Los intereses de Platón fueron fundamentalmente dos
Por una parte, los relacionados con la política y la constitución de la sociedad.
Por otra, por cuestiones metafísicas y gnoseológicas.
En lo relativo a la política, ya en los fragmentos de la carta VII que Platón envía a sus amigos pitagóricos de Siracusa, deja claro que la principal motivación que le había movido en la vida era la política.
Sin embargo muestra la gran desazón que le producía observar la corrupción de los políticos, que, según Platón, se debe a la separación entre ética y política sobre la que teorizaron los sofistas.
Propone una re-etización de la política como única vía para la consecución de una sociedad JUSTA.
Platón pretende con su filosofía ir más allá de la teoría, es decir, trata de poner en práctica su idea de Estado Ideal. Con este objetivo escribe La República,(o de la Justicia), en donde apoyándose en su Teoría de las Ideas, del conocimiento y del alma, plantea cómo DEBERÍA ser la polis ideal. En La República critica las constituciones políticas existentes:
A)
Timocracia
Régimen político en el que el poder es sustentado por los perseguidores de honores y prestigio.
b)Oligarquía
El poder está en manos de los ricos.
c)Democracia
Gobierno de la mayoría que sólo busca dar rienda suelta a su libertinaje.
d)Tiranía
Gobierno sin ley que recopila los defectos de todos los anteriores.
Según Platón, de cada uno de estos regímenes se pasa irremediablemente al siguiente, por este orden: timocracia- oligarquía- democracia- tiranía. Y es que cada régimen concreto produce unas condiciones objetivas que favorecen el advenimiento del siguiente.
El egoísmo y la ignorancia han hecho fracasar las constituciones existentes hasta entonces. Por esa razón ve Platón la necesidad de una reforma total de la sociedad.
La respuesta de Platón a la primera de sus inquietudes, cómo debería ser una sociedad justa, será la propuesta de una sociedad inspirada en la naturaleza humana y el alma.
Ésta última está formada por tres partes:
racional, irascible y apetitiva.
Entre el alma y las partes del Estado encuentra Platón una analogía estructural .
Así la armonía supone que las tres partes del alma y sus correspondientes virtudes ocupen el espacio que deben ocupar, sin que exista abuso de una virtud sobre otra. De la misma manera, la justicia es la armonía del Estado, y éste deberá estar formado, según Platón, por tres clases sociales: artesanos y labradores; guardianes y gobernantes filósofos. Cada clase responderá al principio de especialización funcional, es decir, cada persona ocupará un puesto determinado en función de la parte del alma que predomine en ella.
Aquellos en quienes la parte racional sea la predominante serán los gobernantes-filósofos y la virtud que les caracteriza es la prudencia o la sabiduría.
Aquellos otros en los que la parte irascible del alma sea la que domine a las demás serán los guardianes o guerreros que defienden a la sociedad, y la virtud que les caracteriza es la del valor y la fortaleza.
Finalmente, aquellos en los que la parte apetitiva predomine serán los artesanos, labradores… y su virtud propia será la templanza, esto es, el control de las pasiones innobles.
En cuanto a la clase de los productores:
Labradores, artesanos y comerciantes, producirán todo tipo de bienes. Podrán manejar dinero y vivir placenteramente, pero también deberán cubrir las necesidades básicas de los guardianes y gobernantes. En cuanto a la de los guerreros:
Su misión será la de defender la polis de los ataques externos y velar por el orden interno. Vivirán en campamentos en régimen comunitario. No existirán núcleos familiares, pese a estar integrada esta clase por hombres y mujeres. Los hijos de los guerreros serán hijos de todos y cuidados en guarderías. Los filósofos-gobernantes serán célibes y no poseerán bienes propios. Su misión será la de gobernar el Estado, y recibirán una enseñanza rigurosa que culminará con el aprendizaje del arte dialéctica.
La educación es el pilar básico del Estado platónico, todos los ciudadanos, incluidas las mujeres, recibirán educación elemental obligatoria (gimnasia y música = arte y poesía , estas dos disciplinas fortalecen y disciplinan el cuerpo y atemperan el alma).
