Estándar 109 Bloque 9: 1.
El autor del texto es Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, que consideraba el golpe de estado como la única forma de libertar a la Nación de ‘los profesionales de la política’ (párrafo 1°), refiriéndose a los políticos corruptos de la restauración. También alude al desastre del 98, culpando también a los políticos que habían gobernado hasta entonces. Con esto pretende atacar al sistema de la Restauración, tachándolo de corrupto como ‘La tupida red de la política de concupiscencias’ (2° párrafo). Este turnismo o turno pacífico consistía en una alternancia en el poder entre los dos grandes partidos, el conservador y el liberal. El poder de un partido estaba previamente garantizado por el monarca (aunque el texto plantea la situación contraria, ‘han cogido en su malla, secuestrándola, hasta la voluntad real’ 2° párrafo), que cuando un partido se debilitaba, llamaba la jefe del partido de la oposición para acceder al gobierno. Primo de Rivera resume el funcionamiento del sistema (‘Con frecuencia parecen pedir que gobiernen los que dicen que no dejan gobernar’ 2° párrafo) criticándo a los políticos de hipócritas (‘pero en la realidad se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto y entre ellos mismos designan la sucesión’ 2° párrafo). En el último párrafo enumera una serie de hechos que son los que llevan a tomar la iniciativa de dar el golpe de estado. En el texto además afirma contar con el apoyo del pueblo español, que ansía el cambio que él inicia, lo ‘demanda e impone’ (párrafo 3).
2. Las causas del golpe de estado:
a. la crisis y degeneración del sistema de la Restauración. Los partidos dinásticos que se turnaban se había mostrado incapaces de acabar con sistema caciquil y estaban fragmentados. Había dos caminos posibles: o la democratización del sistema o la implantación de una dictadura. b. el descontento por la guerra de Marruecos. El desastre de Annual (1921) desprestigió al ejército y el expediente Picasso que lo investigaba, aumentó la desconfianza del ejército hacia los políticos. c. la agudización de los conflictos sociales: huelgas, protestas, etc, se suceden. Están relacionadas con la crisis de 1917, los efectos de la Primera Guerra Mundial y el impacto de la Revolución Rusa (1917). d. el auge y la radicalización de los nacionalismos periféricos, en especial el catalán. e. el triunfo del fascismo en Italia con Mussolini al poder y en otros países europeos (Portugal, Grecia, Polonia).
La dictadura de Primo de Rivera no es una excepción.
Apenas hubo oposición al golpe de estado. Sus apoyos sociales fueron el rey, la oligarquía de terratenientes e industriales católicos, la iglesia, el ejército (sobre todo los ‘Africanistas’), parte de las clases medias y el mundo obrero. Los socialistas no ofrecieron resistencia e incluso colaborarán con el régimen. Anarquistas y comunistas fueron los únicos que se opusieron, convocando manifestaciones y huelgas, lo que servirá de justificación al dictador para su ilegalización.
Este golpe fue posible gracias a una conspiración. A principios de 1923 gran parte del Ejército estaba indignado con el gobierno debido a la exigencia de responsabilidades por el desastre de Annual con el expediente Picasso. Así, un núcleo conspiró para formar un gobierno militar con el apoyo del rey. El 13 de septiembre Primo de Rivera inició el golpe de Estado que triunfó en Cataluña, Zaragoza y Huesca y triunfó gracias a que el rey Alfonso XIII nombró al general sublevado Jefe del Gobierno y a que la mayoría de la población reaccionó con indiferencia al mismo; se esperaba que fuera un régimen temporal y pusiera fin al obsoleto sistema de la Restauración.
Estándar 115 Bloque 9:
Tras la caída de Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó restablecer los mecanismos políticos de la Restauración. Pero el mantenimiento del sistema era cada vez más complicado debido al descrédito del rey por su vinculación a la Restauración y la dictadura. Por esto se dio un creciente respaldo social que originó la instauración de una república.
En cuanto a los principales acontecimientos que conllevaron a la proclamación de la Segunda República Española debemos destacar que tras la caída de Primo de Rivera, Alfonso XIII trató de volver al régimen hasta 1923, nombrando como jefe de Gobierno al general Berenguer, la llamada ‘dictablanda’. La oposición republicana se movilizó rápidamente, y se firmó el Pacto de San Sebastián, poner fin a la monarquía. Se creó el Comité Revolucionario, presidido por Alcalá Zamora, que preparó una huelga general (no realizada) y un pronunciamiento militar que fracasó. Del comité revolucionario sale el gobierno provisional. También afectó la sublevación de Jaca, encabezada por dos capitanes al grito de ‘Viva la República española’.
