9.3 EL CRECIMIENTO ECONOMICO DURANTE LA GOLDEN AGE
Tras la Segunda
Guerra Mundial, la rapidez de la recuperación económica resulto tan
sorprendente en que se la calificó de verdadero “milagro”. La comprobación del
relativo descenso económico y la difícil tarea de reconstrucción indujeron a la
mayoría de los Estados Unidos europeos a comprometerse en cierta forma de
planificación económica.
En la URSS, se
implementó una “planificación imperativa” que sustituía a la economía de
mercado.
La economía se
orientó a la industria pesada. Para la difícil tarea de establecer precios y
cupos de producción surgió una gran cantidad de burocracia. Sin el incentivo de
los beneficios de la propiedad privada del capital, no hubo aliento a las
innovaciones técnicas.
En Europa
Occidental llevó a los gobiernos a practicar una “planificación indicativa”,
que determinaba objetivos generales para los que daban facilidades e
incentivos, además de crear un marco de entendimiento entre patronal,
sindicatos y estados.
Alemania incluso llevó a cabo una cooperación entre
capital y trabajo a través de la congestión introducida en 1951, es decir, la
presencia de los representantes sindicales en el consejo de supervisión de las
empresas. También comenzaron a generalizarse las políticas Keynesianas. Estas
políticas suponían que los trabajadores sufren una “ilusión monetaria” y no
siempre se dan cuenta de la reducción de sus salarios reales, con lo que la inflación
puede ser “beneficiosa”. La planificación económica se condujo a través de los
bancos centrales. Se implementó el plan Monnet, un programa quinquenal de
reconstrucción, y nacionalizó Renault, así como Air France, el Banco de
Francia. En realidad, Francia, Reino Unido e Italia llegaron a hacer propiedad
del gobierno del 10 al 20% de la industria.
Europa puso en
funcionamiento una economía social de mercado dispuesta a corregir los efectos
distributivos menos aceptables de capitalismo. Gran Bretaña creó la National
Insurance Act que defendía una protección universal antes las consecuencias
negativas del paro, la enfermedad y los accidentes y vejez. Su propuesta
representaba una universalización del sistema de seguridad social. Japón
también llevó a cabo una planificación que intento forzar una Industrialización
por Fomento de Exportaciones (IFE). En todos los países creció el dominio de
las grandes empresas y la diversificación de riesgos.
La guerra “fría”
llevó a que casi no hubiera comercio entre bloques económicos. Las tensiones no
disminuyeron hasta el fin de la guerra de Corea y la muerte de Stalin. La
carrera de armamento se convirtió en una espada de Damocles que recordaba los
desastres de la guerra mundial.
Precisamente,
para evitar una recuperación lenta de Europa Occidental que podía haber
exacerbado la amenaza del comunismo, los EE.UU. acudieron en ayuda de Europa a
través del Plan Marshall. Europa iba dirigiendo sus compras cada vez más a
EE.UU., aunque con dificultad. Ello generó una “escasez de dólares”, es decir,
una situación deficitaria con el área del dólar. Se hizo evidente que con la
recuperación europea EE.UU. incrementaba la demanda de su producción. Así, los
americanos empezaron a conceder préstamos a través del Export-Import Bank
a los países europeos. El que recibía ayuda del Plan Marshall, sin embargo,
veía reducida la ayuda del FMI en la misma cuantía. Por ello, el FMI no tuvo,
durante la época de crecimiento, mucho éxito. Los mayores beneficiarios fueron
el Reino Unido, Francia, Italia, Alemania Occidental, los Países Bajos, Grecia
y Austria. La Unión Soviética se autoexcluyó y España quedó relegada. En
realidad, esta distribución de la ayuda demuestra que el temor al consumismo no
pesó tanto como el volumen de comercio exterior nacional.
Para solicitar y
distribuir la ayuda americana, fue necesaria la creación de un nuevo organismo,
y éste, se hizo llamar OECE, Organización Europea para la Cooperación
Económica. La OECE se transformaría en la OCDE.
Durante el
periodo de la Golden Age, Alemania, Italia y Japón crecieron durante 25
años; y había muy bajas tasas de desempleo con altas tasas de inversión e
incrementos de la productividad del trabajo y de los salarios, así
como un incremento de la población y la demanda y del capital humano. La expansión había creado un baby-boom, que a su vez generaba y migración campo-ciudad y entre naciones, que hizo necesaria la reestructuración del planeamiento urbano.
Los países con
mejores resultados productivos fueron los que prestaron mayor atención a
políticas orientadas a sostener la oferta, aumentar las inversiones y poner al
día las tecnologías. Se dieron tres transformaciones: La primera, la
elaboración de productos nuevos; en segundo lugar, se extendió la utilización
de máquinas que ahorraban fuerza de
Trabajo; y por
último, cada vez prestando más atención a la organización científica de trabajo
y producción. El “toyotismo” fomentaba el trabajo en equipo y la venta just-in-time.
Sin embargo, el
crecimiento se estaba producción de un modo poco equilibrado. La brecha de
riqueza entre países desarrollados y subdesarrollados siguió creciendo.
Además, algunas
condiciones no podían duran indefinidamente: la dinámica salarial se tornó más
viva, con protestas sindicales. Las políticas de rentas estaban produciendo una
inflación autónoma desde los costes y crisis cíclicas. La mayor fuente de
inestabilidad estaba en el hecho de que el crecimiento de EE.UU. se basaba en
innovación tecnológica ligada a la industria de armamento. Los gastos federales
militares y los gastos en investigación aeroespacial de la NASA hicieron
tambalearse durante los años 60 el patrón oro. La Guerra de Vietnam, las
inversiones americanas privadas en Europa y la ayuda militar y económica a
Extremo Oriente, África y América del Sur. Si una moneda se devalúa, es decir,
si su tipo de cambio aumenta haciendo que los extranjeros obtengan por sus
divisas más cantidad de la moneda nacional, las exportaciones crecerán. Si todo
ello viene de una perturbación externa, la “paridad de poder adquisitivo” se
alcanza cuando todos los precio de las economías interconectadas siguen una
evolución similar, una vez corregidos los tipos de cambio. En 1967 la
electrónica, la industria aeroespacial y la orfebrería retiraron un tercio de
la producción anual de otro de usos monetarios y eso agudizó la inflación. Los
bancos querían desembarazarse de los euro-dólares y reclamaban oro a cambio.
Ultimo foco de
inestabilidad de costes que también surgiría en la Golden Age fue el
control político de bienes de capital no sustituibles. La estanflación de los
años 70, que acabaría con todos los sueños de crecimiento keynesiano
indefinido, mostró la necesidad de evitar la inflexibilidad de los aparatos
productivos y la insustituibilidad del petróleo.