Dependiendo de las capacidades que manifieste cada individuo ocupará su puesto en alguna de las tres clases, el origen familiar del niño no tiene importancia, y sí lo tiene la valía personal que demuestre. Los niños mejor capacitados seguirán un estricto programa de estudios en el que se incluyen las matemáticas (importantes para la estrategia militar) y la dialéctica, a la que accederán los más capacitados de entre esta segunda tanda de niños.
Si la finalidad del Estado ideal es la consecución de la justicia y el bien de toda la comunidad, será lógico suponer que los más capacitados para ejercer el gobierno serán aquellas personas que realmente hayan contemplado las ideas de Bien y Justicia.
Pero, según Platón, la mayor parte de los mortales vive en el mundo de las apariencias y confunde el Bien con «su» bien particular. El egoísmo y la ignorancia son los mayores enemigos de la polis. Por eso propone que sean los filósofos convenientemente educados en el arte dialéctica los que detenten el gobierno del Estado, porque al conocer la verdadera realidad, es decir, el mundo de las Ideas, y de entre ellas la Idea suprema, la de BIEN, no buscarán su bien particular, sino el bien de todos. Sólo así reinará la justicia y habrá paz y armonía en la polis.
La educación que recibirá el filósofo, nos conduce a considerar la concepción metafísica y gnoseológica de Platón. El filósofo gobernante debe conocer la auténtica realidad, pero ¿cuál es? El dualismo metafísico platónico distingue dos mundos diferenciados: el mundo sensible y el mundo inteligible.
Las cosas no son lo que parecen, para conocerlas debemos captar su verdadero ser, éste es, según Platón, la IDEA o FORMA, CONOCER ES CAPTAR LAS IDEAS.
Pero en el mundo sensible:
El mundo que descubrimos a través de nuestros sentidos, no encontramos materializadas tales ideas, por lo tanto, esas ideas deben existir en otro mundo distinto del sensible.
A ese otro mundo en donde existen las ideas lo llamó Platón mundo inteligible.
A éste último lo consideró como el realmente real o verdadero, mientras que el mundo sensible era solamente aparente.
El mundo de las ideas tiene para Platón los caracteres del ser parmenídeo: fijo, inmutable, eterno y verdadero, y en él se encuentran jerarquizadas las ideas. Existen ideas morales y estéticas: la idea de Justicia, Bien, Belleza; de verdades matemáticas, y por ultimo, los arquetipos o modelos de todas las cosas existentes en el mundo sensible: la idea de «hombre», «caballo», «árbol», etc…
El mundo sensible tiene para Platón los caracteres de la physis heraclítea: está en continuo devenir o cambio, sujeto a la generación y la corrupción, y su ser es aparente, no verdadero (lo único verdadero y real son las ideas). El mundo sensible es imperfecto porque el Demiurgo ordenó la materia caótica siguiendo el modelo de las ideas eternas y perfectas, sin embargo la imperfección de la materia impide la perfección del mundo sensible.
Pero ¿Qué relación existe entre ambos? Según Platón, el mundo sensible PARTICIPA o IMITA del o al mundo de las ideas. Se dice que el mundo sensible depende ontológica y gnoseológicamente del de las ideas. Ontológicamente porque el mundo sensible es como una copia imperfecta del mundo inteligible, y sin el modelo que son las ideas no podría existir el mundo sensible. Y gnoseológicamente porque si nuestra alma (que es la que conoce) no estuviera en contacto con las ideas, no podríamos re-conocer las cosas del mundo sensible como lo que realmente son para Platón: copias imperfectas de las ideas. Podemos conocer el mundo de las ideas porque nuestra alma es inmortal y ha estado en contacto con las ideas antes de su encarnación. Así, conocer es reconocer (teoría de la reminiscencia), y podemos acceder a ese “reconocimiento” por dos vías: la erótica y la dialéctica.