Esta fue derrotada y sus dirigentes fueron ejecutados. Otra de las causas fue la modernización de la sociedad española. Al entrar en una sociedad moderna, industrializada y con un desarrollo urbano, se permitió la formación de una clase media formada por pequeños propietarios, profesionales liberales e intelectuales. Asimismo, la industrialización dio lugar a una clase obrera que demandaba sus derechos políticos y sociales.
El desarrollo de la futura Segunda República se vio dificultado por la crisis económica generada por el crack del 1929, que se prolongó los años siguientes. Aunque los efectos de esta crisis fueron menores en España que en otros países, debido al poco peso del comercio exterior, afectó a regiones que, como Canarias, dependían de las exportaciones agrícolas. El desempleo, la bajada de los salarios, y la lentitud en la aplicación de las reformas, radicalizó a las organizaciones obreras. Todo esto produjo una creciente conflictividad social con huelgas, y el auge de ideologías radicales (totalitarismos).
La Segunda República, proclamada tras las elecciones municipales del 31, nacerá en contexto histórico difícil y no fue fruto de un consenso. Contó con el apoyo de las clases medias y del movimiento obrero moderado, pero no con el de la clase alta ni del movimiento obrero revolucionario. Desde la extrema derecha e izquierda pusieron en peligro el sistema, hasta el punto de provocar una guerra civil.
Estándar 110 Bloque 9:
La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) fue un régimen con un vago programa regeneracionista inspirado en el modelo autoritario, como la Italia fascista de Mussolini. En 1923, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, encabezó un pronunciamiento militar sin hallar casi oposición. Primo presentó la dictadura como algo transitorio, ‘hasta que se extirpasen los males del país’. El rey Alfonso XIII le llamó para formar gobierno y le concedió el cargo de presidente y de ministro único (Directorio Militar). La dictadura se divide en dos periodos:
– El Directorio Militar (1923-1925). El Directorio Militar proclamó el Estado de Guerra durante dos años: suspendió la Constitución de 1876, disolvió las Cortes, prohibió las actividades de partidos políticos y de sindicatos, impuso el orden público con una dura represión contra la CNT y el PCE, y reprimió cualquier nacionalismo no español, lo que llevó
una radicalización del nacionalismo catalán hacia posturas separatistas. Los ayuntamientos fueron disueltos y sustituidos por juntas de ‘vocales asociados’ vinculados al sistema caciquil. Si reforma la administración, pretendiendo acabar con el sistema caciquil, pero lo que hizo fue reforzarlo. Primo de Rivera cosechó un éxito importante con el desembarco de las tropas españolas en Alhucemas, controlando todo el protectorado de Marruecos.
-El Directorio Civil (1925-1930).En esta segunda fase, Primo sustituyó el Directorio Militar por un gobierno civil con la intención de permanecer en el poder. Impulsó la formación de un partido de derechas, la Unión Patriótica. Carecía de programa e ideología definidas, y no fue más que un mero instrumento de propaganda gubernamental para asegurar el apoyo popular. Se convocó una Asamblea Nacional Consultiva con el objetivo de elaborar una nueva ‘constitución’, que no se realizó. La dictadura se benefició de la coyuntura expansiva internacional de los años veinte. Su política económica se caracterizó por el intervencionismo y el proteccionismo mediante unos elevados aranceles y la concesión de ayudas a las grandes empresas. Se crearon grandes monopolios estatales como (CAMPSA, telefónica). También destacó el fomento de las obras públicas. La escasa conflictividad social del periodo se explica en parte por la represión, pero también al desarrollo de una amplia política social y de una legislación laboral que contó con la colaboración de los socialistas, que la consideraron ventajosa para consolidar tanto al partido como al sindicato.
-El final de la dictadura. A partir de 1926, la dictadura empezó a perder apoyos y arreciaron las críticas y la oposición. Hubo un pronunciamiento militar (la ‘sanjuanada’) protagonizado por militares descontentos y el alejamiento de muchos de los militares con el régimen. Por otra parte los partidos republicanos ganaron popularidad y la oposición de intelectuales, periodistas que se enfrentaron al dictador, a pesar de la censura. Primo de Rivera, faltó de apoyos, incluso del grueso de los militares y del rey, presentó su dimisión en enero de 1930.
