forma en que mandan. Cinco elementos:
- Quién es el que formula el mandato y exige su cumplimiento.
- Quiénes son los destinatarios de esa orden.
- Ante quién debe responder quien no cumple la norma.
- Qué tipo de sanción o castigo recibe quien incumple la norma.
- De quién se puede esperar que obedezca la norma.
Fundamentación de la moral
Fundamentar significa mostrar las razones que hacen que algo sea coherente, razonable y no arbitrario. Cuando preguntamos por qué somos morales, preguntamos por las razones que justifican la moralidad, es decir, el hecho de que todo grupo humano haya siempre una dimensión moral.
La fundamentación en el Logos
Logos: tiene dos significados: palabras y razón. Somos seres morales porque tenemos una capacidad argumentativa que se muestra en el lenguaje. Los seres humanos podemos expresar la diferencia entre lo justo y lo injusto, lo provechoso y lo dañino, lo bueno y lo malo.
Los sentimientos como fundamento
Somos nosotros los que valoramos los hechos que percibimos a nuestro alrededor. Esta valoración depende de la impresión o sentimiento de agrado o desagrado que surge espontáneamente en nosotros mismos cuando percibimos un hecho determinado.
El fundamento es la libertad
La libertad es la principal característica de la voluntad de los seres racionales. Sin presuponer la libertad de la voluntad no tiene sentido hablar de moralidad. La dimensión moral no se puede comprender sin la libertad, porque no tiene sentido indicarle a alguien qué conductas debe adoptar y qué comportamientos debe evitar si no tiene libertad para poder actuar lo contrario en cada caso. Una consecuencia de esta fundamentación moral es que los seres humanos tienen una dignidad y no un precio. No pueden intercambiarse y no pueden ser manipulados, porque tienen un valor absoluto.
El hecho de la argumentación
Las personas podemos aducir razones. Cuando argumentamos seriamente estamos aceptando una norma moral fundamental. Para que nuestra argumentación tenga sentido pleno debemos reconocer que las ideas de las demás personas son interlocutores válidos y que los demás también son capaces de argumentar en igualdad de circunstancias que nosotros y que sus razones pueden ser tan válidas y verdaderas como las nuestras.