En el Mito de la caverna (Libro VII de La República), Platón explica el estado del alma en relación a cada conocimiento valiéndose de la siguiente comparación: Los hombres son como unos prisioneros encadenados en el interior oscuro de una caverna (representa el mundo sensible), lo único que conocen del mundo son las sombras que se proyectan en la pared de la misma y piensan que estas sombras son realidades, cuando únicamente son «opiniones». Pero si se atreven a salir de la caverna, es decir, de la ignorancia o de la mera opinión, descubrirán que las sombras que se reflejaban en la pared no eran más que apariencias de la verdadera realidad, las Ideas, representada por el exterior de la caverna. Ahora bien, no todos los hombres se atreven a salir de la ignorancia del mundo sensible, sólo los filósofos lo hacen. La salida del filósofo de la caverna representa el ascenso dialéctico, y supone la superación y comprensión de los distintos niveles de la realidad y el conocimiento, que también están jerarquizados. A cada uno de los niveles de la realidad le corresponde un tipo peculiar de conocimiento:
Imaginación, creencia, conocimiento dianoético y conocimiento noético
Pero el filósofo no puede quedarse contemplando las ideas, debe emprender el camino de descenso (dialéctico)
a la caverna y aplicar allí lo aprendido respecto a la verdad. Y al conocer la verdadera realidad, los filósofos son los más capacitados para gobernar la polis, de acuerdo con las ideas de Justicia y Bien.
Ya al final de su vida, desanimado por toda la serie de inconvenientes que presentaba la realización de su utopía política, Platón elabora su último diálogo: lasLeyes, mucho más realista y práctico. En éste ya no pretende poner el poder en las manos de unos cuantos elegidos, sino que propone limitar la fuerza del gobierno por medio de una legislación general, orientándola y determinándola.
LA NARANJA MECÁNICA (Stanley Kubrick, 1971)
Aquí la fuerza esclavizadota es un condicionamiento psicológico al servicio delEstado, parte de una futura campaña totalitaria del gobierno para vaciar lasprisiones de “meros criminales comunes”. Como condición para salir de la prisión, el vicioso antihéroe de la película Alex es sometido a un tipo de lavado de cerebro cinematográfico. En un cine, se le ata al asiento, no pudiendo dejar demirar la pantalla. Las pinzas que se le colocan en sus párpados significa que nopuede cerrar los ojos. Tras él, unos sombríos científicos de bata blanca orquestanprocedimientos. Se le muestran imágenes violentas, y con la ayuda de drogas sele condiciona gradualmente para que se sienta mal en cuanto piense en laviolencia. Este escenario recuerda la caverna de Platón porque Alex encadenadoa su asiento, es incapaz de apartar la vista de las imágenes cinematográficas
Alma del mundo
Según Platón, cuando el Demiurgo produce el cosmos, a imagen del
mundo inteligible, lo primero que hace es el Alma del Mundo, que sería un principio vital
que le dota de un orden. De este modo el cosmos es pensado como una especie de gigantesco
ser vivo, en contraposición a la cosmología atomista de carácter mecanicista.
Argumento del tercer hombre
Argumento que aparece expuesto en el Parménides, uno de
los diálogos «críticos» de Platón, que problematiza la tesis de que las cosas sensibles
participan de las Ideas. El argumento es el siguiente: dos cosas son semejantes porque
participan de la misma Idea. Ahora bien, ¿cómo sabemos que una cosa, por ejemplo, un
hombre, participa de determinada Idea (en este caso de la Idea de Hombre), y no de otra?
Pues porque entre esa cosa y esa Idea hay cierta semejanza. Pero sí entre ambas hay
semejanza es que tienen algo en común. Eso común será otra Idea (por ejemplo, la Idea de
Hombre2). Pero esta respuesta vuelve a plantearnos el mismo problema, ¿cómo sabemos que
la Idea de Hombre participa de la Idea de Hombre2, y no de otra? La respuesta tiene que ser,
otra vez, porque hay cierta semejanza entre ellas. Pero entonces es que ambas participan de la
misma Idea (por ejemplo, la Idea de Hombre3). Y así hasta el infinito. Dado que postular un
número infinito de Ideas por cada cosa sensible parece absurdo, la conclusión que hay que
sacar es que las cosas no participan de las Ideas, que entre ambos mundos no hay relación. (O
bien -que es la conclusión que sacará posteriormente Aristóteles- que no existen Ideas
separadas de las cosas sensibles.)