Estándar 122 Bloque 10:
Para poder entender plenamente esta cuestión, debemos buscar las causas de la formación del Frente Popular tras el fracaso que supusieron para la izquierda las elecciones de 1933. Las derechas se presentaron por primera vez unidas en una coalición de partidos llamada CEDA Confederación Española de Derechas Autónomas, lideradas por José María Gil Robles y bajo el lema ‘Religión, Familia, Orden y Prosperidad’. El resultado de las elecciones de noviembre de 1933 dio un vuelco total a la situación. La derecha triunfó aunque no alcanzó la mayoría. Los republicanos de izquierda sufrieron un batacazo y los socialistas perdieron la mitad de los escaños que habían ganado en 1931. Es así como dio comienzo el bienio de centro-derecha (1933-1935). Tras estos resultados, el socialismo llevó a cabo un cambio en su estrategia promoviendo una insurrección con la intención de forzar un cambio de gobierno y se desencadenó la Revolución de octubre del 34, cuyo foco principal estuvo en Asturias, provocó una fuerte polarización política y una radicalización de posiciones, tanto de la izquierda como de la derecha. Los grupos sociales situados a la izquierda tenían importantes motivos para desear un cambio de gobierno, como por ejemplo, la anulación de las reformas que se llevaron a cabo durante los primeros años de la República o el auge de los movimientos fascistas en Europa, que se manifestaba en los partidos de derecha españoles en forma de un viraje al autoritarismo.
En un sistema electoral que premiaba notablemente las coaliciones de partidos motivó la coalición de los partidos de izquierda, que constituyeron en enero de 1936 una gran alianza, el Frente Popular, resultado de un acuerdo electoral, pero no de gobierno, entre los partidos republicanos de izquierda, los socialistas y los comunistas. La unidad se convirtió en un factor clave si se quería arrebatar el poder al centro-derecha en 1936. Después de una campaña electoral fuertemente polarizada, si bien la diferencia de votos entre izquierdas y derechas apenas fue relevante, el hecho de que las derechas en esta ocasión se presentasen desunidas les penalizó de cara a su representación parlamentaria. Los resultados de las elecciones otorgaron una ventaja de diputados al Frente Popular. Analizando los resultados se constata como la izquierda triunfó en las grandes ciudades, en Extremadura, en Asturias y en el litoral mediterráneo. Mientras que las derechas obtuvieron sus mejores resultados en los medios rurales de las dos Castillas, Aragón, Navarra y zonas del País Vasco.
El conservador moderado Alcalá-Zamora, presidente de la República, encargó a Azaña la formación del gobierno y de inmediato se adoptaron una serie de actuaciones urgentes en cumplimiento del programa electoral, de entre las que podemos destacar las siguientes:
– Se decretó la amnistía para todos los represaliados de la revolución de 1934 junto con el decreto del reingreso a sus puestos de trabajo.
– Se reanudó el proceso reformista rectificado durante el bienio de centro-derecha.
– Se restauró plenamente el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1932, que había sido suspendido en 1934.
– Se llevó a cabo la tramitación de nuevos estatutos de autonomía (Estatuto de Galicia y País Vasco).
– Traslado de militares sospechosos de poner en riesgo a la República (Mola, Franco) a destinos supuestamente alejados de las zonas sensibles militarmente.
Constituidas las nuevas Cortes, el Congreso destituyó al presidente de la República, y posteriormente ocupó el cargo Manuel Azaña lo cual rompió el último puente de diálogo entre izquierdas y derechas. El ambiente social era cada vez más tenso.
La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente detener esta revolución. Pese a los intentos del gobierno de la República por controlar la violencia callejera ésta llegó a su punto álgido el 12 de julio con el asesinato de José del Castillo, un militar destacado durante la Segunda República.La madrugada del 13 de julio era asesinado José Calvo Sotelo, jefe de la oposición monárquica. Estos dos asesinatos han sido considerados por la historiografía como los detonantes inmediatos de la Guerra Civil.
Sin embargo, la conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba desde el mismo momento en el que se produjo la victoria de la coalición de izquierda. Por un lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos y por otro lado, crecía el número de generales implicados (Franco en Canarias, Goded en Baleares) y Mola, destinado en Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración.
Estándar 127 Bloque 10:
La Guerra Civil Española, tras el golpe militar fascista que se produjo en 1936, tuvo graves consecuencias demográficas, económicas, culturales, sociales y morales.
En cuanto a las consecuencias demográficas, las pérdidas humanas fueron elevadas tanto en el número de víctimas mortales en los frentes como por la represión en las retaguardias. Los cálculos más aceptados estiman alrededor de 500.000 muertos en la guerra. En la Guerra Civil la crueldad fue norma
común en los territorios controlados por ambos bandos. Los militares sublevados, cuando conquistaban un pueblo o ciudad, eliminaban sistemáticamente a miembros y simpatizantes de partidos y sindicatos de izquierdas. En la zona republicana, en especial, en los primeros meses de la guerra, también fueron frecuentes las ejecuciones aplicadas a cualquiera que resultara sospechoso de ayudar o simpatizar con los sublevados. No obstante, el número de ejecuciones en esta zona fue sensiblemente inferior al del bando sublevado y fueron, en la mayoría de los casos, al margen del Estado. Puntos negros destacados de una siniestra geografía de muerte fueron Badajoz y Paracuellos del Jarama. Además, se estima que alrededor de medio millón de españoles emigraron a Francia, mientras, otros miles huían hacia el norte de África y otros destinos; y una gran cantidad de personas tuvieron que exiliarse para no terminar ejecutados.
Desde el punto de vista económico, la destrucción fue muy intensa en el sector de las comunicaciones e infraestructuras y alrededor de 500.000 viviendas quedaron parcial o totalmente destruidas, especialmente en las poblaciones que sufrieron directamente el conflicto y que tuvieron que ser recuperadas por la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones en la que trabajaron mano de obra de la región y reclusos. El índice de producción industrial descendió un 80% por la falta de materias primas y energía, y la agrícola una cuarta parte debido a la marcha de los hombres al frente. La cabaña ganadera se redujo entre un tercio y la mitad. Se considera que la guerra costó entre el 25 y el 30% de la renta nacional y no recuperó los niveles de
1936 hasta mediados de los años 50, fruto de lo difícil que fue la recuperación al no contar con ayuda internacional lo que aumentó la deuda externa y con la instauración del régimen totalitario, se creó un aislamiento internacional dando lugar al racionamiento.
Desde el punto de vista político, tras alzarse con la victoria, el bando nacional instaura un régimen totalitario con Francisco Franco a la cabeza. Gran parte de los avances políticos y sociales son abolidos. También supone un aislamiento con el resto del mundo hasta el comienzo la Guerra Fría.
En cuanto a consecuencias sociales, en la España de la posguerra no hubo reconciliación y la represión se continuó aplicando por el régimen franquista una vez acabada la guerra: personas fusiladas, encarceladas, trabajadores de la Administración Pública separados de sus cargos o sancionados de alguna forma.; se recuperó la hegemonía oligárquica tanto económica como socialmente; y se produjo la pérdida de todos los derechos adquiridos por los trabajadores, además, la mujer perdió todos los derechos adquiridos durante la República, volviendo de nuevo a quedar subyugada al varón.
Culturalmente, las generaciones más jóvenes, sin haber participado en la guerra nacieron en un mundo de rencores y miedos, forzados a alinearse en las filas del régimen. Las Universidades, institutos, escuelas de profesores y en especial el cuerpo de maestros nacionales fueron objeto de durísimos procesos de depuración. La nueva cultura se impone por decreto al servicio de los ideales del nuevo régimen. Cerca de 90% de los intelectuales de este país marcharon al exilio: como la generación del 27. Los premios nóbel del 56 (Juan Ramón Jiménez) y 59 (Severo Ochoa) están fuera de España. Se destruyó la regeneración cultural y educativa de la Edad de Plata, produciéndose una “desertificación” cultural.
En lo moral, la guerra supuso una verdadera fractura moral del país. Varias generaciones marcadas por el sufrimiento de la guerra y la represión de la larga posguerra. El régimen de Franco nunca buscó la reconciliación de los españoles y siempre recordó y celebró su origen bélico. Las heridas de la guerra civil perduraron durante decenios y la persecución y represión de los vencidos fue un rasgo clave del franquismo.