Artes
Platón emplea el término arte (tékhne) para designar a una habilidad, una destreza, una
técnica, para desarrollar algo. Incluye bajo este término tanto ciertas habilidades intelectuales
como manuales. Así son artes: (1) La Dialéctica, esto es, la forma suprema del conocimiento.
(2) Las artes orientadas a la producción y satisfacción de las necesidades inmediatas
(Alfarería, Zapatería, Arte de navegar, etc.). (3) Finalmente, aquellas que tratan de las entidades
matemáticas y de aquello que está estructurado según un orden matemático (la
Geometría, la Astronomía e, incluso, la Música). Tales artes emplean la razón discursiva, por
lo que son inferiores a la ciencia (a la dialéctica), que tiene por objeto a las Ideas, pero son
superiores a la mera opinión, que tiene por objeto al mundo sensible.
Conjetura o imaginación (eikasia): consiste en el conocimiento indirecto de las cosas
sensibles (a partir de las sombras, representaciones pictóricas o escultóricas, las imágenes
reflejadas, etc.). Es la forma más baja-más pobre, menos plena- de conocimiento. (En el mito
de la caverna aparece simbolizado por el conocimiento de las sombras que tienen los
prisioneros cuando están atados).
Conocimiento innato
Innato significa «no nacido», lo que ya viene con nosotros al nacer.
Platón defiende la tesis de que los seres humanos poseemos conocimientos innatos, no
aprendidos, aun cuando estos permanezcan ocultos, olvidados. La explicación que da Platón
(explicación de carácter mítico) es la siguiente: El alma es eterna y de la misma naturaleza
que las Ideas, por ello ha podido contemplarlas y conocer el auténtico ser de las cosas, la
auténtica realidad. No obstante, al caer en el mundo sensible el alma olvida tales
conocimientos. En consecuencia, conocer será, a partir de entonces, recordar (teoría de la
reminiscencia).
Conocimiento intelectual
El conocimiento intelectual es el conocimiento de lo universal.
Hay dos tipos de conocimiento intelectual: la razón discursiva y la razón intuitiva.
Conocimiento sensible
El conocimiento sensible es el conocimiento del mundo físico,
sensible. Es el conocimiento de las entidades particulares que nacen y perecen y que, por ello,
no poseen auténtico ser. Por esta razón es un conocimiento pobre, es mera opinión (doxa).
Platón distingue dos tipos de conocimiento sensible: la conjetura y la creencia.
Creencia o fe (pistis)
Consiste en el conocimiento directo de las cosas sensibles. En el mito
de la caverna aparece representado por el conocimiento de las cosas reales en el interior de la
caverna.
Demiurgo: el Demiurgo es un dios-artífice, un dios-obrero, muy poderoso, sabio y bueno,
que aparece en algunos diálogos platónicos (en el Protágoras, en La república y, sobre todo,
en el Timeo), como una especie de mito plausible que permite explicar el origen del mundo
sensible. El Demiurgo habría creado el mundo sensible a partir de una materia caótica eterna
y tomando como modelos a las Ideas. El mundo así creado es concebido como una especie de
ser vivo, dotado de un alma, el Alma del Mundo.
Dialéctica
El término dialéctica procede de dialegein (=diálogo). A lo largo de la historia del
pensamiento filosófico la dialéctica ha sido entendida: 1) bien como un método de
conocimiento; 2) bien como una determinada concepción de la realidad; o, 3) ambas cosas.
En el caso de Platón la dialéctica es entendida: (1) Como un método de conocimiento que
opera de la siguiente forma: buscamos lo que tienen en común una serie de Ideas diversas
situadas en un determinado nivel en la jerarquía de las Ideas. Eso común constituye una
síntesis de esa diversidad. Esa síntesis es una nueva Idea, situada en un nivel superior de la
jerarquía de las Ideas. Una vez situados en este nivel, volvemos a repetir la operación. Y así
hasta alcanzar la síntesis absoluta, hasta alcanzar aquello que tienen en común todas las Ideas,
hasta alcanzar el ser, la esencia, de las Ideas. Este ser es la Idea de Bien, según algunos
diálogos, o bien la Idea de Uno, de Belleza, o de Justicia, según otros. Una vez alcanzado este
principio comenzamos el descenso. Proceso que Platón denomina dialéctica descendente. (2)
Pero la dialéctica constituye, también, la estructura de la realidad inteligible. Es la dialéctica
lo que liga a unas Ideas con otras, dándoles una estructura unitaria.