*ESTÁNDAR 124* BLOQUE 10: 1. ¿Cómo explica Juan Negrín los motivos de la sublevación militar? Este texto es un fragmento del discurso pronunciado por el último presidente del gobierno de la II República, Juan Negrín López, en el Council of Foreign Relations de Nueva York el 8 de mayo de 1939. Se trata, por lo tanto, de una fuente primaria de temática política donde expone la victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936 que desemboca más tarde en una sublevación por parte de la derecha y el posterior golpe de estado que da comienzo a la Guerra Civil Española. Como se expone en el primer párrafo, la II República (1931-1936) contó con dos gobiernos: el primero de la coalición de los republicanos de izquierdas, presidido por Manuel Azaña durante el Bienio Reformista (1931-1933); y el segundo gobierno de ideología centro-derecha republicana durante el Bienio Conservador (1933-1936). En cuanto al segundo párrafo, el gobierno derechista convoca en febrero de 1936 unas elecciones, que para sorpresa de la mayoría gana el Frente Popular, una coalición electoral formada por partidos de izquierda. El tercer párrafo cuenta que tras los resultados de las elecciones se desatan una serie de actos violentos por parte de altos cargos derechistas, hecho ante el cual el gobierno presentó una considerable falta de reacción. Por su parte, la izquierda radical también actuó, asesinando al líder de la derecha monárquica y fascista, Calvo Sotelo. Finalmente, este homicidio trató de utilizarse como el detonante del golpe de estado dado por los militares conspiradores en julio de 1936, según afirma el cuarto párrafo, hecho que se desmiente al exponer que esta acción estaba prevista desde la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936.
2. Señala los antecedentes de la Guerra Civil y el contexto al que hace referencia este discurso: Partiendo del contexto internacional, la situación española no difería mucho de la del resto de Europa. La crisis económica de 1929, un mal cierre de la I Guerra Mundial y el temor de ciertos sectores sociales a una revolución comunista como en Rusia (1917), provocaron el desprestigio de las democracias liberales, una radicalización creciente y el auge de las ideologías totalitarias. En cuanto al contexto nacional, el desencadenamiento de la Guerra Civil se sitúa principalmente en la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, cuando se reanudan
las reformas interrumpidas durante el Bienio Derechista y se aplica su programa, basado en la excarcelación de los presos políticos de la revolución de octubre de 1934, la restauración de la autonomía de Cataluña y la reanudación del proceso reformista rectificado durante el bienio derechista. Tras esto, los sectores más conservadores, contrarios a estas reformas, junto al auge de la falange española, fomentaron un clima de enfrentamiento civil y la radicalización y polarización de la vida política, incentivando la enemistad entre las dos ideologías enfrentadas. Esto también quedó reflejado en la sociedad con todo tipo de secuestros, saqueos, asesinatos… hasta que finalmente, militares opuestos a la República como Sanjurjo, Mola, Goded y Franco, con la colaboración de otros grupos derechistas como la CEDA, Falange Española Tradicionalista y de las JONS (José Antonio Primo de Rivera) o la Lliga catalana, prepararon un golpe de estado.
El plan consistía en una serie de sublevaciones del mayor número posible de guarniciones, que deberían hacerse con el poder en sus respectivas zonas. Una vez tomada la capital, se formaría una junta de generales que sustituiría al gobierno. El fracaso de la rebelión militar en la mayor parte de las grandes ciudades derivó en el inicio de la Guerra Civil.
Finalmente, el avance de los militares sublevados, ahora liderados por Franco, dio lugar a la derrota republicana y el fin de la Guerra Civil que había tenido lugar desde el golpe de estado en julio de 1936 hasta el 1 de abril de 1939; dando comienzo así a la dictadura franquista, que se prolongará hasta 1975.
Estándar 76: A partir de 1848 se suceden en Europa revoluciones democráticas en las que también participa la incipiente clase obrera exigiendo una mayor profundidad en los cambios democráticos y derechos sociales.
En septiembre 1868 se produce en España una profunda crisis económica, política y social a la que el moderantismo (liberales moderados, conservadores, …) no fue capaz de darle solución. Ante esta tesitura, la Unión Liberal (Gral. Serrano), el Partido Progresista (Gral. Prim) y el Partido Demócrata se unen para derrocar a Isabel II de Borbón y, tras un levantamiento militar con amplio apoyo popular, la reina huye a Francia.
Tras la Revolución Gloriosa de septiembre de 1868, inmediatamente se establece un Gobierno Provisional (1868-1871) presidido por el Gral. Serrano (Unión Liberal) y se convocan elecciones por sufragio universal masculino en las que venció el Partido Progresista (Gral. Prim). La primera tarea va a ser redactar una nueva Constitución en la que se va a notar la influencia ideológica del vencedor Partido Progresista (Gral. Prim).
Se trata de una Constitución democrática cuyo texto está compuesto por 112 artículos, influido por la Constitución belga de 1831 y la estadounidense de 1787. Establece en el Preámbulo la soberanía nacional de base popular y proclamaba la división de poderes y una amplia declaración de derechos.
Destacaban los siguientes aspectos:
1. Reconoce la soberanía nacional de base popular.
2. La forma de gobierno es una monarquía en la que el rey tenía atribuciones semejantes a las recogidas en constituciones anteriores, pero estaba sujeto a la soberanía nacional, de la cual emanaban todos los poderes del Estado. Se planteó la necesidad de una nueva dinastía distinta a los Borbones.
3. División de poderes: legislativo (Cortes bicamerales compuestas por el Congreso y Senado), que se elegían por sufragio universal masculino, pero solo podían ser senadores los mayores contribuyentes y las “altas capacidades”), ejecutivo y judicial.
4. Establecía el sufragio universal masculino como una de las conquistas políticas más destacadas de la revolución de 1868.
5. Regulaba todos los derechos individuales, incluso los no mencionados de forma expresa. Estos derechos eran los de libertad de cultos (que suscitó un intenso debate), de reunión y asociación, de residencia, de enseñanza, de expresión y de inviolabilidad del domicilio y la correspondencia.
6. Se establece la elección democrática de ayuntamientos y diputaciones provinciales.
La Constitución de 1869 no sólo era la más liberal de las que se habían promulgado en España, sino que también se colocaba a la vanguardia de las europeas de ese momento. Está considerada por muchos como la primera constitución democrática del Reino de España, ya que otorgaba un gran papel a las Cortes, que serían el máximo órgano de representación de la nación, porque no solo legislaban, sino que controlaban al gobierno y limitaban el poder del monarca. Además, se anticipó varias décadas a otros países europeos en cuanto a los logros políticos y sociales alcanzados.
Sin embargo, no fue satisfactoria para casi nadie: los republicanos se opusieron al principio monárquico, los católicos a la libertad religiosa, los librepensadores al mantenimiento del culto. Pareció demasiado avanzada a muchos y tímida a otros.
Tras el fracaso de la nueva monarquía encarnada en Amadeo I de Saboya (1871-1873), en 1873 se establece un sistema republicano en España (1ª República) que va a elaborar su propia Constitución pero que nunca se pondrá en práctica porque a comienzos de 1874 el Gral. Pavía da un golpe de Estado que va a acabar con el Sexenio Democrático (1868-1874) para dar paso al sistema de La Restauración Borbónica.
Estándar 79: El 29 de diciembre de 1874 se produjo el pronunciamiento militar del Gral. Martínez Campos en Sagunto, favorable a proclamar rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II. Dicho pronunciamiento militar estuvo condicionado por la conjunción de agitaciones campesina y
obrera, que motivaron un compromiso entre los grandes propietarios y los industriales para llevar a cabo la restauración borbónica a fin de conseguir la estabilidad del sistema político. Alfonso XII reinaría desde 1875 a 1885, año de su temprana muerte.
El régimen de la Restauración se consolidó porque buena parte de la burguesía de los negocios y de los grandes propietarios de tierras, cansados de la experiencia revolucionaria del Sexenio, apostaron por una fórmula que garantizara la estabilidad frente a las convulsiones sociales y políticas anteriores.
El ideólogo de este sistema fue el político conservador Antonio Cánovas del Castillo, quien hubiese querido la vuelta de Alfonso XII por medios legales y sin pronunciamientos militares.
La Restauración pasa por tres etapas:
Reinado de Alfonso XII: 1875-1885.
Regencia de Mª Cristina: 1885 – 1902.
Reinado de Alfonso XIII: 1902-1931, aunque en 1923 queda suspendida la Constitución de 1876.
La Constitución de 1876 fue un texto flexible y no partidista, concebida como un equilibrio entre las constituciones de 1845 y 1869. Su carácter liberal doctrinario permitirá que el sistema ideado por Cánovas fuera factible durante un periodo de tiempo bastante extenso (1876-1923), convirtiéndose, por ello, en uno de los elementos básicos de sostén del sistema. Algunas de sus características son:
1. Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
2. La Corona es la clave del sistema. Es una fuerza real y efectiva, decisiva, moderadora y directora del juego político. Puede vetar leyes y tiene competencias legislativas junto con el Parlamento.