Dialéctica descendente o diáiresis
Platón designa de ese modo al proceso inverso de la
dialéctica ascendente. Se trata de, una vez situados en la cúspide de las Ideas, ir dividiéndolas
de dos en dos hasta alcanzar una Idea determinada de un nivel inferior. Esto nos dará
definiciones precisas de cualquier Idea. (Así, por ejemplo, podemos dividir a todo lo, que es
en corporal o no corporal. Todo lo corporal puede ser dividido en animado e inerte. Todo lo
animado puede si dividido en fijo al terreno y no fijo al terreno. Hecho esto podemos definir
una planta como un cuerpo, animado, fijo terreno).
Educación
En La república, Platón contrapone su modo de entender la educación al propio
de los sofistas. Los sofistas son un grupo de pensadores que aparecen en escena en la Atenas
del siglo V a. C., y que se presentan a mismos como «maestros de virtud». Esto viene
posibilitado porque, con el triunfo del sistema democrático, se impone la tesis de que la
virtud es algo enseñable, algo que puede ser adquirido, aprendido, por cualquier ciudadano.
Platón entiende que los sofistas pretenden introducir en el alma de los individuos algo que
estos no poseen, y considera que esto es imposible. Sería algo así como pretender que unos
ojos ciegos viesen. Platón considera, por el contrario, que alma de cada individuo posee ya el
órgano adecuado para adquirir conocimiento. Por lo que la educación no consistía en enseñar
cosa nueva alguna, en «introducir» contenidos en ese alma, sino en reorientar al órgano de
conocimiento del alma (el nous) hacia la dirección adecuada, de modo que el individuo
cambie su atención desde lo sensible hacia lo inteligible.
Entendimiento (nous): es la parte racional del alma. En ella reside la capacidad de
conocimiento intelectual. ‘
Grados de conocimiento
Platón distingue dos grados de conocimiento: conocimiento
sensible (al que también llama opinión -doxa ) y conocimiento intelectual. El conocimiento
sensible se divide, a su vez, en conjetura y creencia. El conocimiento intelectual en
razón/entendimiento/inteligencia discursiva y razón intuitiva.
Hipótesis
Platón denomina así a una «verdad» que se da por supuesta, una verdad de la que
se parte. Ahora bien hay dos modos de emplear las hipótesis: (1) Podemos emplear una
hipótesis para, a partir de ella, buscar su fundamento, su principio. De ese modo podremos,
posteriormente, deducirla a partir de ese fundamento. Con ello la hipótesis queda demostrada,
deja de ser mera hipótesis. Éste es el modo de operar de la dialéctica. Partimos de una Idea
para ascender hasta la cúspide de las Ideas, hasta la Idea de Bien, que es el fundamento de
todo. Después descendemos dialécticamente (diáiresis) hasta deducir la Idea de la que
partíamos, acerca de la cual podemos dar, ahora, una definición precisa. (2) Podemos tomar
la hipótesis como un supuesto y, a partir de ella, sacar conclusiones. Esto es lo que hacen las
artes (la Aritmética, la Geometría, la Cosmología) que emplean la razón discursiva. En este
caso la hipótesis nunca llega a ser demostrada, deducida. Nunca deja de ser mera hipótesis.
Por eso estas formas de saber son inferiores al que proporciona la dialéctica. No son
propiamente ciencias, sino solo artes.
Ideas o Formas:
Platón designa con el término Ideas o Formas a las entidades que
constituyen el mundo inteligible. Tales entidades son inmateriales, de naturaleza inteligible o
racional. Las Ideas solo pueden ser captadas a través del nous -el entendimiento, la parte
racional del alma-, pero no a través de los sentidos. Se caracterizan además por ser
universales (cada Idea es una especie), eternas, simples e inmutables. En las Ideas reside el
ser, entendido como esencia, de las cosas; por ello las Ideas constituyen la auténtica realidad,
de la cual el mundo sensible no es más que una imitación -una copia imperfecta-. Las Ideas
está jerarquizadas: en la cúspide está la Idea de Bien (por ser lo que tiene en común todas las
Ideas), aunque a veces es sustituida por la Idea de Uno, de Belleza, de Justicia.
Idea de Bien:
En La república la Idea de Bien aparece en la cúspide de las Ideas, y se alcanza
a partir de una ascensión dialéctica. Es la Idea suprema y la que da unidad al mundo
inteligible. La razón de por qué es la Idea suprema se debe a que es aquella de la que
participan todas las demás, y la que, por lo tanto, sirve de fundamento a todo demás. Esto es
así, porque la Idea de Bien expresa aquello que hace a todas las Ideas ser Ideas: que son
perfectamente determinadas, ordenadas. En ese sentido son «buenas». La Idea de Bien
aparece así no como una realidad más del mundo inteligible, no como una cosa inteligible
más, sino como el ser, la esencia, de toda Idea.
Islas de los bienaventurados
Se trata de un viejo mito que aparece por vez primera en
Hesíodo. Según este autor se trataría de un lugar paradisíaco donde van a morar los héroes
que vivirán eternamente felices. Píndaro primero, y luego Platón, reelaboran el mito y le dan
una orientación religiosa. Según Platón se trataría de unas islas situadas en un más allá a las
que son llevadas como recompensa las almas de los que han sido justos en este mundo.
Justicia
Es para Platón, la virtud por excelencia. Pero tiene un doble sentido: (1) Por un lado
es una virtud del alma. En este caso la justicia se da cuando cada parte del alma cumple con
su cometido, se atiene a su virtud específica. Esto sucede cuando en la parte racional del alma
se da la sabiduría o prudencia, en la volitiva el valor o fortaleza, y en la apetitiva la
templanza. (2) Por otro es una virtud del Estado, de la polis, es el fin de la polis. En este
sentido la justicia se da cuando cada estamento cumple con su cometido, con su virtud
específica: Cuando los gobernantes son sabios, cuando los guardianes son valerosos y cuando
los productores y comerciantes son moderados en sus deseos.
Mito de Er
Se trata de una narración que aparece al final de La república. En ella se cuenta
cómo al alma de Er se le permite separarse del cuerpo en vida de éste, para que pueda
conocer lo que le espera en el otro mundo. De es modo Er contempla cómo las almas son
reunidas en una gran explanada para ser juzgadas. A las que han sido justas se les premia
permitiéndoles ascender al cielo, donde reciben todo tipo de bienes durante un tiempo
proporcional a su buenas acciones. Las injustas son condenas a un submundo bajo tierra
donde son atormentadas. Aquellas almas que ya han disfrutado de su recompensa o cumplido
su castigo también son reunidas para que elijan el nuevo cuerpo en el que quieren
reencarnarse. Dado que, de esa elección va a depender tanto su felicidad en la tierra como en
el más allá es fundamental saber elegir bien, cosa a la que ayudará la Filosofía.
Mito de la caverna
Narración que aparece en La república, cuyo objetivo es ilustrar la
situación en que nos hallamos, presos en el mundo aparente, el mundo sensible. En ella se
narra como unos prisioneros se encuentran encadenados en el fondo de una caverna donde
solo pueden contemplar las sombras, y oír los ecos de las voces que se reflejan ante ellos.
Esto simboliza la forma más baja de conocimiento: la conjetura, el conocimiento indirecto del
mundo sensible. A uno de estos prisioneros se le libera y se le obliga a iniciar un camino que
le lleva, en primer lugar, a contemplar las cosas del interior de la caverna. Esto simboliza otra
forma de conocimiento: la creencia, el conocimiento directo de las cosas del mundo sensible.