3. El poder ejecutivo (gobierno) lo ejerce la Corona través de los ministros, nombrados y cesados por el rey, quien también elige libremente al presidente del Gobierno.
4. El poder legislativo (parlamento) corresponde a las Cortes y al Rey. La Corona puede vetar leyes y disolver las Cámaras. Está compuesto por el Congreso y el Senado (sistema
bicameral).
5. El poder judicial es independiente.
6. Una amplia declaración de derechos y libertades individuales (imprenta, expresión, asociación y reunión).
7. El reconocimiento del catolicismo como religión oficial del Estado, que asignaba a la Iglesia el control de la educación.
8. El tipo de sufragio se dejó sin definir. En la práctica se aplicó el sufragio censitario hasta que en 1890, el Partido Liberal de Sagasta implantó el sufragio universal masculino.
9. El carácter centralista del sistema, que ponía ayuntamientos y diputaciones bajo el control del gobierno y garantizaba la vigencia de las mismas leyes en todo el país.
El Bipartidismo estaba basado en la existencia de dos grandes partidos, el Partido Conservador y el Liberal, fueron los llamados partidos dinásticos. Ambos se alternarían en el poder de forma regular, de ahí que a este sistema se le conociera como turnismo.
El Partido Conservador tenía como líder a Antonio Cánovas del Castillo quien aglutinó en sus filas a los sectores más conservadores de la vida política y social del país: aristocracia y alta burguesía y funcionarios de alto nivel tanto civiles como militares.
El Partido Liberal tenía como líder a Práxedes Mateo Sagasta quien integró a la antigua izquierda liberal progresista.
Fuera de este sistema quedaban los llamados partidos antidinásticos: De un lado, a la extrema derecha, estaban los Carlistas o Tradicionalistas fieles al pretendiente Carlos VII. Del otro, a la izquierda, estaba la oposición republicana, los nacionalismos, intelectuales, el anarquismo y el socialismo.
Los dos partidos del sistema (el Liberal y el Conservador) se alternaban en el poder. La monarquía tenía amplios poderes. El Rey era, según la Constitución, el encargado de administrar el poder y, por lo tanto, nombraba al nuevo presidente de gobierno y convocaba las elecciones para que saliera la mayoría parlamentaria deseada. El sistema funcionaba, por lo tanto, de forma pacífica, de arriba a abajo. Estos dos partidos se “repartieron” los turnos alternándose en el poder “civilizadamente”.
El turno fue un fraude político, destinado a mantener apartados del poder a las fuerzas que quedaban fuera del estrecho sistema diseñado por Cánovas: las fuerzas de izquierda, el movimiento obrero, los regionalismos y nacionalismos.
El turno en el poder lo acordaban y pactaban previamente los dirigentes de los partidos. Una vez acordada la alternancia, y el consiguiente disfrute del presupuesto, se producía el siguiente mecanismo electoral:
El Rey nombraba un nuevo Jefe de Gobierno y le otorga el decreto de disolución de Cortes
El nuevo gobierno convocaba unas elecciones completamente adulteradas, “fabricaba” los resultados mediante el “encasillado”, la asignación previa de escaños en los que se dejaba un número suficiente a la oposición.
El fraude electoral generalizado que caracterizó el sistema del turno tiene lugar en el contexto de un país agrario y atrasado. La clave de la adulteración electoral estaba en los “caciques”, que eran los encargados de llevar a la práctica los resultados electorales acordados por las elites de los partidos.
Los caciques eran personajes ricos e influyentes en la España rural (terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes…), quienes, siguiendo las instrucciones del Gobernador Civil de cada provincia, amañaban las elecciones. Los gobernadores habían sido a su vez informados por el ministro de Gobernación de los resultados que “debían” de salir en sus provincias, siguiendo el “encasillado” acordado por las elites políticas.
Los métodos desplegados por los caciques durante las elecciones fueron muy variados: violencia y amenazas; cambio de votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos, saldo de préstamos, agilizar expedientes que se eternizaban en las oficinas estatales…); o simplemente trampas en las elecciones, el conocido popularmente como el “pucherazo”.
Estándar 83: 1. Estamos ante dos textos que pertenecen a uno de los fenómenos más relevantes de la Restauración: los movimientos de carácter nacionalista y regionalista en España. En este caso, el primer texto corresponde al nacionalismo catalán y fue escrito por Enric Prat de la Riba,
considerado uno de los padres teóricos del catalanismo; y el segundo al nacionalismo vasco, siendo su autor Sabino Arana, el padre del nacionalismo vasco.