Posteriormente se le arrastra fuera de la caverna, donde puede contemplar las cosas del
exterior. Este ascender fuera de la caverna y la contemplación de los objetos externos
simboliza la ascensión hacia el mundo inteligible y el conocimiento de las Ideas, que
constituyen la auténtica realidad. Finalmente podrá contemplar el Sol, que es quien da vida a
todo lo demás. Esto simboliza el conocimiento de la Idea de Bien, fundamento de todo
conocimiento, y en la que reside la esencia, el ser, de todas las Ideas.
Mito del carro alado
Es una alegoría empleada por Platón en el Fedro para explicar su
concepción del alma: el alma habita originalmente la región supraceleste, donde tiene la
posibilidad de contemplar las Ideas. Ahora bien, el alma es como un tronco de caballos y un
auriga. Uno de los caballos es dócil y sigue las instrucciones del auriga, pero el otro,
arrastrado por los deseos, se muestra díscolo y, finalmente, hace caer el carro. En este mito
aparece desarrollada en forma simbólica la naturaleza tripartita del alma -que aparecerá
expuesta de modo claro en diálogos posteriores-. (El caballo dócil simboliza la parte irascible
o volitiva del alma, donde radica el valor y la voluntad; el caballo díscolo simboliza la parte
concupiscible o apetitiva del alma, donde radica el deseo de placeres, y el auriga simboliza la
parte racional del alma). Una vez caída al mundo terrestre, sensible, el alma tendrá que
encarnarse en un cuerpo.
Participación
Es un concepto empleado por Platón para explicar: (1) La relación de las cosas
sensibles con las Ideas. En este caso no está muy claro cómo deba entenderse dicha
participación. Una posible interpretación consiste en suponer que hay algo de la Idea en cada
cosa sensible (por ejemplo, hay algo de la Idea de caballo en cada caballo sensible). Otra
forma de interpretarlo es considerar que las Ideas son los modelos en base a los cuales están
hechas las cosas. (2) La relación de las Ideas entre sí, cuando no están en el mismo nivel, y
por ello no se excluyen. En este caso la participación constituye la base de la dialéctica.
Razón discursiva, entendimiento discursivo o inteligencia discursiva (dianoia)
Es el
modo de conocimiento propio de ciertas artes, que serían la Geometría, la Aritmética y la
Astronomía. Este tipo de conocimiento se caracteriza porque: (1) Parte de hipótesis (tales
como que existen tres tipos de ángulos, que los números han de ser pares o impares, etc.) para
deducir a partir de ellas ciertas conclusiones. (2) Parte de figuras, de imágenes, sensibles para
sacar conclusiones, aunque estas se refieran a elementos inteligibles y no sensibles. (Así, por
ejemplo, se necesita trazar, o imaginar físicamente, un ángulo para poder llegar a la
conclusión de que existen tres tipos de ángulos; se necesita operar sobre la figura de un
triángulo, para poder concluir que su área es igual a base por altura dividido por dos, etc.).
Razón intuitiva, intuición (noesis)
Platón llama así a la captación o conocimiento directo
de las Ideas que lleva a cabo el entendimiento. La razón intuitiva a diferencia de la
discursiva: (1) Parte de hipótesis, las Ideas más bajas, para ascender dialécticamente hasta el
fundamento absoluto de todo. Hecho esto desciende dialécticamente hasta dar un fundamento
de las hipótesis de que partíamos (de tal modo que ya no son meras hipótesis sino verdades
demostradas). (2) Opera con entidades puramente inteligibles (esto es, no sensibles), que son
las Ideas.
Reminiscencia (anamnesis)
[Véase «conocimiento innato»].
Símil de la línea
Narración que aparece en La república y en la que Platón parte de una línea
dividida en cuatro partes para simbolizar los diversos niveles de conocimiento: la conjetura o
imaginación (eikasia), la creencia o fe (pistis), la razón discursiva o discurrir (dianoia), y la
razón intuitiva o intuir (noesis).
Virtud
Platón entiende la virtud fundamentalmente como justicia. En la justicia se reúnen
las principales virtudes. (Las que, posteriormente, serán llamadas las cuatro virtudes
cardinales). La justicia es tanto una virtud del alma, individual, como del Estado. En tanto
virtud del alma, la justicia se da cuando cada parte del alma cumple su virtud específica