Para poder entender estos textos debemos tener en cuenta que durante el siglo XIX los movimientos nacionalistas en diversas zonas de España fueron un fenómeno importante durante la Restauración y surgieron como reacción a las pretensiones uniformizadoras del sistema político y al mismo tiempo, se relaciona con el desarrollo del movimiento nacionalista europeo (nacionalismo griego y nacionalismo italiano, entre otros). Así surgieron movimientos nacionalistas especialmente allí donde perduraban elementos culturales propios, o se había producido un desarrollo económico diferenciado (como ocurría en Cataluña y en el País Vasco).
Por otro lado, la expansión industrial tomó gran importancia produciéndose en Cataluña, en torno al sector del algodón y en el País Vasco, respecto a la siderurgia. Es por esto que las ideas nacionalistas se vieron reforzadas entre una burguesía que estaba protagonizando la revolución industrial.
2. Con respecto a las similitudes podemos afirmar que ambos textos coinciden en el rechazo a la política centralizadora del sistema político canovista y los dos movimientos nacionalistas derivan de los regionalismos y muestran un carácter conservador.
No se dará respuesta a las ansias de autogobierno, a través de estatutos de autonomía, hasta que no llega la Segunda República. No obstante, en 1913, entró en vigor un instrumento que permitía a las diputaciones provinciales mancomunarse solo con fines administrativos. A este se le llamó mancomunidad de Cataluña, y estaba al servicio de la Lliga.
Asimismo, ambos líderes fundaron partidos políticos: en cuanto al nacionalismo catalán Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó fundaron la Lliga Regionalista; y el Partido Nacionalista Vasco fundado por Sabino Arana en torno al nacionalismo vasco.
Haciendo referencia a las diferencias, debemos destacar los distintos orígenes de cada nacionalismo. El catalanismo, surgió debido a las transformaciones socioeconómicas
vividas por Cataluña desde el último tercio del siglo XIX, el desarrollo industrial y la aparición de una importante burguesía.
Además, desde 1830, surgió un movimiento cultural conocido como Renaixença, cuyo objetivo era recuperar el catalán para la literatura y el hábito culto. Mientras que el nacionalismo vasco se originó principalmente debido a la abolición de los fueros en 1876, tras las guerras carlistas, aunque también influyó la fuerte inmigración causada por el proceso industrializador, que supuso una ruptura de la sociedad tradicional vasca. Como consecuencia, se fortaleció una corriente de defensores de la lengua y cultura vasca (euskera).
Asimismo, con respecto al rechazo a la política centralizadora del sistema político canovista, que hace referencia al autogobierno o autonomía, es donde se puede observar que Sabino Arana ( nacionalismo vasco), reclama la independencia para el País Vasco. Por el contrario Prat de la Riba, está a favor de la autonomía política para Cataluña dentro de un modelo federalista. Él entiende que todos los territorios de una misma nacionalidad deben agruparse bajo la dirección de un Estado único “pannacionalismo”. Interpretando así, que, según Prat de la Riba, Cataluña es una nación y por tanto debe tener un Estado propio “Cada nacionalidad ha de tener su estado.”
Otra diferencia entre ambos textos es el “antiespañolismo” que muestra el texto de Sabino Arana, que implicó el rechazo absoluto de España a la que considera como una nación extranjera “vosotros, degenerados y corrompidos por la influencia española, o lo habéis adulterado por completo, o lo habéis afeminado o embrutecido”. El texto pone de manifiesto el antimaketismo o xenofobia contra los españoles inmigrantes en el País Vasco como consecuencia de la Revolución Industrial “Vosotros, sin pizca de dignidad habéis mezclado vuestra sangre con la española o maketa”. Sabino Arana abandonó su postura separatista hacia 1898 mostrándose más afín al autonomismo.
El nacionalismo catalán se extendió esencialmente entre la burguesía y el campesinado. En cambio, el nacionalismo vasco se extendió sobre todo entre la pequeña y mediana burguesía, y en el mundo rural.
Cabe mencionar la aparición de otros regionalismos de la época: el gallego, que surgió debido a la demanda de desarrollo en una zona con una economía atrasada, y el valenciano, que defendió la lengua y cultura valenciana.